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domingo, 13 de enero de 2019

PLASTICIDAD CEREBRAL II

       

                               PLASTICIDAD CEREBRAL EN NIÑOS II   


        
      
Respecto a la maravilla de la plasticidad, hemos visto en otra entrada los dos primeros apartados: desarrollo y maduración. Dejo enlace abajo. Ahora vamos con el tercero.



1- ¿CÓMO ES EL DESARRROLLO CEREBRAL? 
2- FASES DE MADURACIÓN  

3- ¿MO APRENDEN LOS NIÑOS?, ¿CÓMO SE FORMAN COMO PERSONAS SINGULARES?

4- EDUCACIÓN, HÁBITOS, NEUROPLASTICIDAD

5-EDUCACIÓN DEL CARÁCTER



3- ¿MO APRENDEN LOS NIÑOS?

           
La clave del aprendizaje está en dejar que los niños puedan admirar la realidad, especialmente la naturaleza, permitir su curiosidad perceptiva e maginación, y sorprenderse de ello. ¡Hasta entusiasmarse! Estas capacidades abren las “puertas” de la atención, y centra sus ganas de aprender, porque todo le entusiasma.



         
Por eso es importante dejarles explorar y volar la imaginación y la creatividad, darles pequeños encargos desde muy pequeños, pues les encanta hace rcosas, enseñándoles lo que está bien o no, según su edad para que vayan teniendo un referente claro. Y seducir con la belleza de unos valores humanos noblesbasados en principios, que tratamos de hacerlos vida en familia.







            
Respetando sus ritmos, sus tiempos atencionales lentos, esos periodos sensibles concretos del aprendizaje y neurodesarrollo, y dándoles libertad de acción para que exploren, perciban, experimenten..., y adquieran autonomía. Y siempre guiados por el sentimiento de saberse queridos. No basta con quererlos para desarrollarse bien…: se tienen que sentir de veras queridos, y de forma incondicional. Lo cual no significa darles multitud de caprichos, ni siquiera sobreprotegerlos…, ¡al contrario!: cariño y dedicación personal, tiempo e intimidad con ellos.




            
Hemos visto que lmejor edad para el aprendizaje es de los 0 a 3 años, y luego hasta los 6-8, puesto que el cerebro está en pleno desarrollo y formación de conexiones o sinapsis, y es muy sensible a algunos aprendizajes. Aprender se traduce en nuevas sinapsis neuronales. Ya lo descubrió el gran Santiago Ramón y Cajal. Aprendizaje y desarrollo cerebral van estrechamente unidos, y el motor de todo ello es la curiosidad y la ilusión por conocer en un ambiente cálido, afectuoso. 


Conocer los ritmos habituales en los que desarrollan determinadas destrezas es bueno para ayudarles a crecer, sin perder de vista la singularidad de cada uno.






         
Lo que más le gusta a un niño es moverse libremente y experimentar. Cuantas más oportunidades tenga de conocimiento perceptivo experiencial, mejor. Porque, cuantos más sentidos emplee mejor conocerá el mundo que le rodea y mejor desarrollará sus capacidades, gracias a esa fase sensorio-motora de la maduración cerebral. Los sentidos son como las “ventanas” por las que contactamos con el mundo…, lo conocemos y lo podemos comprender. 

       






         
Como señalaba Cajal, “es preciso sacudir enérgicamente el bosque de neuronas adormecidas. Es menester hacerlas vibrar con la emoción de lo nuevo, e infundirles nobles y elevadas inquietudes.” Por tanto, no quedarse sólo en la inmediatez de adquirir unas habilidades concretas, sino elevar las miras, poner inquietudes en ellos de preocuparse de los demás y mejorar el entorno…







            
Al hilo, una idea de una gran mujer, bióloga, médico y pedagoga, María Montessori: “Sembrad en los niños ideas buenas aunque no las entiendan; los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento, y hacerlas florecer en su corazón.” ¡Cabeza y corazón!

         
Más tarde, a partir de esas experiencias perceptivas concretas, se van construyendo nociones más abstractas, conceptos e ideas. Para luego relacionarlas y construir un razonamiento engarzando ideas. Es la base del pensamiento lógico entorno a los 6-7 años, con las muchas preguntas que nos hacen, que necesitan respuestas. 




    

  
También es la edad ideal para enseñarles hábitos saludables, aprovechando esos momentos en los cuales es muy fácil adquirir unas funciones innatas y unos valores humanos nobles. Todo ello estimulará nuevas sinapsis y circuitos neuronales, modelando su cerebro y dejando un huella en él, que facilitará obrar en ese sentido...

          
Es el momento de disfrutar de buena música, de contemplar la naturaleza, del placer de jugar y leer…, y de fomentar hábitos como el orden, la sinceridad, la empatía, la amistad, el esfuerzo, la ilusión por cosas nobles, la generosidad, la responsabilidad… y en definitiva ¡el pensar en los demás!




            
Muy necesaria la relación con otras personas, no sólo de la familia, sino también con otros niños. Una persona es mucho más enriquecedora que cualquier juguete, y muchísimo más que una “pantalla”… A una distancia infinita. Las personas nos forjamos, y mejoramos, con el trato con otras personas.


            
Siempre, insisto, sabiéndose muy queridos. El cariño que les demos es el artífice de su buen desarrollo, base de su afectividad, de su sana autoestima y personalidad e identidad. Y lo que le permitirá aprender a querer a los demás, algo necesario para su plenitud personal, para desarrollar su mejor forma de ser. Lo cual es fuente de dicha y felicidad.

            



            
Por otra parte, desde que nace, el juego es muy necesario en su vida. Todo lo aprende por vía afectiva a través de las emociones, mediante el juego. Su cerebro emocional y social ya "funciona" en edades tempranas, a diferencia del cerebro más analítico que madura mucho más tarde.

Para él todo es juego, o se transforma en juego: aprende jugando, juega aprendiendo, juega con su madre, con su mirada, con su sonrisa… disfruta jugando. Para él la vida es juego, y mediante él lo aprende todo. 

Ademáestimula el desarrollo cerebral, la imaginación y la creatividad… Por ejemplo mediante el juego simbólico el niño aprende muchas habilidades, relaciona distintas cosas en su cerebro, aprende por distintas vías sensoriales, motoras, de integración… Tambiéaprende  a tener empatía con otras personasa regular emociones, acepta unas reglas, a pensar y resolver problemas y dificultades, etc. Para un niño es vital jugar: es la vida misma.         



           
Y es preciso que vaya adquiriendo capacidades y destrezas, y relacionándose con los demás. No querer adelantar etapas, pues su cerebro no estará preparado. Requiere unos tiempos atencionales tranquilos, sosegados, de calma, no de estrés, y cada niño lo vive y desarrolla a su ritmo.

Es fundamental que vaya aprendiendo a ser autónomo cuanto antes, adquiriendo habilidades y destrezas, teniendo en cuenta sus intereses, dejándole elegir, tomar pequeñas decisiones, y relacionándose con los demás. "El primer instinto del niño es actuar por sí solo, sin ayuda de nadie y su primer acto de independencia es defenderse de los que intentan ayudarlo", dice la doctora M. Montessori.





      
Por tanto es importante no exponerlos a pantallas, especialmente en las primeras etapas en las que su cerebro está todavía por formar. Con ellas se entorpece el proceso de desarrollo neurológico. Todo sucede de forma rápida, y desde fuera del niño...  Interfiere con la imaginación, el pensamiento, rompe con su memoria, con la concentración, y favorece la impulsividad y la falta de pensamiento... Además anula la empatía…, base del aprendizaje, del lenguaje y comunicación, y por tanto de la relación con los demás. Los niños necesitan una buena formación analógica. 


            
Cuando es un poco mayor va aprendiendo cosas nuevas, y para ello debe interiorizarlo y asentarlo sobre lo que ya sabe, porque lo relaciona con ello y establece un vínculo afectivo. Si no, no puede aprender. Los padres y el maestro van dando estructuras sobre las cuales construir lo que puede aprender. Por eso, cuanto más se sabe es más fácil aprende algo nuevo, porque tiene dónde asentarlo.


      
También es bueno que se ilusione y le motive desde el interior. Así lo asimilará porque disfruta. En esos momentos en los que está entusiasmado, centrado en algo que le apasiona, se suscita el "flow", y con ello la neurogénesis y la formación de más sinapsis. Y aprende sin apenas esfuerzo. 


            
Por otro lado, cuanto más complejo es algo, mayor necesidad de la emoción y la motivación para aprender. Es todo un arte conectar con los sentimientos del niño…, permitir que se emocione y que disfrute aprendiendo. Como hacen ellos, jugando. Un arte que se puede aprender, aunque requiere esfuerzo, creatividad, y sobre todo mucho cariño.    








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Mª José Calvo
optimistaseducando.blogspot.com
@Mariajoseopt


Optimistas Educando y Amando




Dejo enlaces relacionados:

Plasticidad cerebral y educación I


URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2019/01/plasticidad-cerebral-ii.html


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