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Redescubriendo la familia



                   SENTIDO DE LA FAMILIA Y DEL TRABAJO


        
La grandeza de la persona requiere la grandeza de la familia... Es preciso darnos cuenta del valor tan grandioso e indispensable de la propia familia. Es donde se construye cada persona gracias al ambiente de cariño y aceptación incondicional. No solo cuando está más necesitada de atenciones, sino cuanto mayor es su desarrollo y mayor es su calidad humana..., y por tanto, su capacidad de amar. Entonces necesita mucho más amar para desarrollarse como persona.

      
Es el lugar donde siempre se quiere volver... Permite desarrollar la libertad de amar a los que tiene alrededor. 




        
Por eso, podemos intentar hacer un buen ambiente de hogar, que nos dé su luz y su calor en todas las circunstancias de la vida. La alegría y cariño que rodean a la familia, por esa predisposición por hacer la vida agradable a todos, en especial en pareja, al ser querido, se derrama eficaz hacia los hijos.





Para crear buen ambiente es necesario adquirir buen tono humano, delicado, alegre, amable, con sentido del humor..., que lleva a ver todo lo bueno de los demás, incluso en las circunstancias más adversas. Es uno de los puntos clave para que los problemas no desanimen, cobren su verdadero valor, o se relativicen, y facilita una buena convivencia donde se aprende a querer de veras. Así, es más fácil luchar por dar lo mejor de cada uno, pensando en las personas queridas.


      
El hogar es el espacio de la intimidad donde nacen y se desarrollan las verdaderas relaciones humanas, donde surgen vínculos afectivos que estrechan las relaciones. Se aprende a vivir la empatía y la inteligencia emocional en su mejor sentido, y se guardan gratos recuerdos, sumergidos en cariño del bueno..., que nos acompañarán el resto de la vida.

Necesitamos de la interactuación con los demás para construirnos como personas, somos seres sociales. 




        
Cada persona crece humanamente con el alimento de la verdad y del bien, que rezuman belleza. Ya señalaba Platón que, educar es sacar la belleza de cada persona, y, amor es engendrar en la belleza. De esa forma, se va logrando su mejor personalidad. Y la familia es el ámbito natural para ello.

        
Por otro lado, cada persona es y hace familia. Necesita darse a los demás para ser una persona cabal: es un ser relacional, una intimidad abierta. Por eso, es necesario poner ilusión en pensar unos detalles cada día, para llevarlos a la acción, que demuestren y acrisolen ese cariño, en especial en la propia pareja. Que el otro se sienta realmente querido. También sabiendo agradecer cualquier pequeño gesto de atención, delicadeza, cariño. Saber sonreír, ilusionar, querer, luchar, perdonar..., disfrutar con la persona querida.




Y, aunque tengamos que salir a trabajar, siempre podemos hacer las cosas “nuevas”, con buen ánimo y actitud positiva, por el bien de nuestra familia. Es lo que nos da ánimos para acometer dificultades, y volver a ese remanso de paz que construimos cada día..., que nos permite hacernos y re-hacernos como personas. Y volver a salir para rehumanizar otros ambientes...


Desde el origen de la humanidad, familia y trabajo han estado muy relacionados. La persona necesita de la familia para ser persona, porque precisa ese ambiente de cariño que la envuelve. Y, por otra parte, necesita trabajar para su familia, porque es una forma de sacarla adelante, pero, haciendo algo por los demás. También para desarrollarse, para potenciar sus capacidades y habilidades, para ejercitar hábitos y virtudes que humanicen un poco más el planeta...

       
       
Como señala un gran filósofo y humanista, Tomás Melendo, “si amar es querer el bien de otra persona, -o de la familia-, trabajar es producir bienes reales por ellos. Por eso, trabajar de este modo es amar dos veces”. O, como expresa el profesor Nicolás Grimaldi, “el trabajo es el incógnito del amor.”

       
Un trabajo bien enfocado se hace por las personas a las que queremos, y por las que va destinado. Esta mira es lo que engrandece a cada persona, y lo que permite que crezca y madure como tal. Y también es una forma de servir a los demás. Pero, si en ello solo se busca el propio ego, o la sola remuneración económica, eso lleva a la frustración, porque no nos "llena". Por eso, es preciso recuperar el auténtico sentido de la familia y del trabajo, en función de esas personas. 




      
También el trabajo del hogar, imprescindible para la convivencia, para que cada persona aprenda a querer a los demás. Y es la forma de que todos participen, aporten algo personal, se integren, la hagan suya. Y desarrollen sus capacidades y talentos.




             
En familia es donde se aprende lo importante de la vida, a pensar en los demás, a dialogar, a poner detalles de cariño, a acabar bien las tareas, a ayudar al que lo necesite… Es la forma de realizarse como personas, de ser más y mejor persona. 

        
Por tanto, el ambiente propio de las relaciones verdaderamente humanas, del trabajo en equipo, de la comprensión y la empatía, y donde adquirir buenos hábitos que consoliden en virtudes y forjen el carácter de cada uno.




         
La familia es la "escuela del amor", donde se aprende a querer a los demás en lo concreto, con hechos que lo demuestren…, aunque a veces cueste. Y donde se puede cultivar la imaginación y la creatividad para demostrar el cariño, ¡poniendo el corazón! Como nos recuerda el Principito...




          
También es en la familia donde se valora el encuentro con otras personas. Se aprende a mirar a los ojos, a sonreír, a tener en cuenta los sentimientos, a estar disponibles... Y el lugar propio del sacrificio, que se torna gustoso, por quienes amamos. Es decir, el lugar de los valores auténticamente humanos. Todo ello forma un marco de referencia que queda grabado en el corazón de todos.





           De ahí la importancia de pasar ratos juntos, de hacer comidas reposadas, y tertulias donde todos lo pasen genial, donde se sienten muy queridos, y donde se aprende a fijarse en lo bueno de los demás, a tenerles en cuenta, y a alegrarles el día con mil gestos y detalles. En definitiva, a ser felices pensando en los demás. 





Dejo enlaces de post relacionados:

El optimismo en familia

* ¿Volvemos a la rutina...?

La misión de la familia 

El preciso valor del trabajo

* ¿conciliar?, ¿integrar?: "si-quieres-¡puedes!" y además logras sinergia

 



Espero que te haya gustado, y ¡¡muchas gracias por difundir!!


Dejo el artículo publicado en la revista "Hacer Familia", que te recomiendo.







Mª José Calvo
@Mariajoseopt 
Optimistas Educando y Amando





URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2018/02/redescubrir-el-sentido-de-la-familia.html

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