Lograr armonía familiar

TEMAS para el buscador

  • OPTIMISMO
  • FAMILIA
  • SENTIDO DE LA VIDA
  • AMISTAD
  • VALORES
  • LIDERAZGO
  • EDUCACIÓN
  • NEUROEDUCACIÓN
  • CRECIMIENTO PERSONAL
  • EDUCAR POR EDADES
  • MARCOS DEL DESARROLLO INFANTIL
  • PREADOLESCENTES
  • ADOLESCENTES
  • EDUCAR EL CORAZÓN
  • MUJER
  • AMOR EN PAREJA
  • EL PERDÓN
  • EL DOLOR
  • TECNOLOGÍA
  • PELÍCULAS

viernes, 4 de abril de 2014

LA VOLUNTAD, el mapa, la brújula, y una cuerda...

                                                 
                              
                                               LA VOLUNTAD I/II



       
Educar es sacar a la luz toda la belleza y potencialidad que cada persona encierra en su interior. Atraer con la belleza de unos valores humanos nobles hechos vida... Es decir, educar la libertad: que sean capaces de retos valiosos.

        



            
Por otro lado, en la formación de una persona es preciso abordar todas sus facultades: la inteligencia, para que pueda pensar con claridad, la voluntad para acometer lo que se proponga, orientado con ese pensamiento, y la afectividad para aprender a querer y disfrutar de la vida. 

          
Una buena educación conlleva iluminar la inteligencia con lo verdadero y auténtico, fortalecer la voluntad con pequeños entrenamientos en objetivos valiosos, alcanzables, y cuidar los sentimientos, acrisolarlos fomentando los mejores, los más nobles, y cortando los menos saludables. Como señalara Platón, seducir con la belleza, descubrir belleza, en un ambiente de confianza y libertad como es la familia. Donde se aprende a querer, con voluntad libre y afectos.



             
Así, se irá forjando el carácter, en base al temperamento heredado y a las características específicas y singulares de cada uno, las cualidades personales y puntos fuertes concretos.







            
La educación de la voluntad, que es lo que va a posibilitar que nuestros hijos “quieran” hacer lo que se proponen y sean capaces de acometer retos. Así les resultará más fácil el esfuerzo, porque están motivados y habituados a ello. También con razones que les ayuden a subir esas metas, ¡poniendo el corazón! Porque, al fin y al cabo, tener voluntad es ser capaz de posponer cosas inmediatas por un bien a más largo plazo.


        
La voluntad hay que entrenarla en pequeñas cosas. Nos permite perseverar en lo que nos proponemos, porque, con comenzar no basta: hace falta llegar hasta el final. Y para esto también nos ayuda la ilusión y la motivación, que actúan en sinergia con ella. También está muy relacionada con la resiliencia para acometer las dificultades sin quebrarnos al primer intento.



         
Voluntad es la capacidad de decisión de una persona, concretada en actos libres, para conducirse a sí misma. Y se traduce en hábitos y virtudes que faciliten el obrar bien. Actuar con unos fines, ser proactivos, apuntar a metas valiosas que nos engrandezcan como personas, y superar las dificultades cuando las haya. 


          
* Para ello tener claro qué objetivos queremos alcanzar. Personales, en pareja..., y también con cada hijo. Hablarlo entre los dos, y si es con un papel mejor. Incluso haciendo un "plan de acción" para cada objetivo, sin agobios, priorizando lo importante... Todo ello irá formando un proyecto personal para cada uno, dirigido hacia una meta que hayamos fijado, según las cualidades singulares, gustos, preferencias, fortalezas, periodos más sensibles, etapas del desarrollo... etc.







          
* También aprender a superar las dificultades que nos encontremos en el camino, porque todo logro supone un esfuerzo. Tenemos que enseñarles que las cosas valiosas no salen solas, más bien hay que intentarlo con esfuerzo muchas veces. La voluntad se entrena con metas concretas que merezcan la pena, y espíritu deportivo. Con entusiasmo e ilusión, con optimismo, también de óptimos. Fortalecer la voluntad, esas sinapsis cerebrales sobre todo en la corteza frontal.




            
Podemos repensar una anécdota de Tomás Edison. Hizo muchos descubrimientos en su época; tenía una mente creativa y trabajaba duro, pero el descubrir la bombilla incandescente le supuso un esfuerzo prolongado: estuvo más de dos años investigando, con diferentes tipos de fibras... etc., y ninguna daba resultado. Pero él no se quejaba; sólo dijo que "no había fracasado". "Sólo he descubierto 999 formas de cómo no se debe hacer una bombilla."


           
Tenía que descubrir la que sí daría resultado. Es un ejemplo de esfuerzo tenaz y constante, sin desanimarse, a pesar de las dificultades. Supo estar motivado y perseveró con empeño y optimismo hasta lograr lo que se proponía. Con perseverancia y resiliencia.








           
*Educar la voluntad se traduce en conseguir buenos hábitos desde pequeños, que luego se transformen en virtudes, al hacerlo con libertad, poniendo cariño en los detalles.

          
Desde el nacimiento ya podemos trabajar muchos hábitos, como el orden en su vida (y la nuestra). Sin olvidar los hábitos básicos antropológicos de sueño, comidas, paseos, higiene... En esto hay que ser muy constantes, pero el resultado es muy positivo... Es lo que aporta seguridad: el tener unos horarios establecidos, saber organizarse, y luego el niño lo irá incorporando a sus cosas, a su persona, a su pensamiento… Tiene muchas ventajas ser ordenado y saber priorizar. 

Otros, por ejemplo, el habla y el lenguaje, de 0 a 6 años, el movimiento, la sensibilidad fina hasta los 4-5 años, el control de esfínteres a los 2-3 años, la socialización de 1 a 6 años, el conocimiento de la naturaleza, la sinceridad, hasta los 9 años, la generosidad, el hacer sus tareas y el hábito de estudio, el colaborar con los encargos de la casa… De esa forma van adquiriendo habilidades, autonomía, y pequeñas responsabilidades. (enlace desarrollo de hábitos) También la fortaleza, la amistad..., la responsabilidad, el esfuerzo... hasta la preadolescencia. Por eso es bueno trabajar esos hábitos en estas edades tan provechosas.

       




           
Para ello se pueden hacer diversos planes de acción, atractivos, con dibujos animantes, para que se ilusionen en lograr cada pequeño objetivo... 



            
Cuando ya aprenden a razonar más, en torno a los 6-7 años, al hacerlo de forma libre, es decir, porque “quieren”, por amor, esos hábitos se convierten en virtudes. Esto facilita mucho el actuar de cada persona, puesto que al tener el hábito, esa acción se hace de forma automática, y con una perfección mayor. También con más agrado y disfrutando de ello: es como tener el “piloto automático”.



            
Para desarrollar buenos hábitos necesitamos la autoridad-servicio de los padres, que es un servicio en el crecimiento de los hijos para guiar su creciente autonomía. Siempre explicando los motivos, según la edad. Y se complementa con una obediencia inteligente: nosotros tenemos la responsabilidad de su educación, y ellos obedecen porque se sienten queridos. Así asimilan ideas, conocen lo que está bien o mal, y aprenden a usar su libertad… Y lo hacen por el cariño que les tenemos: ellos aprenden todo de quienes les quieren.




   
 TRES CLAVES PARA ENTRENAR LA VOLUNTAD








          
1- "Un mapa del camino": mediante la autoridad ponemos unas normas razonables y justas a nuestros hijos, para señalar el camino por donde pueden ir. No muchas, pero si importantes y claras. Es como un mapa que les ayudará a distinguir lo que está bien o mal, a descubrir causas nobles, a no dejarse llevar del capricho...

              
De esta forma, no estarán acostumbrados a hacer lo que les “apetece”, sino lo que deben hacer en cada momento. Y aprenderán a acometer lo que se proponen, a afrontar las contrariedades, a asumir la derrota o las frustraciones que les puedan surgir. 

               
Así empiezan a tener autocontrol personal, cosa importante para la vida, y en especial para la etapa de la adolescencia: no ser niños-blandiblug, que se los lleva el viento a la primera dificultad... Llevar el timón de su vida. Te lo cuento en el post "Autogobierno personal".




               
2- "Una brújula" (Las raíces de la educación y la brújula") que nos oriente en el camino: ese "trinomio" Belleza-Bien-Verdad que nos deslumbra con su esplendor, y hacia el que podemos orientar nuestra conducta. Es decir, intentar estar en la realidad de las cosas, que esa es la verdad, hacer el bien, que es la mejor forma de esa realidad, es decir, el amor, y disfrutar de la belleza de la bondad y la nobleza de corazón... Especialmente de la belleza de las relaciones familiares, de la belleza de un abrazo, de una sonrisa, de un detalle, de una delicadeza, de la generosidad de las personas…


                  
Por otro lado, no es necesario premiar todo tipo de cosas. Una frase que se puede repetir o colocar en un lugar visible a modo de eslogan es: “el bien conlleva el premio”. Es la alegría de hacer las cosas bien, de descubrir la belleza que encierran... Enseñarles a disfrutar de las cosas bien hechas, de poner detalles de finura.




               
3- Y "una cuerda", porque muchas veces caemos, fallamos, nos equivocamos, o no estamos a la altura, y necesitamos ayuda para salir del "pozo"... Por eso es importante saber pedir perdón, y perdonar, especialmente a las personas que más queremos.





            
Para lograr todo esto es necesario el ejemplo y referente de los padres: el modelo de lo que somos, y nuestra forma de actuar; mucho más que lo que les podamos decir. Porque los niños lo copian todo: procuremos que nuestro actuar sea positivo y noble. Cuando tengamos fallos es bueno pedir perdón, y que sepan que luchamos por mejorar, aunque cueste. Eso les ayuda y lo agradecen.


            
Además de ser buenos modelos, hay que aprender a motivar, con ilusión y optimismo. Afrontar las metas como retos. Y motivo es el descubrimiento de un valor, porque nos deslumbra. También puede considerarse el conjunto de mis motivos, que me impelen a la acción. Te lo cuento en el post motivación en familia.


          
Por eso, enseñarles a hacer las cosas, no sólo por una recompensa material, sino por el beneficio intrínseco que les puede aportar, o por ayudar a los demás, que es la mayor satisfacción. De esa manera enseñarles a rectificar y elevar motivos. También con nuestra coherencia de vida, porque nos miran todo el día.


          
Todo esto precisa tiempo y paciencia: hace falta estar con ellos, disfrutar de su compañía, prestarles atención. Dedicarles nuestra atención y nuestra intimidad. Dejarles claro que nos importan, y mucho, porque:


                         Exigencia + cariño + tiempo = se sienten queridos


          
Eligiendo un colegio acorde a nuestro ideario, para que el trabajo que hacemos en casa para su formación no se destruya por lo que ven en otro lugar. Los niños toleran muy mal las incoherencias: se "rompen" interiormente.








           APOYOS PARA EDUCAR LA VOLUNTAD

        
1- Unos hábitos pensados entre los dos, según los periodos críticos del desarrollo, y según las características, fortalezas y cualidades específicas de cada hijo. 

       
2- La "obra bien hecha": que se acostumbren a acabar bien lo que han empezado. Además un encargo o trabajo bien hecho es una obra de arte.

          
3- Educar el esfuerzo. También la perseverancia y la resiliencia para no sucumbir a la primera... Cuando algo cuesta más tiene más mérito.




        
 4- Descubrir la satisfacción y la alegría de hacer lo correcto, del trabajo bien hecho, poniendo el corazón, que es "suavidad".


       
5- Los detallesponer cariño en ellos. Por ejemplo en los encargos, en las relaciones familiares, en cada conversación, en cada paseo, en cada encuentro. Mirar a los ojos..., sonreír, llegar al corazón.



        
6- El placer de ayudar a los demás y la alegría que produce.




        
7- Que sepan que: "El bien conlleva el premio". 






ALGUNOS HÁBITOS IMPORTANTES


      
*Relacionados con el orden: en sus actividades, sus juguetes, su ropa… Para que sepan lo que tienen que hacer en cada momento y no estén al capricho suyo o de los adultos...


      
*Con la fortaleza, para ser capaces de afrontar situaciones difíciles sin abatirnos, y también para ser proactivos, para acometer las iniciativas que pensamos o queremos realizar.




       
*Con la sinceridad: La verdad es lo que conecta con la realidad. Construir sobre lo verdadero. Lo falso no se sustenta... Por eso, decir siempre la verdad, aunque cueste. Es el mejor ejemplo que podemos darles. Es la base de la confianza para establecer relaciones personales. 



   
*Con la obediencia, explicándoles los motivos. Buscando su bien. Hacia los 5 años apoyarse más en su inteligencia, para que la obediencia sea siempre inteligente... Pero necesitan que les guiemos por un camino seguro, para aprender lo que está bien o mal...


      
*Con la justicia: siendo equitativos con todos, pero según sus necesidades concretas. No tratar a todos igual: cada uno es diferente y necesita distintas atenciones.


      
*La alegría de ser generosos: que asocien el dar algo, con la alegría del que lo recibe, y con la satisfacción de ayudar a los demás. También generosidad para aceptar a los demás, y para ver lo mejor de que son capaces... Descubrir "tesoros" en ellos.





      
*La responsabilidad de sacar adelante sus encargos, y para ayudar en familia según su edad... La fortaleza para llevar a cabo lo que tienen que hacer. También la resiliencia para acometer un objetivo y no quebrarse al primer contratiempo...



       
      
*Y la empatía, la amabilidad, la alegría de vivir en familia, descubriendo la dicha de estar unidos: contagiar ilusión, optimismo, esperanza.




      
Espero que te haya sido útil, y lo puedes compartir con tus amigos. ¡Muchas gracias!








       
Dejo enlaces relacionados:



                                                                            Mª José Calvo
                                                              optimistaseducando.blogspot.com
                                                                            @Mariajoseopt     




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2014/04/educar-la-voluntad.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El blog se nutre de los comentarios...: ¡gracias por comentar!