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sábado, 9 de julio de 2022

VIVIR CON ENTUSIASMO

                   

                                   

                                      VIVIR CON ENTUSIASMO




Personas optimistas... A todos nos gusta tener cerca personas así, que saben ilusionarse con las pequeñas cosas. Hacen buen ambiente y animan a luchar por lo mejor de cada uno.


La vida no siempre es fácil: nos brinda unas circunstancias, y somos nosotros los que podemos elegir, con libertad interior, cómo vivirlas y con qué actitud...



Voy a ir desarrollando algunos puntos que pueden ayudar en esta línea:



1) Elegir actitud


Sabemos por experiencia que con una actitud positiva todo resulta más fácil y llevadero, y sin embargo, con mala actitud "hasta una estancia en el "paraíso" puede ser insoportable".



 


La vida es, en un pequeño porcentaje, mi situación, lo que me sucede, y en un gran porcentaje qué hago con ello, cómo vivo o afronto lo que me sucede. Si me enfoco en lo bueno, o en lo menos bueno..., si soy proactivo o solo reacciono a las circunstancias cambiantes. Si soy agradecido con todo, o siempre estoy echando algo en falta...


Te lo cuento en el post "actitud ante la vida", y en "¡no te rindas!".



Conocerse es vital para elegir enfocarse en lo positivo y bueno, poner la cabeza, ver qué emociones y sentimientos ayudan en esa línea... Así, con buena actitud, apuntar a lo mejor de uno mismo en cada circunstancia.









2) Las heridas de la vida...

Los avatares de la vida nos golpean y "cincelan" como las olas del mar en los acantilados, y a veces quedamos heridos. Dificultades, aparentes fracasos, malentendidos, enfermedades que hacen detenerse... Pero a veces sacan lo mejor de uno. Lo escribo en el post sobre el amor y el sufrimiento.


Hay heridas de distintos tipos: 

* las que nos causan las circunstancias y problemas,
* alguien que nos ofende, con intención o sin ella,
* incluso, las que nos "fabricamos" nosotros mismos...


Las primeras sanan cuando las asumimos e intentamos afrontar y olvidar, sabiendo que los problemas no son eternos, y encierran oportunidades de crecimiento personal si se saben aprovechar bien.

Las segundas, las ofensas que recibimos de otros, aunque no sean intencionadas, solo sanan ¡perdonando!, aunque cueste. El primer beneficiado es uno mismo: liberarse de las cadenas del rencor, del odio, del resentimiento... etc. No amargarse la vida. Te lo cuento en el post "las heridas del amor".

Y las que cada uno se puede "fabricar", por mirar mal las cosas, a las personas, por ser susceptibles..., por esperar algo que no puede suceder, o pedir algo que no nos pueden dar. Éstas solo cicatrizan cuando se cambia la actitud personal. De ahí la relevancia de dar una "pincelada" positiva en cualquier situación, de no tomarse las cosas como agravios personales o problemas irresolubles. Es algo que siempre compensa y hace que no nos hundamos en la tristeza o la amargura. Permite la esperanza, porque "por encima de las nubes cabalga el sol".

Y el sentido del humor, tan necesario, para no tomarse demasiado en serio a uno mismo, para distanciarse de ello, que nunca falla. Ser sencillos de corazón. 






3) Poner entusiasmo


Ante todos estos avatares y dificultades algo que ayuda es el entusiasmo, pues aporta vitalidad y permite reilusionarse con las pequeñas cosas de la vida..., como los niños.


Así se ilumina el pensamiento y se estimula la secreción de neurotransmisores y sustancias neuroplásticas que avivan el buen funcionamiento del cerebro. Este tema lo refiere el doctor Sonnenfeld en sus libros, citando al doctor Gerald Hüther.


Lo cual “nutre” y alimenta el cerebro: se forman nuevas conexiones o sinapsis entre las neuronas, reactivando redes neuronales, e incluso se puede llegar a producir neurogénesis. 



Algo que también sucede en las buenas relaciones personales, en la amistad, y más en especial en la relación de pareja. Cuando se está a gusto, y mucho más entusiasmado, como los niños, el cerebro trabaja mucho mejor.


Por tanto, poner el corazón en el trato personal es enriquecedor. La importancia del encuentro personal. "Yo me hago gracias al tú" del otro, señala el filósofo Martin Buber. Además nos anima y enriquece la vida. Pensar en los demás, cultivar amistades..., poner detalles que ayuden y alegren... lo cual a todos nos hacen sentir queridos y felices. 





Un gran pensador, que ha dejado un gran legado, J.H. Newman, daba mucha importancia a la imaginación y al corazón, y acuñó: "el corazón habla al corazón”. Ahí es donde se realiza el verdadero encuentro. Hay que saber escuchar, comprender, que eso es querer, empatizar y simpatizar, conectar con las personas. Mucho más en pareja, y en familia, primera y principal “escuela” afectiva, emocional, y de todo tipo. 





Dejarse llevar de lo fácil, del "me apetece", no tener metas y retos que estimulen, no usar el pensamiento y la corteza cerebral, perjudica y deteriora el cerebro, perdiendo las sinapsis y redes que no se utilizan. Y cada vez serán más difíciles de recuperar.

De ahí la relevancia de la curiosidad y el entusiasmo, de atreverse a pensar por cuenta propia, del pensamiento hondo, del espíritu crítico, del estudio y el trabajo intelectual, y de las relaciones personales que lo estimulan y nos revitalizan.



Ese entusiasmo permite lograr un estado mental de "flow", al estar inmerso en una actividad en la que se trabaja a fondo y se disfruta, desconectando del resto. Y puede llegar la inspiración... Este término lo introdujo M. Csikszentmihayi estudiando personas en ese estado, sus motivos y sus logros. Un trabajo como sin esfuerzo, en el que se potencia el aprendizaje y la creatividad.





Saber disfrutar de la vida, de lo que nos sale al encuentro, concentrarse en una tarea, usar la imaginación y el pensamiento... con asombro, con una mirada "nueva" que descubre el universo, como los niños. Ya lo decía G.K. Chesterton con su experiencia tan impactante, de la que surge un agradecimiento infinito y un asombro maravillado ante toda la realidad. Algo que es un don gratuito para disfrutar... Te lo cuento en algún post sobre Chesterton.






Una vida sin ilusión es algo tremendamente triste y oscuro. Quien pierde la ilusión ¡ya ha envejecido!, y se puede convertir en un "protestón" producto de las circunstancias. Como señalara el doctor Gregorio Marañón, "la capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual".






4) Transformar problemas en retos



Entonces, ¿qué hacer ante los problemas, dificultades y contratiempos duros que nos depara la vida?


Pensar que, como decía un gran amigo, "eso es lo que hay". "Abrazar" mis circunstancias, buenas, o no tan buenas... Eso es lo que tengo para transformarlo.


Ser agradecidos anima y da perspectiva, porque todo es un don, un regalo inmerecido. Siempre hay muchas cosas que nos han sido regaladas, pero nos acostumbramos a ellas y no las valoramos. Reconocerlas nos da perspectiva y nos torna alegres.


Por eso es importante centrarse en lo bueno y positivo, y no tanto en los problemas y preocupaciones, que siempre hay, pues así se agrandan... 


Aunque sí pensar ideas que aporten soluciones. Trabajar y enfocarse en lo que realmente se puede hacer, sin dejar rienda suelta a la preocupación o a la ansiedad por lo que no se puede cambiar. Ver la diferencia entre ambos, y acometer lo que se pueda efectivamente.



Con una imagen de Stephen Covey, la influencia y la preocupación son como dos círculos concéntricos.

Se trata de tener una meta clara y enfocarse en el "círculo de influencia" de cada uno. Y no tanto en el de preocupación, alrededor de él, más grande, en el que nada se puede hacer. Agobia y resta fuerzas, o hace enfermar. Genera estres, que a la larga se traduce en alteraciones somáticas. Es mucho mejor y más efectivo centrarse en las posibilidades y soluciones, que animan y motivan, y resuelven lo resoluble.



Al hacerlo de este modo, poniendo cabeza, incluso se puede ampliar la zona en la que podemos influir. Con autoconocimiento de nuestras cualidades y capacidades, con proactividad: haciendo que las cosas posibles sucedan. Y t
odo ello disminuye la ansiedad, aportando calma y paz interior.



También confiando en uno mismo y creando confianza en las personas que tenemos cerca. Ayudándoles a conocerse, a ver lo bueno y trabajar sus talentos, lo cual les hace sentir mejor y más optimistas. La confianza da la oportunidad de luchar por lo que merece la pena, confiere serenidad, y ayuda a comprender los estados afectivos de los otros: a ser más empáticos, a escuchar y comprender. Y comprender es aliviar desde el corazón.



En circunstancias difíciles viene bien tener en cuenta que, "las decisiones, no las condiciones, determinan quiénes somos", dice Frankl, confirmado con los acontecimientos que él vivió llenos de sufrimiento, pero también de grandeza y dignidad personal, y de ayuda a los demás. Algo de veras impresionante.





Me viene a la memoria Ana Frank, la niña judía que en su situación tan angustiosa en la que mucha gente moría, anotó en su diario: "No pienso en la miseria sino en la belleza que aún permanece". Si ella fue capaz, en esas circunstancias, qué no podremos hacer cada uno en las nuestras... Es la gran diferencia entre enfocarse en lo negativo, o en lo positivo y bueno que siempre existe y acontece. Hay que aprender a mirar bien.



Ver el lado bueno de las cosas... Un pensamiento con calado para repensar: las dificultades preparan a personas comunes para retos extraordinarios. Nos animan a luchar..., a sacar lo mejor de uno mismo. Y eso siempre es bueno.






Los retos


Ante una situación o problema, hay personas que se hunden y no salen a flote; otras, en parecidas circunstancias incluso pueden transmitir entusiasmo y ayudan a los demás. ¿Por qué?, ¿dónde está el secreto...?





Quizá por su actitud de sobreponerse y de lucha optimista. Saben transformar esas dificultades en retos, saben poner ilusión e ilusionarse con las cosas valiosas, enfocándose en dar salidas que aportan. Viven con entusiasmo lo que se les presenta cada día.



Es vital intentan afrontar la vida con buen talante. Incluso poniendo un "toque" de amor en cada situación, en especial si es dolorosa o dificultosa, lo cual la transforma e ilumina como desde dentro, vivificándola. El amor sana el corazón y dulcifica el dolor. Ayuda a los demás.



En esta línea, una idea fantástica de Elisabeth Lukas, continuadora del doctor Frankl, sobre cómo cambiar la realidad mediante el amor, y cómo transformarla en algo mejor, con más sentido, gracias a la libertad personal.


Dice: "El sentido no es otra cosa que la posibilidad de cambiar la realidad mediante el amor". 


Algo al alcance de cualquiera...







6) Sentido

En este marco, uno se pregunta: ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿qué nos hace auténticamente felices? Algo difícil de saber o de pensar... porque muchas veces buscamos la felicidad donde no se encuentra, y deja un vacío. Además, cuanto más se la persigue, ¡más se aleja!  






Continuará...




Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir con amigos. Ser optimista y sembrar alegría por donde pasamos... 😉



                                                      Mª José Calvo
                                           Optimistas Educando y Amando
                                                      @Mariajoseopt







Nuestro-mejor-proyecto (de pareja)


 
                            
                                   

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