Lograr armonía familiar

TEMAS para el buscador

  • OPTIMISMO
  • FAMILIA
  • SENTIDO DE LA VIDA
  • AMISTAD
  • VALORES
  • LIDERAZGO
  • EDUCACIÓN
  • NEUROEDUCACIÓN
  • CRECIMIENTO PERSONAL
  • EDUCAR POR EDADES
  • MARCOS DEL DESARROLLO INFANTIL
  • PREADOLESCENTES
  • ADOLESCENTES
  • EDUCAR EL CORAZÓN
  • MUJER
  • AMOR EN PAREJA
  • EL PERDÓN
  • EL DOLOR
  • TECNOLOGÍA
  • PELÍCULAS

lunes, 13 de febrero de 2023

EL AMOR: UN TRABAJO DE ARTESANÍA


                                    UN "SAN VALENTÍN" COTIDIANO:

                                         TRABAJO DE ARTESANÍA


La persona es tan grande que está creada para una misión noble, honda, que la trasciende y engrandece: amar y ser amada. 

El amor es "el gran motivador" y lo que cuenta al fin y al cabo. Cuando uno se enamora se vuelve todo entusiasmante... y es capaz de cualquier reto que se plantee.

El enamoramiento es como un "destello" que nos saca del "yo" con su belleza, e ilumina lo que el amor puede llegar a ser... Luz concentrada que alumbra el ideal de ese amor, para irlo construyendo día a día con cariño, empeño y los mejores ingredientes... entre los dos.



Pero, lo que se entiende a veces por amor es muchas veces el sentimiento, sobre todo en un amor romántico. Algo centrado en uno mismo, en "sentirse" bien. Y esa visión más del "yo" es justo lo contrario del amor. El amor verdadero implica hacerse uno a un lado para centrarse en el otro. Poner en el centro del corazón el "tú" del ser querido. 


¡Ese es el secreto de un amor profundo y duradero! Te lo cuento en ese post.





Por eso se concreta en el compromiso: la forma de hacer de ese enamoramiento algo estable, que dé su energía y su calor en todas las circunstancias de la vida. El compromiso libera de condicionamientos, y pone alas para centrarse en querer. Sin compromiso no puede haber amor auténtico.

       
En un amor maduro, además de sentimientos, es preciso poner cabeza, y voluntad para querer-querer al otro con hechos concretos que lo demuestren y lo construyan.
      
No basta con estar flotando en sentimientos mientras duren… Hay que trabajar el amor, cuidarlo, mimarlo, “regarlo”, para que pueda desarrollarse y madurar en el tiempo. Es lo que hace "El Principito" con su rosa… El amor es algo vivo que necesita de cuidado y mimo constante para crecerSi no, se irá secando y marchitando.





Además, una idea preciosa de Alice von Hildebrand, de su libro "Cartas a una recién casada" que te recomiendo:


"A los que aman se les concede el privilegio especial de ver con una increíble intensidad la belleza del que aman, mientras que otros ven simplemente sus actos exteriores, y de modo particular sus errores."





* Aterrizando cada uno a su relación de pareja: 



¿Has pensado qué cualidades concretas tiene tu pareja...? ¿Se las has hecho notar para que las conozca y desarrolle?, ¿o te fijas solo en sus defectos...?


¿Conoces su forma especial de sentirse amado, amada? Le gustan más los regalos y detalles, una ayuda o gestión, tener tiempo compartido, intimidad...?


¿Quieres transformar tu amor cada día en una aventura increíble...? 


Solo hay que pensarlo, desearlo, y quererlo de veras. Concretar algún detalle para con la otra persona que le guste y le exprese el cariño de mil formas. También con ese lenguaje que le llega más..., aunque no sea el nuestro. Te lo cuento en "comunicar el amor" y los 5 lenguajes.

Poner ilusión en alegrarle, en enamorarle día a día..., en que se sienta querido, en ayudarle a lograr lo mejor de él, y así sea feliz.



Por eso, ¡aprende sus gustos!, lo que le anima, sus anhelos íntimos, pregunta qué necesita, algo para alegrarle el día, y evita a toda costa lo que le molesta... 




* Amor real


El amor real se "hace" de generosidad y entrega, de confianza, de amistad.




El amor ha de madurar y construirse en lo cotidiano. Necesita entrega personal hasta el fondo del ser, y muchas veces renuncia a los propios gustos en vistas a la persona querida. 

Por eso es muy importante la voluntad de querer y la lucha cotidiana por construir ese amor. Con sentimientos exaltados, o con menos...


El amor precisa el ejercicio deliberado y concretado en atenciones y detalles de cariño, el sacrificio gustoso por el otro... lo cual reaviva y hace crecer el amor recíproco.


Así mismo dejarse querer: aceptar el cariño que nos brindan, a su forma concreta. No cortar iniciativas para que el otro se pueda dar.





Y perdón, ¡mucho perdón!, para sanar heridas e incomprensiones, errores y fallos, faltas de carácter que pueden hacer daño sin querer.  


Por tanto, elegir amar en cada circunstancia, estar dispuesto a dar amor y acoger su amor. También a lo largo del paso del tiempo, que a veces pone un toque de cansancio o nostalgia, pero siempre compensa.


"El amor es un constante desafío..."



 

             
    
      
* Un trabajo de artesanía

El secreto de una relación estable… con varios ingredientes:


1. Amistad y confianza, descubrir "tesoros escondidos" 

La amistad ayuda a fortalecer el amor y la union de ambos a lo largo del tiempo. Logra más conexión y empatía entre esas personas. Los amigos van uno al lado del otro hablando de algo que comparten, y esto es lo que sucede en la relación en pareja.

Sentarse juntos para conocerse, tratarse, compartir pensamientos, afectos, creencias, gustos, problemas, ilusiones y proyectos… Pensar en la otra persona, mostrar interés por sus cosas, sus ilusiones, ayudarle en lo que necesite.

       
Se trata de apreciar y valorar al otro en cuanto “otro”, viendo sus fortalezas y cualidades con admiración y agradecimiento. Porque, al quererle bien, como señala Alice von Hildebrand, se descubre todo lo bueno y bello que alberga en su interior, los tesoros escondidos. Y suscita admiración.





      
2. Expresar el amor

Y se plasma en la vida diaria en pequeños gestos y detalles que lo expresan, y que mantienen vivo ese amor. Luchar por conquistar un amor noble, generoso, genuino. Poner todo el corazón para sumar y movilizar energías...

Por eso es bueno pensar cada día algo para alegrar la vida al otro, para que se sienta realmente querido, valorado, tenido en cuenta. Amado con ternura.



3. Desvivirse

En "la lógica del amor" no cuentan las medias tintas: hay que darlo todo, desvivirse por la persona querida. Que ocupe el centro del propio interés... Cuando un marido se desvive por su mujer ésta tiene la certeza de ser amada. Y viceversa. De ahí la importancia de ser ama-ble, fácil de amar.


Porque, cuando se trata del amor "solo se tiene lo que se da..."









Aterrizando, piensa cómo hacer feliz al otro: quizá escuchar más, también con el corazón, mejorar la comunicación, abrir el alma y contar los anhelos íntimos, quizá servicios atentos, tiempo juntos, agradecer, compartir hobbies, tareas de la casa, mejorar el arreglo personal, intimidad, tratarse mejor..., perdonar, y mil cosas que puedes pensar en tu caso concreto.

Te dejo algunas ideas:








4. Diferentes

Saber que ambos somos diferentes, ¡muy diferentes! Algo obvio que podemos olvidar. Además, uno varón, otra mujer. 




Por eso, aceptarse el uno al otro. Con frecuencia sus cualidades son las que hemos elegido porque nos atraen en especial, y por eso nos enamoramos... Pero, con el paso del tiempo uno se acostumbra y deja de valorarlo. O pierde capacidad de amar y se centra en el "yo", que resurge una y otra vez si no se está pendiente, y se ven solo manías y defectos.


 
El otro es como es, con sus talentos y cualidades especiales, con las que nos alegra la vida, las cuales hemos de agradecer y ayudar a fomentar. 

También con sus limitaciones y temperamento. Aunque éste se puede mejorar algo mediante buenos hábitos y virtudes que forjen el carácter. Pero siempre habrá la tendencia a ser cada uno según sus características personales. Más impulsivo o más tranquilo, muy cariñoso o no tanto, despistado o atento, creativo, alegre, muy ordenado o no demasiado… etc. Y eso es lo que hay.

Y los defectos..., que saltan a la vista, pero si uno se enfoca en ellos lo más probable es que los agrande. En cambio, compensa de veras centrarse en las cualidades y talentos, en lo que se hace bien, para desarrollarlo y desplegarlo. Así crecer como persona, lograr una personalidad más plena capaz de amarY esa es la base para ser feliz.




Con actitud optimista ante la vida. Apuntar a lo mejor con esperanza: esa luz que atraviesa nuestra vida y nos permite mirar hacia lo alto y descubrir nuestra "estrella polar"... Te lo escribo en ese post.





        
5. ¿Enamorarse?

Por eso, no hay que enamorarse solo de su cara bonita, o de sus ganas de comerse el mundo…, sino en especial de su belleza interior, de sus cualidades tan singulares, de su bondad y alegría..., de su capacidad de lucha y esfuerzo, de su personalidad, que el tiempo no erosiona. Incluso de la belleza de su maternidad o paternidad y las cualidades que despliega gracias a esa maravilla.

      
Amar y acepar al otro tal como es, sin idealizarle, y sin intentar cambiarlo según nuestra forma de ser. Algo más frecuente en las mujeres... Querer a alguien es "dejarle ser" quien es... y apoyarle para que logre lo mejor de sí. A su modo.







6. Generosidad, empatía, sacrificio

De ahí la necesidad de la generosidad y la empatía, de mirar a los ojos y ver su corazón, y de la capacidad de sacrificio por el otro que se torna alegre cuando se hace por amor. 

Muchas veces la alegría hunde sus raíces en forma de sacrificio gustoso por quienes amamos. Es lo que nos hace felices, y convierte una casa en un “hogar” cálido donde se está a gusto; donde se respira paz y alegría, detalles concretos de cariño.

  


Sin embargo el amor, por el camino del capricho y del “me apetece” se hace egoísta, se va carcomiendo y destruyendo poco a poco. El tiempo que no compartimos, el detalle que no tenemos, el beso que no damos..., la ayuda que no prestamos, esa contestación de malas formas... 


                            Los pequeños gestos y atenciones construyen,
                               pero las indelicadezas corroen el amor.




7. El perdón

Y aquí llega el perdón. Para sanar heridas, incomprensiones, fallos, faltas de cariño que duelen... Confiar en el poder curativo del amor y del perdón, tanto al darlo como al recibirlo. Entrenarse, ser sencillos, porque a veces cuesta...

Perdonamos porque le queremos más de lo que pueda fallar. El que ama mucho le resulta muy fácil perdonar, pues el amor da fuerza y supera todo, disculpa, ama de veras.

Además, en el peor de los casos: “donde no hay amor, pon amor, y sacarás amor”.




Además permite tener un nuevo comienzo, re-construir el amor con nueva ilusión y fuerza. Fijarse más en en lo que une, en lo atesorado, en lo que reconforta, que en las pequeñas discrepancias, problemas, modos distintos y tareas pendientes que siempre habrá.







8. Motivaciones trascendentes

         
Los motivos altos son los que dan más sentido a la vida, y eso aporta energía para luchar por lo mejor, por querer a otro con obras que lo demuestren, atenciones y minudencias día a día. 





         
Estas motivaciones son como una hoguera que da luz y calor en todas las circunstancia de la vida. De donde sacamos la energía para acometer retos, ayudar a la persona querida, y mantenerse alegre y optimista en la lucha, a pesar de las dificultades.





        
Así el amor madura, se hace más hondo y generoso, de mejor calidad, y se va desbordando eficaz hacia los hijos, que se alimentan de él. También hacia los amigos y demás personas con las que nos relacionamos. Y nos aporta un sentido a la vida rico y profundo.


Cuando amamos nos sentimos como arrastrados por una fuerza trascendente, 
pero no nos sentimos prisioneros, sino libres, 
dueños de nuestro destino.

El mejor para qué de la libertad es el amor...

Así conquistamos lo que podemos llegar a ser.




      
¡¡Merece la pena poner en juego todo el ser, con todas las capacidades personales para querer a la persona elegida y compartir bien unidos la mayor aventura de la vida...!! 


Hacer equipo y lograr una sinergia creciente, apoyándose uno en el otro, y ayudándose mutuamente, con una dicha que se va esparciendo alrededor, haciendo buen ambiente en cada hogar... llenando los corazones y dando fortaleza para vivir una vida "lograda".



                                                        ***



      
Espero que te haya gustado y que lo compartas con amigos, novios... etc. ¡Muchas gracias!


Dejo enlaces relacionados, por si te interesa algún tema:




                                                              Mª José Calvo
                                                   optimistas educando y amando
                                                              @Mariajoseopt



URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2023/02/el-amor-un-trabajo-de-artesania.html

sábado, 4 de febrero de 2023

PLASTICIDAD CEREBRAL Y CARÁCTER IV: LA VOLUNTAD



               PLASTICIDAD CEREBRAL Y EDUCACIÓN DEL CARÁCTER IV   

     

Hemos visto en otras entradas los primeros apartados: desarrollo, maduración y aprendizaje personal, hábitos en edades infantiles. Dejo enlaces abajo. Ahora vamos con el siguiente tema: el carácter. 

Conocer los ritmos habituales en los que desarrollan determinadas capacidades y destrezas es bueno para ayudarles a crecer, sin perder de vista la singularidad de cada uno.


1- ¿CÓMO ES EL DESARRROLLO CEREBRAL? 
2- FASES DE MADURACIÓN  
3- ¿MO APRENDEN LOS NIÑOS?, ¿CÓMO SE FORMAN COMO PERSONAS SINGULARES?

4- EDUCACIÓN, HÁBITOS Y PLASTICIDAD CEREBRAL 

5- EL CARÁCTER







5- EDUCAR EL CARÁCTER

Desde el nacimiento, el cerebro está en continuo desarrollo y aprendizaje gracias a su plasticidad tan característica. 


Y se traduce en formación de neuronas y sobre todo sinapsis entre ellas, nuevos caminos, circuitos y redes que conectan y amplían posibilidades y funciones. Y luego, con sus uso frecuente se van haciendo más sólidas y estables...

El cerebro se estimula y cambia, y por tanto aprende, con vivencias y percepciones, con cogniciones, palabras, pensamientos, conversaciones que guardamos en la memoria, y con las acciones. Todo influye, hasta el sueño, donde se fijan muchas vivencias.




* Temperamento y educación

En la educación de nuestros hijos partimos de las características heredadas del temperamento. Pero luego se pueden modelar para conformar su carácter y personalidad concreta.

Las respuestas emocionales de una persona dependen de ese temperamento, y se van configurando en la infancia con la educación. 


La información que recibimos a través de los sentidos pasa por el tálamo hacia el cerebro más emocional, el sistema límbico, y ahí adquiere una tonalidad afectiva positiva o negativa, buena o mala. Cada uno percibe la realidad de una manera singular, personal, según su afectividad. Y eso es lo que permite el aprendizaje de lo que nos gusta y percibimos como bueno. Aquí es importante, como vimos con los hábitos, un referente de los padres sobre lo que es bueno o malo. Dicha afectividad también ayuda a experimentar la dicha de hacer lo correcto y de ayudar a los demás, lo cual hace de retroalimentación positiva. Luego, se integra esa información en distintas áreas y se emite una respuesta. Es la denominada respuesta emocional.


Sin embargo, las respuestas emocionales más primarias se pueden modular y educar. Por ejemplo, mediante el pensamiento o con unos buenos hábitos. Así no ser tan impulsivos, o habituarse a pensar antes de actuar. Es lo propio de la persona, que la diferencia de los animales, y lo que va conformando su carácter. 


Porque, hacia los 7 años, con el pensamiento más lógico y razonado, las respuestas y acciones se hacen más deliberadas, con libertad, se interiorizan y van modelando el carácter de esa persona. De este modo los hábitos se transforman en virtudes, mucho más enraizadas en algo sólido. 




Por otro lado, es bueno plantearse metas altas, tener ideales nobles, aprender a querer a los demás. Eso no “viene” de serie con el temperamento…, aunque sí las características propias de una persona, como son la confianza, el cerebro social y empático, las neuronas espejo... que ayudan precisamente en este cometido, al que nos sentimos inclinados.





Por eso la necesidad de la educación, partiendo de los talentos y características de cada uno, para lograr hábitos y virtudes que aporten autodominio y faciliten el actuar bien, o permitan plantearse retos a más largo plazo. Madurar. También para guiar las respuestas emocionales temperamentales, más impulsivas, poniendo pensamiento. Es decir, pasándolas por la corteza prefrontal, como te cuento en ese artículo. Así, en último término poder querer los demás. 





Pensando en nuestros hijos, muchas veces nos preocupamos de que tengan muchos conocimientos, idiomas, música, y otras actividades y habilidades, sin darnos cuenta de que, el vivir unos valores humanos es imprescindible para conducirse como personas. Y es lo que va formando estructuras sólidas en el cerebro, para asentar otras funciones en el futuro, de forma eficiente. Es como la base donde se sustenta todo lo demás.


Podemos aprovechar esos momentos más sensibles con que nos obsequia la naturaleza en su formación. Además esto se aprende en familia, ámbito por excelencia de las verdaderas relaciones humanas y del cariño incondicional. Y requieren tiempo y cariño, convivencia familiar. Además es lo que nos hace más felices.
             
    
En estas edades se puede aprender a vivir esos valores que ven personificados en sus padres. Hacer atractiva la generosidad, el agradecimiento, la sinceridad, el optimismo, la fortaleza, la empatía, la confianza, el ayudar a los demás, la responsabilidad, el esfuerzo, la resiliencia, la integridad y coherencia personal… aprovechando esos momentos. 




Es decir, hay una predisposición natural en las personas para tener unas cualidades humanas nobles… Pero, los hijos necesitan que se lo mostremos y les demos muchas oportunidades de ensayar y llevarlo a la acción.


De ahí la importancia de crear tiempos para conversar con los hijos de forma distendida, de hacer tertulias entrañables, donde se aprende lo importante de la vida con el enfoque adecuado…, a tener en cuenta a los demás y a alegrarles la vida con gestos y detalles llenos de cariño y ternura.

Estos hábitos y virtudes se pueden trabajar día a día con ellos, para ayudarles a pensar con claridad, a tener voluntad, a preocuparse de los demás… En definitiva, para aprender a amar, que eso es precisamente educar.



Los hijos, al ir creciendo y vivir esos hábitos de forma libre se convierten en virtudes: término griego que significa fuerza. 



* Virtudes

Como apuntaba, nuestros hijos, al ir creciendo y vivir esos hábitos de forma libre e interiorizada, porque quieren hacerlo, se conforman en virtudes concretas. Palabra que significa etimológicamente fuerza. 




Una virtud es un valor personificado, hecho vida, que da fuerza para realizar esa acción del mejor modo, y además disfrutando. Las virtudes nos capacitan para ser buenas personas y obrar bien. Son disposiciones estables que nos ayudan a controlar las emociones más primarias de forma inteligente, buscando el bien. Esas acciones forman circuitos neuronales más estables, cada vez más rápidos y eficientes, interconectados entre sí, que facilitan el obrar en esa línea.









Y sobre esta base de valores vividos, o virtudes, se pueden asentar otros conocimientos y aprendizajes. 


Porque, el cerebro funciona con estructuras y redes neuronales, las cuales se van apoyando unas en otras para adquirir nuevos aprendizajes. Luego es necesario relacionar las distintas cosas en las diferentes zonas cerebrales para su conocimiento más profundo, su recuerdo y evocación. Y tiene mucho que ver la memoria a largo plazo, donde se consolidan las vivencias. No se trata de llenarlo de datos, sino de relacionarlo con lo que ya conoce, en determinada área cerebral, e interconectarlo, y todo sumergido en afectos. Cada vez que se repite una acción o función determinada, los circuitos se van haciendo más pronunciados y fuertes, y facilitan esas acciones.









Posteriormente, en la adolescencia, se produce una una “poda selectiva" de sinapsis que no se utilizan, y una reorganización de circuitos neuronales, quedando las sinapsis más necesarias, según el aprendizaje…, las cualidades de cada uno, los gustos… Y se crean redes neuronales nuevas para adquirir unas funciones superiores, mucho más complejas, según las propias acciones, los intereses, el pensamiento, la motivación, las propias decisiones… En definitiva, según la libertad de cada persona. Teniendo en cuenta que lo que no se usa se pierde.

En esta etapa van descubriendo su personalidad e identidad personal. Es el tiempo de interiorizar y reafirmar hábitos y virtudes, que conformen su carácter y personalidad. Necesitan espacios de reflexión, de silencio interior, y que mostremos confianza. Pero, ellos son los protagonistas y artífices de su desarrollo.





Es buen momento para enseñarles a pensar antes de reaccionar, autocontrol y dominio personal ante ese mundo hiperemocional que les llega, e ir aprendiendo a encauzar su libertad, con responsabilidad ante sus acciones: la “otra cara” de la libertad que tanto les gusta… Entrenarse en integrar cabeza y emociones, para guiar sus respuestas emocionales. Porque en esta fase, el sistema límbico y el mundo emocional están hiperfuncionantes, pero la corteza prefrontal, con sus capacidades de pensamiento analítico, autocontrol, poder de decisión, está por madurar. Se podría decir que son todo acelerador y poco freno. Y los padres debemos ayudarles en este sentido, desde un segundo plano.


Y el aprendizaje no mediofinaliza hasta que la persona, más a allá de la adolescencia, adquiere esas funciones superiores. Todo este proceso puede durar hasta los 25-30 años, o incluso más. De todas formas, siempre el cerebro está en constante cambio y construcción...

Y la ilusión y el entusiasmo tienen mucho que ver: estimulan nuevas sinapsis, incluso ese estado de “flow” del que te he hablado muchas veces.










* Virtudes y caracter


Lo bueno de los hábitos y virtudes es que cada vez que se realiza esa acción, se ejecuta con más perfección, a la vez que con mayor rapidez y disfrutando en ello. Y se va haciendo de forma más automática,  de manera que la corteza cerebral se “desentiende” un poco, y puede ocuparse de otras cosas, como el propio pensamiento o funciones ejecutivas. Dan una facilidad de acción permanente, y un disfrute mayor: es como poner el "piloto automático”.







Por otra parte, esta adquisición de buenos hábitos y virtudes fortalece la voluntad. Así, al entrenarse en pequeñas cosas, serán capaces de acometer muchos retos, poniendo el corazón en ello. También favorece el autodominio para pensar cómo actuar, controlar respuestas emocionales, y ser más responsables. Y todo ello les va capacitando para poder amar. 





Además, las acciones nos van conformando. Toda buena acción nos mejora como personas, y a la vez, nos permite hacer el bien. También sucede lo mismo con las malas acciones… Y es preciso cuidar los hábitos, porque generan conductas, y nos influyen de gran manera en el pensamiento y en nuestra vida, porque van modelando el carácter y la personalidad de cada uno. Y al final, como señala un gran filósofo griego, "somos lo que hacemos cada día"...







* Los padres

Los padres debemos ejercer un buen liderazgo, y orientar y guiar a los hijos en su autonomía y crecimiento. Por eso son necesarias unas normas claras desde pequeños que marquen un camino, que les digan lo que es correcto o no, para darles un referente e ir encauzando su conducta. De esta forma, les damos la seguridad que necesitan.






Siempre con cariño y confianza, pero sin dejar de exigir lo necesario, para que se construyan como personas. Luego ir dando más autonomía y libertad para que aprendan a conducirse por sí mismos. La que puedan gestionar en ese momento, sin hacer o decidir todo por ellos. 



Muchas veces es bueno pararse a pensar cómo nos gustaría que fueran nuestros hijos en un futuro. No solo qué estudios serán más rentables, sino su forma de ser persona, anclada en sus cualidades personales. Y son fundamentales los valores y las virtudes que les vamos enseñado, sobre todo con la coherencia de nuestro ejemplo, para que que luego ellos asuman e interioricen con su propio pensamiento y libertad.


       

Para todo ello es necesario motivar y seducir con la belleza de esos valores hechos vida… Y el amor es el gran motivador, que además transforma las acciones en virtudes.  Por eso el amor es la “forma” de todas las virtudes.


Con una idea genial de Goethe, si tratas a una persona como es, seguirá siendo así, pero si la tratas mejor de lo que es, le ayudas a mejorar… Educar es quererlos un poquito mejor de lo que son en ese momento para estimularles a serlo. Ponerles delante un ideal. 







Mª José Calvo
Médico de Familia
Optimistas Educando y Amando