¿NIÑOS EN EL MUNDO DIGITAL?
Este post lo escribo partiendo de unas entradas sobre desarrollo cerebral y tecnología, porque me parece esencial percatarnos de este tema teniendo bastante conocimiento de la biología y fisiología, y la maduración cerebral.
Usar pantallas en niños pequeños no es intrascendente ni banal... Se puede alterar el proceso de formación y maduración cerebral, y por tanto el pensamiento y aprendizaje a todos los niveles.
La tecnología es un medio para la vida, pero hemos tenido la ventaja de educarnos en un mundo analógico y así poder descubrir sus posibilidades, limitaciones y peligros.
Nuestros hijos son "nativos digitales”, y si no los orientamos en el mundo virtual, ellos no podrán hacerlo. Por eso hace falta guiar su madurez, también en la tecnología.
Hace tiempo leí un artículo del doctor Manfred Spitzer, científico y neuropsiquiatra, que me gustó especialmente, pues tiene mucho sentido y hace reflexionar sobre el uso de estos medios. Habla de la importancia del aprendizaje de cada persona, de la figura de los padres y del maestro para estructurar su conocimiento, de la capacidad del pensamiento... etc. Y del retraso de la maduración y del aprendizaje que pueden producir las pantallas. Por eso, es preciso usarlas de un modo adecuado, cuidando sobre todo a los niños pequeños, y también preadolescentes y adolescentes, en los que su cerebro está en formación.
Siempre es bueno permitir la curiosidad y el asombro, el entusiasmo por lo que les gusta, el silencio interior, cultivar la imaginación y la creatividad tan propia de la persona, no darles todo solucionado... Así es como aprenden las cosas desde pequeños.
La educación de una persona siempre será de tipo analógico. Hace falta aprender en familia lo importante de la vida, interactuar con las personas, mirar a los ojos, atender a los sentimientos, sentirse querido, saber sorprender, imaginar, ayudar... etc. La afectividad es un refuerzo de las capacidades, y vital en ese aprender a amar a los que tenemos cerca.
Poner inteligencia emocional en las relaciones humanas. Y de esta forma, con cariño, y atendiendo a los intereses del niño, se puede enseñar algunas cosas más, cuando su cerebro está preparado y algo estructurado. Por ejemplo, a hacer tareas de la casa, encargos que les gustan, leer y escribir, tomar notas y hacer esquemas, trabajar en clase con el profesor, estudiar... Los niños aprenden con experiencias sensibles, sensoriomotoras, y con las relaciones personales llenas de afecto. Las emociones tiene mucho que ver con el aprendizaje, en especial el cariño de la familia.
1- ¿INTRODUCIR AL NIÑO EN EL MUNDO DIGITAL?
Las "pantallas" están diseñadas para atrapar la atención y enganchar sin apenas darnos cuenta. Hay una industria detrás de ello, y se ha invertido mucho estudiando el cómo. Por ejemplo, la necesidad que todos tenemos de sentirnos aceptados y valorados.
El cerebro de los hijos es muy sensible a todos los estímulos, pues no está desarrollado ni madurado. Muchas veces las pantallas dificultan el buen desarrollo, y lo pueden retrasar o alterar... Y ¡nunca! en los más pequeños: cuanto más tarde mejor.
Además, ese tiempo no lo dedican a vivencias y aprendizaje en el mundo real, en el que se da precisamente el primer aprendizaje experiencial y más básico, y la relación con los demás, fuente de formación personal y afectividad: un componente eminentemente humano. En ellas el cerebro está a gusto, y secreta las sustancias neuroplásticas que lo revitalizan.
* Investigación y estudios
Se ha visto en un estudio con un número importante de niños, avalado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, que el cerebro en edades tempranas es diferente cuando pasan tiempo frente a pantallas. Aumentan las zonas que procesan estímulos visuales, pero, disminuye la capacidad lógica y del lenguaje, de veras importante para todo, porque el uso de esa tecnología impide que se desarrolle adecuadamente.
Se pierden el contacto humano, enriquecedor de por sí, donde se aprende a interactuar, a captar sentimientos y sentirse a gusto, incluso necesario para la formación de propia personalidad y la identidad. Y para una sana autoestima.
Señala un neurocientífico, Michel Desmurget, que se ha observado que el tiempo que se pasa ante una pantalla por motivos recreativos retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro, dentro de diversas redes cognitivas relacionadas con el lenguaje y la atención. Por eso, apunta este autor, los nativos digitales son los primeros niños con un coeficiente intelectual por debajo de sus padres. Algo realmente preocupante...
Las capacidades humanas, tan propias de las personas, como la sonrisa, la comprensión, unas palabras de aliento, la creatividad y la imaginación, la memoria tan relacionada, el propio pensamiento, las relaciones personales y la amistad, ¡los sueños...!, con el uso prolongado de pantallas se van perdiendo.
La Academia de Pediatría hizo hace mucho unas recomendaciones sobre este punto, dirigidas a los gobiernos, colegios... etc. Y se supone que los padres debemos ser mucho más cautos en ello por precaución. Hace falta repensarlo con calma, y ante la duda ser muy prudentes.
Por ejemplo, aconseja no usar tabletas nunca al menos en niños menores de dos años. Tampoco televisión. Posteriormente lo ha ampliado más, con algunas actividades específicas, pero recomienda atrasarlo lo más posible.
Esto es debido, según la American Academy of Pediatrics, healthychildren.org, a que el cerebro del bebé tarda al menos 18 meses en desarrollarse para comprender que los símbolos de la pantalla tienen un equivalente en el mundo real. Si se usan antes interfieren en el desarrollo del idioma, en la lectura y en la memoria a corto plazo. También se relaciona con problemas del sueño y atención.
Así mismo hay estudios que indican riesgo en el desarrollo del pensamiento, la imaginación, la integración de emociones y su desarrollo psicomotor.
Lo que los niños pequeños más necesitan para aprender es la interacción con las personas que lo rodean. Necesitan tocar, experimentar, ver los rostros y oír las voces de quienes más quieren, dice el Dr. David L. Hill. Y entusiasmarse con lo que hacen en sus juegos y tareas de la casa...
Por tanto, el retraso de la maduración anatómica y funcional del cerebro, relacionado con el lenguaje y la atención es preocupante.
La asociación española de Pediatría apunta que hay problemas de sueño, de desarrollo... Y creen que los niños no deberían ver ninguna pantalla digital.
Estas alteraciones tienen evidencias científicas, además los cambios cerebrales no sólo suceden funcionalmente, sino estructuralmente. Hay que proteger a los niños.
Más tarde, si se usan pantallas, con algunas condiciones respecto al tiempo, respetando la vida familiar, las comidas, y cuidando el sueño. Es preocupante el tiempo que están delante de alguna pantalla. Por eso es vital el pensamiento y el control de los padres. Y ser coherentes dando ejemplo.
Está comprobado que las pantallas dificultan la interacción social, el saber mirar a los ojos y comprender, la empatía, el lenguaje gestual, el manejarse bien con los demás... etc. Esto ya se está notando en adolescentes, que les resulta más fácil interactuar en lo digital que en relaciones personales, donde se "cuece" de veras la felicidad...
Algún dato más...
Los pediatras apuntan que hay problemas de sueño, de desarrollo... Hasta los 6 años es importante dar prioridad al movimiento y al juego real, sin pantallas. Siempre son los padres los que debemos guiarles y estar con ellos para hablarles o explicarles lo que necesiten... Cuidando tiempos para que puedan jugar al aire libre, en la naturaleza, estudiar, tener aficiones variadas, dieta saludable, y descansar lo suficiente. El sueño reparador es vital.
Por lo tanto, es necesario saber que ante la sobrecarga de estímulos, la capacidad de atención y concentración, relacionadas con la corteza prefrontal, lo más específico del ser humano, se debilitan. Uno no es capaz de centrarse en un tema, o incluso es más difícil reflexionar y plantearse metas valiosas, planear tiempos, actividades y retos, haciendo que lo importante que uno piensa o quiere, suceda, como señalara Stephen Covey. Para los mayores de seis años también necesario un tiempo de ejercicio físico, de lectura y pensamiento con calma, estudio, y un cuidado del sueño, y las pantallas lo alteran. Por eso, cada familia debe usar el sentido común, estando muy atentos para respetar sus ritmos y etapas de crecimiento, su desarrollo cerebral, y ese sueño, en el que se asientan los aprendizajes y vivencias y se recuperan funciones físicas y mentales. Y siempre dar prioridad a las experiencias vividas y las relaciones con otras personas.
Tener un proyecto educativo con cada hijo respecto a la adquisición de unos hábitos y un conocimiento, un atender a los sentimientos... También debemos pensar cómo y cuándo presentarle el mundo virtual, atendiendo al buen desarrollo cerebral, y guiarle y enseñarle a manejarse. Ayudarle a ser crítico con lo que se ve, se oye..., para lo cual se necesita formación, antes de.
Como se deduce, todas estas capacidades requieren una madurez notable que no tienen los niños, también en su estrato cerebral, y además una formación.
Los pediatras alertan por la frecuencia de “calmar” a los niños con pantallas. Y no es bueno, puesto que interfiere con el buen desarrollo cerebral, se habitúan, y cada vez requieren mayores estímulos, porque lo sensorial sigue la ley de tolerancia y rendimientos decrecientes. Por este motivo pueden crear conductas adictivas..., muy relacionadas con la recompensa que producen y el efecto dopamina. Alterando el sistema de recompensa cerebral. Te lo cuento en el post "pantallas y dependencia", y en "adolescentes y pantallas II".
2- CÓMO FUNCIONA EL CEREBRO
El cerebro no es como un ordenador, con una capacidad de almacenamiento concreta. No se trata de llenarlo de datos sin más… Funciona de dentro afuera, como todo lo vivo. Aprende partiendo de los datos percibidos, del pensamiento, imaginación..., memoria, y estableciendo conexiones, circuitos y redes neuronales, relacionando las experiencias en distintas zonas cerebrales, sensoriales, visuales, del lenguaje, motoras, de asociación.... etc., en base a lo ya asimilado. Y tienen mucho que ver los afectos, las buenas relaciones personales, el sentirse a gusto y querido, y el disfrutar por aprender. Así se secretan las sustancias neuroplásticas que lo revitalizan, potenciándose el aprendizaje.
Por eso, cuanto más se sabe, mejor se aprenden cosas nuevas, porque se tiene dónde asentarlo y relacionarlo.
El cerebro no es un almacén de datos, sino que los procesa, y se basa en la conexión de redes neuronales que relacionan la información que manejan. Por eso, ser inteligente es saber relacionar distintas cosas en el pensamiento. También hay distintos modos de usar la inteligencia, y de talentos, aunque el cerebro siempre funciona como "un todo”.
Pero hace falta tener una base experiencial vivida para aprender y construir el propio conocimiento. Y los niños necesitan una persona que vaya guiando y estructurando su aprendizaje. Primero son los padres, luego los maestros y profesores, ayudados de los padres: un trabajo en equipo. Y dejarle libertad desde pequeño para que vaya explorando lo que más le atrae y adquiriendo las variadas habilidades y funciones, cada vez más complejas.
Además, el cerebro no sólo maneja datos percibidos de la realidad, sino imágenes, recuerdos, pensamientos, sentimientos y emociones. Toda la realidad está inmersa en sentimientos y la conocemos a través de nuestra afectividad. Y todo ello surge en el mundo real: en el trato personal, sobre todo en familia, primera y auténtica "escuela emocional" y de valores humanos. No olvidemos lo esencial en la educación de nuestros hijos.
3- ASÍ APRENDEN LOS NIÑOS...
Un niño aprende cuando lo nuevo lo interioriza sobre lo que ya sabe, cuando lo relaciona con ello y establece un vínculo afectivo. Si no, no puede aprender. Los padres y el profesor van dando estructuras sobre las cuales construir cosas nuevas. Todo ello es posible gracias a la gran plasticidad neuronal.
Las emociones, el disfrute en los juegos con otros niños, con ese estado de "flow" tan genial, estimulan el aprendizaje disfrutando.
Cuando su mente esté un mínimo estructurada, y esto requiere muchos años, se podría introducir en el mundo digital, con algunas premisas. Antes, lo que puede hacer es retrasar el desarrollo y la maduración. Impedirle aprender de las percepciones y experiencias vividas, que forman una base y son vitales para construir las primeras estructuras neuronales, que le servirán durante toda su vida.
Además, no todo vale ni es saludable en la red... Para recibir información, procesarla y valorarla y luego gestionarla es preciso tener formación. Hay que saber ser críticos y filtrar. Por eso, los hijos estarán “desarmados” si no les formamos previamente. Y eso también conlleva madurez y tiempo.
Inger Enkvist, experta sueca en educación, ya lo afirmaba hace muchos años antes del boom de la tecnología. Las habilidades digitales son más bien un tipo de aprendizaje profesional que se puede adquirir o perfeccionar en cualquier momento de la vida, pero, cuando la persona está formada y ha madurado su cerebro, y no ayuda al desarrollo intelectual, ni a la capacidad de pensamiento del niño o adolescente, como algunos creían...
Ella sostiene que una buena formación precisa una educación sistemática y estructurada, sobre todo en los primeros años, y el esfuerzo por aprender. Es necesario guiar ese aprendizaje, así ir logrando un conocimiento básico sobre el cual ir construyendo y desarrollando habilidades y creatividad personal.
Debemos proteger a los más pequeños y ser coherentes con nuestro ejemplo… Bloquear tiempos familiares, guardar dispositivos, hacer un parking de móviles, disfrutar, jugar, pasarlo bien juntos, que además es lo que los hará más felices y dejará una huella de gratos recuerdos en los corazones.
Es de gran relevancia que los hijos no nos vean mirando el móvil a todas horas, pues creerán que es algo más importante que ellos... Y se sentirán desplazados y poco atendidos. Pongamos todo el corazón en las relaciones familiares. Valoremos ese tesoro, hagámosles sentirse queridos.
Mª José Calvo optimistaseducando.blogspot.com.es
@Mariajoseopt
Optimistas Educando y Amando
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