Lograr armonía familiar

TEMAS para el buscador

  • OPTIMISMO
  • FAMILIA
  • SENTIDO DE LA VIDA
  • AMISTAD
  • VALORES
  • LIDERAZGO
  • EDUCACIÓN
  • NEUROEDUCACIÓN
  • CRECIMIENTO PERSONAL
  • EDUCAR POR EDADES
  • MARCOS DEL DESARROLLO INFANTIL
  • PREADOLESCENTES
  • ADOLESCENTES
  • EDUCAR EL CORAZÓN
  • MUJER
  • AMOR EN PAREJA
  • EL PERDÓN
  • EL DOLOR
  • TECNOLOGÍA
  • PELÍCULAS

sábado, 30 de noviembre de 2013

DESARROLLO INFANTIL: EL PODER DEL CARIÑO Y DE LA FAMILIA I/V

              

                                                  DESARROLLO INFANTIL 
                                                 (de 0 a 3-6 años)

                                              I) MARCO FAMILIAR



          
El desarrollo de cada persona está en potencia desde el mismo momento de su concepción. Es como una energía concentrada que tiende a expandirse, y perfeccionar a esa persona: a ser una persona más plena y singular. Y precisa del cariño de los padres para tornarse más y más real.


       
Esa energía se despliega para desarrollar todas sus capacidades y posibilidades. No solo biológicas, con el crecimiento y diferenciación celular, y el desarrollo del cuerpo, sino también psíquicas, afectivas, espirituales, con todas sus facultades superiores como la inteligencia y la voluntad, tan propias de La persona. Así como la libertad. Es un proceso largo que conlleva muchos años, debido a su complejidad.


         
Para  lograr el desarrollo armónico de cada hijo, debemos atender a todas sus facultades: la inteligencia, la voluntad libre, y la afectividad. Aunque, en estas etapas, la afectividad tiene gran relevancia, puesto que cada hijo necesita sentirse de veras querido. También hay que pensar en los distintos ámbitos personales...


            
Ahora nos vamos a referir a esos ámbitos, que los podemos encuadrar en los distintos “marcos del desarrollo”. Todos son importantes, y, para el desarrollo integral de cada persona, debemos atender todos en armonía, para que aporten una buena y sana personalidad, con belleza interior. ¡Armoniosa!


        
Algunas ideas que expondré están relacionadas con un libro titulado "El desarrollo total del niño", de Juan Valls Juliá, de Ed. Palabra, que me parece muy bueno, práctico y esclarecedor. Y he añadido muchos datos neurobiológicos, antropológicos y pediátricos.



        
Educar es una ciencia y un arte. Es difícil, pero vamos a poner optimismo, ilusión y esfuerzo, porque lo que está en juego es la felicidad de nuestros hijos, y su desarrollo como personas... No sólo de una de sus facetas, sino de la persona en cuanto persona, con toda su grandeza. Como señala Tomás de Aquino..., sólo el verdadero amor es capaz de poner en marcha ese desarrollo personal.





           
De cómo nos queramos los padres, y de cómo nos manejemos emocionalmente, depende que ellos participen de ese amor y se desarrollen a su "luz" y calor. Porque somos sus modelos, y ¡lo absorben todo! Necesitan nuestro cariño para desarrollarse de forma plena y armónica. Necesitan la resonancia afectiva de nuestro cariño para construirse como personas. Hay que ir a por todas, con las ideas claras en la mente. Y luego poner el corazón, tan fácil con ellos...








            
Vamos a ir analizando los distintos ámbitos de desarrollo, para poder llevarlo a la práctica en el día a día.





           
Porque, lo importante es ir haciendo vida lo que aprendemos, ponerle “ruedas” para que avance. Por ejemplo, hacer "planes de acción" concretos, con objetivos que queramos, (enlace abajo), aunque nuestro hijo sea una “cosita” muy pequeña… No dejarlo a la improvisación.


                 
Los distintos ámbitos se pueden desglosar en cinco, para su estudio: el familiar, que comprende todos ellos, el antropológico, referente a la persona como ser humano, el neurológico, con el desarrollo cerebral, sustrato anatómico de todo lo demás, el marco psicológico, y el pedagógico. Y todos se complementan y están entrelazados: si se mejora en uno, también se hace en los demás..., contribuyendo a esa armonía personal.




                  

1) MARCO FAMILIAR    

               
Cada niño que viene a este planeta necesita de todo el cariño de los padres para poder desarrollarse. Y la familia es algo natural para el ser humano, donde puede desarrollarse como tal, y es en ella donde se "construye" y se realiza como persona. La familia es la institución natural más amable y más antigua de la humanidad. 




          
Y, ¿por qué es el ámbito adecuado para el desarrollo de la persona? 

               
Vamos a escuchar a un experto: el profesor Viladrich: “La familia es el lugar privilegiado en el que es posible nacer, vivir y morir como persona", con toda la dignidad y grandeza que conlleva... También se puede decir que la familia es una comunidad de personas vivificada por el amor. Es donde se nos quiere de forma incondicional, por quienes somos. Dejo abajo un enlace sobre ideas para construir relaciones familiares verdaderamente humanas, que aporten un ambiente optimista y alegre, done es fácil luchar por dar lo mejor de cada uno, al calor del cariño.


           
Podríamos citar a G. K. Chesterton, con su amplio elenco de posibilidades de la familia, y su forma tan característica y genial de expresarlas. "El lugar donde nacen los niños, y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen... Ahí veo yo la importancia de la familia"






                   
Él insiste en que, “la vida no es algo que viene de fuera sino de dentro. El hogar no es algo pequeño; es el alma de algunas personas la que es raquítica... Es el “mí mismo” el que en su cobardía egoísta es incapaz de aceptar el prodigioso escenario del hogar, con su grandeza de composición épica, trágica, y cómica, que todo ser humano puede protagonizar.” Todos podemos quedarnos un poco cortos a la hora de amar a los demás, pero es bueno tener unas metas altas para movilizar energías, poniendo el corazón...


          
Es en la familia donde ocurre lo más importante y prodigioso de la vida de las personas. Donde se acoge la vida, y se aprende a amar a los demás.



               
Se podría decir que la misión de la familia es "custodiar el amor". Necesitamos recibir cariño, para aprender a amar... Más gráficamente, su misión es estimular, acrecentar, custodiar, y llevar a su plenitud dicho amor. Primero entre los esposos, que es el origen y la fuente de todos los amores. Y luego a los hijos, fruto de ese amor..., y al resto de la familia extensa.



        
Pongo varios apartados, por si quieres elegir alguno que te interese más:

1- Con la fuerza del amor
2- Somos su modelo y su espejo
3- Trato personal con cada hijo
4- Llevarlo a la acción con planes concretos



                        

1- CON LA FUERZA DEL AMOR

                  
El amor es la cualidad y el afecto más importante a la hora de acoger, querer, y educar a nuestros hijos. Porque les da aceptación, seguridad y cariño, y es imprescindible para su buen desarrollo y maduración.



                       
Lo primero que ve un recién nacido es la mirada amorosa de su madre. Y con ello se siente acogido, valorado, querido… Luego la voz, que ya la conocía desde el seno materno, aunque algo distinta. Con ella también se puede sentir entrañablemente querido, según el tono, la suavidad, la ternura… 

                     
Es lo que aprende al llegar a este mundo. Podemos hacer que se sienta querido desde el primer momento, y establecer un vínculo afectivo con él que le permita desarrollarse bien, como persona singularísima que es. Con sus cualidades únicas, a desarrollar.






                 
Por eso señala Chesterton, que los sabios no han alcanzado a ver la gravedad que habita en los ojos de un bebé. Es la gravedad de asombro ante el Universo. "En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo, y el Universo se pone de nuevo a prueba."




        
En familia es vital crear un ambiente donde las personas son lo importante, donde se sienten entrañablemente queridas, y donde se aporta lo mejor de cada una. Resaltar los aspectos positivos de convivencia, dando importancia al espíritu de ayuda, de servicio y colaboración, hará un buen ambiente de cariño. 


         
Así no habrá problemas a la hora de enfados, trifulcas, o celos… entre hermanos, porque, todo se arregla con una buena dosis de cariño y compresión, incluso de buen humor.




           
Educar es un proceso que conlleva una responsabilizaron gradual de nuestros hijos, posibilitada por la libertad personal. Es preciso sacar a la luz las riquezas ocultas en el interior de cada persona, esas cualidades específicas que cada ser humano tiene, esos anhelos íntimos... Y para ello, debemos desarrollar unas facultades, capacidades, y habilidades, que estimulen y hagan florecer dichos talentos. Por ejemplo:  

  •     el optimismo
  •     la generosidad y simpatía
  •     que se sientan queridos de veras
  •     la confianza en sus posibilidades
  •     saber comprender y mostrar empatía
  •     cuidar los pequeños detalles en la convivencia
  •     la exigencia comprensiva...
  •    percatarnos de que cada persona es única y singular, y no se la puede comparar con nada ni nadie

            
Sabiendo ver especialmente lo positivo y bueno que tiene cada uno, sus cualidades y fortalezas, sin encasillar, juzgar, o etiquetar a nadie, tenga la edad que tenga...







          
2- SOMOS SU MODELO Y EL ESPEJO DONDE SE MIRAN

              
El niño aprende a querer de varias formas: por el cariño que le tiene su madre, por el que le tiene su padre, y por cómo se quieren sus padres entre sí. Y de esta forma aprenderá a querer a los demás.

              
También somos sus modelos respecto al comportamiento, lo que decimos, cómo actuamos, qué nos motiva, qué nos apasiona… Nos están mirando todo el día, aprenden, y lo mimetizan todo. Incluso comprenden las cosas, o saben si está bien o mal, si es bueno o malo, por la expresión del rostro de la madre, o del padre... Y, somos sus modelos todo el día, aunque estemos cansados, nos duela algo, o estemos con mucho stress… etc. Incluso cuando "no tenemos tiempo".




               
Y también somos su espejo: donde se miran para ver cómo son, cómo se portan, cómo actúan, porque se ven reflejados en la mirada y en la expresión de la madre y del padre. Necesitan nuestra mirada para construirse como personas..., para saber sus cualidades singulares y talentos, para encauzar conductas.


            
Para ayudarle a formar su identidad, debemos presentarle los mensajes del exterior con veracidad y de forma positiva. Reflejamos su imagen, y no cuestiona lo que se le refleja. Es nuestra responsabilidad lo que le mostremos, y de ello depende su autoestima, primero como niño y luego como adolescente... Y en esta etapa es más importante, si cabe, reflejar lo bueno...








                  
3-TRATO PERSONAL CON CADA HIJO


               
Cada hijo exige de forma distinta todo el amor de los padres. Como cada uno es distinto, la dedicación de sus padres es una labor de artesanía, de filigrana, concreta y singular. Por eso, hay que tratar a cada uno de forma individual, personalizada, atendiendo a su forma de ser, adecuándonos a sus gustos e ilusiones, anhelos profundos, a su curiosidad..., para que crezca del mejor modo, y podamos descubrir sus cualidades especiales y virtualidades, para potenciarlas.

               
Cada uno debe sentirse especialmente amado por los padres. Cuando son un poco mayores, en la conversación individual con cada uno de ellos, los padres debemos expresar que les consideramos muy importantes en la familia. Deben saber que hay que hacer las cosas bien y tienen que enseñar a hacerlas a los hermanos pequeños. Que cuando un bebé llora, hay que ver qué le pasa: si le duele algo, está triste, o si quiere jugar. Todo es muy importante en las relaciones humanas, y las personas son mucho más importantes que las cosas...



            
Es necesario conocerles y observar el temperamento de cada hijo, su sus características, fortalezas, tenemos que dedicar un espacio de tiempo entre los dos, con bolígrafo y papel, para estudiar y analizar qué acción educativa tenemos que emprender con él o ella. Uno por uno. Pero percibiendo en especial sus fortalezas, para apoyarnos en ellas a la hora de hacer un esfuerzo por cultivar algún aspecto, o desarrollar hábitos y virtudes.

         
Podemos fijar objetivos sencillos y alcanzables, y concretarlos en un plan de acción para poder avanzar.

          
El niño, como persona que es, con toda la grandeza que conlleva, merece todo nuestro cariño y respeto, ya sea en el ámbito del juego, en su estado de ánimo..., o, en su forma de ser. Es ¡otra persona! Lo más grande que nos podamos encontrar.

         
Y, cuando tenga un problema, no hace falta resolvérselo rápidamente, sino sugerirle o explicarle lo que puede hacer para solucionarlo él mismo. Así, va aprendiendo a resolver sus dificultades, y van adquiriendo destrezas, autonomía, y se van responsabilizando. También con pequeños encargos familiares, en los que pone el cariño a esas personas. Debemos potenciar su autonomía desde bien pequeños. Todo lo que pueda hacer, ¡lo debe hacer!








         
4- LLEVAR A LA ACCIÓN ESTE MARCO FAMILIAR

       
Con cariño y dedicación. Es decir, estando con ellos, con calma, empleando tiempo, demostrando que les queremos, sonriendo, con amabilidad. También estudiando y aprendiendo a hacerlo, con competencia profesional, como si se tratase de hacer un master... 




                                         


     
Unas ideas a tener en cuenta a la hora de hacer "planes de acción" con objetivos concretos: 

  • enseñamos especialmente con el ejemplo y el modelo que presentamos, no sólo con las palabras. También podemos servirnos de cuentos o historias verdaderas para ejemplificar algo...
  • saber escuchar primero, con empatía, ver más allá de las palabras...
  • contestar cada pregunta de nuestros hijos: que siempre se sientan atendidos.
  • confiar en ellos. Sin confianza no pueden tener logros, ni libertad responsable. La confianza y el cariño permiten desarrollar su mejor personalidad.


  •  Por eso hay unas normas en cada familia, que hay que respetar, y ponemos de moda unos valores, basados en principios universales, que tratamos de vivir. En especial el padre, que va marcando un modelo y un camino a seguir..., ayudado de la madre, que se le da muy bien hacer ambiente de hogar, y enseña lo que está bien, o mal, porque suele ser más afectiva. Cada familia lo decide y concreta su modo, según sus puntos fuertes, logrando sinergia los dos, porque es un trabajo en equipo.

                               


  • cuando haya que exigir algo, muchas veces lo hace mejor el padre, porque tiene más imagen de fortaleza. En cada familia habrá que pensar cómo hacerlo..., y contar con las cualidades de cada uno, y sus fortalezas, a la hora de hacer real ese proyecto para cada hijo.
  • preocupación por los demás: descubrir la alegría de ayudar.


  • cuidar los detalles: es donde se pone el cariño a los demás, y lo que hace ambiente donde se está a gusto y cada uno se siente muy querido...

  • apoyar sus trabajos cada día animándoles a que lo hagan bien. Dedicarles interés, tiempo y cariño. E intimidad personal.
  • el “minuto de oro” con cada hijo, sobre todo cuando viene de la guarde, o del cole, para ver cómo está, qué le ha pasado, si necesita hablar, o nuestro cariño de forma especial…

  • cada niño tiene un estilo personal, hay que descubrirlo y respetarlo. Ver qué temperamento tiene para edificar, partiendo de él, y teniendo en cuenta sus cualidades, gustos y fortalezas, que es lo que interesa promover. ¡En positivo!
  • serenidad en las relaciones familiares: el stress no ayuda para nada. También sentido del humor para no ser tan estrictos en muchas situaciones.
  • cuidar las expresiones, el vestido, el tono humano… Esto ayuda a tener confianza y a hacer un ambiente cálido y humano, con buen gusto, donde se desarrolla la afectividad personal. Todo deja una impronta en ellos.

  • si tenemos que hacer una corrección, con mucho cariño, y acabarla con un elogio y un "tú puedes".
  • y otras muchas que se nos puedan ocurrir, como enseñarles a rezar, desde muy pequeños, no solo para pedir, sino también para dar gracias por tantas cosas buenas que nos da la vida... Empezando por la familia, siguiendo por las personas queridas, por la naturaleza, por la vida... Se traduce en educar su afectividad. Que aprendan desde pequeños a sentirse queridos por su Madre del cielo, y por su Padre Dios, que quiere lo mejor para cada uno, y nos ha regalado esa libertad de poder ser quienes somos: ¡únicos en el mundo! Y además, podemos hablar con ellos, y pedirles su ayuda.


                                   

            
Por eso, en cada familia lo importante es que todos noten el cariño que les tenemos, ¡que se sientan muy acogidos y queridos! Es la forma en que se podrán desarrollar bien, y aprenderán a querer a los demás. El objetivo más relevante entre otros, y lo que les hará de veras más felices.


Espero que te haya gustado el post, y que lo compartas con amigos. ¡Muchas gracias! 



Dejo enlaces relacionados:



* Marcos de desarrollo: marco antropológico









                       


                                                                                    Mª José Calvo
                                                                     optimistas educando y amando
                                                                                    @Mariajoseopt



URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/11/desarrollo-total-en-ninos-pequenos-i.html

viernes, 15 de noviembre de 2013

RELACIONES FAMILIARES

                 

                          
                                         RELACIONES FAMILIARES I


                
La persona es un ser relacional, "un ser de aportaciones", que se "construye" y se re-construye en la familia. Donde se nos quiere de forma incondicional, por quienes somos, sin tener que "demostrar" nada. La interacción con los demás ayuda a formar la propia identidad. Las relaciones humanas en familia forman el entramado de nuestra personalidad. Y la afectividad construye personas empáticas y comprensivas, que saben querer.



                
Por eso es importante hacer un ambiente de familia amable, acogedor, confiado y alegre, con buen tono humano, con sentido del humor, que lleva a ver todo lo bueno de los demás, incluso en las circunstancias más adversas. Es uno de los puntos clave para que los problemas no desanimen, cobren su verdadero valor, o se relativicen, y propicia una buena convivencia donde es fácil luchar por dar lo mejor de cada uno.




            
Aquí vamos a tratar el tema de la convivencia familiar, que te cuento en el post con ese título, pero desde un punto de vista práctico. Os propongo un plan de acción, porque siempre se puede luchar por mejorar en algún aspecto concreto, para crear ambiente optimista en familia. Ese factor invisible que todo lo mejora.

            
Para ello desarrollo una serie de ideas, para que cada uno elija y pueda aplicar la que más le guste, o improvise otras específicas para su situación...









                   "TIPS" DE FAMILIAS OPTIMISTAS Y ALEGRES

      
Las relaciones familiares viven y se sustentan en la comunicación, especialmente en la propia pareja. Van marcando e iluminando una "senda" a la hora de comportarse o de actuar. Luego, los hijos se van uniendo, y van aprendiendo a relacionarse en ese ambiente tan entrañable donde se acoge y se quiere a cada uno tal como es, por ser quien es. De forma incondicional.






             
Motivados por el amor recíproco de los padres, con amabilidad y elegancia. Sin ironías, que destrozan la convivencia.


          
Cada familia tiene una misión: custodiar lo humano, en especial el amor. Descubrir ese amor entre los esposos, acogerlo, mimarlo, acrecentarlo, comunicarlo a los demás, y llevarlo a su plenitud, pensando en cada persona de esa familia. 


         
El lugar donde se nace, se vive, y se muere como persona, con la dignidad y grandeza que conlleva. Donde se construye cada uno y puede lograr su mejor personalidad, gracias al amor que recibe de los padres. Lo cual les ayuda a querer a los demás. 

Lo propio de la persona es amar, pensar en los demás, y en ello encuentra su mayor plenitud como persona. Y, como consecuencia, es dichosa.






                  
Podemos hacer crecer cada día ese amor. Esforzarse en querer más y mejor, sobre todo en pareja, núcleo vital de la familia. Porque, el amor a los hijos sale casi sólo: es algo natural, pues llevan “nuestra sangre”... En cambio el amor de pareja hay que mimarlo, cuidarlo, custodiarlo y trabajarlo cada día... Todo lo vivo necesita ser cultivado, hacerlo crecer. Si no, se puede ir debilitando, marchitar y morir. 


           
Aprender comunicar el amor es fundamental. Se trata de poner lo propio en común. Para ello podemos mejorar la calidad de lo propio, para darlo a los demás. Y también podemos mejorar las formas de comunicación: buscar un lugar adecuado para hablar, crear ambiente, mostrar interés, mirar a los ojos, escuchar más allá de las palabras... Pensar qué tema abordar... Hacer que la otra persona se encuentre a gusto, y pueda abrir su corazón.

           
Saber aportar y saber recibir. Primero escuchar, para luego hablar. Uno de los siete hábitos de S. Covey. Intentar empatizar, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona, comprenderle, también sus sentimientos, "contagiarse" de ellos... Hacerse cargo de sus estados de ánimo y su afectividad, sus preocupaciones e ilusiones. Y ser oportunos.




                
En las conversaciones familiares es importante no quedarse en la superficie. Profundizar motivos, ver los porqués de las cosas siempre ayuda. Pasar de las anécdotas a las ideas que les dan vida, y de las ideas a los hechos concretos en que se encarnan...


Las conversaciones nos ayudan a la introspección, a "estar" con uno mismo, a descubrir ideas y convicciones, a conocerse para poder tener metas altas y nobles.

Así aprender a pensar por cuenta propia, y enseñar a los hijos. También con buenas preguntas, que estimulan el pensamiento y la comunicación. Que aprendan a captar lo importante, a buscar lo correcto, a saber lo que está bien o mal..., a reflexionar y contrastar fuentes con espíritu crítico.

          


         
A la hora de la convivencia, es más eficaz y gratificante pensar primero en lo positivo. Ser optimistas, no sólo por ver el lado bueno de las cosas, sino también marcar objetivos óptimos en el sentido de excelentes, pero alcanzables... 

Sobre todo en el trato en pareja, y en la vida de familia. Así, lograr una "familia optimista" y alegre. Intentar conseguir lo mejor de nuestras posibilidades como personas y como familia. Descubrir y fomentar las fortalezas de cada uno, y ponerlas al servicio de los demás...


Dejo una cita simpática de G. K. Chesterton:



     
Ponerse unas "gafas" tintadas, si hiciera falta, para ver todo lo bueno de los demás, y así poder agradecerlo y que lo desarrollen.




           
Una idea que puede ser útil es organizar tertulias después de comer, de cenar, cuando los niños son un poco "mayores", pero sin esperar demasiado... 
           
Se les puede enseñar a escuchar, a contar algo agradable a los demás, a explicar cómo les ha ido el día, cómo están sus amigos, si les han ayudado, qué sentimientos han tenido, a organizar la lista de encargos, a celebrar el éxito de un plan de acción, a hacerles notar ese detalle de papá con alguna persona que le necesitaba, a ser agradecidos, a pensar en los demás, a hablar y contar historias... y mil cosas más que puedes pensar.

                
En definitiva, darles criterios que les sirvan toda la vida, enseñarles a poner cariño en cada detalle, en cada conversación, en cada encargo..., con cada persona. Es la forma de hacer de las acciones y hábitos, virtudes.


          
Convertir la mesa donde comemos en el “mueble de la comunicación”, como señala Oliveros F. Otero. Haciendo acogedoras sobremesas donde nadie quiere marcharse porque se está muy a gusto y se pasa genial.



               
En estas conversaciones podemos destacar lo estupendo de vivir unos valores humanos nobles, que hemos puesto de moda en la familia. Seducir con su  belleza: lo bueno que es ser comprensivo, trabajador, responsable, alegre, resiliente, empático, ordenado... La importancia de ayudar a los demás, empezando por los hermanos, siguiendo con los amigos… Porque esas acciones encierran gran belleza, y van creando hábitos que conforman el carácter y el corazón, y se plasman en la conducta.


               
Saber tener detalles de cariño con las personas que más queremos, entusiasmarles e ilusionarles con nuestra vida. Poniendo ejemplos concretos, incluso con cuentos o biografías, con cortes de películas comentados… según las necesidades y edades. Usar la imaginación y creatividad en la familia, ámbito propio de ellas. Poner el corazón. 
                 
Y cuidar los detalles: son "el pulso del amor"... Ahí se hace patente el cariño en pareja, a los hijos, a los amigos.


Las buenas relaciones familiares precisan espacios de inactividad y silencio para que fluyan conversaciones, donde cada uno es importante, y donde se aprende a pensar, a conocerse, a ver las necesidades de los demás a la luz del cariño.




      
a) Cuidar el amor y la amistad en pareja

El interesarnos por los asuntos y gustos de la persona querida es necesario para incrementar la amistad y el cariño en pareja. Saber mirarle a los ojos, y en un momento saber cómo se encuentra: si necesita hablar, o nuestra sonrisa, o simplemente está cansado y necesita un aperitivo, o descansar. Escuchar, no sólo con los oídos, sino con el corazón... Saber ser oportuno al comentar algo que preocupa. 






             
b) También con nuestros hijos

        
 Tener el “momento de oro” de mirarles a los ojos cuando vienen del colegio, para ver cómo están, qué piensan, preguntar por sus amigos, que nos cuenten lo que les ha pasado… Aunque más tarde tengamos momentos para hablar con cada uno de ellos, sobre sus intereses, y no tanto para "soltar" un discurso… 




               
Siempre confiar en ellos, incluso en aquello que más les cueste: apoyarles, estimularles y motivarles, ilusionarles con metas altas, poniendo el corazón.





                  
Pensar que la vida no es una hamaca donde tumbarse, sino un trampolín para lanzarse lejos, hasta donde podamos o sepamos llegar. Tenemos una misión que cumplir..., nos va a ayudar la persona que más nos quiere.

             
Decirles con frecuencia que la vida es una aventura maravillosa, ¡¡ánimo, valientes!!


               
Es preciso hacer hijos fuertes, valientes, que no se derrumben con el primer contratiempo. Y la mejor forma es con nuestro ejemplo, y brindando oportunidades para que se forjen día a día... Que aprendan a no ser quejicas, a luchar por metas valiosas, a pensar en los demás y alegrarles.



         
Sin intentar darles todo, ni solucionarles los problemas, sino enseñándoles a tomar decisiones, a luchar y superar sus dificultades desde muy pequeños. Afrontándolas como retos que los desafíen, con ilusión, esfuerzo y sintiéndose queridos.



               
Dejo un corte de "Mujercitas", de Metro Goldwyn Mayer, porque refleja muy bien el ambiente cálido de hogar, donde las personas son lo más importante, donde se cuidan los detalles, y donde se las quiere por ellas mismas. Es una película maravillosa, cargada de valores humanos nobles hechos vida...


Las relaciones familiares enriquecen mucho la vida, y es en familia donde se aprende y se enseña a querer, que es lo que nos hace mejores personas, más plenas, y por tanto más felices. 

         





                                 



            
Espero que te haya sido útil, que te aporte ideas para hacer un plan de acción en tu familia. Lo puedes compartir con amigos, y en redes sociales...  ¡Gracias!




Dejo enlaces relacionados: 




 


* ¿conciliar, integrar?: "¡si-quieres-puedes!, ¡y logras sinergia!




                                                            
Libros-y-peliculas en familia






                                     

                                             
                                                                                                                                                       
                                                                              Mª José Calvo
                                                                  optimistas educando y amando
                                                                            @Mariajoseopt 




URL del post:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/11/relaciones-familiares.html