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jueves, 16 de mayo de 2013

AUTORIDAD-LIBERTAD: UNA FORMA DE LIDERAZGO

       
            
                      
                        EL BINOMIO AUTORIDAD-LIBERTAD EN FAMILIA:

                        UNA FORMA DE LIDERAZGO

                                   

    
La autoridad es algo imprescindible para "ayudar a crecer" a los hijos, seduciendo con la belleza de los valores auténticamente humanos. Así guiarles en su proceso de crecimiento como personas. Te cuento algo en "dirección familiar".




       
Requiere el esfuerzo por transmitir esos valores, e intentar vivir como queremos que lo hagan nuestros hijos. Con coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos, y lo que vivimos. Y eso aporta buen liderazgo y prestigio. También por el cariño recíproco de los padres, que se ve y se nota, y se derramará eficaz en los hijos. Por eso, la mejor autoridad es el ejemplo y la coherencia de vida, sumergidos en cariño del bueno. Educar es enseñar a hacer buen uso de la libertad. Y en último término, enseñar a querer.




Podríamos definir la autoridad como la fuerza que guía y ayuda a crecer a los hijos a desarrollarse bien. Así podrán llegar a ser las personas singulares que son, con toda su maravilla. Tarea ingente, para la que nos hemos de formar, no sólo leyendo y estudiando, sino, y sobre todo, haciendo vida la belleza de lo que queremos transmitir.


    La autoridad es necesaria para todo. También en el proceso de conocimiento de sí mismos. Los niños aprenden todo a través de la mirada de los padres. Debemos enseñarles lo que está bien o mal..., y ayudarles a pensar en los demás. Guiándoles, exigiendo en lo importante, para lograr lo mejor de ellos a la luz del cariño.



        Es un gran apoyo para esa labor de formar a cada hijo. La naturaleza dota a los padres de esa autoridad, para guiarles en su creciente autonomía. Y también hace a los niños prestos a las indicaciones de sus padres, porque les quieren. Por tanto tenemos una gran responsabilidad. Debemos ayudarles a descubrir sus cualidades, y a desarrollarlas.


    Sin embargo, debe ser una autoridad-servicio, buscando su bien, no un autoritarismo, ni un permisivismo: los dos extremos, que destruyen la autoridad y no hacen su cometido. Y siempre, pensando en ellos, en su buen desarrollo, en su mejor forma de ser
Es como decir: "lo hago porque es lo mejor para ti, y porque te quiero..." 







La autoridad innata de los padres es la base para aprender a usar la libertad. Ejercer un buen liderazgo. Ser líder significa pensar en los demás. Motivar con la propia vida. Estar atento a lo importante, sin descuidar los detalles. Es un servicio desinteresado a los que más queremos, justo por cariño. Intentar vivir esos valores, basados en principios, que queremos transmitir a nuestros hijos. Saber hacer una llamada a lo mejor de cada uno. Así, hacerlos hábitos y virtudes que den estabilidad y sentido a la vida. Te lo cuento en "un poco de liderazgo" o, el "sentido de la vida".



 El liderazgo de los padres es importante a la hora de guiarles en su creciente maduración, con el uso de la libertad. Y se ejerce por medio de la autoridad, que insisto, es una guía y sostén en su crecimiento como personas. 

Como señala un gran pedagogo, Juan José Javaloyes, “los padres no tienen autoridad, sino que, por ser padres, son una autoridad para sus hijos. La autoridad es una manifestación del amor y una forma de servicio. Sin el ejercicio de ésta no se puede educar”. Ensamblar autoridad y cariño es vital en la relación con los hijos. Que se sientan de veras queridos. Además, ellos imitan a las personas que los quieren, muy especialmente los padres.





       También ayudándoles a pensar: que sea una obediencia inteligente, contando con su libertad interior, según edad y madurez.
 Por eso tienen que aprender a obedecer con responsabilidad. 



Además, cuando no se sabe ejercer bien la autoridad se pone en peligro el uso correcto que los hijos puedan hacer de su libertad, pues ven que nos movemos, no por principios y valores, sino por estados de ánimo, sentimientos, o cosas menos importantes como modas, el "me apetece", la comodidad… No ven un referente claro que les ilumine y dé sentido a la vida. Y sienten que no se les quiere de veras, o que no se confía en ellos. Y se sentirán inseguros.




Concretando, la autoridad es la fuerza que sostiene y acrecienta la libertad en desarrollo de nuestros hijos, para que sean capaces de “abrir caminos" y de transitarlos. Ser auténticos líderes que iluminen.



       La libertad permite optar o elegir las mejores opciones: las óptimas, las que se encaminan al bien y nos hacen mejores personas. Sólo lo óptimo es lo mejor y lo más propio de la persona. Te lo cuento en "fomentar el optimismo".

Enseñarles a usar poco a poco la libertad, que no es sólo capacidad de decisión y elección, sino ampliar horizontes en los hijos, cultivar el espíritu. Pero, en edades tempranas tienen que aprender a obedecer a los padres, precisamente por el cariño. Y siempre, razonando.



Es necesario ejercer la autoridad, aunque no esté de moda... puesto que es un servicio a nuestros hijos, por su bien. Pero se debe ganar día a día... con nuestro prestigio y coherencia de vida. 


       Por eso es vital crear un ambiente de confianza donde cada persona pueda ser ella misma y dar lo mejor de sí. Por ejemplo, a través del trabajo en equipo en familia, de los encargos que todos tenemos..., y los niños anhelan.




        Con unas normas claras que señalen un sendero. No muchas, pero sí claras e importantes. Para lograr un comportamiento en esa línea, con exigencia comprensiva, o comprensión exigente, según las circunstancias. Siempre con mucho cariño, pero sin dejar de exigir, motivar, y estimular lo mejor de ellos, en base a sus cualidades y fortalezas.


       Escribo en "los pilares de la educación": la base del "edificio" de su personalidad es el cariño y la confianza que les brindamos. La estructura se construye a base de hábitos y virtudes, que van conformando su carácter y personalidad. Y las últimas piedras: exigencia comprensiva en lo importante. Exigir "sin quebrar", teniendo en cuenta los talentos y retos de cada uno, motivando y animando. Apuntando a lo mejor, y poniendo el corazón, que da mayor energía.




Guiarles en el proceso de la formación del carácter y personalidad, y de su identidad. Primero vemos cómo son, qué temperamento tienen, qué cualidades, qué necesitan más para lograr lo mejor de ellos..., dando buenos motivos donde anclarse. Y luego, confiando en ellos. Más vale que puedan "engañar" alguna vez, a desconfiar o creerlos incapaces. 

       Y saber descubrir sus puntos luminosos, sus cualidades, ¡únicas!, sus talentos, para apoyarse en ello a la hora de hacer un esfuerzo por adquirir un hábito o comportamiento... etc. Ser "buscadores de tesoros escondidos"...







La autoridad y la obediencia requieren un clima de confianza, como todo en el arte de educar. Crear un ambiente de hogar (enlace abajo), donde todos están a gusto, donde hay cariño y confianza en sus posibilidades. Y cuando se equivoquen, o fallen, que sepan que siempre se puede rectificar e intentarlo de nuevo. Muchas cosas no salen a la primera..., hace falta comenzar y recomenzar las veces que precisen.


      A la hora de valorarlo, ver primero el esfuerzo realizado, porque los fallos son oportunidades para mejorar, sabiendo que, día a día, se irán entrenando, como nosotros… Lo valioso cuesta esfuerzo, ¡pero siempre compensa! Y nos da alegría.



La confianza y el cariño 
son el "horno" 
      donde se "cuece"
 su mejor personalidad


En familia podemos usar la autoridad en una dirección: en la participación de los hijos en la vida familiar, con sus encargos respectivos, con el trabajo en equipo, con sus detalles de atención a los demás. Que aprendan que los importantes son siempre: "los otros". Descentrarlos del yo, ayuda.

Así se hacen más autónomos y responsables, con iniciativa, van adquiriendo habilidades y destrezas, aprenden a pensar en los demás, a quererles, y se crecen como personas. Y crece la familia.





Por eso es vital fijarse primero en lo bueno y positivo para hacérselo notar. Somos como espejos donde se reflejan. Su referente y modelo. Nos están mirando todo el día…, y les transmitimos una forma de ser y de actuar. Que sea optimista y alegre.





       Preparando la adolescencia, en la que nos miran con una actitud más crítica…, quieren ver si somos coherentes con lo que pensamos y decimos. Y nos observan porque necesitan ese referente para actuar. Están haciendo suyos unos valores y principios, a su estilo, desde su interior. Poner calma siempre ayuda.



La autoridad es una necesidad de la convivencia, que implica el poder de decidir y motivar para hacer atractiva una meta, un objetivo, un plan, un reto, unas virtudes… Lo que nos planteemos.

Es mucho más importante y eficaz saber motivar con cariño que castigar. Los castigos muchas veces no tienen argumentos pedagógicos, simplemente ya no se sabe qué hacer..., o contrarían. Y suelen estar impregnados de enfado o rabia, con lo que pueden hacer más daño, y humillar, conseguiendo el efecto contrario. A veces hay que reprender, pero para que sea educativa esa reprensión tiene que ser clara, concreta, sucinta, envuelta en cariño, y que no humille. Y cambiar pronto de tema. No "remachar".
  
Y luego exigir en lo importante, y no tanto en lo accesorio u opinable. En este campo dar mucha libertad. Tampoco exigir en todos los campos a la vez: sólo en un frente, para que pueda ser razonable y efectivo.


Pensar entre los dos, en equipo, qué es lo que les vamos a pedir, y qué normas vamos a tener en nuestro hogar. Poniéndose de acuerdo previamente. Para esto debemos formarnos, alimentar el pensamiento, como si se tratara de un master... y tener sentido común. Nos va en ello la plenitud personal de cada hijo, y la felicidad de toda la familia.


Firmes en los objetivos, 

y flexibles en las formas de conseguirlos.







 Que sepan lo que esperamos de ellos y cómo tienen que realizarlo. A mayor edad, mayor autonomía y libertad. De ese modo van aprendiendo a ser responsables. Por ejemplo, con encargos, preocupándose de los demás, en familia, en el colegio, con amigos...

     
Cuando son algo mayores, van haciendo suyo lo que se les aconseja, repensándolo con libertad. Siempre con los porqués de cada actuación. Así se sienten libres, porque quieren hacerlo ellos por sí mismos.


    Nuestros hijos necesitan que les ayudemos a desarrollar sus enormes posibilidades, que creamos en ellos, que sepamos descubrir sus talentos y "tesoros" escondidos..., para que los puedan potenciar.


Trabajar en equipo significa no desprestigiarse el uno al otro, sino destacar lo positivo, haciéndolo notar oportunamente a los hijos. El prestigio se gana siendo optimista, confiando, con buen humor, viendo lo bueno de las circunstancias, sirviendo, sonriendo, siendo coherente... No con prisas, nerviosismos, dispersión y malas caras.


Y, el tratarlos como nos gustaría que fueran les ayuda a mejorar… Siempre "tirar" para arriba de ellos, de sus cualidades y puntos fuertes, dándoles motivos para que luchen en esa dirección. Educar de forma optimista ¡de óptimos!, de excelencia. Con corazón.







Dejamos 8 "Tips" para otra entrada...


      

                                                                     Mª José Calvo
                                                           Optimistas Educando y Amando
                                                                     @Mariajoseopt     


       
Espero que te haya gustado el post, y lo puedes compartir con amigos.


Dejo enlaces relacionados con el tema: 



         * Los encargos
 
         * Dirección familiar

         * 8 "tips" sobre autoridad

         

        * Sentido-de-la-vida

        * Sinergia en pareja 


       Misión de la familia 
        





         * Crear ambiente de hogar I


        * Ambiente-de-hogar-II


         * “Planes de acción

         * Relaciones familiares




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/05/autoridad-servicio.html

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