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jueves, 3 de mayo de 2018

LUCHA PERSONAL Y RESILIENCIA





                                               PILOTAR LA PROPIA VIDA

                                              
LUCHA Y RESILIENCIA


      
La vida es un don maravilloso para disfrutar y agradecer, para relacionarse con los demás y aprender a querer... La persona es un ser relacional: está hecha para los demás. Pero, no siempre es fácil: conlleva buenos y malos días, retos y dificultades. Hay que poner ilusión, marcar un rumbo, superarse cada día... 

           
Luchar por ser personas con ideales nobles, que se entusiasman con los pequeños proyectos y contagian alegría a los que tienen cerca. Hay que apostar por metas valiosas que nos den un sentido más pleno y profundo a la vida. Muy en especial pensando en la propia familia, y en las personas que nos rodean. Contar con motivaciones altas, que son las que mejor ayudan, sobre todo en los momentos más difíciles. Ya lo decía Viktor Frankl, con su vida llena de sufrimiento pero con dignidad..


        
En la lucha cotidiana es preciso ser optimistas, descubrir lo positivo de los demás y de las circunstancias, esperar y fomentar lo mejor. Si no, no avanzaremos mucho, o dejaremos de intentarlo a la primera dificultad..., y quien no lucha ¡ya ha perdido!

         
Hace falta tener voluntad entrenada y libre para lograr metas que merezcan la pena. También para tornar las dificultades en retos que nos animen a lograrlo.





      
La voluntad consiste en ser capaces de plantearse retos y aplazar gratificaciones instantáneas. Y se va entrenando con pequeñas acciones y objetivos, que forman buenos hábitos y virtudes, y nos encaminan hacia donde queremos ir. Así, ayudan a forjar una buena personalidad, optimista y alegre. Nos mejoran como personas.



      
Hasta podemos usar unas "gafas tintadas", si hiciera falta, para detectar todo lo bueno y bello de la vida. También de las personas con las que convivimos. Y pasar por alto defectos y nimiedades que no nos llevan a ningún sitio... 

      
Es mucho más eficaz y edificante fijarse en las cualidades de cada uno, y no tanto en limitaciones y defectos... Además, así se crea un ambiente positivo y estimulante donde  se está a gusto y se alegra la vida a los demás..., donde se lucha por lo mejor de cada uno. 





         
La voluntad ayuda a acometer retos, a actuar con unos fines, y ser proactivos. Apuntar a lo que de verdad importa. También ayuda a superar las dificultades que nos encontremos en el camino. Y se puede desplegar en varios sentidos:


     
1) Tener claro qué objetivos queremos alcanzar, qué metas y retos personales. También en pareja, con cada hijo... etc. Pensarlo y hablarlo entre los dos. Incluso haciendo un "plan de acción" para cada objetivo, sin agobios, priorizando lo importante, con unos medios para lograrlo... 

            
Todo ello irá formando un proyecto personal para cada uno, dirigido hacia esa meta que hayamos pensado, según las cualidades, gustos, preferencias y fortalezas..., apuntando hacia el tipo de persona que nos gustaría ser, o que sean nuestros hijos. Pero, partiendo y teniendo en cuenta su singularidad: ¡sus cualidades personales! Que aprendan a tomar el timón de su vida.

 
Luego, luchar con perseverancia por lo que queremos, sin perder el tiempo. Sin procrastinar. Y sin hacer por los hijos lo que ellos pueden hacer por sí mismos: ¡toda ayuda innecesaria limita!





            
2) Aprender a superar las dificultades que nos encontremos. Tornarlas en retos que nos animen en la lucha. Todo logro supone un esfuerzo. Las cosas valiosas no salen solas, ni a la primera: más bien hay que intentarlo con ilusión, las veces que haga falta, hasta lograrlo. 




                 
La voluntad es la mayor facultad que tenemos, con una capacidad casi infinita que querer querer. Y es libre de condiciones y condicionamientos. Se entrena con el esfuerzo, con espíritu deportivo, con entusiasmo, ilusión y optimismo, con motivos altos. Se trata de fortalecer esos circuitos y redes cerebrales..., basadas en hábitos y virtudes, con las sinapsis pertinentes, que podemos reforzar día a día, con intencionalidad.

           
Para ello, alguna virtud más, muy relacionada, como la resiliencia y la flexibilidad, que permiten adaptarnos, y no quebrarnos o rompernos. Nos hacen más "maleables" ante los problemas. Es la capacidad de resistir, que se puede entrenar también, acometiendo las pequeñas dificultades de cada día, ¡aunque cueste...!, con una sonrisa.




              
La resiliencia ayuda a superarse y reponerse pronto de las vicisitudes de la vida. Incluso volver a la lucha con optimismo, porque aprendemos a ver lo bueno de todo, sin abatirnos, y nos enfocamos en esos retos pensando en alegrar a los demás. Siempre hay algo que se puede hacer en cualquier circunstancia, por dolorosa que parezca.







"TIPS" PARA ENTRENAR LA PERSEVERANCIA
 Y LA RESILIENCIA 







      En familia tenemos muchas oportunidades para luchar:


*Aprender a  tolerar frustraciones. No formar hijos "quejicas" ni "blandiblug" que se los lleve el viento…, o que se conviertan en pequeños tiranos por estar acostumbrados a tenerlo todo, desde ya, o ser caprichosos.




*Fomentar las buenas relaciones personalesPoner el corazón en ellas, resolver dificultades y conflictos personales con empatía y cariño.

*Poner ilusión y creatividad en cualquier conversación, trabajo, tarea, encargo, proyecto... que tengamos.



*A veces es necesario cambiar la perspectiva sobre la percepción de las cosas. Dar la vuelta a lo negativo para descubrir lo bueno que encierra, que no se suele ver a primera vista… 

*Deporte y excursiones con buena cara y si quejarse. Fortaleza.




*Plantearse metas a corto-medio plazo, también con los hijos, y luchar por lograrlas con voluntad entrenada. 

*Pensar qué cualidades necesitamos para mejorar como personas…: tener objetivos a medio-largo plazo que nos hagan mejores. Contar con el poder del perdón en familia y en la propia pareja: algo fundamental en la convivencia. El que más ama menos le cuesta perdonar.


*Ante un dolor, descubrir algo que ayude y aporte sentido. Los valores de sentido, como el amor, el trabajo bien hecho..., junto con las motivaciones trascendentes, dan fuerza.


*Aprender a sonreír, aunque uno teng trabajo, o le duela el alma…, pensando en los demás. La sonrisa nace del corazón y además es muy contagiosa.





         
Todo ello sirve para tener espíritu deportivo y luchar con optimismo por ser cada día un poco mejores, haciendo la vida agradable a todos en la familia. También se puede hacer extenso a otros ámbitos, como amigos o trabajo, logrando sinergia.  


        
Además, el que lucha siempre está alegre porque no da las batallas por perdidas. El ejemplo arrastra y motiva mucho más que cualquier otra cosa... Y nuestros hijos nos están mirando todo el día, y ¡nos copiarán!






   
Espero que te haya gustado el post, y puedes compartir con amigos.


Dejo enlaces relacionados: 


Estimular la fortaleza en los hijos 

Crecimiento personal

Entrenar la voluntad: el mapa y la brújula 


                                         
Mª José Calvo 
                                                   optimistaseducando.blogspot.com
                                                                                                                                                                                         @Mariajoseopt



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