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domingo, 25 de marzo de 2018

EL AMOR Y EL SUFRIMIENTO y los hijos




                                     EL SUFRIMIENTO... ¡Y EL AMOR!


         
En esta época del año, y en esta situación que vivimos, podemos aprovechar para repensar algunas cosas, y explicar a los hijos la relación tan profunda y misteriosa que existe entre el amor y el sufrimiento. 

         
Es importante enseñarles el valor del amor, especialmente en familia. Es preciso que aprendan a querer a los demás, al calor del cariño del hogar. Lo que les hará felices de veras. Y lo captarán fundamentalmente a través de nuestro comportamiento, en cómo nos tratamos los padres. En nuestros detalles de agradar los demás, sobre todo a los más cercanos, de mostrar agradecimiento y ternura, de preocuparnos por sus cosas, sus intereses e ilusiones…, en la forma de mirar al esposo/a, en hacer que él/ella sea lo primero, lo más importante. En mostrar el cariño en mil detalles cotidianos.



               
También a asumir el dolor, que siempre llega, con un imprevisto, unas dificultades, una enfermedad..., un accidente, una muerte prematura... etc. Sabiendo llevarlo con esperanza, porque nuestro modo de aceptarlo y sobrellevarlo, haciendo acopio de fuerza y valor, incluso de optimismo, es lo que les quedará a los hijos. Anclarnos en algo de veras trascendente, que da relieve a los sucesos, esperanza y sentido en los momentos difíciles. Ya lo decía Viktor Frankl con su dura experiencia, pero llena de dignidad y trascendencia... porque tenía las miras en los demás.


                
Muchas veces, intentamos evitar que sufran, y les damos una vida cómoda, “entre algodones”. Pero, las dificultades, los fracasos, el dolor..., suelen ser catalizadores de la maduración personal, de abrirse a los demás, porque brindan oportunidades de luchar contracorriente, donde no las habría de otra forma. 
                
Entonces nos podemos preguntar: ¿es bueno evitar en sufrimiento a nuestros hijos? ¿O es mejor formar niños fuertes, dándoles recursos ante las contrariedades, y enseñándoles a manejarse en las tempestades…, a tener en cuenta la comprensión y la empatía con los demás? 




Si no se habitúan a luchar en pequeñas cosas, cuando surja un problema no sabrán manejarse... A nosotros nos pasa lo mismo. Entonces, ¿cómo entrenar su voluntad y su fortaleza, cómo educarles en la resiliencia para que no se quiebren al menor contratiempo?




              
Parece que los árboles que crecen contra el viento tienen las raíces más profundas. ¿Nos sucede esto a las personas?

Cuando surgen situaciones difíciles es donde se ve la consistencia real de las personas. Si son fuertes, si sus raíces son profundas, o por el contrario si son débiles y se las lleva el viento…


Esto puede suceder cuando formamos niños blanditos por darles todo fácil, por evitarles todo tipo de dificultades y “reveses” de la vida, porque de esa forma les quitamos la oportunidad de afrontar cada reto, de luchar por lo que quieren, de acometer proyectos e ilusiones…, de ¡ser personas!

        



              
La escritora inglesa Virginia Wolf, nos señala algo sobre el dolor. “La enfermedad es como remover la tierra donde está plantado un árbol: quedan al descubierto las raíces, y se ve lo profundas y fuertes que son.”

             
Se ve lo que de verdad somos, lo que de verdad nos importa en la vida, lo que llevamos en el corazón. Porque ya no se intenta aparentar, y uno se muestra tal cual es, sin máscaras ni protección, sin intentar aparentar lo que no es.

       


         
La vida conlleva sufrimiento. El amor requiere sacrificios, renuncias, ausencias, pensar en los demás, crecer como personas, disculpar, comprender…, y una buena dosis de generosidad. Unido al amor, suele estar el dolor.





          
Con una metáfora tecnológica se puede hacer más gráfico. Para que un avión despegue necesita que el viento esté en contra, para que soporte su peso, y tener estabilidad e impulsarse. Aunque tenga un motor, o varios, ese viento en contra es un factor muy importante. 

A las personas nos pasa algo parecido, salvando la distancia infinitamente infinita... Si todo es fácil y tranquilo, si no hay dificultades y problemas, si no se precisa lucha ni esfuerzo por acometer retos y elevarse del nivel más bajo, no se puede mejorar y volar alto. Las dificultades nos entrenan y ayudan a luchar por metas valiosas y nobles. 






            
Cuando el sufrimiento está asumido e integrado en el amor, representa un apoyo para la superación personal y ayuda a madurar. El dolor nos hace más humildes, aceptamos nuestras posibilidades y nos abrimos a la realidad, y a los demás. Entonces nos afectan más las personas con dificultades. Ganamos en comprensión y empatía. Pero es el amor el que mitiga el dolor, porque le da su fuerza y sentido, y nos ayuda a remontar. 

            
Lo que pasa es que, cuanto más amamos somos más vulnerables y nos exponemos a sufrir más por amor... Pero siempre compensa. Esto sucede en familia, y en la propia pareja.



                     
Son las dos caras del amor. No se puede amar verdaderamente sin sufrir, y por otra parte, el dolor y el sufrimiento que nos sale al encuentro son la “piedra de toque del amor”. Cuando se demuestra si queremos o no a alguien, porque le apoyamos de forma incondicional. No solo cuando todo va bien y es fácil hacerlo, sino cuando requiere más esfuerzo y sacrificio gustoso por esa persona. Esto es importante tenerlo en cuenta en la relación en pareja, para no desanimarse ante las dificultades o pequeñas crisis de crecimiento... El amor saca savia nueva de las dificultades del camino, si se permanece unidos.






           
Por eso, es bueno enseñar pronto a nuestros hijos las “dos caras” del amor, porque lo aprenderán sobre todo al ver cómo nos manejamos en esas circunstancias. Nos están mirando todo el día, y aprenderán a manejarse con nuestros referentes. En especial por el amor recíproco. Vamos marcando “la senda” por donde ellos caminarán, según nuestros valores, basados en principios, y nuestras prioridades. Tenemos que desbrozar un sendero seguro que nos lleve a la cima, y no a un acantilado… Y nos seguirán...



           
Como señalara el profesor Oliveros F. Otero, formar a una persona es “educar con amor, para el amor, sin miedo a lo que pueda sufrir si sabe amar de veras.


              
Dejo un dibujo de un artista, Antonio Gervas, @dibupills, que además transmite una gran enseñanza llena de humanidad. El corazón humano está diseñado para amar y conmoverse... y ¡querer de veras a los demás!



          
En estos días de descanso de Semana Santa podemos reflexionar un poco acerca de este tema, para interiorizar algunos valores como pueden ser el amor y el dolor, la fortaleza y resiliencia, y los valores trascendentes... El dolor no siempre es igual a algo negativo, aunque suele ir disfrazado... Hay que descubrir lo bueno que nos puede aportar para no desanimarse. Te lo cuento en el post "el valor del sufrimiento".

          
* También con el cine... 

Una película preciosa, para niños, especial para el tema que nos ocupa, que es “El hombre que hacía milagros”, de la productora Naomi Jones, con Icon Production, y dirigida por Mel Gibson. Es la mayor historia de amor: la de Jesús de Nazaret, narrada desde la perspectiva de una niña: Tamar. Tiene una música alegre, una animación muy conseguida, y una dirección espectacular. ¡Merece la pena, incluso para adultos! para meterse en ambiente.


Y para adolescentes, se puede ver, pensar, reflexionar y comentar, “La Pasión de Cristo” de Icon Production, dirigida por Mel Gibson, con James Caviezel como actor principal. Hay escenas muy buenas, pero muy duras. Por ejemplo las caídas de Jesús bajo el peso de la cruz... Se cae, pero se vuelve a levantar: a veces con ayuda, pero ¡siempre se levanta! aunque esté "roto" de dolor.

           
Podemos aprender de Él muchas cosas. Fortaleza, generosidad, amor infinito... Todos tenemos muchas capacidades que podemos potenciar, como la capacidad para levantarnos ante las dificultades. Pero necesitamos un entrenamiento en pequeñas cosas..., y apoyarnos en lo trascendente, que da mayor motivación y fuerza, y un sentido profundo a la vida. 




Otras películas para hacer ambiente en estos días y hablar sobre ellas:

*Ben Hur

*Quo vadis?

*Son of God

*El príncipe de Egipto

*José el de los sueños

*Pablo, apóstol de Cristo

*De Dioses y hombres



           
Espero que te haya sido interesante el post, y lo puedes compartir. 


                                                                         

Dejo enlaces relacionados con el tema
:


* ¿Cómo enfocar-bien-el-dolor? con ideas de C. S. Lewis







            

                                               
 *Relaciones familiares


                                        



                                                                        Mª José Calvo.
                                                              optimistas educando y amando
                                                                        @Mariajoseopt



URL de este post:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2018/03/el-amor-y-el-sufrimiento.html

miércoles, 7 de marzo de 2018

LA MUJER Y SUS CUALIDADES




                                  ALGUNAS CUALIDADES DE LA MUJER


        
Este post, en honor de cada mujer, debe comenzar con la dignidad de cada persona por el sublime hecho de serlo. Una persona es algo tan grande, con una belleza y trascendencia, que no se puede comparar con otra realidad, excepto con otra persona. 


¿Cómo se la puede definir…?
       
La persona es un ser relacional, un “ser de aportaciones”, un ser efusivo, y un “ser destinado al amor”. Porque, debido a su grandeza, únicamente las personas son capaces de amar y solo ellas merecen ser amadas. 

      
Es propio de la persona dar, mucho más que recibir. Tener en cuenta a los demás, mostrar comprensión y empatía… 

        
La persona no es algo, sino alguien, que suscita admiración por su tremenda belleza y potencial. Cada persona es un gran regalo ante el que solo cabe sorprenderse y acogerlo con gratitud. Por eso, se la debe aceptar por sí misma, por su dignidad y valor en sí misma.






La grandeza de la mujer…

           
En este contexto podemos abordar la grandeza y belleza de la mujer, sobre todo por ser persona, como lo es el varón. Solo que, cada uno tiene unas cualidades diferentes, en las que es especial y distinto del otro. Esto es debido a que son dos formas de ser persona, que además son recíprocas y se complementan, para formar una familia, base y célula de la sociedad humana. No existe persona cabal sin familia. Todos necesitamos que nos muestren el cariño para ser auténticas personas, capaces de tener en cuenta a los demás, y poder amarles.




            La mujer en general tiene unas cualidades singulares muy concretas. Es capaz de acoger a los demás, y en especial en la relación en pareja, al esposo. En cambio, al él le gusta salir a su encuentro. Es lo más específico de cada uno.

            Por ejemplo, la mujer es capaz de conocer y comprender a los demás, de percibir sus fortalezas. Posee un instinto que la lleva a ser delicada y amable, elegante, simpática y paciente. En ella reside la ternura. Sabe distinguir entre la masa a cada persona, estableciendo un vínculo con cada una de ellas. Y sabe que las personas son más importantes que las cosas, con una distancia infinita… 

           Acoge en su corazón a las persona que más quiere. Nunca se olvida de ellas. Quizá estas cualidades tienen su origen, como señalara la gran filósofa Jutta Brurggraf, en la relación tan intensa que tiene con la vida... Está diseñada para ello.

         Todas estas fortalezas forman parte de su ser, de su forma de ser como mujer. No es algo accidental o cultural, sino propio de ella. Es la forma de su personalidad. Es amable ¡porque ama!, y en el amor se da de una forma admirable… Y es la manera de humanizar un poco este mundo en el que vivimos y nos movemos.



         Y, donde se manifiestan esas cualidades de una forma excepcional es en la maternidad. Acoge a un nuevo ser dándole vida, no solo corporal, sino espiritual, por ese cariño y ternura ingente con que lo envuelve. 




Respecto a la posibilidad de formar una familia…


           Estamos en una sociedad donde ser madre a veces es una opción personal, o un derecho que se reclama, o algo incompatible con un trabajo... Pero la maternidad es algo mucho más esencial y profundo. Interesante, vital, y además fuente de felicidad. Pero requiere un ambiente seguro, estable, y lleno de cariño: y ese es ¡la familia!


           La mujer es el lugar donde se puede concebir una nueva vida, porque está preparada de forma natural para ello. Un foco nuevo de vida fuera de ella, un ser que puede pensar por cuenta propia, que puede querer a los demás..., ¡algo increíble, maravilloso y entusiasmante!

                                       
        Gracias a ello se forman nuevas generaciones de personas verdaderamente humanas, capaces de ser comprensivas, empáticas, responsables, de pensar en los demás... Tenemos una gran suerte y una gran responsabilidad, porque todo lo importante surge y se fragua en la familia y desde la familia.


             Ella, primero, y siempre, acoge al varón, y después a cada hijo que viene a este planeta, consecuencia del amor mutuo, que se derrama y concreta en el hijo, síntesis vital y real de los padres. Y no solo en el patrimonio genético, en el que aportan exactamente la mitad cada uno, sino en todos los demás aspectos. Aunque cada persona es "singular, única, insustituible", como señala Miguel de Unamuno. No comparable.

 
            La maternidad afecta a la mujer hasta las profundidades de su ser. También cambia su cerebro, lo hace más empático, más tierno, le capacita para ser sensible especialmente con ese hijo, y también con las personas con las que se relaciona. Y tienen mucho que ver las hormonas que se segregan durante el embarazo, cuyo efecto prosigue después del parto..., momento en el que le son muy necesarias.


             Comprender y valorar su papel en la historia de la humanidad. Posee unos dones especiales que el mundo necesita, como por ejemplo su sonrisa.


             Por otro lado, su realización no está tanto en un trabajo profesional absorbente, ni siquiera en el trabajo del hogar con una mira chata, sino que cada una debe pensar qué hacer con su vida y poner su alma en las tareas que escoja. Ya sea el trabajo de dirigir una familia, muchas veces más importante y necesario que dirigir una multinacional, o, ya sea compatibilizar con otro trabajo fuera de casa..., logrando sinergia.

             Cuando pone detalles de cariño en cada cosa que hace se siente mejor y más realizada. Ese es su "secreto", y lo que le hace más feliz.


             Sin perder de vista que la propia familia precisa de tiempo y cariño, dedicación, y saber priorizar: poner primero lo primero, ¡lo importante! Como señalara S. Covey, primero "las piedras grandes"... Atender a las personas, a su crecimiento y maduración, que, gracias a la entrega de los padres, formarán la futura sociedad...



            Una cita del genial G. K. Chesterton respecto  al "trabajo" de la mujer-madre: "En el hogar, una mujer puede ser decoradora, cuentacuentos, diseñadora de moda, experta en cocina, profesora... Más que una profesión lo que desarrollan son veinte aficiones y todos sus talentos. Por eso no se hace estrecha de mente, sino creativa y libre." 

  

             Pero, a pesar de ello, la misión de la mujer no es la "funcionalidad", sino poner armonía en el mundo. Sea en el ambiente que sea. La mujer siempre es "madre"...





           Estar pendiente de todas estas cosas, saber gestionarlas bien, y de una "personita" concreta, en el caso de la maternidad, poner cariño en cada detalle, confiere capacidades únicas a esa mujer. Y no tiene nada que envidiar a las que no lo hacen. Por ejemplo, saber priorizar y relativizar, mostrar empatía y comprensión, delicadeza, trabajo en equipo, flexibilidad, capacidades de liderazgo y resolución de problemas... etc. 


         Por eso, ser mujer, y formar una familia, ¡siempre es "un plus”!

                                          
        Su casa y su familia, su conversación, su ambiente de trabajo, ella misma, están llenas de dulzura y paz, de armonía, de cariño, y ¡de humanidad…!




Una poesía de un joven, enamorado de una mujer…

"Las estrellas brillan por millones
Y nadie salvo Dios sabe su numero.
Pero una sola, ¡ella!, fue escogida
Aun antes de nacer para mí solo.
¿Cómo puede un mortal tropezar con su amor
Y no volverse loco?”




        Ella es capaz de hacer las cosa ordinarias de cada día con un amor extraordinario…  

                                      



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Dejo un enlace sobre ¿"conciliar", integrar?: Si quieres, ¡puedes!, y a mí me gusta llamarlo ¡¡sinergia...!!



Mª José Calvo
Optimistas Educando y Amando
@Mariajoseopt 






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