EL PRECISO VALOR DEL TRABAJO
A veces valoramos mucho el trabajo, pero otras estamos deseando acabar para olvidarlo... Y eso crea ansiedad, no es coherente, y no nos hace felices.
Podemos pensar: el trabajo ¿es un fin en sí mismo?, o más bien algo que nos ayuda a ser personas...
Un trabajo bien hecho nos mejora como personas, en él usamos nuestros talentos..., y si buscamos ayudar a los demás nos engrandece. Esto es así porque está muy relacionado con el amor.
La convivencia en familia se asienta sobre varios pilares. Es importante tener unos valores, basados en principios, con los que construir la vida. También fomentar y cuidar día a día el amor en pareja, puesto que es el origen y la fuente de dicha familia. Otro de los pilares de la vida es el trabajo. Pero, ¿cómo enfocarlo?, ¿cuánto debe ocupar en mi cabeza y corazón? Ponerlo en su justa medida nos puede ayudar a saber priorizar y atender lo importante.
Vamos al hilo de una película dirigida por Robert Lorenz, con el magnífico Clint Eastwood: “Golpe de efecto”.
Plasma muy bien este tema del trabajo, y os la recomiendo. Trata de la vida de una chica que gira continuamente sobre alcanzar expectativas para hacer real un sueño: ser “socia” de un bufete de abogados. Nunca se ha relacionado mucho con su padre, porque no conectan bien. Él es un “cazatalentos” de beisbol, al que le llega una complicación de salud, y necesita ayuda. Aunque no lo reconoce.
Pasan un tiempo juntos, comparten la pasión por ese deporte que conoce desde niña, intenta hablar con él..., conoce a un amigo de su padre. Todo ello hace que mire más allá y vea la vida con nueva perspectiva. Amplía su visión del bufete en el que estaba inmersa. Ve la importancia real de las personas, del trabajo, de la amistad, de ayudar a su padre, de hacer lo correcto… Esto le hace poner cada cosa en su lugar, a la vez que disfruta de la vida.
Dejo un enlace del trailer por si no la conoces: (https://youtu.be/SdiwK6rHuIo).
Es preciso aprender a priorizar para conceder el tiempo necesario al trabajo, pero dando importancia al tiempo en familia: ¡el motivo por el que se trabaja! Te lo cuento en el post "la rutina no es tan mala..." No olvidar lo esencial ayuda a organizar bien la vida y ser más felices.
Una familia no se construye sola: hay pensar con claridad dónde anclarla, apuntar a una meta valiosa, poner creatividad, estar y convivir con todos, dedicar tiempo y demostrar el cariño con gestos y detalles cotidianos, en especial en pareja, al ser querido. Porque el amor, como es algo vivo, necesita ser alimentado con grandes y pequeñas cosas. Si no se cuida, por muy fuertes que sean los sentimientos, acaba por languidecer, agostarse y secarse... y muere.
A veces se está más cómodo en el trabajo, porque quizá no requiere tanto esfuerzo y atención como liderar y atender a la familia. Pero, no podemos hacer de él una hipertrofia que invada lo de veras esencial, que no nos deje priorizar, organizarnos, querer a los demás... Vivir, al fin y al cabo, como personas. "Construir" con pensamiento y detalles concretos el lugar donde crecen las personas, a cualquier edad, y donde siempre se tienen ganas de volver... Ese también es nuestro trabajo, insustituible.
Señala un gran filósofo y humanista, Tomás Melendo: si amar es querer el bien para otra persona, trabajar es producir bienes reales para los demás. Por eso, trabajar de este modo es amar "dos veces". Un trabajo bien enfocado se hace por las personas a las que va destinado, y sobre todo por la propia familia. De ese modo se puede decir que es el "incógnito" del amor, como expresa Nicolás Grimaldi. Te lo cuento en el post "trabajar disfrutando".
Porque, la persona se realiza en la familia: es donde se siente de veras querida, y aprende a querer, a mostrar interés por los demás, a trabajar en equipo, a ser optimista y generosa, organizada, resiliente, empática, comprensiva con los estados afectivos de los demás, delicada… Es decir, a autoconducirse en la vida con el desarrollo de su propia libertad.
Por otra parte, en familia tenemos la responsabilidad de formar a nuestros hijos, para lo cual hace falta ser buenos padres, atenerles, darles el cariño, introducirles en ese amor recíproco, del que se alimentan. Y ejercer un buen liderazgo, seduciendo con valores nobles hechos vida, poniendo nuestras mejores ideas y creatividad en ello, con cariño, y llevándolo a la acción.
Es nuestro "trabajo", incluso quizá más importante que otros que podamos tener fuera de casa. Por eso es necesario dedicarle tiempo y cariño.
Pensar, por ejemplo, cuál es la meta o el "enunciado de misión" de la familia, para ser verdaderos líderes y seducir y "arrastrar" con nuestra vida coherente, nuestra mirada, nuestras cualidades y cariño, esperando y apelando a lo mejor de cada uno.
Pero, en casa muchas veces estamos en “modo multitarea”. Queremos atender a todos mientras contestamos un mensaje, respondemos un email… etc. Y como se está tan inmersos en ese ambiente, las conversaciones giran una y otra vez sobre aspectos que reclaman la atención, pero que no son tan significativos. Hace falta cortar con ese escenario, desconectar, aparcar pantallas, para descansar y alegrar la vida de los que más queremos. Mirar a los ojos, conversar, sonreír, comprender, empatizar, querer, abrazar... ¡Conectar con ellos! Atender al corazón de lo humano.
Nuestra mente no puede estar en multitarea con la misma eficacia que cuando está concentrada en algo. Atender a varios aspectos simultáneamente disminuye la atención y concentración, y el pensamiento, la capacidad de resolver problemas, y el aprendizaje..., porque se sustituye por una alternancia continuada de esa atención. Y esto lo notan todos. Parece que no se les presta atención..., por lo menos la debida, tratándose de personas, y personas tan queridas. Las pantallas son disruptores en el ambiente familiar, provocando efectos adversos. Es importante cuidar este tema.
Por otro lado, a veces tenemos un estrés laboral que agota, y no deja reflexionar, o manifestar sentimientos positivos en casa con calma. Entonces es muy necesario “compartimentar” emociones. Si hemos salido del trabajo, no llevar ese estado de preocupaciones, emociones y tareas pendientes. Antes de abrir la puerta de casa, hemos de desentendernos de ello y archivarlo, aparcarlo, para dedicarnos plenamente a otra cosa. Si no, pasará factura y la familia sufrirá.
El estado emocional se va cargando y saturando de estrés, agobio, incapacidad de atender a todo, y se puede llegar a situaciones límite con cansancio crónico, pérdida de autoestima, incluso con ansiedad o depresión, falta de concentración, y todo va en detrimento de las relaciones familiares, de expresar el cariño y la alegría de vivir con los que más se quiere.
Mucho más en este tiempo de trabajo online, en el que gran parte se puede hacer en el propio hogar. Quizá tengamos que poner un horario o simplemente el modo avión... para no acumular tareas inacabables que no saben de horarios. Cada caso habrá que estudiarlo.
Por tanto es preciso valorar en mucho la familia, aprender a priorizar, y hacer que todos se sientan muy queridos. De ese modo puedan desarrollarse bien, dar lo mejor de sí, descubrir sus talentos y su vocación personal en este planeta. También ayudar a las familias amigas...
Continuará...
Espero que te haya gustado el post, que comentes lo que te sugiere o lo compartas con amigos. ¡Muchas gracias!
Dejo el artículo publicado en la revista "Hacer Familia"...
Mª José Calvo
@Mariajoseopt
Optimistas Educando y Amando
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* Diseñar "un proyecto familiar"
* ¿Conciliar..., integrar?: "si-quieres-¡puedes!", y logras sinergia
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