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jueves, 29 de octubre de 2020

ARMONÍA PERSONAL: UN "CHISPAZO" II



                         LA PERSONA: UN CHISPAZO DE AMOR...  II  
     


Seguimos con el post anterior sobre la persona: ¿te has preguntado alguna vez qué eres…, o mejor, quién eres? ¿qué pintas en este planeta?, ¿por qué posees esas cualidades o ese algo especial solo tuyo? ¿Será un don? ¿Tendremos cada uno una misión que realizar en este mundo...?

Qué importante es tener espacios de silencio y reflexión. Remansos de paz para conocernos y conocer, para pensar un rumbo en la vida.

Somos como “un chispazo” de Alguien que nos ha diseñado inteligentes y libres, con capacidad de acometer retos, incluso de hacer algo heroico pensando en otras personas. También conscientes de nuestras limitaciones y debilidades... ¡Personas humanas! 


Conocer nuestra propia naturaleza e intimidad personal es vital, y el primer paso para tener paz y serenidad, y poder abrirnos a los demás. Enriquecerse con relaciones de amistad.


Hemos visto los primeros puntos: la persona y la familia, la grandeza y dignidad, un misterioso arcano, "esculpir" la personalidad... Ahora vamos con algo esencial de la persona: su ser para los demás, su intimidad y su apertura, en especial en familia, también con amigos... etc.






*6) Intimidad y apertura 

La persona posee dos dimensiones o ámbitos muy relacionados: lo inmanente y lo trascendente; su intimidad y su apertura a los demás. El cultivo de la intimidad es importante, también para conectar con los demás. No cerrar el corazón, ampliar círculos desde los más cercanos.


a) Intimidad

Descubrir cada uno su propia intimidad es vital para ser la persona que es. Ese espacio interior donde uno se encuentra a gusto, se conoce, se comprende con sus más y sus menos... Y aprende a ser dueña de sí, con autocontrol y autogobierno personal, con cabeza y corazón. Así controlar el mundo interior: "poseerse".

Cuando descubrimos esa valía personal, independiente de todo, sin restricciones limitantes, estaremos en condiciones de no tener que aparentar y depender de la opinión de los demás. Como señala María Montessori, cuando un niño se siente seguro, no busca la aprobación en cada paso que da. Y así se tiene una sana autoestima.

Por eso es tan importante dejar "islas de silencio" para cultivar la propia interioridad. Y ese dominio nos dará mayor libertad interior para enfocarnos en metas apasionantes. El fruto del silencio es el pensamiento, y la organización de nuestro cerebro, el cual nos posibilita ser personas. Muy en concreto en edades tempranas, en las que todo está por conformar, crear neuronas, establecer sinapsis, crear estructuras básicas con las experiencias perceptivas y el afecto recibido en familia... etc. Te lo cuento en otro post. Y luego es necesario usarlo, porque lo que no se utiliza se pierde. El cerebro es muy plástico y se está remodelando constantemente y adaptándose al ambiente.




En esta interioridad tenemos tres puntos clave a potenciar: el pensamiento, la voluntad libre, y los sentimientos. Te lo cuento en el post sobre facultades personales. Desarrollar los tres de forma armónica es vital para pilotar la propia vida y ser feliz. Sin olvidar su conciencia, algo tan íntimo, sagrado, que conecta con la verdad y la belleza. Un timón que nos guía y ayuda a no perdernos en los avatares de la vida, o a realinear la trayectoria.



1- El pensamiento

Aprender a pensar por cuenta propia, engarzar ideas, hacerse buenas preguntas, poner en marcha el cerebro, relacionar ideas, formarse, ponderar y tamizar el exceso de información que nos llega... 

Aquí es necesario plantearse los grandes interrogantes existenciales..., que a todos nos interpelan, y valentía para pensar sobre la propia vida. La misión personal, sueños y metas, libertad y retos...

Estar a solas con uno mismo es refrescante y saludable. De esa forma, poder aceptar lo que nos viene dado, que no se puede cambiar, y tener sabiduría para discernir lo que se debe acometer. Siempre con espíritu deportivo. 

Y un poco de serenidad para vivir, sin verse arrastrado en ese estres y ajetreo que nos vive sin vivir..., sin reflexionar ni reposar lo vivido, sin poder plantearse metas de veras valiosas para cada uno, sin conectar apenas con los que tenemos cerca.





2- La voluntad libre

Entrenarse en adquirir fuerza de voluntad: que los pensamientos no se queden solo en buenas intenciones. La voluntad, ayudada del entendimiento, es la que debe llevar las riendas de la personalidad. Tener voluntad es querer-querer lo que la inteligencia presenta como algo bueno. Y no depende de nada externo, sino de uno mismo. 

El espíritu de lucha es fundamental. Como repetía una amiga, la vida no es una hamaca donde tumbarse, sino un trampolín para coger impulso y saltar. Nunca es demasiado tarde para luchar y mejorar. De hecho, el que no lucha ya ha perdido. Siempre con esperanza y actitud optimista, en ese bosque de retos apasionantes.









3- La afectividad

Contar con el corazón: hacer las cosas por amor. Disfrutar de lo correcto, de la belleza de un detalle de atención... El cariño a los demás, en especial en la propia familia, lo engrandece todo. Poner el corazón en las relaciones personales es de la mayor importancia. Como hemos visto, la persona está diseñada para los demás. Saber mirar a los ojos y comprender al que miramos. Sonreír. La sonrisa nace del corazón, y es el principio del amor, como señalara la Madre Teresa de Calcuta. Más, en estos momentos de mascarillas... Ver con los ojos del corazón, que llegan a la intimidad del otro, y se conecta de veras.







Personalidad armónica, vida lograda

La armonía entre estos tres aspectos o facultades es necesaria para lograr una buena personalidad, pilotar la propia nave, y tener paz en la vorágine de acontecimientos. Conocerse, autoposeerse, para abrirse, comprender y querer a los demás

Porque, al final, todos tenemos que llegar a pensar con claridad, armonizar cabeza y corazón, y aprender a querer. A eso estamos llamados: a dilatar las fronteras del corazón.





Vivir con entusiasmo es ilusionante y enriquecedor. Además, ese entusiasmo provoca cambios estructurales cerebrales, estimula nuevas sinapsis neuronales, y por tanto el aprendizaje y desarrollo en todos los campos. De ahí la importancia de encontrar un sentido que nos dé motivos importantes por los que luchar y vivir, con ilusión, como nos transmitió magistralmente el doctor Viktor Frankl con su difícil y dolorosa experiencia, pero llena de dignidad.


Por tanto, encontrarse a uno mismo en esa interioridad es la base para madurar y poder conectar con los demás. El otro ámbito personal.






b) Apertura

La dimensión trascendente. Conscientes de quiénes somos, abrirnos a los demás. Dueños de nuestra interioridad, comprenderles, ser capaces de querer. Algo básico por otra parte para ser auténticas personas. Conquistar la libertad de amar a quienes tenemos cerca. Lo cual nos hará de veras felices.

Las personas somos seres relacionales, estamos diseñadas para los demás. En las relaciones personales desplegamos nuestra mejor forma de ser, y encontramos nuestra plenitud como personas. Necesitamos de esas buenas relaciones, como el oxígeno que respiramos. Mejoramos y nos "pulimos" en el trato con los demás. Y, como consecuencia de esa plenitud, somos más felices




Cada uno nos hacemos y re-hacemos en ellas, en especial en la familia, al sentirnos queridos y poder querer a los demás. Aquí las motivaciones son altas, trascienden a cada persona, porque se mira a los demás, y es lo que da más sentido e ilusión en la vida. Como apunta Gandalf, los actos sencillos de amor son los que nos mantienen en el buen camino, y van sembrando semillas a lo largo de él..., que siempre florecerán.

Desde el interior del corazón el amor crea vínculos y amplía la existencia. Saca a la persona, y la encamina, hacia el otro, los otros. Ese salir de sí y centrarse en los demás aporta un crecimiento personal y el corazón se expande y dilata.



Porque, la felicidad, como expresa el filósofo y humanista Tomás Melendo, es proporcional a la calidad de nuestros amores. Quien ama mucho es muy feliz..., quien ama poco es menos feliz, aunque no sea muy consciente de ello. Y quien no sabe o no quiere amar... La felicidad siempre es una consecuencia de amar a los que tenemos cerca. 

No se trata de hacer más cosas, sino de ser más y mejor persona. El amor es lo que nos permite crecer y madurar en tanto que personas. Por eso, ¡qué importante es aprender a querer!: la principal asignatura de la vida. Poner en ello todo nuestro empeño. Ser "fuentes" de luz y de calor a nuestro alrededor. ¡Humanizar ambientes!





Cuando somos conscientes de esta misión, concretada en cada persona con sus cualidades y talentos, y su vocación y misión específica, la vida adquiere más sentido y colorido. Y la libertad nos permite ir realizando día a día dicha misión, alcanzar la meta y la cumbre de nuestra vida. Ser auténticamente felices haciendo felices a los demás. ¡Una "vida lograda"!, que decían los clásicos...





                                  


Espero que te haya gustado, y que comentes o compartas con amigos. ¡Muchas gracias!



                                                    Mª José Calvo
                                     optimistaseducando.blogspot.com
                                                    @Mariajoseopt



Dejo algunos enlaces relacionados por si quieres ampliar:

 




URL del post:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2020/10/un-chispazoii-armonia-personal.html

jueves, 8 de octubre de 2020

¿VALE LA PENA CASARSE?




                                      ¿VALE LA PENA CASARSE?



Este post lo escribo a raíz de una conferencia en la Universidad de Puebla, UPAEP, México, del doctor Tomás Melendo, filósofo y experto en temas familiares, dirigida a jóvenes, y no tan jóvenes, sobre el amor, la sexualidad, el sentido de la vida, y lo esencial de comprometerse a querer a la persona que nos enamora. Decirle "¡sí quiero!", con toda el alma.

Escribo algunas pinceladas que salen en el vídeo que adjunto abajo, y otras en esa línea, de otros artículos y post relacionados con el tema...


Una pareja que está pensando si casarse, o probar a ver qué tal resulta la convivencia en común, le puede ayudar a clarificar ideas y ponderar cuestiones importantes. Y a todos nos puede animar a mejorar la "textura" de nuestro amor.



1- ¿Qué es lo importante...?

Porque, se suele pensar que lo importante es el amor que se tienen. ¡Y es verdad! Es lo más importante... Sin embargo, ese amor, además de cuidarlo y custodiarlo, de hacerlo crecer, hay que protegerlo: necesita de un "sí" inicial, con un compromiso que le dé seguridad para poder desarrollarse. El sí es un acto libre de la voluntad, que capacita a esas dos personas para quererse más, y sobre todo, mejor, cada día



El amor es algo vivo, que, si no intento que crezca y se desarrolle, acaba languideciendo y marchitando. Hay que trabajarlo con cuidado y esmero. Empeñarse en hacerlo crecer, con gestos y detalles cotidianos que lo alimenten, en un ambiente protegido. Así, poder querer con todas las fuerzas a esa persona.


Enamorase es ver toda la grandeza de que es capaz el ser humano, como condensada en esa persona tan singular que nos atrae con su belleza. Y es descubrir todas sus cualidades y puntos luminosos, por esa mirada de cariño que la envuelve. 


El amor no es ciego, como a veces se dice, sino al contrario: percibe todo lo bueno de esa persona, y lo que puede llegar a desarrollar, si le ayudamos con la fuerza del cariño. Eso es quererle de veras.


Ese acto por el cual la pareja, o los novios, se comprometen y entregan toda su capacidad de amar, les sitúa a otro nivel, y les da fuerza para aprender a quererse de una forma muy distinta: mejor, con más hondura y calado.


A veces se tiene miedo al compromiso, pero este acto no anula la libertad, sino que la hace operativa. Son "ataduras" que liberan. El para qué de la libertad es poder amar: es el medio que posibilita amar. La libertad debe fructificar en amor: es donde adquiere su mayor despliegue. Si no, no sirve de mucho. Y, como señala el doctor Melendo, "los lazos de la libertad son más fuertes que los de la sangre". Uno dice "sí" con todo el ser a la otra persona. Sin condiciones ni condicionamientos limitantes que angosten el amor. Poder quererle de veras cada día de la vida. 





2- El "sí quiero"

La entrega de cada persona, en ese acto único y primordial del "sí quiero" de la Boda, genera una capacidad de amar mejor. En él, cada uno recoge su pasado y lo entrega, lo comparte con la otra persona, y también presenta sus actos futuros, y toda su capacidad de amar, como mujer, o como varón, y lo regala a la otra persona. Por eso, uno se casa para querer al otro, y no al revés, aunque también... Es el comienzo de "la gran aventura" de la vida, en la que cada uno da confianza y apoyo al otro, con la fuerza de su cariño. Le ayuda a crecer como persona, e intenta ponerle fácil el que pueda a su vez amar.

Ese día es el punto de partida de esa andanza: amar más y mejor al otro, disfrutando juntos de la vida. Así, mejorar cada uno como persona, pensando en el ser querido. Cualquier esfuerzo es nada cuando se está enamorado, y, si se hace por amor, todo compensa. Y ¡compensa de veras...!


Esto es debido a que el sí de la Boda genera y estimula la virtud de amar al otro por ese acto supremo de amor, condensado en ese momento, y por la entrega de por vida. Ésta es la diferencia radical.  


Y, la virtud no es algo rancio y anticuado, sino fuerza y capacidad de querer. Cuando interviene el amor todo se eleva y mejora: se estimulan muchas virtudes relacionadas, que son pequeñas especificaciones de él. Se va formando un "círculo virtuoso" entre el amor y las distintas virtudes..., pues ambos se realimentan entre sí. Por eso se dice que el amor es la forma de todas las virtudes. Todas necesitan hacerse por amor; si no, no son tales. Simplemente por repetir una acción no se desarrolla esa virtud, sino cuando se hace cada vez con más amor. De esta forma, las virtudes nos van capacitando para amar mejor.




El acto de entrega inicial, que se concreta en la Boda, es un gran generador de virtud, que hace crecer el amor. Nos transforma y capacita para amar. Con él se tiene mucho ya ganado: no se parte de cero, sino de un acto de amor supremo que aporta energía para seguir bregando cada día. Luego, se van sumando los pequeños actos de amor cotidianos, las virtudes conquistadas a golpe de libertad, que diría Ortega, que van alimentando y avivando ese "fuego" del amor.





3- La persona: diseñada para amar

Somos "seres de aportaciones", como dijera el profesor Oliveros F. Otero. Estamos diseñados para dar, en especial cariño: para querer a los demás. 

Lo que hace crecer a una persona es el amor: que sea capaz de amar a los que tiene cerca. Y en ello cada uno se trasciende a sí mismo, y, sorprendentemente, encuentra su plenitud y su mejor personalidad.


Querer es cambiar la perspectiva del yo al "tú" de la persona querida; pasar del vivir para mí, tan egótico a veces, al vivir para ti, como señala J. B. Torelló. Olvidarse un poco del propio yo, que surge una y otra vez, y poner en el centro del corazón al ser querido. 

También acogerle en sus iniciativas, facilitarle el que ame, ya que solo será feliz si es capaz de amar a su vez. Acogerle es algo profundo y activo. No es no hacer nada, sino salir a su encuentro para que se pueda dar... Aquí la empatía es importante, ese intentar comprender y ver los estados de su alma, aceptarlo y valorarlo. ¡Admirarlo!




Y ser conscientes de que, lo que no se hace por amor, no sirve, no construye, o incluso puede hacer daño. Puesto que, el amor es una realidad tan grande y tan rica, que se expande al compartirlo. Y en él solo se "tiene" lo que se da... Solo el amor une, crea un vínculo entre los dos; si no une, no es buen amor.



4- Desde pequeños

Por eso es tan importante aprender a querer desde muy pequeños. Ayudar a los hijos a pensar en los demás. Guiar sus grandes energías cuando van creciendo, para que ayuden, tanto en familia como a sus amigos. Muy en especial los adolescentes... Así, a la vez que van madurando, aprenden a tener voluntad y autodominio, a pilotar su vida, y sobre todo a querer a los demás. 

Querer implica señorío para ser dueño de sí, y de esa forma poder entregarse y querer a otra persona cuando sea el momento. Madurez es autodominio: de los impulsos, del carácter, de emociones... Es la forma de "poseerse", para darse y poder amar. 







5- Entonces, ¿estar dispuesto...? 

Ya se ve que, ¡merece la pena casarse...!, solo que con la condición de estar dispuesto a darlo todo, a luchar por querer a esa persona cada día un poquito mejor. Empeñarse con ilusión en hacerlo vida.

La ilusión y el enamoramiento nos ayudan, y nunca debemos permitir que se vayan marchitando con el pasar de los días. Además, el que lucha por dar lo mejor de sí siempre está alegre, porque no da las batallas por perdidas. 


Tenemos un "arma" poderosa que es la voluntad libre: siempre podemos querer-querer a esa persona tan valiosa, que nos ilumina el mundo entero, con la que hacemos un proyecto de vida en común. Uno se convierte en su proyecto vital, y el otro, la otra, en el propio. Como señala el doctor A. Polaino, casarse es como una "autoexpropiación" de uno mismo en favor del otro. Se trata de "llenar" el corazón con esa persona, querer su bien, y ayudarle a lograr lo mejor de ella. 





Es apostarlo todo, quemar las naves. Partir a la aventura de nuestras vidas, que eso es el amor, con esa persona que nos deslumbra y enamora. Por eso, si cada uno se empeña en querer al otro, en hacerle feliz, todo irá bien, aunque no falten dificultades y problemas en el camino. Con la mutua ayuda todo mejora, porque se logra sinergia, y el amor lo multiplica.

Si uno no se propone ir amando más y mejor, se acaba amando menos y peor, y luego se dice que se ha acabado el amor. Por eso, la única condición es empeñarse en enamorar cada día a esa persona tan querida: que se sienta de veras única, especial, amada por sí misma.






6- Y, ¿cómo se concreta todo esto...?


* Siendo ama-ble, en la forma más propia de la expresión. Es decir, dejarse querer, ser agradables de amar, ponérselo fácil a la otra persona. 
  
Y se manifiesta de mil maneras. Por ejemplo, poniéndose atractivo para que el otro disfrute, reflejando la belleza personal por esas cualidades singulares y virtudes que se lucha por adquirir... Es la forma de hacer más estimulante y grata la convivencia, y de mantener viva la sensualidad y el cariño. Cuidando los sentidos, que alimentan los afectos y el amor.

Otra forma, relacionada más con el carácter, que hemos mencionado, se traduce en cuidar la delicadeza en el trato, las formas, la sonrisa, la atención, las contestaciones..., que también construyen esa amabilidad personal.

Cada uno tiene la tarea de estimular el cariño del otro, suscitar su amor...


* Buscando pequeñas cosas que unen, y haciéndolas operativas. 



* Enfocándose en la otra persona, en quererla, en ayudarle a lograr su mejor versión. Admirando y partiendo de sus características, cualidades y fortalezas, y valorando su empeño en querer.

La clave para construir la relación, y ser feliz, es darle prioridad al tú

Porque, la felicidad es algo un tanto paradójico a simple vista, pues no se logra persiguiéndola, ni pensando en el propio yo, sino que es proporcional a lo que uno es capaz de darse y amar. 



      

* Con tiempo y cariño: "querer-querer". Cuidar el tiempo juntos para disfrutar de su compañía. Cada día es importante un rato para conversar, conectar, comunicar... y "estar" simplemente. Usar la creatividad y concretar.

Y siempre se puede pensar cada día algún gesto o detalle de atención hacia la otra persona que demuestre ese cariño, que vaya construyendo y consolidando el amor. Para ello, pensarlo, y hacer que las cosas importantes sucedan, como señala S. Covey: primero "las piedras grandes".



* Contando con la afectividad en la dirección de acrecentar en el amor, aprendiendo a ser romántico, no teniendo miedo de mostrar ternura y afectos tiernos, como señalara D. von Hildebrand, ni a demostrar los sentimientos más finos e íntimos. El corazón se alimenta de los sentimientos y hacen crecer el amor. Experimentar la dicha de hacer feliz al otro, ¡saborearlo! 



Como dice Jose Pedro Manglano, el amor es como el pan: tiene que ser del día, el de ayer se ha quedado duro...



Pues sí, ¡¡vale la pena casarse...!!
  




      
Dejo el video tan interesante de la intervención del profesor en la Universidad UPAEP, con muchas ideas que te pueden ayudar, tanto si estás en las primeras etapas del amor, como si ya celebras "unos cuantos" aniversarios...




Espero que te haya gustado, y que compartas con tu familia y amigos. ¡¡Muchas gracias!!



Pongo algunos enlaces de post relacionados con el tema:



*  Sinergia  









                   
                                                                                                                                                                     
                                                                            Mª José Calvo
                                           Optimistas Educando y Amando 
                                           optimistaseducando.blogspot.com
                                                        @mariajoseopt     




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2020/10/vale-la-pena-casarse.html

jueves, 1 de octubre de 2020

8 IDEAS SOBRE ADOLESCENTES

                                      

                                     ADOLESCENTES: 8 IDEAS


La adolescencia es una etapa del desarrollo en la que se preguntan quienes son, ¿qué pintan en este planeta?, ¿por qué poseen esas cualidades o ese algo especial suyo? ¿Será un don, con el que pueden hacer algo que deje su huella? ¿Serán capaces de hacer algo concreto y singular por mejorar este mundo...?


Todas estas preguntas, y muchas más, solemos hacernos en algún momento de la vida, en especial en estas edades. Y es bueno tener espacios de silencio, remansos de paz, para conocerse y conocer, para pensar, para reflexionar sobre los sentimientos y actuaciones, para trazar un rumbo en la vida.


Hemos sido diseñados inteligentes y libres, con capacidad de pensar y acometer retos, incluso de hacer algo heroico pensando en otras personas. Es decir, ¡personas humanas!, capaces de amarLo más perfecto que existe en la naturaleza. Pero necesita una maduración y un entrenamiento. Y unos padres que les quieran y les muestren con su vida coherente un modelo de cómo tratar a los demás, de cómo quererse.






8 IDEAS SOBRE ADOLESCENTES

Os dejo estas 8 ideas que esbocé para el portal laFamiliainfo, para comprenderles un poco mejor, y de ese modo ayudarles.

Alguien dijo en una ocasión que tener un hijo adolescente es como convivir con una persona con cierta “locura pasajera”… Pero, ¿por qué se comportan de esa manera? Vamos a los porqués: 


1. Nace su intimidad

Descubre su “yo”, pero no se reconoce. Descubre su interioridad y la protege. Necesita construir su identidad. Por eso necesita tranquilidad, islas de silencio, para reflexionar sobre su vida. No le gusta que indaguemos en su intimidad: quiere que le respetemos su autonomía, su forma de ser, sus conversaciones, sus cosas, su persona.


2. Se va definiendo su personalidad, y necesita autoafirmarse, medir fuerzas.

No quiere ayudas porque quiere hacerlo él mismo, aunque a veces no sabe muy bien cómo. 

Discute por sistema, porque quiere afirmar su independencia, su pensamiento… Por ello se rebela contra todo: sobre todo contra sus padres, que los tiene más cerca. 


3. Cambia su imagen

A veces crecen muy rápido, y no les gusta el resultado. Pueden tener complejos y lo pasan muy mal. Por eso hay que decirles lo positivo que tienen, porque ellos no son muy objetivos. Es necesario para que se valoren, y elevar su autoestima, en especial por el cariño que les brindamos.


4. Inestabilidad afectiva

No controlan sus sentimientos, emociones, estados de ánimo... El sistema límbico, estrato anatómico fundamental de la afectividad, está a tope por su desarrollo hormonal. Está en proceso de cambio y adaptación, e hiperfuncionante. Tienen gusto por emociones fuertes, por el riesgo, por lo impulsivo, porque valoran mucho la recompensa emocional por esas actividades. 

Pero, otra zona de su cerebro no ha madurado todavía: en  concreto la corteza prefrontal, que es lo último en hacerlo, por su complejidad, con el pensamiento, el control de impulsos y autocontrol, la toma de decisiones, el juicio… 
(Leer más > maduración cerebral). 

Son todo emociones vividas al máximo, sin un control que racionalice sus vivencias. Pueden estar muy efusivos en un instante, en otro se hunden en el más profundo abismo por algo insignificante. Mucha labilidad emocional.




5. Inseguridad por todos estos cambios 

Intentan demostrar, sobre todo a ellos mismos, que pueden, que tienen el control de su vida. Ven todo en negativo, y su autoestima suele ser baja. Por eso se muestran prepotentes o insolentes a veces, incluso con conductas agresivas. 

Los padres debemos intentar comprender lo que sucede en su interior, pero, no por ello permitir conductas inadecuadas. Aunque no se puede luchar en todos los frentes a la vez... Confiar, interesarse por sus gustos, y ver qué es de veras importante. Así conectar con ellos, abrirles el propio corazón, dedicarles tiempo e intimidad: ¡nos necesitan! Acompañarles les da seguridad.



6. Incertidumbre

No saben lo que quieren. Por eso necesitan nuestro cariño y atención, nuestra confianza y claridad de miras para ayudarles, para ir encauzando acontecimientos hacia su madurez. Pero desde un segundo plano. Hacerles buenas preguntas que les ayuden a pensar, a atender a los demás..., y darles todo nuestro cariño de padres. Que nos vean bien unidos de corazón.



7. Esperan una libertad entendida como mayor autonomía

No entienden que las acciones tienen sus consecuencias. Que la libertad conlleva responsabilidad. Son como las dos caras de la misma moneda: una libertad responsable. Es preciso explicárselo con cosas concretas.

La libertad es el mayor don que tenemos, y la mayor facultad posible, que nos constituye como personas, unida a esa responsabilidad que tienen que ir adquiriendo en mayor grado. Porque, cada uno responde con su actitud y sus actos concretos.

                         


Y en familia podemos darles responsabilidades y retos para que se vayan entrenando. Tienen que ir aprender a usar la libertad.

La libertad les ayuda a ir construyéndose y mejorando, o, al contrario, si se usa mal. Tiene un riesgo..., pero si no se asume, el hijo no puede crecer. Tienen el derecho a equivocarse y rectificar las veces que necesiten. Y nosotros apoyarles, o "sufrir" con ellos...

Y es una conquista, que depende del uso anterior que se haga de ella, que va conformando su personalidad. Se desarrolla con hábitos y virtudes que puede ir adquiriendo desde edades tempranas, y alcanza su mayor despliegue cuando uno es capaz de querer a los demás. Es la libertad de amar.





8. Descubren el maravilloso valor de la amistad

Y por eso, muchas veces la anteponen a la familia. Pero no significa que no nos valoren. Solo que ven en los amigos algo muy importante, con quienes pueden conectar, y a quienes les pasa lo mismo: que son unos incomprendidos. Y necesitan relacionarse, ayudar a sus amigos, preocuparse de alguien que no sea él mismo, ella misma, para aprender a amar: la misión más importante que tenemos en este planeta, y la que nos hará felices.









En resumen, necesitan que les ayudemos a aprovechar sus enormes posibilidades para madurar y mejorar como personas. También a ver las grandes energías que hay en su interior y que luchan por salir. Para que puedan desarrollarse y madurar, haciendo énfasis en sus fortalezas y talentos, en sus cualidades “especiales”, en lo bueno que tienen, en el esfuerzo que ponen, para que lo fomenten y lo pongan al servicio de los demás.

También animarles a una vida sana respecto a comidas y sueño, fundamental en ese conformarse del sistema nervioso y del cerebro, además del deporte, que ayuda a esa modelación de redes neuronales y conexiones cerebrales.




Precisan de nuestro tiempo e interés. Y el cariño que les damos es el artífice de su maduración. Cada persona madura y se forja en la relación con los demás. Y, a mayor rebeldía, necesitan mayor cariño, pero un cariño incondicional, pase lo que pase… No por un mal comportamiento les vamos a dejar de querer.

Es como si nos dijeran: “si te importo, ¡préstame atención!” Si fallan, siempre pueden volver a intentarlo, con nuestro apoyo y confianza: nada está perdido. Tienen que aprender a pilotar su vida, y entrenarse en acometer retos y superar todo tipo de oleajes que se presenten. Y siempre tendrán nuestro cariño y apoyo.





Espero que te haya sido útil, y que lo compartas si te ha gustado... ¡¡Gracias!! 


Dejo algunos enlaces relacionados: 








                                                                              Mª José Calvo
                                                               Optimistas Educando y Amando                                                                                    @Mariajoseopt 
                                       
                                                            http://optimistaseducando.blogspot.com/     



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https://optimistaseducando.blogspot.com/2020/09/8-ideas-sobre-adolescentes.html