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viernes, 25 de junio de 2021

¿LA BELLEZA NOS SALVARÁ...?

 


                                 ¿LA BELLEZA NOS SALVARÁ?


Belleza. Todos suspiramos con esa palabra: nos atrae enormemente. Nos interpela. Nuestro corazón la anhela, pues está diseñado para algo grande, hermoso... Pero, ¿cómo descubrirla?, ¿dónde se encuentra?, ¿cómo disfrutar de ella en la vida cotidiana?, ¿cómo no quedar atrapados en lo inmediato, en estímulos efímeros, en lo "útil", en lo rutinario y prosaico?

La belleza, como tantas realidades, es un misterio que nos apela. Una llamada que nos entusiasma la vida y nos impele hacia lo alto. Los grandes filósofos clásicos griegos ya pensaban y estudiaban su atractivo y su relación con la bondad y la verdad, tan estrechamente unidas con el amor. Te lo cuento en el post: "Una estrella polar"





Por ejemplo, Platón ya señalaba que el objetivo de la educación es enseñarnos a amar la belleza. La belleza en todas sus formas.

Asombrarnos ante la belleza, saborearla, ser capaces de agradecer tanto don recibido.

En la naturaleza, que nos envuelve con su encanto y perfección, como la brisa del mar, las hojas de los arboles al viento, el trinar de los pájaros, el colorido y aroma de las plantas y las flores, el "canto" de los riachuelos, las nieves fundiéndose y bajando por las laderas... También en una persona, con su grandeza y maravilla, con su ayuda a otros, en las relaciones de amistad, tan desinteresadas, en la generosidad y lealtad a los demás, en la familia, esa institución natural, ¡única!, donde crece la persona y puede dar lo mejor de sí pensando en los otros... 

Así como la belleza de cultivar el espíritu, las artes..., como la música, la pintura, la literatura, las obras mitológicas de grandes autores clásicos y casi contemporáneos... Me viene a la imaginación la música de Mozart, de Beethoven y su relación con Dios... a la hora de componer música para Él, o Bach, cuya mujer escribe en su biografía que "tocaba para Dios"... Por ejemplo, Beethoven con el himno de la alegría que compuso, y escribe en su testamento: "Dios todopoderoso, miras lo más profundo de mi alma y mi corazón y sabes que está lleno de amor por la humanidad y un deseo de hacer el bien". Cuánta relación hay entre belleza y amor... Por eso dirá que la grandeza es la bondad de corazón.

Y belleza en muchas otras cosas como la maravilla de un trabajo bien hecho, que es una obra de arte que se hace por los demás, o belleza de un detalle de cariño o una sonrisa a quien la necesita, aunque no apetezca. Debemos descubrir la grandeza y belleza de lo pequeño hecho por amor, que nos engrandece y alegra, sin pregonarlo a los cuatro vientos. Si no, pierde su encanto. Te lo cuento en "trabajar es amar".




1. Algunos pasos para concretar


*Admirar la belleza. Asombrarse de esas realidades que nos interpelan y casi nos hacen volar. Serenidad para disfrutar y extasiarse con ellas: sentir esa plenitud que anima y eleva el espíritu. Estamos creados para lo bello. Lo cual precisa calma y aprender a contemplar, ese percibir amante.




Sumergirse en lo bello, en la armonía y encanto de lo que nos rodea. La belleza pone armonía en lo diferente y lo unifica. Disfrutar de la belleza natural de las montañas, su silencio envolvente que hace resonar nuestro interior, el atractivo del oleaje del mar, que siempre es diferente, desconectar de tecnología y redes..., de lo inmediato y "urgente" que nos vive sin vivir, para conectar con uno mismo, con los anhelos íntimos, con los demás. 


Educar la sensibilidad y el buen gusto para descubrir y saborear lo bello. Y no sólo pensando en los hijos, que ya están "predispuestos" si se lo permitimos, sino también en uno mismo.



* Rebuscar en lo clásico la belleza de nuestras raíces. Los clásicos han pasado la criba del tiempo y de lo valioso, de grandes pensadores... Conozcámoslos. Señala Andrea Marcolongo que lo clásico es como unas gafas para ver el mundo, pero no un mundo pasado, sino que está fuera del tiempo. Atemporal. 


Aquí me viene al pensamiento el maravilloso "legendario" de J.R.R. Tolkien, del que te intento hablar en varios post. Desde las palabras, que conoce muy bien, es capaz de levantar todo un mundo posible saturado de atractivo que nos transmite belleza por doquier, historias memorables dignas de pasar a generaciones venideras, alegría y tristeza, lágrimas, y siempre esperanza. "Estel"... el sobrenombre de Aragorn, vinculado con las estrellas. Te animo a profundizar en su obra. Una idea importante en su proceso de crear, o más bien de "subcrear", que denomina él: los Mitos que tejemos reflejan un fragmento de la Luz verdadera. Con sus palabras en Mitopoeia:






* Otra forma es no renunciar a pensar y a usar el cerebro de forma pro-activa, a la imaginación y la creatividad tan propia de una persona. Algo que las pantallas y la tecnología interfieren, si no se pone cuidado. 

El pensamiento se concreta en palabras. Como decía Tolkien, la palabra es la puerta de entrada a la realidad. Las palabras engendran contenido e historias. Pensamiento y lenguaje van muy unidos. Uno se comunica con los demás y transmite lo que piensa, siente, vivencias... mediante palabras engarzadas dotadas de significado propio, que no debemos alterar o desvirtuar, sino usar la apropiadas para cada realidad. También escritas. 


Y la imaginación y creatividad, resultado de un pensamiento y un trabajo esforzado que hace disfrutar y llegar a ese estado de “flow”, tan concentrado, con su silencio y belleza creativa. Con la formación de nuevas sinapsis y neurogénesis que la acompaña. Así, hacer una auténtica “obra de arte”, desde el corazón, en cualquier tipo de trabajo que realicemos. La belleza transmite alegría, conecta con el corazón, y la alegría da esperanza.







2. ¿La Belleza nos salvará...?

El título del post es un interrogante que se hace F. Dostoievski ante algunos pensamientos que se plantea. Y la conclusión es un sí. Un sí con contenido específico, muy relacionado con el amor, esa "estrella polar" que nos guía, que transforma la realidad, y te invito a investigar...

Descubrir y sacar a la luz la belleza que reposa y alberga la realidad. En la belleza sobreabunda tanto regalo que se nos ha dado, gratuitamente, sin merecerlo. Saber acoger, disfrutar, fomentar ese don, y difundirlo. No acostumbrarse a ello o darlo por supuesto.


La belleza es necesaria para vivir con entusiasmo y plenitud, que es la auténtica forma de vivir. Amplía horizontes, expande el alma, nos da su fuerza y atractivo y cala hondo en el espíritu aportando una alegría que sana y reconforta. Y la vía por la que se capta es a través de la afectividad, de la imaginación: una vía directa al corazón, como señalara J. H. Newman.





Belleza también es caminar hacia el amor. Amar rezuma belleza. Por tanto, quizá el interrogante se pudiera plantear también: ¿el amor nos salvará...?


La imaginación tiene mucho que ver con la belleza. Los niños ya poseen capacidad de distinguir lo que es bello de lo que repele. Su inocencia los protege. Y al desarrollarse un poco son capaces de admirar y contemplar mejor esa belleza. Pero, con el paso del tiempo a veces olvidamos ese saber mirar con una mirada "nueva", limpia, diáfana, como ellos. Hay que intentar preservar la mirada de los niños, y la de cada uno, para poder percibir la realidad plena de belleza y colorido, de hermosura, que está ahí, para nosotros, esperando ser apreciada y agradecida.

Decía Newman que la imaginación "alza" la realidad, la levanta, la real-iza para poder contemplarla. Es fuente de conocimiento.

 


Además, como nos anima y transmite Tolkien, la fantasía ayuda a recuperar la belleza inicial del mundo creado. Percibir su belleza arcana, y lo que puede llegar a ser..., relatar historias que nos hagan soñar y vivir de forma más plena, más humana, digna. 





Lo bello nos hace capaces de disfrutar, de amar, de aspirar a nobles ideales. Puesto que hay mucha relación entre la bondad, el amor y la belleza, entre la ética, el arte de vivir acorde al ser humano, y la estética. Todo lo bueno es bello, aunque no siempre lo veamos a primera vista. Hay que aprender a mirar, preservar y educar la mirada. Y al revés: desde la belleza se visualiza mejor la verdad y bondad de las cosas. Las "acerca" y comunica directamente, y nos ilumina el camino. 

Además, la persona posee una gran capacidad de bondad, de tender hacia lo bueno, de amor al fin y al cabo, pues tiene en el corazón anhelos de infinito. Y debemos desarrollar todo eso. Ya lo descubrió Agustín de Hipona, aunque le costó mucho tiempo y sufrimiento, pues su corazón buscaba donde no se hallaba.





De ahí la necesidad de educar la sensibilidad y el buen gusto para mirar, para detectar lo bello, que por otra parte se encuentra en muchísimas realidades. En todo el universo, y en concreto en la persona: ese "pequeño universo", ese microcosmos misterioso, arcano, casi infinito, que es cada una de ellas. Con sus valiosos talentos y singularidad... llamada a vivir más allá del tiempo.


Captar el alma de las cosas sencillas que nos salen al encuentro. La sencillez es un arte que permite ver y disfrutar de lo bello y armonioso. Sin estridencias ni complicaciones retorcidas... Sencillez es belleza.

Y apuntar alto, con optimismo y esperanza. Siempre hay algo que podemos hacer ante cualquier dificultad o reto: contamos con la libertad personal y el propio corazón, iluminado y "caldeado" con lo bello.


Un pensador francés, Gustave Thibon, define armonía como "unidad en la diversidad". Por eso, descubrir la fuerza de atracción de la belleza que nos da energía y encanto, que unifica lo disperso. Y la capacidad de amar, con la belleza inherente que desprende, que nos hace resurgir de cualquier estado. 

Dejo una cita del genial G. K. Chesterton, del que escribo en varios post: "Chesterton y el asombro", "Chesterton y la cara más bella". La ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina...








Continuará...


Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir con amigos copiando la URL de abajo. Gracias. 


Descubrir y disfrutar de la belleza para sembrar belleza a nuestro alrededor... 😉💫💚



                                                      Mª José Calvo
                                           Optimistas Educando y Amando
                                                      @Mariajoseopt




Dejo algunos enlaces relacionados:









Nuestro-mejor-proyecto (de pareja)

Un proyecto familiar                                                              


  

URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2021/06/la-belleza-nos-salvara.html                                                               

martes, 1 de junio de 2021

TRABAJAR DISFRUTANDO



                               TRABAJAR DISFRUTANDO


        
Seguimos con el tema del trabajo. Enfocarlo bien nos será de inestimable ayuda, porque pasamos mucho tiempo trabajando, y es la base para forjar una buena personalidad, con belleza interior. Así, nuestra vida tendrá sentido. 

Podemos pensar: ¿hemos nacido solo para trabajar, o más bien es algo que nos ayuda a ser personas...Y, ¿cuál es nuestra misión personal en este planeta? ¿Para qué estamos aquí?

Y podemos seguir: ¿por qué cada persona tiene unos talentos y cualidades especiales y distintos?, ¿y, esa creatividad propia de ella...? ¿Y la necesidad que tenemos de los demás, de compartir vivencias, de sentirnos valorados y queridos?


Tener espacios de intimidad y reflexión, y una visión amplia, siempre ayuda a pensar en nuestra vida y revisar metas y prioridades. Buscar un sentido hondo, y realinear la trayectoria cuando necesitemos, pues las turbulencias de la vida muchas veces nos pueden sacar de la ruta. Hay que tener el punto mira bien claro para no acabar perdidos o a la deriva...



Nos ayudará centramos en su esencia: en el porqué y para qué de ese trabajo. Porque, la persona necesita trabajar para vivir de acuerdo a su dignidad, debido a su grandeza y capacidades. Y también necesita relacionarse con los demás.

Vimos en un post anterior, que enlazo abajo, que el trabajo es necesario para el desarrollo personal. Además, permite cuidar de la familia, aportar algo singular a los demás, y mejorar personalmente adquiriendo cualidades y virtudes humanas. 


Pero, ¿por qué hago yo mi trabajo? Por el propio ego que nos "persigue", o pensando en los demás: en la propia familia, en los seres queridos..., en alegrar o ayudar a alguien con lo que hacemos o creamos. Eso nos aportará más o menos sentido... dependiendo de dónde pongamos las miras.






Un gran "sabio" decía que el trabajo "nace del amor, manifiesta el amor, y se ordena al amor..." Quizá por ahí esté el camino que nos lleve a una realización plena personal, pensando en los demás. Somos seres relacionales, y en ello encontramos nuestra plenitud personal, y por tanto la felicidad. Es su consecuencia.





Cuánta belleza y detalles encontramos en los trabajos bien hechos, con imaginación e iniciativa, poniendo lo mejor de esa persona. Disfrutando. Por ejemplo los del gran creativo Antonio Gaudí..., y otros muchos artistas como Miguel Ángel, Aristóteles, Beethoven y su innovación musical, L. Pasteur, Ramón y Cajal, padre de la neurología... que con su sabiduría dejan huella y hacen un trabajo cuasi eterno.

El fin de la vida no es "hacer miles de cosas". Sería una vida muy chata, sin miras ni horizontes altos. Sino hacer lo que tengamos que hacer poniendo una "chispa" de cariño, cuidando los detalles de atención, pensando en los demás, logrando relaciones verdaderamente humanas que construyen y alegran.





Tener una visión más trascendente siempre ayuda, y nos da relieve, proporción y sentido. Ya lo decía el doctor V. Frankl... No nos quedaremos "pegados" al suelo, sino que elevaremos la mirada. Veremos la belleza que resplandece en el trabajo bien hecho y bien enfocado; la grandeza de lo pequeño hecho por amor. Y quizá nos encontremos algún "arcoíris".





Por eso, trabajar es amar. Como señala un gran humanista, Tomás Melendo, es buscar bienes reales para los demás. Muy en especial para la propia familia, por quienes hacemos todo ese esfuerzo cada mañana. Y quienes nos llenan la vida de afecto y cariño. Es una forma de "devolver" ese cariño.



Muchas veces supone un deber y un sacrificio, que se vuelve más gustoso al pensar en motivos valiosos... Y una responsabilidad que nos curte y "forja" como personas. Aporta y desarrolla talento, cualidades y virtudes humanas. Trabajar con atención y concentración es importante para hacerlo del mejor modo.






Por tanto, es necesario trabajar bien, con perfección: es como la primera premisa. Sobre todo teniendo esa mira elevada... Porque, todas las acciones repercuten en los demás, y van dejando un huella en quienes tenemos cerca. También en los destinatarios de ese trabajo. 


La calidad de un trabajo no depende del tipo de trabajo, es decir, si es algo manual o intelectual..., sencillo o complicado, sino de cómo se haga, de los detalles de finura y cariño que se pongan en él. Que sea algo artístico, no una chapuza, aunque consista en limpiar unos cristales, arreglar desperfectos, o, atender en una pastelería.





Hacerlo con rectitud y nobleza, poniendo creatividad, tan propia de la persona, con el esfuerzo de dejarlo bonito y bien acabado. Poner ilusión en sorprender con su belleza. Y disfrutar con ello. 




Un trabajo con estas características es más que trabajo. Si se hace por amor a los otros tiene ecos de eternidad. Además, ayuda a adquirir muchas cualidades y virtudes personales, como la fortaleza, el optimismo, el orden y la organización, la afectividad, si ponemos el corazón en él, la nobleza, la generosidad y la empatía... y un largo etc.


Así, ese trabajo ya no será un trabajo-sin-más, sino una "obra de arte" que nos trasciende, que deja una huella en quienes lo reciben. Y quizá les haga un bien, o les ayude a enfocar y disfrutar su vida. A no quedarse mirando hacia abajo, sino al horizonte, viendo estrellas maravillosas que dan un sentido profundo y luminoso... 




El trabajo está muy relacionado con el amor. Por ese motivo, si se hace bien, posee gran capacidad de mejorar a la persona que lo realiza: supone un plasmar lo mejor de cada uno en él, pensando en los demás. Y al contrario...




Además, un trabajo bien hecho es el "incógnito" del amor, como señala Nicolás Grimaldi. Crea bienes reales para otras personas, de forma discreta, casi desapercibida.





Sin embargo, es preciso poner el trabajo en su justo enfoque para que no nos "engulla" la vida, ni nos llene de agobios, tensión y estres, que acaban pasando factura. Porque, los problemas psicológicos de tensión en el trabajo se acaban somatizando, y lesionan. Te lo cuento en el post "el preciso valor del trabajo."


De ahí la necesidad de aprender a priorizar, para concederle el tiempo necesario, pero, dando importancia al tiempo en familia: el motivo por el que se trabaja... No olvidar lo esencial nos ayuda a organizar bien la vida, planificar las cosas, y ser más felices. Porque, como apunta Torelló, el trabajo, cuando no busca el bien de los demás, y se convierte en ídolo, despoja de las mejores cualidades y destruye la alegría de vivir.

          




La persona se "hace" y "rehace" en la familia: es donde aprende a querer y a ser querida, a mostrar interés por los sentimientos de los demás, a trabajar en equipo, a ser comprensiva, empática, optimista, generosa, organizada, delicada… etc. La "escuela" emocional y de virtudes de la familia.




Por eso, valorar en mucho la familia, y el trabajo del hogar, tan relevante, pero a veces poco valorado o desprestigiado, para priorizar tareas y hacer que todos se sientan muy queridos. Así podrán desarrollarse biendescubrir su misión personal, y dar lo mejor de sí pensando en los demás. Y luego ayudar a las familias amigas. 

Todo lo que se consigue en este ámbito familiar influirá en las relaciones sociales y de amistad, y en los ambientes que frecuentemos. Se expande como las ondas en un estanque. Y se logra sinergia. Te lo contaba en el post sobre "conciliar"... ¡Merece la pena!





                                                         
Resumiendo, trabajar bien, con atención y concentración en lo que estamos haciendo, sea lo que sea, nos ayuda a crecer y desarrollarnos como personas. Si ponemos una chispa de cariño, todo crece como la espuma...


Espero que te haya gustado, que comentes y lo compartas con amigos. ¡Muchas gracias!



                                                                      Mª José Calvo
                                                                      @Mariajoseopt  
                                                           Optimistas Educando y Amando



Dejo enlaces relacionados:



 * ¿Conciliar, o integrar...?: "si-quieres-¡puedes!", y logras sinergia


                                                                                                                         


                                                          

URL del post: 
https://optimistaseducando.blogspot.com/2021/06/trabajar-es-amar.html