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martes, 14 de febrero de 2017

San Valentín...



                                   
                             ¿CÓMO ES TU AMOR...?, ¿EN QUÉ FASE ESTÁ?




       Querer a alguien tiene como dos fases. Primero aparece el enamoramiento, en el que vemos toda esa riqueza del otro, esos puntos luminosos que nos encandilan..., y queremos compartir toda la vida con él, con ella. Todo se vuelve entusiasmante...






         Luego sucede la fase de maduración del amor, en la que hay que hacer real ese destello que tenemos al enamorarnos, que nos permite ver lo que podemos conseguir, si realmente lo trabajamos día a día. Con sentimientos favorable so sin ellos...






        En un amor maduro no solo hay sentimientos, sino que es preciso poner cabeza en ello, y voluntad para “querer” querer al otro con hechos concretos, con detalles. No basta con estar flotando en sentimientos favorables mientras duren… Hay que trabajar el amor, para que pueda perdurar en el tiempo.




       Es preciso hacer real ese amor. Saber compartir algo valioso, saber agradar, ser amables, luchar por conseguir nuestro mejor "yo", pulir el carácter, pensar en el otro, ver con sus ojos, pensar qué detalles concretos vamos a tener, saber poner paz en momentos tensos, saber perdonar, porque lo importante es la unidad de los dos, ¡hacer equipo!...




        Es como desplazar el centro de atracción del yo al tú... Pensar primero en la persona amada, ver qué necesita..., y no tanto en nuestro yo, porque eso empequeñece el amor.




        Por eso, un gran pensador y humanista, Tomás Melendo, señala que "querer a una persona es facilitar que ame", porque al final, solo se es feliz en la medida en que amamos, y nos dejamos amar de la forma en que el otro nos ama...

          El día de la Boda, nos unimos a la persona querida, para vivir "en-amor-dados". Es decir, para descubrir y suscitar lo mejor de la otra persona, a la que queremos querer con un amor auténtico. Y ese provocar lo mejor de ella solo se consigue a la luz del cariño que le tenemos. De esa forma ayudarle a lograr su plenitud.

     

      Podemos pensar un plan especial para disfrutar con la persona querida, y luego, intentar que todos los días sean especiales: hacer de lo cotidiano algo extraordinario, porque ponemos detalles concretos cada día para reavivar ese amor.



Dejo un vídeo que me ha gustado de #soyamante. Para llegar lejos, hay que ir despacio..., para que el amor pueda madurar.



                                           



Dejo enlaces relacionados:

Dar frescura al amor




                                                       Mª José Calvo
                                                          optimistas educando y amando
                                                      @Mariajoseopt






URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2017/02/san-valentin.html


viernes, 10 de febrero de 2017

EL AMOR NO TIENE SOMBRAS




         EL AMOR NO TIENE “SOMBRAS”… SI TIENE SOMBRAS, NO ES AMOR



          
Refloto un post que escribí a propósito de algunas sombras..., con algunas ideas clave. 


          
Leía en un tuit: “La sexualidad es tan bella que no se merece nada menos que estar protegida por el amor.” Me pareció muy acertado, porque la sexualidad es un bello misterio donde el amor personaliza.

             
Es algo tan grande, tan bello, tan bueno, que solo cobra su sentido en el marco apropiado: el amor mutuo entre dos personas que se quieren de veras.




            
Y, ¿qué es el amor...? 

          
Amar es “ser especial” para el otro y viceversa. Es descubrir la singularidad de la persona amada. Es confiar, y saber que hay mucho bueno y bello en él, o ella, que lucha por salir. Y es darle la oportunidad de que lo exprese, ¡permitírselo!, ayudarle a lograrlo.

            
Es hacerle descubrir que es muy valorado y único, digno de atención. Hacerle ver su valor incalculable y su belleza, y el sentido de su existencia. Y también es manifestar al otro la alegría de estar a su lado, de apoyarle, de ayudarle a conseguir su mejor versión, lo que está llamado a ser.




          
Amar es desear el bien del otro, como dijera Aristóteles, alegrarse de su felicidad. Es “tener hambre juntos, no devorarse el uno al otro”...




         
El amor es una relación entre dos personas de igual dignidad. Un diálogo entre el dar y el recibir entre dos que se quieren. Una corriente de ida y vuelta, un acoger y un ser acogidos por el ser querido.

          
Y la base de la relación es el respeto y el cariño. Porque le consideramos muy valioso, una persona concreta y singularísima, ¡digna de ser querida!


             
Por eso, cada uno ama y es feliz en la medida en que se preocupa del otro, de hacerlo feliz, y por tanto, de procurar su realización como persona concreta, su mejor versión. No se trata de someterlo, sino de reafirmarlo en su persona. Y solo queriéndolo tal cual es, y sintiéndose muy querido, podremos ayudarle a lograr lo mejor de él, de ella.




           
Un inciso. El universo se rige por unas leyes naturales, que las seguimos sin apenas darnos cuenta, porque están impresas en nuestra naturaleza. Son saludables, buenas, ecológicas, y nos hacen felices. 

             
Pero el hombre es libre, a veces, en vez de orientarse por ellas y caminar hacia una meta valiosa y digna, que en eso consiste la libertad, se aparta de su naturaleza, la “rompe”, y se encamina hacia algo sin sentido… que le atrapa, y le produce un estado de vacío y tristeza, de infelicidad. A veces incluso sin ser demasiado consciente... Todo lo que se hace en contra de la naturaleza pasa factura.


             
Y, ¿qué decir de la sexualidad? Para que una relación sea sana, la unión debe realizarse en todas sus dimensiones: afectiva, emocional, corporal, intelectual y espiritual. Afecta a toda la persona, y llega hasta las "profundidades" de cada uno. No se puede banalizar. Hace falta muchas horas de "sofá", de conversar y comprender, de conectar con esa persona..., para entregar la intimidad.


             
En esos momentos es importante el cariño y la ternura, para que el otro se sienta de veras querido. Cuando permitimos que el otro sea lo primero, somos más felices: es la prueba de que queremos de verdad.


                
Y el placer es uno de los elementos de la experiencia sexual, pero no es el centro. Si dejamos que lo sea, se convierte en una trampa. La sexualidad, cuando se la reduce a placer de receptor epidérmico, periférico, de “gustirrinín”, pierde su sentido. Y no nos hace felices.


             
Vacía de sentido al acto más importante y creativo de unión entre dos personas que se quieren. ¡A lo más entrañable! Y, al perder su significado nos quita parte del sentido de la vida. Uno acaba obsesionado, desilusionado, aburrido… y no es felices. Deja un regusto amargo.





               
Aquí debería terminar el post, pero en vistas de algunas “sombras” que hay por el ambiente, quería comentar alguna idea. Cuando no se da primacía al amor, y se piensa en la sexualidad a secas, se la saca de su marco apropiado, y entonces nos podemos rebajar y “animalizar” un poco… Dejo un vídeo bonito de soyamante.org. ¡Gracias!




                
Y el dolor, ¿cómo enfocarlo? Porque el amor, a veces conlleva dolor, pero es un dolor “sano” que me viene dado. Y ante él, primero hay que poner todos los medios humanos para tratarlo, para que desaparezca. Si no lo podemos erradicar, lo mejor es sobrellevarlo entre los dos, compartirlo juntos. De esa manera nos puede unir más.

                 
Pero nunca es sano buscar el dolor por el dolor, y mucho menos hacer de la belleza de la sexualidad, un problema, o algo patológico. Así se prescinde del amor y de la dignidad de cada persona.



             

 Dejo enlaces relacionados: 


Nuestro-mejor-proyecto (amor de pareja)













                                                                                Mª José Calvo

                                                                     optimistas educando y amando



URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2017/02/el-amor-no-tiene-sombras-y-si-tiene.html