LA VIDA EN PAREJA Y EL PASAR DEL TIEMPO...
Todos queremos sentirnos queridos, es el mayor anhelo del corazón humano... El inicio de la relación con el "sí quiero" de la boda pone en marcha la aventura de quererse, cada día un poquito mejor. Ese estar atento a no descuidar lo más importante que tenemos, y hacerlo crecer, madurar y aquilatar con nuevos matices y coloridos plenos de cariño y significado que nos tornan entusiasmante la vida.
En esa entrega inicial del sí, recíproco y libre, cada uno se da al otro desde lo más profundo de su ser. Los esposos, con ese acto de libertad supremo, espléndido, y como concentrado, que recoge el pasado y anticipa el futuro, se transforman en una nueva realidad: una nueva unidad con las diferencias características personales. Y se va conquistando una armonía personal y de pareja, gracias al amor que revitaliza todo.
* 1- Ayuda mutua
De esa unidad surge y se va desplegando una ayuda mutua expresada en gestos concretos y detalles, desde lo más íntimo, afectivo y espiritual, hasta lo más material y concreto: pequeños servicios y atenciones, regalos con corazón, hasta aprender a pasar por alto los inevitables roces que la convivencia y la rutina pueden transformar en montañas… Tenemos una meta más alta y noble que conquistar. Además nos ayudan a "pulir" las aristas...
Toda la persona de cada uno se despliega en buscar el bien y la felicidad del otro, que eso es precisamente amar, y esos gestos y atenciones esmeradas son reflejo del cariño que se va acrisolando entre los dos, conjugado en primera persona. El único ámbito done puedo actuar para construir y mejorar la relación es en el propio yo.
Además, el amor descubre la potencialidad del ser querido, sus cualidades y rasgos singulares, incluso los más velados… y ayuda y da energía para atisbarlos, desplegarlos, y desarrollarlos con la fuerza de ese cariño.
El amor hay que trabajarlo y estrenarlo cada día. Levantarse con la ilusión de tener un detalle especial con el otro. Con el pasar del tiempo hay que poner empeño en cuidar esos detalles de atención, interés y cariño, con más esmero si cabe. Todo ello ayuda a mejorar a la otra persona, pues se siente verdaderamente querida. Y éste es el "motor” principal de su buen desarrollo y crecimiento como persona, que le permitirá amar más y mejor a su vez. Un círculo virtuoso que se potencia entre los dos, y alegra la entera convivencia.
Fomentando la generosidad de cada uno, y el agradecimiento ante tanto cariño entregado y recibido cada día. También por el bien que el otro nos acerca, que nos hace disfrutar con esa belleza de lo bueno, hasta con su propia existencia, presencia y encuentro.
Junto con el perdón para sanar los pequeños fallos, heridas, faltas de interés y cariño en ocasiones… Sin el perdón todo se resquebraja. Entrenarse cada día en pedir ese perdón que restaura lo herido, y a perdonar pronto, pues a veces cuesta mucho si se deja al orgullo y al propio “yo” campar a sus anchas, si no se pone en marcha la voluntad de querer, tan necesaria en la vida.
Siempre acercándose al otro, a su intimidad, con delicadeza, con ternura, aunque ya sea “parte” de uno mismo, con respeto y gentileza. Ser delicados, esperar a que nos abra las puertas de su corazón. No querer solucionarle todo, a nuestro modo, que es obviamente distinto al suyo. Dejarle libre y confiar, que es dar "alas" para que pueda ser él mismo, ella misma. Te lo cuento en ese post.
* 2- Evocar el pasado
Ante las vicisitudes de la vida, y el paso del tiempo con sus retos y problemas, es bueno evocar el pasado. Traer a la memoria del corazón los recuerdos atesorados, aquel descubrimiento del otro y sus virtualidades más singulares que nos atrajeron, atraen y enamoran. Esa belleza suya tan excepcional, esa forma de hacernos sentir importantes, muy valorados, y queridos en definitiva.
Volver a pasar por el corazón los afectos tiernos de los primeros encuentros, imborrables, indestructibles, que nos llevaron a comprometernos recíprocamente para siempre, a unir nuestras vidas por toda la eternidad… Qué importante es dejar esponjar al corazón, disfrutar de tener a esa persona a nuestro lado. Una y otra vez... Sabiendo descubrir todo lo bueno, porque, como dijo aquel sabio: "sólo serás bueno si sabes ver lo bueno de los demás". Te lo cuento en ese post. Agradecimiento infinito por tanto.
* 3- Reafirmar el cariño
De ahí la ilusión por reafirmar el cariño cada día, por acrecentarlo poco a poco con pequeños y grandes objetivos estimulantes y bien pensados para ello, con voluntad entrenada para querer de veras y manifestarlo con hechos. Con esa confianza y libertad que nos ponen alas para volar alto. Hacer de lo ordinario algo extraordinario..., poniendo amor fino y atento.
Y esto, cuando los sentimientos son exuberantes, haciendo acopio de ellos para tener remanente en épocas más difíciles, y también cuando las emociones amainan y casi no se perciben…, pero ahí está el cariño hondo, uniendo, haciendo su trabajo escondido. Incluso en las tormentas de la vida también se puede poner cariño, y es precisamente el que da energía para salir de ellas y poder quererse un poco mejor. Tener esa meta de querer-quererse clara en la mente, e ir a por ella: expresarla cada uno en las mil cosas del día a día, y especialmente en el lenguaje del amor preferente del otro para que lo perciba realmente, y se sienta amado. Lo escribo con ideas de G. Chapman en el post comunicar el amor. Ser capaces de "inventar" momentos cálidos para comunicarse, para compartir y disfrutar juntos.
Porque, el amor humano, para ser pleno, tiene que poner en juego los sentimientos, y los gestos corporales, también los pertinentes a cada situación. Y el acto de voluntad (querer) es imprescindible: sin él, no hay amor verdadero. Aunque, por otro lado, esperanzador, pues siempre podemos "querer querer" a la persona elegida.
* 4- Andar el camino... con ternura
El “camino” que nos lleva a la plenitud como personas, y como esposos, está empedrado con esos detalles y expresiones hacia el otro que le hacen sentir especial. Llevan su nombre escrito en cada gesto y delicadeza, en cada acto de amor… También con ese lenguaje íntimo de la sexualidad, que es el lenguaje del amor, tan delicado y fuerte, en el que cada uno se entrega al otro hasta el fondo de su ser personal. Y es la máxima expresión de dicho amor, de esa unidad de los dos, fuente y origen de todo lo demás. Y es bueno no olvidar acoplarse al otro, respetar los ritmos diferentes. En esto la mujer es más delicada y necesita sentirse querida de forma más tierna y prolongada. Él ha de ser un "caballero" que le entrega su corazón.
Momento tan pleno de significado, de cariño fino, profundo y noble, con entraña tierna, y por este motivo es el modo tan excelso en que se puede crear una vida. Algo maravilloso que se nos ha regalado, para valorar, agradecer, y no salir de un asombro deslumbrado.
Con optimismo de óptimos, con esperanza de la buena, que es luz que ilumina cuando otras luces se apagan... Apuntar alto, y transformar todo lo que hacemos en amor. Excepto la sexualidad, que no hace falta porque ya es amor: no sólo expresa amor, sino que es amor: amor personal condensado, hecho carne; y el trabajo, bien hecho, con perfección humana, que busca bienes para los demás, y eso también es amor. Muy en especial y en concreto el maravilloso trabajo para las personas queridas, el mundo del hogar y la familia. Algo que sólo y fundamentalmente se hace por cariño, y tiene una relevancia y trascendencia muy grande. Aunque a veces sea poco valorado con una mirada chata.
* 5- La belleza de lo sagrado
El amor cotidiano, trabajado con pequeños gestos y atenciones, es una auténtica obra de arte, de detalle y filigrana, y adquiere la fuerza y la belleza de lo sagrado. Es algo tan relevante que posee destellos de eternidad. El tú del otro deviene en parte del yo, forma la entraña de esa nueva unidad del "nosotros" en el amor, y se coloca en el centro del propio corazón. Eso es amor, un amor con armonía, un amor hermoso.
Por tanto, dejo tres claves que pueden ayudar a mejorar el cariño día a día, inspiradas en un gran humanista, Tomás Melendo, que desarrollo en ese post. Pensar algún detalle concreto por la mañana, expresar agradecimiento, y un tiempo para quererle, para disfrutar juntos cada día sin hablar de tareas, problemas y facturas...
* 6- ¿Y el dolor?
En ocasiones nos encontramos con “dolores” y sufrimientos repartidos por el camino, que son como la “piedra de toque del amor”, donde se ve claramente ese cariño, aunque duela, y se va acrisolando. Aquella idea tan importante y esencial: “si no quieres sufrir, no ames”, pues el amor conlleva sufrimientos, pero, ¿qué sentido tendría una vida sin amor? Muchas veces intentamos rehuir todo sufrimiento que nos llega, pero en el dolor se manifiesta ese amor, y nos da sentido.
J.R.R. Tolkien escribe sobre el dolor, que apareció en su vida desde muy niño con la muerte de sus padres, y dice que es una oportunidad de crecimiento para el que sufre..., aunque sea verdaderamente ardua. Y además estimula la empatía y la compasión y ayuda en las personas cercanas: les estimula a mostrar cariño. Y eso es siempre bueno...
* 7- Fortalezas y sinergia
Por otro lado, con el paso de los días, si se cuidan, se hacen más reales y hondas las cualidades y virtudes de cada uno, y esas fortalezas, propias y de la persona amada, y las que surgen con esa nueva unidad de los dos. Así como la sinergia que se produce. De ese modo se va desarrollando y armonizando la vida entera en pareja, y en familia, que refleja el crecimiento personal de cada uno, y de ambos como equipo fundador de esa realidad tan especial y entrañable. "Donde la libertad y el amor florecen" expresa Chesterton. La familia contiene la esencia del cariño para todos: lo que más necesita el ser humano. O quizá lo único necesario. Con palabras de J.W. von Goethe:
Puesto que: "La familia no es sólo una institución, sino un fundamento, el fundamento de casi todas las instituciones", nos dice Chesterton con su agudeza y genialidad.
* 8- El tiempo a nuestro favor
Como el buen vino, la vida cotidiana se transforma y mejora cuando se cuida con esmero, y adquiere solera como un buen vino añejo en barrica de roble... El tiempo juega a nuestro favor desarrollando y aquilatando lo mejor de ambos.
La imaginación, el cariño, la sorpresa, los detalles… hacen realidad el amor que queremos y lo expresan, muy especialmente en pareja.
* 9- ¿Y las pequeñas crisis?
Pero no siempre es fácil. A veces molestan algunas cosas del otro, por rutina, cansancio..., que pasamos a primer plano, y no nos dejan ver a la persona que está con nosotros, que ha prometido querernos en las buenas y en las malas... Anteponemos esas pequeñas manías o caprichos, o quizá sólo gustos o modos de ser diferentes, que impiden que percibamos la belleza y singularidad de la otra persona, y el cariño atesorado...
Es preciso apartar todo ese cúmulo cuanto antes, vaciar el corazón de nimiedades, que además nos quitan la paz, para que la persona querida salga a la luz y refulja con su singularidad y belleza, con su algo especial que nos cautiva y enamora.
Como refiere G. Chapman, "siempre podemos tratar de dar dirección al amor, haciendo peticiones en lugar de críticas, pero no podemos crear en el otro la voluntad de amar."
Cada uno decide, cada día, en cada momento, amar o no amar. Quizá a veces cueste, sobre todo con los problemas, el trabajo desmesurado, el estres, pero siempre compensa poner un poco entre paréntesis el propio yo, pensar en el otro, ser empáticos y generosos. Todo mejora y ayuda a mejorar al que se siente de ese modo tan entrañablemente querido.
Lo negativo desune, y la crítica destruye y es ineficaz para pedir amor. Es mucho más efectivo dar amor, practicar el "primero yo", facilitar el amor, para que la otra persona se sienta querida y pueda amar. Que en el fondo fondo es la única manera de que pueda ser feliz: ¡amando!
Con palabras cargadas de significado y experiencia vital de G. Thibon: "El realismo de la vida conyugal tiene por misión, no precisamente secar el ideal primero de los esposos, sino depurar ese ideal de las ilusiones que en él se mezclan y no retener sino su más alta esencia". De eso se trata, de aquilatar el cariño, de hacerlo mejor cada día, con la ayuda del otro.
* 10- Los hijos
Y los hijos se alimentan de ese amor recíproco, hondo y fuerte, que se desborda eficazmente hacia ellos…, a cualquier edad, y les ayuda a desarrollarse bien en cuanto personas: precisamente ¡capaces de amar! Aprender a amar es lo fundamental de la vida, lo único que queda.
Dar amor siempre es prioritario, y fuente de plenitud, sin buscarla. Porque muchas veces las personas, cuanto menos lo merecen, más lo necesitan para remontar...
Educar es enseñar a amar y a poner cualquier otro logro personal al servicio de ese amor, sostiene Melendo. Uno crece como persona sólo en la medida en que ama más y mejor a quienes tiene que amar.
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Para acabar, ahora que estamos a principio de curso, intentemos centrarnos en la vida auténtica, con los seres queridos, porque estamos en la era del escaparate y de lo virtual, que no nos "llena" pero engancha. Y a veces descuidamos la vida real y auténtica que dijera Pascal, de relaciones personales, donde podemos querer y sentirnos queridos... Especialmente en la propia pareja, y en familia. Pues ¡vamos por ello!
