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domingo, 6 de julio de 2014

EDUCAR EN POSITIVO: CONFIAR

                                                    
                                    

                                   EDUCAR EN POSITIVO: ¡CONFIAR!


          
Qué importante es crear un ambiente alegre y estimulante en familia, en el que haya confianza y cariño, y así educar y formar a los hijos. 

También es necesario ver primero lo positivo de los acontecimientos, y de las personas. Poner el énfasis en las mejores actuaciones de los demás, en especial en la propia familia, para poder desarrollar lo mejor de cada uno, tan singular. Junto con el optimismo, que es una visión luminosa de la vida, que siempre ayuda.






Comentaba en otro artículo, que la confianza y el cariño son como “el horno” donde se logra la mejor personalidad de cada uno. Prepara un ambiente de libertad donde se puede desarrollar y crecer.

           
Esa confianza es necesaria para que desplieguen su potencialidad, para ser ellos mismos, y puedan actuar con libertad, y de forma responsable. Y en último término ser capaces de amar. Porque, la responsabilidad, como señalara aquel profesor, es la maduración de la libertad. Debemos ir dando libertad, la que puedan manejar en ese momento, para que vayan aprendiendo a ser responsables... Siempre necesitan un mínimo de libertad para aprender a usarla, aunque a veces se puedan equivocar o fallar. Y la confianza es imprescindible para ello. ¡Siempre confiar!

                  
Dar libertad para que cada uno se "construya" y se desarrolle como persona. Así aprenda a querer a los demás. Primero en la familia, con los amigos, y luego a otra persona con la que compartir un proyecto vital...

              
Y para hacer buen ambiente es preciso fijarse primero en lo bueno y positivo: "reprogramar" el chip si uno no está acostumbrado... Es mucho más gratificante, y veremos su eficacia. De esa forma fomentar las cualidades y fortalezas de cada persona: de los hijos, del esposo, esposa, de los amigos.







Ver lo bueno de cada día, los detalles con los demás, esos pequeños servicios, el prestar las cosas a los hermanos, hacer un encargo, sonreír, ser amable, el pensar en los demás, cocinar su plato favorito, regalarle lo que le gusta y necesita, el poner la casa agradable con mil y un detalles, aunque "parezca" que no se reconoce, o contar un chiste, dar un beso, aún sin muchas ganas, el atractivo de una mirada cálida, esas otras cosas que cada uno hace estupendamente porque son sus puntos fuertes…, y un largo etc. 

        
Si nos fijamos en lo negativo, o en lo que se hace mal, es como si les cortáramos las alas, y no les dejáramos volar… Además hace un efecto negativo sobre su autoestima, y serán capaces de menos logros que si les presentamos sus buenas actuaciones. O incluso, si confiamos en esa faceta en la que no son tan buenos... ¡Confiar es dar alas para volar alto!

       
Es importante reflejar lo bueno que hacen, dicen, además de mostrarles nuestro cariño, para que aprendan a conocerse, para que lo desarrollen y sean capaces de tener iniciativas y de acometer nuevos proyectos y sueños, confiando en sus posibilidades.


          
A la hora de fomentar el pensar en positivo, podemos hablar con ellos situaciones del día que nos ha alegrado. Poniendo el énfasis en los demás. O lo que más nos gustó de una tarde, de una excursión, de una salida, de un cumpleaños, de una tertulia en casa, de una película… Y de paso, expresar cómo nos hemos sentido, o cómo hemos hecho que los demás se alegren o se sintieran. Y de esa forma se aprende a comprender, a expresar, a manejar sentimientos y emociones... La familia es ¡la primera escuela emocional! Y así van aprendiendo a autorregularse.






              
También se pueden organizar tertulias contando algo bueno de los demás y que pasó desapercibido… para aprender y agradecerlo. Incluso "planes de acción" en positivo, para mejorar en algún punto..., apoyándose en alguna fortaleza de esa persona, descubriendo cualidades en las personas que nos rodean.

             
contar ese detalle del esposo, esposa, que nadie ha notado, para que se den cuenta cómo ayuda sin alardear. Y ese trabajo escondido de la madre, por ejemplo, no sólo de tareas de la casa, sino de cuidado familiar, de dirección y liderazgo, de preocupación por alguien, de estar en los detalles, de construir familia, que tan poco se valora a veces… O ese regalo agradecido de un cliente, o un paciente, por el trabajo realizado, o por su ayuda. Ese estar pendiente de los otros, de sus gustos y preferencias… para alegrarles la vida. Centrase en los demás es manifestra cariño, y es fuente de plenitud personal y de felicidad. Por eso, aprender a ser generosos, amables, serviciales, alegres, centrando la atención en ayudar, en confortar, en sonreír. 




                     
Me viene a la memoria una escena, de "Sonrisas y lágrimas", "The sound of music", de Century Fox, dirigida por Robert Wise, preciosa, cuando María, la nueva "institutriz", les enseña a cantar y a pensar en cosas alegres cuando están algo tristes... De esa forma, les ayuda cortar con lo que entristece, y hace que todos se sientan bien, tenidos en cuenta, animados y alegres.








                  
Para todo ello hay que pensar y tener en mente cómo queremos que sea nuestra familia, qué tipo de personas queremos formar, con qué valores y virtudes, no sólo con qué estudios, o si tendrán éxito… 

               
Tiempo para pensar entre los dos hacia dónde dirigir la familia, hacia qué meta queremos llegar, y enfocarse en el bien de cada persona, en ayudarle a lograr lo mejor de sí, lo que está llamada a ser... 


También precisamos retroalimentación para realinear la trayectoria cuando las turbulencias nos saquen del camino... Porque los problemas de la vida nos pueden alterar el rumbo..., pero si tenemos un norte claro que nos oriente, y que nos guíe en las dificultades, será mucho más fácil mantener el rumbo y llegar a la meta. Te lo cuento en el post "una estrella polar".

             
Podemos tener como referentes unos principios universales que no pasan de moda…, que están relacionados con los grandes valores existenciales, como la belleza, el bien, o el amor, la verdad. Nos ayudan a descubrir lo correcto, y se concretan en unos valores humanos nobles que podemos intentar hacer vida en familia, y así transmitir a los hijos. La ventaja de ellos es que cada uno arrastra  a los otros. Lo bueno es bello, y el amor es buscar el bien del otro... etc.




               
Para hacer notar lo positivo es importante el ejemplo y la coherencia: no protestar por el trabajo, por el cansancio, por sacar la familia adelante, por las preocupaciones, por el tiempo, por las contrariedades… Hace falta tener actitud positiva, o por lo menos intentarlo aunque a veces se falle. Y coherencia personal ente lo que pensamos, lo que queremos, y lo que realmente hacemos.


           
Esto presupone una actitud de lucha constante por dar lo mejor de uno. De superarse, y ser optimistas de óptimos. Porque, apuntar hacia lo mejor estimula y atrae. El optimismo aporta belleza a cada persona, y hace de la familia el lugar al que el corazón desea volver. 





          
Permite que nuestro “estilo familiar” sea alegre, animoso, ilusionante, que transmita paz y serenidad. Y nos hace sentir felices. El que lucha no da las batallas por perdidas, y eso es fuente de alegría. Todo lo positivo anima, motiva, atrae, estimula, ayuda a crecer como personas. Como señala Gottman, ¡que nunca los pensamientos y sentimientos negativos ahoguen los positivos! 

Y tratarlos u poquito mejor de como son en ese momento, les anima a luchar por mejorar. Ya lo decía Goethe, J. Guitton, y tantos otros.






                  
Algunas ideas para mejorar el arte de ver las cosas en positivo: descubrir lo bueno de los demás, sus cualidades singulares, y así agradecerlas y fomentarlas. También ilusión y esfuerzo por cultivar buenas actitudes y hábitos que forjen una buena personalidad. Y esto se puede hacer en pareja, con los hijos, con amigos... Es una forma portentosa de ayudarles a lograr su mejor forma de ser, partiendo de sus cualidades.


Sin olvidar eoptimismo, "resello" de este blog, que da fuerza, ánimo y motivación para luchar por metas altas y nobles. Incluso cambia nuestro cerebro: estimula sustancias neuroplásticas, aumenta el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal, cambia la epigenética o expresión de los genes…, como te cuento en otros artículos. Pone ilusión y entusiasmo en la vida.







* ALGUNAS CLAVES PARA HACERLO VIDA:

1) Ver primero lo positivo, hacerlo notar y agradecerlo.

          
2) Valorar lo bueno y fomentarlo. Hablar sobre todo de las cosas buenas, con la belleza que encierran.


3) Afrontar lo negativo con sentido positivo. Siempre hay algo positivo en cualquier circunstancia, por horrible que parezca... Sobre todo a la hora de afrontar los problemas, y también para enseñar a nuestros hijos a hacerlo. Que aprendan a solucionar las dificultades, apoyar sus ideas, fomentar su creatividad y animarles a esforzarse en ser los protagonistas de su vida. Poniendo el énfasis en lo bueno, viendo el lado positivo de la lucha y la mejora personal, que permite mayor control y mayor libertad al fin y al cabo, de lograr metas nobles.

         
4) Convertir lo negativo en positivo:

Ver desventajas como posibilidades. También ver problemas como oportunidades: cambiar el "chip".
          
Gestión de conflictos. Aq lo importante no es quién tiene razón, sino la unidad familiar, o de los dos si se refiere a la pareja. Conocer y valorar las diferencias para apoyarse en ellas y lograr sinergia. Los problemas ayudan a mejorar las relaciones familiares, a conocerse, a hablar y ayudarse... Verlos como retos.

             
A la hora de enseñarles a resolver conflictos, lo primero serenidad. No pasa nada: toda relación humana conlleva problemas porque, "un problema es cualquier situación a mejorar". Aprovecharlo para crecer como personas y como familia. 
          
Siempre confiar en sus intenciones, en sus capacidades, para que puedan afrontar la vida. Mostrar cariño de forma incondicional. Esto significa que les queremos, con independencia de su comportamiento. Es lo que les dará seguridad para vivir y superar pruebas y adversidades. 

          
Y enseñarles a poner el corazón, a usar la empatía y la inteligencia emocional en las relaciones personales. Que se pongan en lugar de los demás, que les comprendan y sintonicen, que nos preocupemos los unos de los otros. Atentos a los detalles, a cómo se sienten los demás, qué necesitan, para ayudarles, para quererles. Y saber ceder, que no es perder sino ¡saber querer!





       
Sentido del humor. Ante una situación absurda, que puede desembocar en conflicto, es bueno decirnos: ¡ríete!, ¡no te lo tomes a la tremenda!… Nos hace sentir bien, esponja el alma, y permite no darse tanta “importancia”. Da señorío sobre los acontecimientos, y sentido de la proporción, porque muchas veces nos centramos en el "yo" y no percibimos lo que sucede más allá, y el humor puede ayudar.

              
Permite reírse cuando la situación es tensa. Es como dedicarse una mirada amable, comprensiva, ante los fallos o dificultades, que evita que uno se deprima o desespere. Y así pilotar la vida sin agobios, sin estrés, tomando las cosas un poco a la ligera en el buen sentido. Como apunta G.K. Chesterton con su simpatía: “Los Ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos un poco a la ligera…”


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                                                                                @Mariajoseopt

                                                                  optimistaseducando.blogspot.com




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