Lograr armonía familiar

TEMAS para el buscador

  • OPTIMISMO
  • FAMILIA
  • SENTIDO DE LA VIDA
  • AMISTAD
  • VALORES
  • LIDERAZGO
  • EDUCACIÓN
  • NEUROEDUCACIÓN
  • CRECIMIENTO PERSONAL
  • EDUCAR POR EDADES
  • MARCOS DEL DESARROLLO INFANTIL
  • PREADOLESCENTES
  • ADOLESCENTES
  • EDUCAR EL CORAZÓN
  • MUJER
  • AMOR EN PAREJA
  • EL PERDÓN
  • EL DOLOR
  • TECNOLOGÍA
  • PELÍCULAS

viernes, 26 de junio de 2020

IDEAS PARA LAS VACACIONES



                                        ALGUNAS IDEAS PARA VACACIONES


Descansar, cambiar de actividad, sin descuidar lo importante en nuestras vidas. Pensar “que hacer con el tiempo que se nos ha dado…” Ver qué actividades nos descansan, o nos aportan algo que no podemos hacer el resto del año, para aprovechar el tiempo. Buscar un lugar adecuado que nos permita hacer que la familia sea lo más importante. Compartir tiempo y cariño con quienes más queremos. 




H
acer de estos días algo inolvidable, aunque estemos con el resto de la familia. Pero es importante reservar un espacio de tiempo para estar juntos los dos, en pareja, y cuidar y fortalecer el cariño mutuo. 

Pensar ideas para alimentar el amor, porque en realidad es el motor de la familia. De él depende que nosotros, y nuestros hijos, estemos alegres y seamos felices. Hay que aprender a priorizar tareas... 

"Hacer equipo" y lograr una sinergia creciente, en esa aventura apasionante y maravillosa de formar una familia.




                                            

          IDEAS VARIADAS PARA DISFRUTAR CON LOS HIJOS

-De excursión en el monte con tienda de campaña

-Hacer un cabaña con maderas o ramas...

-Caminatas por la montaña. Apreciar la naturaleza, el valor del esfuerzo..., calma y relax...
                       


-Tertulias familiares en el campo, en la playa por la noche...


-Pintar un cuadro con acuarelas u otro tipo de pintura.

-Algunos libros con valores humanos, por ejemplo alguno clásico como Platero, El Principito..., las aventuras de "Los cinco", Los Hollister, alguno de Cornelia Funque, como Corazón de tinta... También comics. Para adolescentes: "Aquel verano" de Miguel Aranguren, o "Vigo es Vivaldi" de J. R. Ayllon... O también "La Reina sin nombre", novela sobre los godos, de María Gudín, que se puede leer a cualquier edad y siempre atrae por su belleza. Abajo pongo enlace más concreto por edades y temas.

                             
-Plantar semillas que crecen rápido, incluso un árbol, cuidar una planta...

-Visitar un pueblo y aprender algo de historia o arte

-Recoger frutas o verduras

-Hacer un postre, un helado, una comida veraniega especial… y sorprender a los demás

-Un día de pic-nic en el campo

-Decorar piedras

-Aprender un instrumento: guitarra, flauta... etc. La música ayuda en el desarrollo y maduración cerebral de los hijos, y fomenta la expresión de sentimientos.

-Tareas de la casa, como comprar el pan, fregar, limpiar la cocina, poner la lavadora o el lavaplatos...

-Jugar con la arena, recoger conchas, volar cometas, ping-pong, hacer submarinismo... etc.

-Ir en barca o canoa, hacer rafting, bajar los rápidos de un río, surf, vela...

-Una merienda con globos de agua.

-Escapadas en bici o algún deporte... 





- Cuidar a los amigos

- Puzles, recortables, legos y piezas en 3D...

- Maquetas de barcos, aviones..., aeromodelismo...

- Disfraces

- Ver el cielo por la noche, las estrellas…, las constelaciones. Una puesta de sol, o un amanecer. El movimiento de los planetas... Dar forma a las nubes, usar la creatividad, imaginar alternativas en una novela... 



- Escuchar la lluvia...

- Contar chistes simpáticos
             
- Una excursión por un río con piedras, musgo, peces, renacuajos… 

- Ir a una granja de animales, echar pienso, ordeñar vacas, montar a caballo...
                     

- Escribir cartas por correo postal tradicional. Incluso pensar un cuento o una narración...

- Ver mapas, planos… y aprender a situarse


Más ideas: recorrer alguna etapa del Camino de Santiago. Descubrir la belleza de la naturaleza, cultivar el espíritu..., el valor de la fortaleza, conversar con los caminantes, hacer amigos, pensar en los demás. ¡Ampliar horizontes!





- Para hijos mayores, también algún voluntariado, o echar una mano en un "campo de trabajo"… El pensar en otras personas es fuente de satisfacción y de alegría. Uno se siente útil, aprende un sinfín de cosas y hace buenos amigos…




           

          
Espero que te haya gustado el post, y lo puedes compartir con familias amigas. ¡Muchas gracias!


          
Dejo enlaces relacionados sobre la familia, pareja, libros y películas para regalar y ver juntos. 




Libros-y-peliculas para el verano


                                                                                                                                                                                   Mª José Calvo
                                                  optimistaseducando.blogspot.com
                                                               @Mariajoseopt




URL:
http://optimistaseducando.blogspot.com/2020/06/ideas-para-las-vacaciones.html
  

lunes, 22 de junio de 2020

LIDERAZGO PERSONAL II

 
                           LIDERAZGO PERSONAL II


Seguimos con el liderazgo personal. ¡Qué importante es cultivar la personalidad de cada uno...! Cada persona es única y singular. ¡Singularísima! Descubrir cualidades y talentos específicos, y la belleza de los valores humanos, hechos vida. Un auténtico liderazgo. 

Como vimos, es importante tener buen gusto por lo bello. Es decir, reforzar las acciones nobles de cada persona. 


Se precisa pensar, fomentar fortalezas, adquirir hábitos y virtudes que den mayor libertad, y nos ayuden a ser más y mejores personas. No es algo trivial, ni que se consiga a la primera; requiere lucha, pero ¡merece la pena!




Dejo un índice con los puntos que hemos visto, y los que abordamos en este post.


1) PERSONALIDAD
2) CARACTERÍSTICAS Y TIPOS DE LIDERAZGO

3) LIDERARSE UNO MISMO 
4) UNA ESTRELLA POLAR 
5) ILUMINAR




3) LIDERARSE UNO MISMO

Liderar es desarrollar el propio carácter, conocerse, potenciar todo lo bueno de cada uno, fomentar cualidades, entrenarse en pequeñas cosas... Poniendo cabeza y corazón. Es decir, ser más libres para enfocarse en algo de veras valioso.


Un buen líder motiva y arrastra con su mirada, con su ejemplo, con su vida coherente. Está atento a lo importante, especialmente a las personas. Y sabe tomar las decisiones adecuadas en cada caso. 




*Poner en juego todas las facultades personales



a) Usar la cabeza y el pensamiento, percibir lo singular de cada uno, sus talentos, y fomentarlos. La razón ilumina el sendero. Luchar por mejorar, por desplegar cada uno su potencialidad innata y su vocación y misión, que estarán relacionadas con esos talentos, y hacia los demás.
Con coherencia entre lo que se piensa, se dice, se hace... Que el actuar sea consonante con el ser. Así seducir con la vida misma y el buen hacer.

b) Además de cabeza, se necesita voluntad libre: autodominio personal para enfocarse en metas que merezcan la pena. No depender de apetencias y gratificaciones inmediatas, respuestas y emociones..., poniendo razón, esa luz que nos ilumina. Y no quiere decir anular los sentimientos, sino aprovechar su fuerza en la dirección adecuada. Disfrutar de lo bueno y noble, de lo correcto.

Este autocontrol se logra con entrenamiento y lucha. La voluntad es un motor potente en nuestras actuaciones, que aporta una fuerza extra, si luchamos día a día en algunos objetivos.

También mediante pequeños hábitos y habilidades, que se transformen en virtudes personales. Las cuales seducen por su belleza. Virtud es un término que procede del latín, "virtus", que significa fuerza. Nos ayudan en nuestro actuar a hacer lo correcto. Nos mejoran como personas, y van formando una buena personalidad, capaz de apostar por retos encomiables.


c) Contando con los sentimientos que nos encaminen hacia donde queremos ir. Con autocontrol personal. Así, disfrutar con los afectos que nos ayuden a crecer como personas, y, cortar los que nos hacen peores, o destruyen las relaciones con quienes queremos. Algo que nos facilita la empatía y la inteligencia emocional. Educando la afectividad y el corazón, que son un motor cálido de nuestras acciones. Aprender a ponerlo en lo que merece la pena. Integrando cabeza y corazón, logrando armonía, pensando en los demás. 



Una idea a modo de “flash" que podemos repetir, en especial con los hijos: “En tu interior pensarás lo que el corazón te dice”.




En el obrar humano todas las facultades actúan conjuntas, pero, como señalara Karol Wojtyla, la voluntad es la que lleva las "riendas", iluminada con la razón. Contando con el corazón.       


Y hay que cuidar que no haya atrofias e hipertrofias de unas u otras, que alteran la personalidad y el modo de actuar. Por ejemplo el voluntarismo, tan frío y sin empatía, o, el sentimentalismo, tan frecuente, en el que las emociones toman el control sin una razón que oriente. Nos llevan a merced de los vientos, sin un puerto al que llegar. Estas hipertrofias deforman la personalidad, e impiden pilotar adecuadamente la propia vida. Incluso pueden producir trastornos de personalidad.




4) UNA ESTRELLA POLAR: UN LIDERAZGO ÉTICO Y VIRTUOSO

Aquí enlazamos con ideas de otro post: la "estrella polar" de nuestra vida. Todo lo bueno es bello. Ahí está la excelencia y el optimismo en el obrar humano: en lo más noble. Ya lo apuntaba Platón. Lo que se apoya en valores y motivos del tercer nivel: trascendentes, los que tienen en cuenta a los demás. 

No dejarse imbuir en falsos oropeles, éxito a toda costa, egoísmos, poder... Todo eso se desvanece pronto, no es sólido. Tener en cuenta la relación tan estrecha entre lo bueno y lo bello, entre ética y estética, que señalaban los clásicos. 

Apuntar a esa "estrella polar" que nos guía en el firmamento: la belleza, la bondad, la verdad. Orientarnos e iluminarnos con ella. Los
 tres valores están interconectados, se imbrican entre sí. El modo más directo es a través de la belleza. Descubrir la belleza de lo bueno, de la bondad... Vivir en la belleza. Si se está a gusto, la bondad habla por sí misma. Y nos descubre lo verdadero... Dejo enlace abajo.





* Por eso, el buen liderazgo es noble. Es decir,  un liderazgo ético. Apuntar a lo bueno, a lo mejor, a lo excelente. Como señalara Ludwing van Beethoven: "No conozco mayor signo de superioridad que la bondad." Pensar en los demás. Sin esta clave, todo liderazgo se puede convertir en capricho personal, incluso en manipulación. 

En esta línea, otra idea de Joubert: “La bondad consiste en estimar a la gente más de lo que se merece”. Si les tratamos un poquito mejor de como son en ese momento, les animamos a luchar por lograrlo. Y es precisamente ese ser mejor lo que hace al buen líder.



Asimismo, un liderazgo virtuoso, puesto que los buenos hábitos y virtudes son como los "ladrillos" que van conformando la personalidad de cada uno, y facilitan el obrar en esa línea. Además disfrutando de esas acciones. Y esa personalidad es lo que atrae, seduce, anima y da fuerza a los demás.



Las virtudes nos permiten pasar de la teoría a la práctica, del valor al hábito, del querer ser al ser efectivamente. Algo que nunca se logra en plenitud, y siempre tendremos que luchar por mejorar. Pero, nos dan mayor libertad para apostar por retos y metas importantes. Transformar la propia vida y la de los demás: mejorarla, teniendo en cuenta las aspiraciones más nobles de la persona. La grandeza de cada persona se manifiesta cuando es capaz de ayudar, de querer a los demás.



Algunas virtudes 

La más básica y fundamental es la humildad. La sencillez de mostrase cada uno como es, que se traduce y se corresponde con la realidad objetiva. Con la verdad sobre esa persona. Como ya señala Aristóteles, conocer es captar la realidad... Humildad para conocerse y conocer, para recibir un feedback... etc. Sin la verdad nada se puede construir: todo cae por falta de fundamento. Y es lo que permite los pequeños actos de servicio hacia las personas que queremos, amigos... etc.



* Luego, otras muchas, y muy relacionadas entre sí, como la comprensión y la amabilidad, la empatía, el esfuerzo por mejorar, el optimismo, vital para apuntar a lo mejor, el perdón, tan necesario en las relaciones personales, la alegría, tan importante en la convivencia diaria, la confianza, base de todo lo demás, la resiliencia, especialmente en estos tiempos, el respeto y el servicio... etc.



* Y la mejor, la de más calado y categoría, la caridad, que no es otra cosa que el cariño a los demás, el ayudarles en lo que necesiten. La que cualifica a una persona como noble y buena. En especial la amistad y el amor, en los que se quiere el bien para el otro, los otros, como también apuntara Aristóteles.





5) ILUMINAR... 

Liderarse uno mismo, y seducir con una vida plena y atrayente. ¡Coherente!, que deje luminosidad y poso, y buen hacer. 

Cada persona lleva interior una luz capaz de iluminar un universo entero. Por eso, 

¡sé luz, sonríe, comprende, anima, acompaña, ilumina con tu cariño! 
 
                           No te canses de brillar para los otros.
                                    ¡Haz operativa tu misión!





Por eso, ante una dificultad o crisis podemos pensar y trabajar en lo que realmente podemos influir: enfocarse en ello, sin dejar espacio a la ansiedad por lo que no podemos cambiar. Esto se puede representar mediante dos círculos concéntricos. El más pequeño, en el que podemos actuar, y, el que le rodea, más grande, en el que nada podemos hacer. Y necesitamos pensamiento y sabiduría para ver la diferencia. Y luego centrarnos en lo que realmente podemos.




Lo trata S. Covey, uno de mis autores favoritos, en "Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas", que recomiendo. Se trata de tener una meta clara en la mente, y enfocarse en el círculo de influencia de cada uno. Y no tanto en el de preocupación, en el que nada podemos hacer, que nos agobia y resta fuerzas, o nos hace enfermar. Genera estres, que a la larga se traduce en alteraciones somáticas. Es mejor centrarse en las posibilidades. Así se puede solucionar algo, anima, y motiva a luchar.

Al hacerlo de este modo, poniendo cabeza, incluso se puede ampliar esa zona de influencia mediante un buen liderazgo personal. Con autoconocimiento de nuestras cualidades y capacidades, con proactividad, enfocando a esa meta, apuntando a la misión personal.

Además, creando confianza en las personas que tenemos cerca. Y ayudándoles a conocerse y a trabajar sus talentos, enfocados en ayudar a los demás. Lo cual nos hace sentir mejor a todos.

La persona es tan grande que puede "olvidarse" un poco de sí misma, y "enfocarse" en los demás. Y ahí encuentra su más plena realización y por tanto la felicidad. Parafraseando a S. Kierkegaard, "la felicidad es una puerta que se abre hacia fuera"..., hacia los demás.



Resumiendo, madurez personal, que se traduce en actuar de acuerdo a la razón, afinando la capacidad de amar. Con cabeza y corazón, con autocontrol personal, con libertad responsable. Pasando del "vivir para mí, al vivir para ti"..., como señala J. B. Torelló. Lo cual nos hace más libres. 

Y todo esto se hace operativo mediante un proyecto personal, de pareja, de familia... etc., apoyado con "planes de acción" que nos ayuden a concretarlo en el día a día. El ejemplo arrastra y motiva, mucho más que cualquier otra cosa... En familia, con amigos, en el trabajo... Y en concreto nuestros hijos nos están mirando todo el día, y ¡nos copiarán!
 
Porque, el que lucha está alegre, porque no da las batallas por perdidas. ¡Siempre hay algo que se puede hacer!






Acabo con un pensamiento de Tolstói: "El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace".



                                                                     Mª José Calvo
                                                                  optimistas educando
                                                                     @Mariajoseopt




Espero que te haya sido interesante, y puedes compartir con amigos y comentar. ¡Gracias!


Dejo enlaces relacionados: 










Nuestro-mejor-proyecto (de pareja)
                                                                
                                                            
URL del post:
http://optimistaseducando.blogspot.com/2020/06/liderazgo-personal-ii.html

sábado, 6 de junio de 2020

LA AFECTIVIDAD CONSTRUYE RELACIONES




               LA AFECTIVIDAD CONSTRUYE RELACIONES PERSONALES



La convivencia se alimenta de conversaciones, que son la forma de intercambiar intimidades, porque son un diálogo de pensamientos y afectos. En ellas abrimos el corazón y conectamos con las personas, en especial en familia. Y no salen solas, hay que poner intencionalidad, pensar en la otra persona, viendo sus necesidades y estados, qué tema hablamos, compartiendo lo que tenemos en nuestro interior. Escuchando con el corazón.  






1) Conversar: pensar-dialogar

El primer paso es pensar previamente lo que se va a decir. Transmitir a quienes queremos algo de nuestra persona, aspectos concretos, también de la afectividad. Para conocerse y conectar, aprender a contar cómo somos por dentro, cómo nos sentimos. Qué cosas nos afectan, ilusiones y motivaciones, qué necesidades afectivas..., sobre todo en la relación en pareja. Quizá no estamos muy acostumbrados, porque, en esta sociedad del bienestar, que persigue el placer a toda costa, a veces no se piensa demasiado, ni en esa línea. Lo cual no nos hace felices, ni mucho menos libres. Es una sociedad del postureo, de la fachada, del selfie, de lo caduco y superficial. 

Lo exterior nos atrapa, pero lo interior nos construye y mejora





Qué importante es reflexionar, hacer islas de silencio en nuestro interior para pensar y conocerse. Conocerse y conocer a los demás, en las mejores actuaciones, como decía aquel gran profesor... Porque, en lo bueno hay que poner intencionalidad y esfuerzo, y las cualidades cultivadas. Lo más mediocre sale "solo" con dejarse llevar.

También silencio para pensar cómo actuar y responder. Ver si nos podemos dejar llevar de emociones, porque nos lleven a expresar en cariño, a construir relaciones, o, debemos controlar, con voluntad entrenada, porque se desbocan...





En esas conversaciones, es bueno no quedarse solo en la superficie. Profundizar en los motivos, reflexionar. Pasar de las anécdotas cotidianas, a las ideas que les dan vida, y de las ideas, a los hechos en que se encarnan... Así se aprende a pensar y se enseña a los hijos. 
        

Y conocerse es vital para mejorar, partiendo de la realidad de lo que uno es, con sus cualidades y puntos fuertes, y también los más débiles. Pero, haciendo énfasis en lo bueno, que es lo que interesa promover, y lo más específico de cada uno.

¿Cómo soy?, y ¿cómo quiero ser...?, son preguntas que debemos hacernos para apuntar a metas valiosas.

Así, crecer por dentro, que de eso se trata. Ser mejores personas, luchar por lo mejor de cada uno, con su singularidad característica. Y ayudar a los demás también, en especial en la propia familia, ámbito propio de las relaciones humanas, porque nacen del cariño. 




Y más en especial en pareja. Saber admirar sus cualidades y talentos, su esfuerzo y lucha, sus puntos luminosos, con los que nos alegra, para agradecerlos y fomentarlos. Así estimular y refrescar el amor recíproco. Es preciso cultivar el amor para que se haga fuerte y duradero, a la vez que tierno y entrañable. Que nos dé su luz y su calor en todas las circunstancias.






En esa relación con quien más queremos, ¿me atrevo a decir cómo me siento...?, o tengo "miedo" de expresar cómo soy, qué sentimientos tengo. Y, ¿me siento valorada, valorado, por el otro o, no me atrevo a dar un paso para conectar...? Y viceversa, claro. Lograr una reciprocidad.


El pensar que a uno no le van a comprender, ese miedo, impide abrirse al otro..., y ya no se habla de sentimientos, no se comprende, no se conecta. Es necesario hablar para construir la relación. Tanto en pareja como en familia. Y no solo de tareas y recibos, sino de lo que llevamos en nuestro interior, en el corazón. De nuestra afectividad. 

Para eso, aprender a poner palabras a los sentimientos y emociones, y luego hablarlo con la persona que más nos quiere. También habla el lenguaje corporal, que es mucho más claro y fiel, y se capta al momento. No engaña. Hay que cuidarlo. De cómo nos tratemos los padres, los hijos aprenden, o no, a valorar a las personas y saber tratarlas, a tener en cuenta las emociones, a comprender al otro, actuando en consecuencia. 



2) Escuchar para comprender. Confianza y empatía

Escuchar es muchas veces más importante que hablar. Saber acoger a la persona con la que estamos, que quizá quiera contar algo que le preocupa, le gusta, anhela..., o simplemente contar su día. Y necesita que la escuchen. Acoger es amar. Esto se "agrava", si es ella quien necesita hablar y contar sus sentimientos, porque de veras lo necesita. Y no siempre hay que dar una solución a lo que el otro, la otra, cuenta. Primero necesita ser escuchado, y recibir afecto. Ser "envuelta" en cariño. Luego ya vendrá el resto, si es necesario. Y no siempre lo es.


Poner esfuerzo en acoger, porque cada uno se da en la medida en que va a ser acogido. Si no, cuesta más, o se deja de hacerlo. Y la relación sufre. Esto es vital tenerlo en cuenta en pareja.

Escuchar con calma e interés crea un clima de confianza donde cada uno se puede abrir al otro sin ser "lesionado" en su intimidad. Sabe que va a ser acogido y escuchado. ¡Valorado!

Sabiendo conservar lo dicho en el corazón, para tenerlo en cuenta, y poder actuar según lo que necesite el otro. Es la forma de aprender sus gustos, de conocerle, de ayudarle, tan propio del amor. Y que, si no se pone interés y empeño, es muy difícil lograrlo.




Confianza. Confiar en otra persona es verle capaz de grandes cosas, valorarle..., admirarle, aceptarle tal como es, con sus más y sus menos. Saber que hay mucho bueno y bello en su interior que lucha por salir. Es hacerle ver su valor inmenso, la luz que porta en su interior. Creer en ella. Y acogerla en la forma en que se da: en la suya propia. 





De ahí la importancia del rostro para conocer los estados afectivos de otra persona. Su ilusión y alegría, su preocupación..., sus miedos, su cansancio, su tristeza, su enfado... Hay miles de sentimientos y tonalidades. Hay que hacer un "master" para intentar comprender el corazón humano, en especial el de los demás. Y eso se aprende en familia, desde pequeños, viendo cómo se tratan los padres. Así, tener en cuenta la opinión y los gustos de los demás, comprender, que es abrazar con el corazón, percatarse del cansancio del otro, por ejemplo, e intentar ayudarle sin que se note, con cariño y delicadeza, con una sonrisa.

Tenemos esta capacidad en nuestro interior: solo hay que desarrollarla. Poseemos unas "neuronas espejo", que ayudan a captar los estados y sentimientos de los demás. Un bebé lo aprende todo por la expresión de la madre, del padre. También a interactuar con ellos, a ver su estado afectivo. Y va aprendiendo a desarrollar esa capacidad. 



Esta red de neuronas espejo ayuda a percibir y sentir lo que están sintiendo otros, con solo verlos. Incluso a preveer su comportamiento. Es la base de la empatía, tan propia del ser humano, y de la inteligencia emocional, fundamentales en las relaciones personales.




Comprender estados afectivos, ¡qué importante!, ponernos a su disposición en lo que puedan necesitar, teniendo un alma grande, generosa, capaz de querer. De esta forma, se mejora la comunicación en familia, y en pareja, y se logra una grata convivencia al tener en cuenta al otro, a los otros, al compartir ideas, sentimientos, ilusión, trabajo en equipo…, detalles concretos. Y se puede llegar hasta lo más profundo de la persona que nos ilumina el universo entero, y nos encandila, descubriendo la dicha de estar juntos. 





3) Y ¿por qué esto es tan relevante?


La persona es un misterio, y el misterio nos abre a lo infinito

Estamos diseñados para querer y sentirnos queridos. Es una necesidad afectiva de la persona, ineludible. Sin embargo, es más propio del amor dar, que recibir, como ya apuntara Tomás de Aquino. "Lo contrario a utilizar", como señala el gran Juan Pablo II. Y es lo que nos puede hacer de veras felices.

La felicidad tiene mucho que ver con esto. Y depende de la plenitud personal de cada uno; es decir, de su capacidad de amar. Una persona que sabe querer de veras es feliz, mientras que, si es "calculadora", si solo lo hace si le conviene, no lo es tanto. Porque, la felicidad, como señala el gran humanista Tomás Melendo, es directamente proporcional a la capacidad de amar de cada persona.




Pero, en esta sociedad del bienestar, muchas veces solo preocupa el sentirse "a gustito": el placer de receptor epidérmico, superficial. Sin pensar en los motivos de fondo, sin poner esfuerzo, sin saber si nos mejora o no como personas, que en eso consiste la plenitud personal. Y sin esto, todo es aparentar, postureo y superficialidad, y no nos llena.

La felicidad va por dentro, por la persona interior que conquistamos, por la calidad personal y las virtualidades de cada uno, cultivadas. Por ser una buena persona, con su capacidad de luchar por mejorar, por lograr cualidades y virtudes, por apostar por su mejor versión. Cada uno la suya, ¡singular y específica!


El crecimiento personal es consecuencia de aprender a amar. Te lo contaba en otro post. Es lo que aporta una personalidad con belleza interior, con ese despliegue de cualidades personales, muy relacionadas con la afectividad de cada uno. Se trata de desarrollar esa capacidad en las distintas circunstancias de la vida, en familia, en pareja, con amigos... etc. 






Poniendo a la otra persona en el centro del corazón, aunque a veces requiera esfuerzo, o pueda costar infinito, incluso doler. Hay que perder el "miedo" a sufrir por alegrar a los demás, por amar en definitiva. Si no, el miedo nos quita libertad, nos hace "cobardicas", nos impide amar. Y de esa forma ¡no se puede ser feliz!

Como señalara Agustín de Hipona: "Si no quieres sufrir, no ames; pero si no amas, ¿para qué quieres vivir...?




Y la forma de ser de cada uno, su personalidad "labrada", es importante para poder ser felices. Y tiene relación con la actitud personal ante la vida, con la interpretación de sucesos, y el rumbo que tomamos ante lo que nos pasa. Un pensamiento muy certero de Elisabeth Lukas, continuadora del Viktor Frankl: "Con una actitud positiva se puede sacar provecho hasta de la situación más amenazadora, mientras que con una actitud negativa, hasta una estancia en el Paraíso puede resultar insoportable".





Personalidad. Lo tratamos en otro post, que enlazo abajo. Controlar emociones. La importancia del pensamiento para tomar las riendas de la personalidad, contando con los afectos, que nos impulsan con fuerza. Pero, los sentimientos y emociones van y vienen, no son constantes, ni tienen dirección. Hay que controlarlos con cabeza, porque, a veces son como "ciclones" que arrasan todo, y no siempre van en la dirección adecuada. 

Hay que aprender a manejarlos para aprovechar su fuerza en el sentido que queremos. Y usar la voluntad para cortar, o reconducir, los que "soplen" en otra dirección, lesionando o destrozando las relaciones personales.




Por eso, a la hora de la convivencia, es más eficaz y gratificante pensar primero en lo bueno y positivo de los demás. Cortar pensamientos negativos que erosionan el cariño, y estimulan más sentimientos negativos, que pueden anidar en el interior, y formar espirales negativas de difícil solución. 


Intentar ser optimistas, no sólo por ver el lado bueno de las cosas, sino también marcarse objetivos óptimos, en el sentido de mejores, de excelentes, pero alcanzables... Luchar por conseguirlos. Sobre todo en el trato en pareja, en la vida en familia. Así, conquistar una "familia optimista y alegre". Conseguir lo mejor de nuestras posibilidades, como personas y como familia. Descubrir todas las fortalezas de cada uno, y ponerlas al servicio de los demás..., en equipo, logrando una sinergia creciente. Poner el acento en lo bueno para agradecerlo y fomentarlo.


El dejarse llevar de las prisas, del mal humor, no favorece la comunicación ni la empatía. Hace que tengamos un trato superficial, que no comprendamos los estados del alma del otro, de los otros. Y es una pena, porque esa ternura es lo que da fuerza en el amor, y hace sentirse a cada uno entrañablemente querido, querida. Valorado y tenido en cuenta, lo cual es vital.

Hay que descubrir la importancia de los detalles en las relaciones personales. Para los que aman ¡lo pequeño siempre es grande! 




Y así, nos descubrimos como personas, y también descubrimos a los demás en sus mejores actuacionesNos quedamos con lo mejor de cada uno, que es el modo de conocerlos bien. 

Y aprender a perdonar lo que sea preciso, porque todos somos más vulnerables de lo que parece, y muchas veces necesitamos más cariño… Hay que liberar esos odios, rencores, culpas y prejuicios. Como dijo Walt Disney: “La vida es demasiado corta como para no perdonar…” El perdón sana el alma, y hace posible una afectividad positiva en el trato con los demás, que construye relaciones, y nos torna más felices. 








Espero que te haya gustado, y que lo compartas con amigos... ¡¡Gracias!!




                                                                               Mª José Calvo
                                                                         optimistas educando
                                                                              @Mariajoseopt 


 Algunos enlaces relacionados: