CHESTERTON Y LA CARA MÁS BELLA DE LOS CIELOS... II
Siempre he admirado a un grupo de amigos ingleses, entre ellos J.R.R. Tolkien, con su increíble y maravilloso "Legendarium", lleno de belleza, a quien le estoy dedicando algunas entradas; C.S. Lewis, un gran pensador, de quien plasmo ideas sobre el amor, el sufrimiento, y la alegría; y el genial G.K. Chesterton, siempre rodeado de buen ambiente, comida y amigos, con esa simpatía que derrocha.
Hemos dado unas pinceladas de su infancia y juventud, y algunos pensamientos suyos que nos pueden servir en la vida cotidiana para repensarlos o tenerlos más presentes.
Algunos libros que recomiendo sobre este autor, además de los que escribió él: "El amor o la fuerza del sino", "Ciudadano Chesterton" de J.R. Ayllón, y algún otro de Mariano Fazio sobre tres personajes intrépidos: "Contracorriente... hacia la libertad". Y "La ética en el País de los Duendes", de su libro Ortodoxia, recopilado por J.L. Lorda.
Dejo unos puntos a modo de índice:
1) SU INFANCIA Y JUVENTUD
2) CAMBIO DE PANORAMA
3) LA CARA MÁS BELLA DE LOS CIELOS
4) ALGUNOS ESCRITOS
Su personalidad destacaba por un alegre vitalismo y simpatía, por la caballerosidad, el buen humor que le caracteriza, un tanto inglés, como todo él, y una claridad de mente capaz de ir a lo profundo de las cuestiones con la fuerza de la inteligencia y la razón. Y su radiante optimismo. También era un tanto despistado, como su padre, y desordenado..., lo cual le da cierto encanto.
En busca de ese sentido de la vida, guiado por la razón, y como en oleadas de recuerdos de su niñez tan entrañable, con los cuentos de hadas, se dedica a reflexionar sobre la realidad y va desarrollando un pensamiento. Quiere buscar un ideal de vida que le dé sentido y coherencia a su vivir.
Se "inventa" una teoría provisional básica que aporte credibilidad a todo, partiendo de sus creencias infantiles: la existencia personal como algo increíble y maravilloso. Uno no lo elige, sino que le es dada. Había sentido desde niño que los hechos son en realidad milagros de la naturaleza: algo cuasi mágico de gran belleza. Y va repensando y dando forma a esos pensamientos.
Así dirá que "lo más increíble de los milagros es que ocurren".
Seguimos con más pinceladas de su biografía...
G.K. Chesterton, hacia 1900 comienza a colaborar en Bookman: un revista de crítica literaria y artística. Pronto conocerá a Hilarie Belloc, con su personalidad alegre y entusiasta, muy buen orador, quien le cautivará y le ayudará en gran manera en sus primeras ideas "razonables" sobre la vida. Era algo mayor que él, de origen francés por parte de su madre, y católico. Fue de los últimos alumnos de J.H. Newman en el Oratory School de Birmingham... Se había casado con Elodie Hogan, una mujer encantadora a la que fue a buscar hasta California, y vivían en Londres.
Su hermano Cecil por esos años conoce a Ada Jones, periodista entusiasta desde los 16, trabajadora infatigable y alegre. Con el tiempo será su futura esposa.
Su ideal de hombre es el hombre normal, corriente. Y la vida cotidiana fuente de inspiración. Señala: "Las cosas ordinarias son más valiosas que las extraordinarias; es más son más extraordinarias. El milagro de la humanidad en cuanto tal, resulta siempre más fascinante que todas las maravillas particulares del poder, la inteligencia, el arte o la civilización." Porque, "los rasgos comunes a todos los hombres son más importantes que los singulares de cada uno"...
Por eso insistirá en que las cuestiones importantes deben estar en las manos de los hombres normales. Por ejemplo el gobierno de un país.
También dirá: yo soy ordinario en el sentido propio del que acepta un orden. Hay un Creador, y una Creación: un mundo creado, maravilloso, la luz del día, el sol que no se cansa salir cada mañana... Acepta la vida fascinado, como un niño lleno de asombro, y ve el amor y la caballerosidad como leyes que están en la base de todo el Universo.
3) LA CARA MÁS BELLA DE LOS CIELOS
Volvemos hacia atrás. En 1896 conoce el grupo de debate de cuatro hermanos. Una de ellas, de impresionante belleza, y muy culta, le llega al corazón, y se enamoran. Frances Blogg. Queda fascinado por ella, y esa misma noche escribe lo que brota de su corazón "tocado" y transformado: que sería la delicia de un príncipe... y que Dios creó el mundo sólo para que ella así se lo encontrara. Luego escribirá cartas y poemas para ella: "la cara más bella de los cielos".
Anota: "Las estrellas brillan por millones y nadie salvo Dios sabe su número. Pero una sola, ¡ella!, fue escogida aun antes de nacer para mí solo. ¿Cómo puede un mortal tropezar con su amor y no volverse loco?"
Y otra poesía tierna para su amada...
"A la mujer que amo
Con qué esmero te hizo Dios
Apartó para ti una estrella,
La tiñó de verde con campos de oro
Y le puso el Sol como aureola;
La llenó de reyes, pueblos y naciones,
Y te hizo a ti, con mucho esmero
Toda la naturaleza es el cuaderno de Dios,
Sus toscos bosquejos para ti."
Gilbert Keith Chesterton
Con qué esmero te hizo Dios
Apartó para ti una estrella,
La tiñó de verde con campos de oro
Y le puso el Sol como aureola;
La llenó de reyes, pueblos y naciones,
Y te hizo a ti, con mucho esmero
Toda la naturaleza es el cuaderno de Dios,
Sus toscos bosquejos para ti."
Gilbert Keith Chesterton
Este "descubrimiento" del amor, que vuelve todo entusiasmante, le ayuda a resurgir de ese estado abatido, agnóstico, pesimista y oscuro de su juventud...
En parte por el poeta Walt Wihtman y su visión tan positiva y alegre que hemos comentado, y en gran parte, gracias a Frances.
Ella estaba educada en un colegio anglicano, y era practicante. Poseía un pensamiento profundo, sorprendentemente libre, independiente de las corrientes de su país. Era una mente clara y libre. De ahí el concepto de mujer que tiene nuestro autor, tan agudo y maravilloso, que ella encarna de maravilla.
De hecho, Frances veía el "progresismo" como una moda vacía de contenido y sin sentido... Lo cual le reafirma a Gilbert a debatir sobre ese tema... por ir en contra de unas normas, como apunta J.R. Ayllón en su libro, "no precisamente de tráfico, sino morales".
Escribe a Frances una carta en la que le cuenta que tiene cuatro velas encendidas de gratitud. La primera por haber sido creado en el mismo mundo que ella. La segunda porque nunca ha ido tras mujeres extrañas..., en tono de broma. Otra, porque ha intentado querer a todo el mundo, como preparación para quererla a ella. Y la cuarta, no tiene palabras para expresarla. "Aquí termina mi antigua vida. Tómala: me ha llevado hasta ti."
Pasan cinco años de conversaciones, cartas, poemas y noviazgo feliz. Se casarán en 1901, después de que Belloc le invitara a la Misa del Gallo en Navidad. Fue su primer contacto con el catolicismo. Al día siguiente, el día de Navidad, es cuando decide casarse con ella: unirse para siempre.
Tras la boda viven en Londres. Ella le ayuda a poner un poco de orden en su vida, un tanto caótica. Le da seguridad y apoyo, le ayuda a organizarse, y acoge a sus numerosos amigos haciendo buen ambiente en casa, donde no falta una buena comida y buena bebida. Algo que aprendió pronto de la madre de Gilbert.
Más adelante se trasladarán a vivir al campo, en Beaconsfield, mucho más tranquilos del ajetreo de la ciudad, y sobre todo del desmesurado trabajo de él, que amenaza con deteriorar su salud, y cerca de la naturaleza.
Frances era su admiradora incondicional, su esposa del alma, su amiga, además de crítica literaria y alegre compañera. No pudieron tener hijos, aunque "adoptaron" a los hijos de sus amigos, y siempre tenían tiempo para ellos y los niños lo pasaban en grande. Donde estaba él había alegría y fiesta asegurada. Ella tenía siempre a mano abundantes alimentos para todos.
Escribe muchos poemas, que Frances aprovecha para ir recopilando y los quiere editar con la ayuda del novio de su hermana, que acababa de fundar una editorial. Necesitaban recursos económicos... Serán sus primeros libros. También empieza a colaborar en periódicos y con algunos escritos más...
El testimonio religioso de su mujer, tan devota y rezadora, empezó a removerle. Ella leía la Biblia y rezaba con frecuencia a la Virgen.
Conoce a un sacerdote católico, el padre John O' Connor, a través de una carta en la que le daba las gracias por algo que él había escrito. Luego se conocerán y se harán grandes amigos. Tienen largas conversaciones mientras van caminando a visitar a algunos amigos. Le ayuda de forma profunda en su interioridad, y con él compartiría una familiaridad muy personal. También con Frances. Como él señalaba, "por la misma falta de toda exhibición de la misma".
El Padre O' Connor era converso del anglicanismo, y hablaba mucho con Gilbert dando paseos y escuchando las experiencias de su juventud tan deprimente y oscura, con bastante anarquía en todos los aspectos. Lo que asombraba a nuestro autor era que no se escandalizara por esa situación en la que se encontraba. Y descubrió con asombro el motivo: que la Iglesia católica poseía algo increíble: la comprensión y la misericordia.
Cuando se casa con Frances, al principio tienen dificultades económicas, por lo que intenta escribir en periódicos, algunos ensayos y novelas que se van abriendo paso. Ella le ayuda. En sus colaboraciones en prensa empieza a defender ideas cristianas, que va madurando en el tiempo hasta llegar al catolicismo.
De los primeros libros que publica está el de Charles Dickens, por ese conocimiento y lectura de su etapa de juventud, y esa bondad y compasión propia de sus obras con las que Gilbert congenia.
Continuará...
Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir con amigos. ¡Muchas gracias!
Mª José Calvo
@Mariajoseopt
optimistas educando
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* ¡No-te-rindas!
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