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miércoles, 3 de julio de 2013

EDUCAR EN EL OCIO Y TIEMPO LIBRE



                   EL ARTE DE DESCANSAR...


            EDUCAR EN EL OCIO Y TIEMPO LIBRE




        El tiempo libre es necesario para descansar, desarrollar habilidades y divertirse. Descansar es cambiar de actividad, lo cual no significa “no hacer nada.” Hay que evitar que desaparezcan los hábitos de trabajo, esfuerzo, y progreso en valores y virtudes adquiridos durante el curso. Es tiempo “para la libertad”, para la creatividad, para hacer algo que gusta y no se puede durante el año... Y para aprovechar el tiempo. Tiempo para mejorar, como señalan los clásicos con Aristóteles en vanguardia.



        Para enseñar a nuestros hijos a usar bien el tiempo libre nos tienen que ver compaginar nuestro tiempo de trabajo y de diversión. Y compartirlo con ellos: regalarles nuestro tiempo y cariño, ¡prestarles atención! Con ilusión, sabiendo sorprender y dialogar con ellos... Adaptarse a sus ritmos naturales, a sus juegos, escucharles..., ¡disfrutar con ellos!

        Durante el curso, un complemento ideal de la familia es algún club juvenil donde aprenden a divertirse de forma sana, a hacer nuevas amistades, donde ven unos valores humanos nobles, hechos vida, motivaciones altas, y, donde se aprovecha bien el tiempo con actividades constructivas, que les serán muy útiles en la vida.

        Porque, el uso que hacemos del tiempo libre nos va formando y configurando como personas singulares. Podemos aprovecharlo con actividades que nos aporten algo valioso, hacer amigos y pensar en los demás..., o, perder el tiempo.


        En las vacaciones escolares es bueno unificar el esfuerzo y el trabajo con el juego y la libertad de pensamiento y acción. No dejarse llevar de la horizontal y del "me apetece", que tira fuerte sobre todo en la adolescencia... Ponerles retos que requieran esfuerzo, pero también que se lo pasen bien y se explayen, o, que les sirvan para aprender un idioma o cualquier otra habilidad…


        Los fines del ocio y del tiempo libre son renovarnos interiormente. También en familia. Descansar juntos y pasarlo bien, sin tener que gastar automáticamente. Pensar planes para todos, excursiones y salidas al campo, visitar museos y obras de arte, hacer deporte, natación, canoas, senderismo... etc.





         Esta renovación que necesitamos puede ser en distintos ámbitos: físico, mental, social, emocional, cultural, espiritual... Porque hay que aprender a descansar para volver a la vida cotidiana, y trabajar, estudiar, construir relaciones fuertes, a la vez que entrañables.


       

        Y lo que favorece ese ambiente de familia es tener detalles y una serie de tradiciones, celebraciones, cumpleaños y fechas propias... que unen, y permiten descansar juntos disfrutando con todos. En esto, los americanos nos llevan ventaja: le dan mucha importancia a todo ello, y saben hacerlo muy bien.








       Por ejemplo, podemos tener la costumbre de cenar en familia, si no se puede hacer en la comida, algo que ayuda mucho a la convivencia y mejora la comunicación. Especialmente cuidarlo con los hijos adolescentes. Pero hay que comenzar mucho antes, desde bien pequeños, para conocerse, hablar, quererse, enseñarles lo importante de la vida, a la luz del cariño. Así, tener un estilo familiar propio. Esto hace hábito y ayuda a quererse más, a compartir lo esencial.





         Por ejemplo, celebrar los cumpleaños en casa por todo lo alto, como los “hobbits” en "El Señor de los Anillos"; o, con temas de películas, como Harry Potter... Regalar flores a la madre, aunque no haya un motivo especial, fiesta el Día de acción de gracias, aniversarios de Boda, Comuniones... u otras fechas que podamos pensar.




       También mediante el cine, o ver vídeos divertidos juntos, contar historias familiares de los abuelos… etc. Incluso escribirlas. Otra idea puede ser elaborar un enunciado de misión familiar, decorar una pared con fotos familiares de las distintas etapas de los hijos, construir una cajita sorpresa para poner pequeñas notas con cosa buenas de los demás... Cada familia procurará fomentar su propia cultura. Pero hay que pensar y dedicarle tiempo, imaginación y creatividad. 






Tiempo para muchas cosas: dejo ideas 

  •  Para jugar y tener aficiones que nos gusten, que son fuente de cultivo personal. Los niños pueden jugar a los disfraces, a los médicos, a los maestros..., o hacer una obra de teatro..., construir marionetas, hacer un disfraz, un bizcocho... ¡Imaginación y creatividad! Y nosotros les animamos y apoyamos.



  •  Para la familia, para pensar en los demás colaborando con los encargos, para construir familia, pues la casa es responsabilidad de todos, y esos encargos y tareas ayudan a aprender y adquirir capacidades, a tener detalles con los demás, alegrándoles el día, poniendo cariño en cada encargo...


  •  Para organizar tertulias y fiestas familiares. Que les encante estar en familia porque se lo pasen genial. Incluso podemos tener un invitado especial que nos aporte algo nuevo, que cuente alguna experiencia. Contar chistes o leer poesías en voz alta para alegrar el día a los demás..., hacer una cena fría divertida en el salón mientras charlamos. O, salir juntos a caminar por el monte o por la costa...

  •  Para hacer deporte juntos, porque el deporte es una escuela de ayuda y perfeccionamiento personal. Por ejemplo, por el autodominio y aprendizaje de reglas, por la alegría y la satisfacción del esfuerzo, y a veces del triunfo, por ayudar a los demás, por la aceptación de la derrota... etc. También por la sociabilidad y el compañerismo, y por la maravilla de la amistad. Los niños aprenden a darse y reciben ayuda de los compañeros, comparan sus cualidades y talentos, se animan y estimulan a esforzarse... Además se fortalece la voluntad, la resiliencia, la constancia, la superación de dificultades y del dolor físico, la entrega, la aceptación de la autoridad... Y aprenden a perder, a tolerar la frustración, como sucede en la vida real muchas veces. Y el ambiente alegre de compañerismo hace que la derrota sea más asumible.



  • Para excursiones y salir a la naturaleza, disfrutando y sorprendiéndonos de ello. También para cultivar un jardín, plantar semillas, ir a una granja, coger huevos de las gallinas, ver ordeñar vacas, echar comida a los animales, visitar un zoológico, canoas por un río… Usar la imaginación y la creatividad tan propias de la persona.

  • Es importante ayudar a los demás, por ejemplo a los abuelos, o hacer algún tipo de voluntariado. Enseñar a nuestros hijos a ayudar a los demás. La persona se realiza cuando se da a los demás, mucho más que cuando se preocupa solo de sí misma. Crece al darse, al comprender y querer a los demás. Y entonces es más feliz.




  • Aprender nuevas habilidades o destrezas... Ser curiosos y creativos, buscar ideas nuevas para crear: por ejemplo con la pintura, la acuarela, la fotografía, los experimentos en la naturaleza, explorar, hacer colecciones de plantas, de minerales..., el teatro y la poesía, el baile, la música... etc.



  • Para leer: la lectura influye mucho en la formación de la persona. Para que los hijos lean es necesario que vean a los padres que disfrutan de la lectura. Leer juntos, pasar ratos agradables, incluso leer en voz alta a los niños... Regalar libros. Y saber seleccionar buenos libros que realimenten el pensamiento y den calor al corazón...

         Buscar libros y material adecuado para cada edad, que les ayude a pensar y en la formación de un buen criterio. Sabiendo que lo que hace daño a un niño también puede hacerlo a un adulto.


            Además, es divertido compartir lo que leemos. Así tenemos temas de conversación interesantes, incluso con adolescentes. Para hablar con ellos, para escuchar lo que piensan, sus sentimientos, y que nos puedan contar algo relacionado... etc. Crear un clima confortable donde abrimos nuestro corazón, y donde se sienten acogidos y pueden contar sus dificultades...

  •  Para ver cine, televisión, o internet, eligiendo buenos programas o vídeos. Es bueno tener un elenco de vídeos con valores familiares, para luego comentar en una tertulia pequeños fragmentos, para enseñarles a pensar sobre lo que han visto, para tener espíritu crítico y no ver todo lo que les llegue sin más. Dejo abajo enlace sobre libros y películas.
  •   Para salir, sin gastar automáticamente. Consumir ocio externo siempre no es lo mejor. Hay que pensar y tener ideas originales. Saber disfrutar de un paseo, de de una excursión, un diálogo con nuestro esposo/a o con los hijos… Saber gastar lo necesario, intentando tener autocontrol personal y ser fuertes ante los caprichos. Con el ejemplo les enseñamos mejor, así preparamos la adolescencia, porque no escuchan mucho, pero nos están mirando todo el día, y ven si somos coherentes con lo que decimos y les pedimos a ellos. Nos miran con lupa..., son muy críticos porque se están cuestionando todo: tienen un pensamiento analítico para aprender a tomar decisiones en la vida, pero aprenden de nuestro ejemplo. Les deja una huella.

  • Controlar también el uso de la tecnología y pantallas, sobre todo con los más pequeños. Vimos en otro post el desarrollo cerebral y su maduración y los efectos que pueden producir las pantallas... Por eso, cuanto más tarde mejor. Y siempre, cuidar las coordenadas: tiempo, lugar, compañía y contenido.

  • Para escuchar buena música: fomenta el buen gusto, educa la sensibilidad, la afectividad, y permite disfrutar de su belleza. Otra idea es aprender a tocar algún instrumento musical. También es bueno para estimular la concentración.
  • Para los amigos: para ayudarles y compartir aficiones. También es muy aconsejable intentar “adoptar” a los amigos de nuestros hijos: que nuestra casa sea acogedora y les guste venir.

  • Para rezar, porque también hay que cultivar el espíritu. En la familia se aprende a vivir los valores y las virtudes por "contagio", por ósmosis. Podemos aprovechar para hacer también ratos de "catequesis familiar", pues lo aprenden todo con mucha facilidad en ese ambiente de cariño. Y esos valores trascendentes son los que dan más sentido a la vida, nos ayudan a pensar en los demás, y nos hacen más felices.


  • Buscar algún campamento de confianza, en el que primen unos valores humanos nobles que queramos para nuestros hijos. Para pasarlo bien, estimular la fortaleza, la valentía, la resiliencia, la amistad, y adquirir mayor autonomía. Porque hay muchos niños sobreprotegidos que acaban siendo jóvenes inmaduros; y muchos adolescentes que no acaban de madurar, ni de afrontar su vida… Hay que dar muchas oportunidades de entrenarse con retos y de madurar en un ambiente de confianza donde puedan luchar por dar lo mejor de ellos.


                                                    
                                                                                                              


Espero que te haya sido útil, y que lo compartas con amigos... ¡Gracias!



Dejo enlaces relacionados: 



Ambiente familiar 

* ¿conciliar?: "¡si-quieres-puedes!, ¡y logras sinergia!



Estimular la fortaleza
                                              
Neuroeducacion-y-neurobiologia I                                                                                                         
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                                                                                   Mª José Calvo
                                                                               optimistas educando                                                                                                                                                                                                         @Mariajoseopt




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/07/educar-en-el-tiempo-libre.html