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miércoles, 10 de octubre de 2018

EMOCIONES: ¿CÓMO RESPONDEMOS A ELLAS?




                                          
                                        EMOCIONES: ¿CÓMO RESPONDEMOS? 

                                    BASES NEUROBIOLÓGICAS
                                      


          
La afectividad está en la base del comportamiento personal. Es lo que nos hace singulares, especiales, y distintos a los demás. Los sentimientos y emociones nos mueven y conmueven desde el interior de cada uno. Son importantes en la vida, y se aprenden en familia. Desde que nace, cada hijo necesita estar inmerso en el cariño de sus padres para su buen desarrollo. 

         
Algo propio y específico de cada persona son los afectos. La afectividad es el estado de base que poseemos habitualmente, muy relacionado con los valores preferentes. Los afectos son como un filtro que todos tenemos para percibir la realidad, que puede tener una tonalidad positiva, animante, con brillo, o por el contrario, ser oscura, gris, mortecina, triste… Hay que procurar que esa visión sea positiva y alegre, que nos caldee interiormente y aporte color. También a los que nos rodean, especialmente en familia, ámbito propio de la persona, de las relaciones auténticamente humanas, de la empatía.





        
Por otro lado, los afectos y emociones nos ayudan a comprender la realidad, y  a relacionarnos con los demás.

            
A la hora de ahondar en los afectos, siempre hay algo detrás de una emoción que vivimos. Tanto si es positiva, como la alegría o la confianza, como si se trata de algo que nos preocupa, como el miedo, la ansiedad, el estrés... etc. Descubrir las causas o "detonantes" nos puede ayudar a descifrar y comprender estados emocionales. Y luego poner pensamiento y autocontrol personal cuando se precise.

          
      
Por ejemplo, en la relación en pareja es fundamental saber expresar sentimientos, porque es la forma de conocerse y comprenderse mejor. De llegar hasta lo más profundo de cada uno. Los afectos son para compartirlos con quienes queremos, y para disfrutar de ellos. De ese modo, comprender estados de ánimo, emociones, ilusiones y pasiones… y así, conectar mejor con esa persona tan querida. Por eso es bueno tener un diálogo de sentimientos y emociones, para comprender de veras al otro, lograr empatía, y quererse con un amor fuerte la vez que tierno. 


        
Pero, a veces es difícil si uno se deja llevar del nerviosismo, de las tareas del día…, de la impaciencia, o del querer imponer nuestra visión u opinión. Entonces, nos podemos preguntar: ¿qué respuesta emocional tengo habitualmente en pareja, en familia? Y, ¿cómo responden nuestros hijos…? Porque nos están mirando todo el día, y nos copiarán.


      
Las respuestas emocionales son las actuaciones mediadas por sentimientos. Cualquier encuentro, pensamiento, sentimiento, recuerdo… nos afecta de alguna manera, y desencadena la llamada “respuesta emocional”. Ésta depende de la fuerza de un estímulo, de cómo nos ha impresionado, y de la forma de ser de cada uno: de su temperamento heredado. Pero, se puede aprender a reflexionar antes de dejarse llevar por un impulso. Pensar cómo queremos responder. Esto es necesario para forjar el carácter y lograr una buena personalidad. Especialmente en los adolescentes... Y por supuesto, para mejorar la convivencia en familia, fuente de dicha y felicidad.




En este sentido, hay dos sistemas cerebrales muy distintos que influyen, que debemos armonizar. Uno muy básico, reflejo e instintivo, y otro más consciente y reflexivo. El primero, el basal, (de abajo hacia  arriba), capta los impulsos y estímulos externos en una zona más primaria del cerebro. Es más reflejo, semejante a los animales, y se pone en marcha ante un estímulo o apetencia. Muy relacionado con el sistema límbico, sobre todo la amígdala, donde se procesa lo referido a las emociones. 


El otro sistema es cortical, relacionado con la razón, más propio y específico de la persona, (que va de arriba hacia abajo), y resulta de la conexión de estas vías inferiores límbicas o basales, con centros superiores: en concreto con la corteza prefrontal. Ahí se valora, se pondera, y se pone pensamiento antes de reaccionar. 

Luego, esas vías descienden hacia zonas de salida para dar una respuesta determinada para cada situación. Gracias a la corteza se hace más razonable y consciente, y permite ser "dueños" de esas respuestas. 


    
   
Por tanto, existen dos grandes tipos de respuestas emocionales, con sus vías específicas de conexiones cerebrales, que se producen de dos formas esencialmente distintas. 

   
Para clarificar un poco, dejo este gráfico con los dos tipos. La "respuesta emocional simple" (RES), o basal, y la "respuesta emocional compleja" (REC), o cortical, pensada, que conecta con la corteza prefrontal. 









    
1) Lo más propio es la “respuesta emocional compleja”: elaborada, mediada por el cortex cerebral. En ella la información percibida llega a la base del cerebro, va hacia el tálamo, centro sensitivo primario, y conecta con el estrato afectivo: el sistema límbico, sobre todo la amígdala. Ahí se trata el componente emotivo. 

      
Además, otras vías ascienden para conectar con distintas zonas de la corteza cerebral, y en especial con la corteza prefrontal. Todo ello procesa la información, se analiza, se ponderan emociones y pensamiento, y se reacciona mediante las vías de salida del cerebro, dando una respuesta reflexiva. 


      
Este tipo de respuesta se caracteriza porque se pone pensamiento, gracias a zonas corticales. No se reacciona sin más como si fuera un acto reflejo. El pensamiento precede y guía al sentimiento y a su respuesta. Esto es muy importante, y se debe a la conexión entre la amígdala, y el cortex. Específicamente la zona del pensamiento analítico, el poder de decisión, el autocontrol…, en coordinación con otras áreas corticales. 



      
2) Pero, hay ocasiones en las que se contesta de forma instintiva, con una “respuesta emocional rápida o simple”. En ella las emociones o impulsos  toman el control y se responde sin pensar, sin conectar con la corteza, como si se tratase de un acto reflejo. Es como un "cortocircuito" que se salta el cortex. Se podría decir que se queda en el nivel “intermedio” del cerebro, el basal; no alcanza el nivel superior. Y es semejante a las respuestas en los animales, por su naturaleza instintiva. 


     
Esto puede ayudar en situaciones urgentes de peligro. A veces puede salvar la vida, por ejemplo cuando nos quemamos con fuego, rápidamente y sin pensarlo nos retiramos. Pero, en las situaciones de convivencia personal no es la mejor respuesta por carecer de pensamiento.
     
Esta respuesta refleja puede suceder también cuando la emoción nos sorprende, o es muy intensa, y en personas de carácter muy primario, que reaccionan sin apenas reflexionar. y es frecuente en los adolescentes, cuyo cerebro no ha madurado todavía. Su zona emocional, la amígdala, está hiperfuncionante, debido al ascenso de las hormonas sexuales. Pero, su corteza prefrontal, lo último en desarrollar, está inmadura.





 

Pues bien, en los niños ya se ven estas primeras conexiones entre estos dos sistemas. Primero madura el básico y emocional, y poco a poco el cortical. Los padres debemos ayudarles a fomentar el pensamiento y la reflexión antes de hacer o decir alguna cosa. Enseñarles a ver la repercusión en otras personas... 


Y animarles a entrenar su voluntad para que sean capaces de pequeñas metas que irán ampliando con según van creciendo y tomando decisiones.


Es lo que da mayor libertad para actuar con unos fines o metas nobles en la mente, y hacer que las cosas sucedan. Y no tanto dejarse llevar de estímulos inmediatos y apetencias efímeras...


Sin embargo, no se trata tanto de olvidar impulsos, sino de integrarlos en la personalidad de cada uno. Valorarlos. Pensar si en ese momento eso ayuda a ser mejores, o a querer a los demás. A veces las emociones nos ayudan en la vida, y hay que aprovecharlas; otras, no. Saber discernir en cada momento para autoconducirse. Te lo escribo en el post "autogobierno personal".


      
En las relaciones personales, tanto en pareja, en familia, y en la convivencia en general, es bueno que, ante una situación o contestación reflexionemos si hemos sido capaces de racionalizarla o no. Ver si tenemos el control, o es un “arrebato emocional”. Conocernos para poder mejorar en este punto, y que el trato personal sea más “humano”, cálido, empático y confortante, sin perder los "estribos"...


¿Cómo lograr ese dominio emocional? Sabiendo que, como señalara Stephen Covey, entre un estímulo y su respuesta, detenernos un instante a pensar cómo reaccionar. Si nos dejamos arrastrar por ese impulso, o, si conectamos con la corteza poniendo pensamiento y tomando el control de la situación.

 
Esta es la base de la inteligencia emocional, de la que ya Pascal y otros clásicos nos hablaran. Se trata de usar el timón del pensamiento ante cualquier estímulo o impulso emocional...





       
Por ejemplo, a la hora de mejorar la convivencia en familia, del cariño en pareja… Con cabeza y corazón, con voluntad de querer, demostrando el cariño. Con palabras de Marguerite Yourcenar, "escuchar a la cabeza, pero dejar hablar corazón"... 




    

Y nos viene muy bien en este mundo tan tecnológico e hiperconectado... Porque, en el “modo pantalla”, muchas veces se desconecta la corteza frontal, y nos torna más impulsivos, menos reflexivos, incluso cortando el pensamiento y la atención. Y, sin apenas advertirlo, buscando esas pequeñas gratificaciones inmediatas de dopamina. Lo desarrollo en el post "pantallas y dependencia", y en "modo concentración". Es necesario poner un contrapunto de pensamiento.

     
Este poder de reflexionar es la base de la libertad interior de cada uno. Poder elegir cómo responder, y la actitud personal ante una circunstancia. Como señalara Viktor Frankl, cuando tenemos un porqué, encontramos el cómo… y el sentido.






    
Por medio del pensamiento y del autocontrol, podremos filtrar inteligentemente los sentimientos, pensar si merecen la pena o no, si nos mejoran como personas, y aprovecharlos.

Fomentar actitudes que sean constructivas en la relación con las personas. Por ejemplo, la serenidad y la alegría, la gratitud, el optimismo, el respeto, la admiración, la paciencia y la ternura, el servicio, el buen humor, el cariño, la comprensión y empatía…, y la ayuda consiguiente en lo que necesiten. De esa forma tener autogobierno personal y ser proactivos. 

      

       
Dejo para otro artículo formas de controlar la emotividad.


Enlaces relacionados:


    * Emociones-y-autocontrol       (segunda parte)






Nuestro-mejor-proyecto (amor de pareja)

* En el corazón crece lo que se cultiva

* Tips para educar el corazón en preadolescentes

* Corazón y sistema límbico

* El corazón habla al corazón

   





                                 
     
                                                                                                                                                             
                                                                      Mª José Calvo
                                                                      @Mariajoseopt
                                                             Optimistas Educando y Amando




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2018/10/emociones-como-respondemos-ellas.html

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