RELACIONES FAMILIARES I
La persona es un ser relacional, "un ser de aportaciones", que se "construye" y se re-construye en la familia. El lugar donde se nos quiere de forma incondicional, por quienes somos, sin tener que "demostrar" nada.
La interacción con los demás ayuda a formar la propia identidad. Las relaciones humanas en familia forman el entramado de nuestra personalidad. Y la afectividad construye personas empáticas y comprensivas, atentas y detallistas, que saben querer.
Por eso es importante hacer un ambiente de familia amable, acogedor, confiado y alegre, con buen tono humano, con sentido del humor, que lleva a ver todo lo bueno de los demás, incluso en las circunstancias más adversas. Es uno de los puntos clave para que los problemas no desanimen, cobren su verdadero valor, o se relativicen, y propicia una buena convivencia donde es fácil vivir y luchar por dar lo mejor de cada uno.
Vamos a tratar el tema de la convivencia familiar, que te cuento en el post con ese título, pero desde un punto de vista más práctico.
Os propongo un plan de acción, porque siempre se puede luchar por mejorar en algún aspecto concreto para crear ese ambiente optimista y alegre en la propia familia. El "factor invisible" que todo lo mejora. Para ello desarrollo una serie de ideas, para que cada uno elija y pueda aplicar la que más le guste, o improvise otras más concretas o específicas para su situación...
"TIPS" DE FAMILIAS OPTIMISTAS Y ALEGRES
Las relaciones familiares viven y se sustentan en la comunicación y las conversaciones, especialmente en la propia pareja. Lo cual va marcando e iluminando una "senda" a la hora de comportarse o de actuar. Luego, los hijos se van uniendo, y van aprendiendo a relacionarse en ese ambiente tan entrañable donde se acoge y se quiere a cada uno tal como es, por ser quien es. Es decir, de forma incondicional.
Motivados por el amor recíproco de los padres, que se desborda hacia todos, con amabilidad y elegancia, sin comparaciones o ironías, que destrozan la convivencia.
Cada familia tiene una misión: custodiar lo humano, en especial el trato cariñoso entre todos. Descubrir ese amor entre los esposos, acogerlo, mimarlo, acrecentarlo y mejorarlo día a día, comunicarlo a los demás, y llevarlo a su plenitud, pensando en cada persona de esa familia.
El lugar donde se nace, se vive y se muere como persona, con la dignidad y grandeza que conlleva. Donde se construye cada uno y puede lograr su mejor personalidad, gracias al amor que recibe de los demás. Lo cual siempre ayuda a su vez a quererlos.
Lo propio de la persona es amar, tener detalles con los demás, y en ello encuentra su mayor plenitud como persona. Y como consecuencia, es y se siente más feliz y dichosa.
Podemos hacer crecer cada día ese amor. Esforzarse en querer más y mejor, sobre todo en pareja, núcleo vital de la familia. Porque, el amor a los hijos sale casi solo, pues es algo natural: llevan “nuestra sangre”... En cambio el amor de pareja hay que mimarlo, cuidarlo, custodiarlo y trabajarlo cada día con empeño y constancia... Todo lo vivo necesita ser cultivado, hacerlo crecer. Si no, se puede ir debilitando, marchitar y morir.
Aprender a comunicar el amor es fundamental. Se trata de poner lo propio en común. Para ello podemos mejorar la calidad de lo propio, para darlo a los demás. Y también podemos mejorar las formas de comunicación: buscar un lugar adecuado para hablar, crear ambiente, mostrar interés, mirar a los ojos, escuchar más allá de las palabras... Pensar qué tema es importante abordar... Hacer que la otra persona se encuentre a gusto y pueda abrir su corazón cuando quiera.
Saber aportar y saber recibir. Primero escuchar, para luego hablar. Uno de los siete hábitos de S. Covey. Intentar empatizar, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona, comprenderle, también sus sentimientos, y "contagiarse" de alguna forma de ellos... Hacerse cargo de sus estados de ánimo y su afectividad, sus preocupaciones e ilusiones. Y ser oportunos.
En las conversaciones familiares es importante no quedarse en la superficie. Profundizar motivos, ver los porqués de las cosas siempre ayuda. Pasar de las anécdotas a las ideas que les dan vida, y de las ideas a los hechos concretos en que se encarnan... Así se potencia el pensamiento reflexivo.
Las conversaciones nos ayudan a la introspección, a "estar" con uno mismo, a descubrir las propias ideas y convicciones, a conocerse, para poder plantearse metas altas y nobles.
De este modo aprender a pensar por cuenta propia, y enseñar a los hijos. También con buenas preguntas, que estimulan el pensamiento y la comunicación. Que aprendan a captar lo importante y esencial de las cosas, a buscar lo correcto, a saber lo que está bien o mal..., a reflexionar y tener espíritu crítico.
A la hora de la convivencia, es más eficaz y gratificante pensar primero en lo positivo. Ser optimistas, no sólo por ver el lado bueno de las cosas, y de las personas, sino también marcar objetivos óptimos en el sentido de excelentes. Así como alcanzables... Sobre todo en el trato en pareja, y en la vida de familia.
Lograr una "familia optimista" y alegre. Intentar conseguir lo mejor de nuestras posibilidades como personas y como familia. Descubrir y fomentar las cualidades y fortalezas de cada uno, y ponerlas al servicio de los demás...
Una idea que puede ser útil es organizar tertulias después de comer, de cenar, cuando los niños son un poco "mayores", pero sin esperar demasiado...
Se les puede enseñar a escuchar, a contar algo agradable a los demás, a explicar cómo les ha ido el día, cómo están sus amigos, si les han ayudado, qué sentimientos han tenido...
También para organizar la lista de encargos, o celebrar el éxito de un plan de acción, o hacerles notar ese detalle de papá con alguna persona que le necesitaba, animar a ser agradecidos, a pensar en los demás, a hablar y contar historias... y mil cosas más que puedes pensar.
En definitiva, darles criterios que les sirvan toda la vida. Enseñarles a poner cariño en cada detalle, en cada conversación, en cada encargo..., con cada persona. Es la forma de hacer de las acciones y hábitos, virtudes que ennoblecen y nos cualifican como personas. Además cada vez con más facilidad, y disfrutando.
Convertir la mesa donde comemos en el “mueble de la comunicación”, como señalara Oliveros F. Otero. Organizando acogedoras sobremesas donde nadie quiere marcharse, porque se está muy a gusto y se pasa genial.
En estas conversaciones podemos destacar lo estupendo de vivir unos valores humanos nobles, que hemos puesto de moda en la propia familia. Seducir con la belleza de encarnar esos valores: lo estupendo que es ser comprensivo, sincero, trabajador, responsable, alegre, perseverante, empático, ordenado... Y la importancia de ayudar a los demás, empezando por los hermanos, siguiendo con los amigos… Porque esas acciones encierran en sí gran belleza, y van creando hábitos y virtudes que conforman el carácter y el corazón de cada uno, y se plasman en la conducta.
Saber tener detalles de cariño con las personas que más queremos, ilusionarles con metas nobles, y motivarles con nuestra vida. Te lo cuento en ese post.
Poniendo ejemplos concretos, incluso con cuentos o biografías, con cortes de películas comentados… según las necesidades y edades. Usar la imaginación y creatividad en la familia, ámbito propio de ellas, poniendo el corazón, cuidando los detalles: son "el pulso del amor"... Ahí se hace patente el cariño.
Las buenas relaciones familiares también precisan espacios sin tareas, con calma y silencios para que fluyan conversaciones, donde cada uno es importante, y donde se aprende a pensar, a conocerse, a ver las necesidades de los demás a la luz del cariño.
Para concretar:
a) Cuidar el amor y la amistad en pareja
El interesarnos por los asuntos y gustos de la persona querida es necesario para incrementar la amistad y el cariño en pareja. Saber mirarle a los ojos, y en un momento saber cómo se encuentra: si necesita hablar, una sonrisa, o simplemente está cansado y necesita un aperitivo, o descansar. Escuchar, no sólo con los oídos, sino con el corazón... Saber ser oportuno al comentar algo que preocupa. No "asaltarle" sin mirar antes su corazón.
b) También con nuestros hijos
Tener el “momento de oro” de mirarles a los ojos cuando vienen del colegio, para ver cómo están, qué piensan, preguntar por sus amigos, que nos cuenten lo que les ha pasado… Aunque más tarde tengamos momentos para hablar con cada uno de ellos sobre sus intereses... Y no tanto para "soltar" un discurso…
Pensar que la vida no es una "hamaca" donde tumbarse, sino un trampolín para lanzarse alto, hasta donde podamos llegar. Tenemos una misión que cumplir..., y un tiempo determinado para ello. Y en pareja nos va a ayudar la persona que más nos quiere.
Decir con frecuencia a los hijos que la vida es una aventura maravillosa, ¡¡ánimo, valientes!!
Es preciso hacer hijos fuertes, resilientes, que no se derrumben con el primer contratiempo. Y la mejor forma es con nuestro ejemplo, y brindando oportunidades para que se forjen y entrenen día a día... Que aprendan a no ser quejicas, a luchar por metas valiosas, a pensar en los demás, a alegrarles. A saber retrasar gratificaciones inmediatas...
Sin intentar darles de todo, ni solucionarles los problemas, sino enseñándoles a tomar decisiones, a luchar y superar sus pequeñas dificultades desde muy pequeños. Afrontándolas como retos que los desafíen, con ilusión, esfuerzo y sintiéndose queridos.
Dejo un corte de "Mujercitas", de la novela de Louisa May Alcott, en Columbia Pictures, dirigida por Gilliam Armstrong, porque refleja muy bien el ambiente cálido de hogar, donde las personas son lo más importante, donde se cuidan los detalles, y se las quiere por ellas mismas. Es una película maravillosa, cargada de valores humanos nobles hechos vida...
Las relaciones familiares enriquecen mucho la vida, y es en familia donde se aprende y se enseña a querer, que es lo que nos hace mejores personas, más plenas, y por tanto más felices.
Y así salir a otros ambientes, de trabajo, de amistades, y humanizarlos, integrando todos los aspectos de la vida personal. Esto te lo cuento en: "¿conciliar o integrar?, si quieres ¡puedes!".
Espero que te haya sido útil, que te aporte ideas para hacer un plan de acción concreto en tu familia. Lo puedes compartir con amigos... ¡Gracias!
Dejo enlaces relacionados:
* ¿conciliar, integrar?: "¡si-quieres-puedes!, ¡y logras sinergia!
Mª José Calvo
optimistas educando y amando
@Mariajoseopt
URL del post:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/11/relaciones-familiares.html
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