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martes, 27 de julio de 2021

HOJA, DE NIGGLE Y TOLKIEN


                                             HOJA, DE NIGGLE



Seguimos con la maravilla del universo de J.R.R. Tolkien. Hemos visto un poco por encima los avatares de su vida, su amor romántico por Edith, cuidado cada día, su trabajo y su familia, y unas pinceladas de "El Señor de los Anillos", atisbando lo que nos sugiere a cada uno... según nuestra experiencia, para animar a profundizar y disfrutar de su legado lleno de belleza y esperanza, donde poder descansar, conmoverse o llorar de alegría o tristeza.


Ahora este pequeño relato que nos acerca un poco a su persona, a su visión y a su creación, a la naturaleza de su fantasía, a la obra de arte, y a su forma de trabajar ese gran Legendarium que "descubrió" para su querida Inglaterra, que ha pasado a los confines del mundo y tocado muchos corazones. Escrito con su vida.


Una auténtica "subcreación"..., como él la llama, de mundos secundarios verosímiles y deseables. Sin embargo, tenía la impresión de no inventar nada, sino que era algo que ya estaba ahí... que iba descubriendo y se desvelaba poco a poco partiendo de las palabras y su significado, de las historias que esconden, evocan, iluminan y despliegan, que revelan parte de los infinitos matices y reverberaciones de la Creación.






Mientras estaba escribiendo El Señor de los Anillos, que se extendió muchos años, doce en concreto, una mañana se levantó con un cuento en mente. Y lo llamó Hoja..., de Niggle. Lo escribiría "de un plumazo", algo muy raro en él, tan meticuloso y con muchas revisiones de sus escritos. 


Niggle es un pintor muy detallista que dedica mucho tiempo a pintar una hoja en el viento con todo detalle. Sin embargo, cuando iba avanzando se da cuenta de que hay más hojas, y luego una rama, y más ramas, y luego un árbol, y más tarde un gran paisaje con pájaros, sol y nubes, y al fondo... unas Montañas, que ni siquiera había imaginado, ni llega a ver bien. Inconmensurable.





Lo dejo con sus palabras, del libro Árbol y Hoja. Ed. Minotauro.


HOJA, DE NIGGLE


"Niggle era de esa clase de pintores que hacen mejor las hojas que los árboles. Solía pasarse infinidad de tiempo con una sola hoja, intentando captar su forma, su brillo y los reflejos del rocío en sus bordes. Pero su afán era pintar un árbol completo, con todas las hojas de un mismo estilo y todas distintas.


Había un cuadro en especial que le preocupaba. Había comenzado como una hoja arrastrada por el viento y se había convertido en un árbol. Y el árbol creció, dando numerosas ramas y echando las más fantásticas raíces. 



Llegaron extraños pájaros que se posaron en las ramitas y hubo que atenderlos. Después, todo alrededor del árbol y detrás de él, en los espacios que dejaban las hojas y las ramas, comenzó a crecer un paisaje. Y aparecieron atisbos de un bosque que avanzaba sobre las tierras de labor y montañas coronadas de nieve. 





Niggle dejó de interesarse por sus otras pinturas. O si lo hizo fue para intentar adosarlas a los extremos de su gran obra. 

Pronto el lienzo se había ampliado tanto que tuvo que echar mano de una escalera; y corría, arriba y abajo, dejando una pincelada aquí, borrando allá unos trazos.

Cuando llegaban visitas se portaba con la cortesía exigida, aunque no dejaba de jugar con el lápiz sobre la mesa. Escuchaba lo que le decían, sí, pero seguía pensando en su gran lienzo, para el que había levantado un enorme cobertizo en el huerto, sobre una parcela en la que en otro tiempo cultivara patatas.


No podía evitar ser amable. «Me gustaría tener más carácter», se decía algunas veces, queriendo expresar su deseo de que los problemas de otras personas no le afectasen. Pasó algún tiempo sin que le molestaran mucho. «Cueste lo que cueste —solía decir—, acabaré este cuadro, mi obra maestra, antes de que me vea obligado a emprender ese maldito viaje.» 

Pero comenzaba a darse cuenta de que no podría posponerlo indefinidamente. El cuadro tenía que dejar de crecer y había que terminarlo." 


J.R.R. Tolkien 


No tenía mucho tiempo..., y debía emprender un viaje. Además se da cuenta que ha desatendido otras cosas y le preocupa. Pero llega un momento en el que algo le permite pararse y repensar qué hacer con su vida. Ver qué es más importante, pensar en sus vecinos, en el Sr. Parish y su esposa, que necesitan su ayuda, y cuál es el fin de su cuadro... y de ese don que tiene, algo inesperado, inmerecido, regalado. 


Ya no puede retroceder en el tiempo, pero lo que sí puede hacer es pensar "qué hacer con el tiempo que se le había dado"... Y su respuesta está en el presente. Como nos puede suceder a nosotros. Entonces un pensamiento le "salva": le gustaría ver a su vecino. Le necesita. Y quizá tendría que pintar una Comarca donde él pudiera descansar y disfrutar, junto con su esposa... Se da cuenta de que el cuadro no es sólo suyo..., ni para él, sino también para otras personas... como "el jardín de Parish".


Y tampoco importa mucho si lo puede terminar o no..., o si otras manos lo podrán hacer, aportando algo nuevo y distinto. Pues todo es un don, un regalo no merecido por méritos propios. Un don que agradecer, y un don para los demás. Hay que entregarlo y olvidarse... 


En el libro de Humphrey Carpenter, J.R.R. Tolkien, Una Biografía, de Minotauro, cuenta algo de cómo le llegaba la inspiración y su "don".

Habla de su Legendario, y dice: "Surgieron en mi mente como cosas “dadas”, y se vinculaban entre sí a medida que iban llegando. Una tarea absorbente, aunque llena de interrupciones, no sólo por las necesidades de la vida, sino porque mi mente volaba hacia el otro polo y se entregaba a la lingüística; no obstante, siempre tuve la sensación de registrar algo que ya estaba “allí”, en alguna parte, jamás la de “inventar”. 




En este sentido escribe en una Carta a W. H. Auden, en 1955:

"En el camino encontré muchas cosas que me asombraron. Ya conocía a Tom Bombadil; pero nunca había estado en Bree. Me impresionó ver a Trancos sentado en un rincón de la posada y no sabía más que Frodo acerca de él. 

Las Minas de Moria habían sido nada más que un nombre; y mis oídos mortales jamás habían escuchado hablar de Lothlórien antes de llegar allí. Sabía que los Señores de los Caballos estaban muy lejos, en los confines de un antiguo Reino de los Hombres, pero el Bosque de Fangorn fue una aventura imprevista. 

Nunca había oído hablar de la Casa de Eorl ni de los Senescales de Gondor. Lo más inquietante de todo es que nunca se me había revelado la existencia de Saruman, y me sentí tan desconcertado como Frodo cuando Gandalf no apareció el 22 de Septiembre."


Qué forma tan entrañable y sencilla de contar cómo surgió y cómo iba creciendo su obra, cómo la retocaba aquí y allí..., jugando con su lápiz incluso cuando atendía a las visitas... Siempre enriqueciéndose en su mente, en la base de idiomas, tan sonoros, que pudieran desplegar un mundo, con historias que contar, razas, lenguas, mapas y runas. Y ese darse cuenta y el arrepentimiento por no atender a otras cosas quizá más importantes. Porque, el cuadro crecía y crecía, y se deleitaba en él: quería acabarlo con meticulosidad, pero ¿ese era el fin de su don, de su vida? Quizá se tendría que acabar en otro lugar..., en otro tiempo.






Tolkien despliega su obra con el telón de fondo de su existencia, de la existencia de todo ser humano, para verla con mayor profundidad y relieve...


Después de su "viaje" a las Montañas, que no alcanzaba a ver, su hijo Christopher es el que recogió mucho de lo que estaba por acabar, retocar o perfilar, porque era impresionante y muy extenso, y con diversas versiones. Dedicó muchos años para editar y publicar su gran obra: El Silmarillion, su antiguo "Libro de los Cuentos Perdidos", y otros más, como Árbol y Hoja, en el que se incluye: Sobre los Cuentos de hadas, Hoja, de Niggle, y Mitopoeia. En ellos cuenta el arte de crear, el arte de contar historias... y la fantasía, con su forma de entenderla y apreciarla.

Decía: "Creo que lo que llaman cuentos de hadas es una de las formas más grandes que ha dado la literatura, asociada erróneamente con la niñez." 


Además, el Profesor hacía diversas versiones de cada historia, y lo repensaba muchas veces hasta que escogía unas u otras. También porque era algo que cobraba vida en su imaginación y no dejaba de crecer y expandirse, a partir de las palabras y los idiomas, que evocan historias y mundos míticos, como escribe en la metáfora del cuadro. O, cuando Bárbol, el Pastor de Árboles, dice que llevaría mucho tiempo pronunciar su nombre, pues está vivo y siempre creciendo. Tendría que contar todas sus historias. Y cuando Pippin le mira a los ojos y dice que es como "asomarse a un pozo de recuerdos"... 

Para Tolkien el Universo está vivo, realmente vivo, y usa mucho una figura retórica que es la personificación, además de los adjetivos que colorean universos y dan nueva vida con ricos y originales matices.

 



Imaginaba mapas de la Tierra Media, de Beleriand y Valinor, de la Isla de Númenor... con forma de estrella, años, Edades, y sobre todo idiomas nuevos que pudieran expresar y transmitir relatos memorables en un adecuado contexto. Así dieran vida a Historias y narraciones para cada raza y personaje. Dibujos de estrellas para los Elfos y atuendos élficos de gran belleza, runas... etcétera. Era lo que daba credibilidad y lo hacía mucho más "real". Pero, ¿tenía que terminarlo? 

También por su coherencia de vida, por vivir eso que cuenta en sus historias, y viceversa, como el romance de Beren y Luthien, historia central en el Silmarillion, en la que plasma su propio amor por Edith. Te lo contaré en otro post. Y todo escrito desde el corazón y refrendado "con la sangre de su vida". Nos transmite la belleza y sobreabundancia de su corazón escrita con su pluma.




Había dedicado toda la vida a pintar "una hoja" en el viento, perfilando con detalle cada nervio, el contorno, los relieves... con paciencia y cariño como un buen jardinero. Pero se da cuenta de que su obra no es "todo". Que ese no es el sentido de su vida..., porque todo está destinado a pasar y desvanecerse. Ve que hay más cosas importantes que quizá ha descuidado. Y, en lo que respecta a él, el cuadro ya está "terminado"... 


El arte es eterno: tiene ecos más allá de "los círculos de este mundo", conecta con los anhelos del corazón humano. Y ofrece descanso y consuelo para sus vecinos y todos sus lectores de todas las épocas. Rezuma belleza que atrae y conmueve, y esperanza.



Debe partir, no puede terminar su mitología, pero, como cuenta en el Herrero de Wootton Mayor, el último de sus relatos, entregaría "la estrella" de la inspiración a otros aprendices. En este otro "cuento" muestra un poco el legado que quiere transmitir..., pues es consciente de que su arte y su obra es un don, un "regalo" no merecido, asombroso, que agradecer. Debe pasar su estrella y no volver a Fantasía. De todos modos, su obra es sólo un fragmento de un "tapiz" más amplio. Hay más temas, más artistas...

Cuando las historias tienen coherencia interna es porque son ciertas. La estrella demuestra que Fantasía existe, y que su anhelo de crear quizá no procede de él, sino de algo que le inspira. 

Aunque él se muestra sencillo, humilde, se siente poca cosa, e incapaz de pensar algo tan sublime y elevado; y dice: "ridículo" -pensar eso-.


Dejo una pequeña cita del cuento:

"—¿No crees, Maestro Herrero —dijo Alf— que ya es hora de renunciar a esto?


-- ¿Y por qué habría de renunciar? ¿No es mía? Ella me eligió a mí. ¿No puede uno quedarse con las cosas que recibe, al menos como recuerdo?


—Algunas sí. Las que son regalos y se dan como recuerdo. Pero otras no se dan así. No pueden pertenecer siempre a una sola persona, ni ser consideradas como patrimonio familiar. Están en préstamo. 


--¿No has pensado que tal vez alguien más pueda necesitarla?"



En este sentido también puedes leer algo en el post "los Puertos Grises".



La Tierra Media es como un espejo donde asomarse al mundo infinito que alberga, que conecta con los anhelos de belleza del corazón humano. Ilumina y da ánimo y energía para descubrir y apostar por lo hermoso desde una mirada de asombro contemplativo. Nos muestra una maravillosa mitología henchida de significado y de sentido, descompuesta en mil matices "que van de mente en mente" como algo vivo. Porque proceden de la luz de la verdad.


Te vuelvo a recomendar el libro del profesor Eduardo Segura, el mago de las palabras, del que tanto se aprende sobre Tolkien y su Legendarium, con agradecimiento.


                                                       * * *

En estos relatos de Hoja, de Niggle, junto con el Herrero de Wootton Mayor, cuenta un poco su vida en metáforas, y son un tanto alegóricos en Tolkien, si es que lo son... No le gustaba nada ese género literario, porque recorta la imaginación del lector. Él prefería narrar historias, reales o inventadas, en las que cada lector se "asomara" como en un espejo y viera lo que le sugería a él según su vida y su pensamiento, y no tanto con un mensaje ya dado. Dejar libre al lector de su aplicabilidad personal casi infinita. Contar con su libertad. Esto te lo intento explicar en el post "el espejo de Galadriel".


Al final de su vida estaba repensando muchos detalles internos de coherencia de su legendarium... Nos dice su hijo Christopher: “había quedado absorto en la especulación analítica sobre sus postulados subyacentes. Antes de preparar un nuevo y definitivo Silmarillion debía satisfacer los requisitos de un sistema coherente, teológico y metafísico, que ahora exigía una presentación más compleja debido a la suposición de elementos oscuros y conflictivos en sus raíces y tradición.” 

Tarea ingente a la que su hijo se unió, porque lo llevaba muy "dentro", recopilando, seleccionando y editando muchas cosas más, iniciadas por su padre y muchas veces inconclusas... Y lo agradecemos infinito. Su "don" y su Arte para el consuelo de muchos, pues ilumina como desde dentro la realidad que vivimos.


No quiero acabar sin recordar que en toda su obra siempre brilla la esperanza: algo que contagia y difunde, a pesar de las dificultades y problemas, de la muerte tan temprana y las Guerras que le tocó vivir, que truncaron en parte su gran talento creador. Y el de sus amigos. Siempre esperanza aunque parezca que está a punto de desvanecerse la luz: en ese momento puede suceder un giro inesperado que lo cambie todo: ¡la Eucatastrofe! que él denomina.












Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir. ¡Muchas gracias!




                                                                             Mª José Calvo
                                                                            @Mariajoseopt
                                                                         optimistas educando




Dejo algunos enlaces relacionados:  


 







 
* ¡No-te-rindas


Alegría-y-buen-humorcon ideas de C.S. Lewis  

 * Cómo-enfocar-el-dolor, también con ideas de C.S. Lewis  


 Los-puertos-grises                                                           

 


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martes, 20 de julio de 2021

"CULPAS" EN PAREJA


                          CUANDO VUELAN "LOS CUCHILLOS"


Hoy tenemos de nuevo un autor invitado: Javier Vidal-Quadras, con un post simpático de sobre pensamientos y atribuciones en pareja. Enlazo abajo a su blog.


"Una de mis extravagancias consiste en intentar encestar los objetos más variados en sus recipientes… o en cualquier lugar que pueda acogerlos. Me gusta lanzar los lápices al cubilete, el cepillo de dientes a su vaso y los papeles a la papelera. En nuestra familia, cuando utilizamos servilletas de papel, no es raro que al terminar la comida se entable una competición: a ver quién consigue encestar su servilleta arrugada en forma de pelota en el vaso más lejano de la mesa, juego que a mi mujer no le acaba de convencer del todo.

He de decir que he adquirido bastante destreza (en tirar, que no en encestar). Una vez, tiré un cuchillo a la cesta del lavaplatos desde la imprudente distancia de un metro y medio y, claro, fallé, el cuchillo dio a una copa de borgoña y se hizo añicos. ¡Quién será el burro que pone una copa de vino al lado de la cesta de los cubiertos!, pensé.

Y, con esta expresión, incurrí en el último pensamiento automático que quiero comentar: las atribuciones negativas, porque, entre nosotros, lo lógico hubiera sido pensar quién es el idiota que lanza cuchillos a la cesta del lavaplatos a metro y medio de distancia.




El problema del matrimonio en el terreno de las atribuciones es que solo somos dos. Y, claro, si lo bueno nos lo solemos atribuir a nosotros mismos, que siempre actuamos de buena fe y con buena intención, solo queda una persona para cargar con lo negativo.

Dicen que las atribuciones son un buen termómetro del estado de salud de un matrimonio. Los matrimonios que están en buena forma suelen imputarse acciones e intenciones positivas del tipo: “¡qué rato más agradable!”, “¡qué cariñoso es!”, “no me extraña que se olvide, ¡con la cantidad de cosas que tiene en la cabeza!”, “es comprensible que llegue tarde, ¡seguro que le han preguntado mil cosas los niños antes de salir!”

Mientras que los matrimonios que van de capa caída tienden a atribuirse recíprocamente lo malo: “¡bueno, por fin ha encontrado tiempo para pensar en mí y estar un ratito conmigo!”, “¡vaya, hoy está cariñoso, seguro que algo quiere!”, “¡ya se ha vuelto a olvidar, mis cosas no le importan nada!, ¡ya está, otra vez llegamos tarde, con lo que sabe que me molesta!”

Esta tendencia es muy peligrosa, es como una carcoma que va minando la relación. Uno no se da cuenta y, a fuerza de arrojar sospechas y acusaciones sobre su pareja, acaba por distorsionar la imagen que tiene de ella




Con el tiempo, lo malo se agranda y lo bueno se achica. Hay que estar atento y darse cuenta de que también casi todo lo bueno que nos sucede es gracias a él o a ella: nuestros hijos, el hogar, la familia, la seguridad, la compañía, la pasión… Y es muy triste ver matrimonios que aprovechan cualquier ocasión para lanzarse indirectas.



Loles, mi mujer, me dio una vez un consejo que comparto con todos vosotros: hazte una lista de las virtudes de tu cónyuge. Por pequeña que sea, cuando la veas asomar, anótala. Poco a poco irás elaborando una larga lista… y aquel día en que se empeñe en ocultarlas todas y no seas capaz de descubrir ninguna, saca la lista, lee y ayúdale a vivirlas de nuevo: dulce, comprensiva, fuerte, constante, piadosa, humilde, alegre, respetuosa, delicada, atenta, exigente, íntegra, competente, madraza, transparente, confiable, entregada, guapa, atractiva, luchadora…

Otra solución es que te dejen el nieto de dos meses un día entero. Entonces ya tienes a quien hacer responsable de todo lo que te pasa…, eso si no tienes la tentación de intentar encestarlo en su cochecito desde dos metros de distancia cuando no para de llorar. El mío, gracias a Dios, se está portando muy bien. ¡Que no sufran sus padres!"


Javier Vidal-Quadras Trías de Bes

Cuando-vuelan-los-cuchillos


Muchas gracias Javier por estos pensamientos que nos pueden ayudar a demostrar el cariño, y apuntar a lo mejor del otro, como diría Goethe, o, ir destruyendo poco a poco el amor mutuo... De ahí la necesidad de pararse a pensar y dar una pincelada positiva y amable, optimista, para ver las cualidades del otro y disculpar pequeñas cosas que nos contrarían, sin "echar" la culpa a nadie. Si no, la paz desaparece, y uno acaba convirtiéndose en un "cascarrabias".


Por eso, poner cabeza y buscar lo que une. Pensar cada día unos gestos para demostrar ese amor. Siendo amables, cordiales, empáticos, saber disculpar... hablar en positivo. Nada de ironías, ¡que destrozan la convivencia! Así, volverán a resurgir sentimientos positivos.

                                           


Se trata de cambiar el foco del yo hacia el tú del otro, aunque requiera sacrificio, que se torna gustoso por quien se ama... Y hace buen ambiente, donde lo prioritario es querer a esa persona: que se sienta de veras querida. 




Siempre contando la admiración y el agradecimiento, y con el perdón: el amor no puede sobrevivir sin él. Es el "broche" que integra todo y une. Por eso, "no dejes que se ponga el sol sin haber pedido perdón", aunque parezca que uno tiene razón, que nunca se tiene del todo... Un beso, un guiño, una mirada... Te lo cuento en otro post.



Espero que te haya gustado, y puedes compartir con amigos. ¡¡Gracias!!!



Dejo algunos enlaces relacionados con el tema:




                                                       Mª José Calvo
                                        Optimistas Educando y Amando 
                                        optimistaseducando.blogspot.com
                                                       @mariajoseopt




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domingo, 11 de julio de 2021

LIBERTAD RESPONSABLE



                                            ADOLESCENTES: 

                         CONQUISTAR UNA LIBERTAD RESPONSABLE



Madurar es saber usar la libertad personal. Pensar con claridad hacia dónde encaminarse, y voluntad para llevarlo a cabo, contando con el corazón.

La voluntad es la facultad raíz de la persona. Permite actuar en libertad, trazándose metas valiosas e intentando lograrlas. Además es un complemento a otras facultades, como la razón y la afectividad y un refuerzo de las propias capacidades. El "timón" de la vida. 

Es típico en la edad adolescente la inestabilidad emocional, la exaltación de afectos, debido a los cambios cerebrales que sufren.
No controlan bien sus sentimientos y estados de ánimo, no saben cómo sentirse en ocasiones, y tienen muchos altibajos emocionales que deben ir aprendiendo a modular.

        






La voluntad libre es el pilar fundamentar de la personalidad, 

y en los adolescentes está en formación.


Aporta capacidad de decidir y luchar por metas valiosas

y muy necesaria para aprender a querer a los demás.



Por eso es preciso entrenarse en pequeñas superaciones cotidianas, 

en buenos hábitos y virtudes 

que vayan conformando el carácter y la personalidad. 


En adolescentes, mucho más:

son como los "ladrillos" que forman el edificio de su personalidad.


 

Y todo ello se consigue con lucha personal por lograr lo mejor de sí: su "mejor versión"..., pero ¡la suya! No la que a nosotros los padres nos parezca mejor.




Por eso es importante descubrir sus cualidades y fortalezas para hacérselas notar y que las desarrolle. Y solo el cariño auténtico e incondicional permitirá descubrirlas. Debemos animarles y darles una visión optimista de ellos. Ver más allá de lo que salta a la vista un tanto "chocante" en ocasiones.



Es más eficaz y positivo centrarse en las cualidades, en sus anhelos más profundos, en lo que destacan, para fomentarlo. Ponerse unas "gafas tintadas" que permitan descubrir y ver todo lo bueno que tienen, ¡que es mucho!, su energía y belleza interior que lucha por emerger. Su vocación, y su rebeldía y ansias por mejorar el mundo… Aceptar y valorar a cada persona en su singularidad, que las personas no somos cantidades, como apuntara Miguel de Unamuno. Es el punto de partida para quererlos de veras, y que puedan mejorar, siendo a fondo quienes son.


      

Necesitan entrenarse en "autodominio" de sí mismos para ser más libres y poder encaminarse hacia metas valiosas y nobles... Y no tanto, dejarse seducir por el primer impulso que se les presente. 


Ese autodominio se logra con voluntad entrenada, aprendiendo a aplazar gratificaciones, pensando en un medio-largo plazo, y con buenas motivaciones. Tienen toda esta etapa para ir conquistando retos.



       


Por eso necesitan plantearse pequeños objetivos, en el ámbito que ellos quieran, y darles muchas oportunidades de llevarlo a la acción. Con sus amigos pueden concretar esos hábitos y virtudes. Sin recordarles todo el día sus fracasos o debilidades... 


Quien se aprende a vencer en lo pequeño podrá afrontar retos más grandes. Y una virtud no es un "cada vez más difícil", sino fuerza, y un disfrute cada vez mayor. Ya lo decía Aristóteles. ¡Hay que experimentarlo!


   

Por otro lado, las virtudes también son la base de unas buenas relaciones personales y de amistad. Y son imprescindibles en el amor. Por ejemplo, la comprensión y generosidad, su gran corazón..., la alegría, el pensar en los demás y el sacrificio gustoso por ellos, la responsabilidad... Así, las van ejercitando en las distintas circunstancias, les hacen mejores personas, y les capacitan para querer. Lo cual es vital pensando por ejemplo en una relación de pareja.



Debemos ayudarles a que actúen con cabeza, en libertad responsable. Descubrir el sentido de los valores, que encaminan a la verdad y la bondad, porque son pequeñas especificaciones del bien. De esa forma, pensar ante determinados comportamientos, si son nobles y buenos, o, no ayudan a ser mejores personas. 






Como te contaba en post anteriores, que enlazo abajo, los adolescentes son todo emociones, vividas al máximo, sin apenas control que racionalice y modere bien esas vivencias. Su cerebro está aprendiendo a manejarse, controlando y modulando emociones. Se están reestructurando circuitos neuronales y redes. Están en pleno cambio. Por eso, no dejarles solos frente a situaciones que les desborden, aunque a ellos les guste el riesgo al límite, o crean ser ya “maduros”.

Ayudarles a pensar, a tomar decisiones, incluso antes de que les sucedan imprevistos, para que lo tengan un poco pensado y puedan responder mejor, con cabeza, como te cuento en el post de control emocional. 




      



La libertad debe ir “de la mano” de la responsabilidad: que vaya siendo una libertad responsable. Es como una “cota” que pueden ir conquistando con su comportamiento. Tienen que ir aprendiendo a pensar y reflexionar, a controlarse y tomar decisiones pensadas. Y esa libertad alcanza su mayor despliegue cuando somos capaces de apuntar a lo bueno, a lo que nos hace mejores personas.



El preocuparse de los demás les ayuda a descentrarse de ellos y madurar. De ahí la importancia de que ayuden en la propia familia, a los amigos, en voluntariados... etc.







     

Por tanto, aprovechar las ocasiones del día a día para entrenar en pequeñas cosas... Habilidades que pueden ir desarrollando y haciéndolas vida, como nos sucede a todos.


La empatía y el trabajo en equipo, que tanto les gusta, saber mirar a los ojos y ponerse en su lugar..., la generosidad para prestar una ayuda, el perdón, que "reinicia" y permite un nuevo comienzo, la perseverancia en metas concretas, atender a los amigos, la resiliencia para no abatirse con las dificultades... etc.





Y esa madurez la van consiguiendo mediante una lucha personalCon voluntad entrenada y todo nuestro cariño y apoyo, pero desde un segundo plano. Con nuestra escucha atenta y comprensión, ese mirar lo que no saben expresar, y nuestra coherencia de vida. Sin "discursos"..., que no escuchan. 

Pero ¡ellos son los protagonistas! Así van adquiriendo el sentido de lo bueno, que nos mejora, y de lo que no es correcto y hace daño. Y esa libertad posibilita conducirse y hacerlo vida: "a golpes de libertad", que diría Ortega. Porque el ser humano es un ser "responsable", pues responde con sus decisiones y su conducta a lo que de verdad le importa.


Dejo parte del artículo en la revista Hacer Familia. ¡Gracias!




     
Espero que te haya sido útil, y que lo compartas si te ha gustado... ¡¡Gracias!!





                                                                         Mª José Calvo
                                                                    optimistas educando
                                                                        @Mariajoseopt 

         
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Maduración cerebral y afectividad








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