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miércoles, 11 de diciembre de 2013

II. MARCO ANTROPOLÓGICO, UN POCO DE MEDICINA

                                     

                                           DESARROLLO INFANTIL 
                                              (de 0 a 6 años)


                        II) MARCO ANTROPOLÓGICO


       


       
El desarrollo de cada persona está en potencia desde el mismo momento de su concepción. Es como una energía concentrada que tiende a expandirse, y perfeccionar a esa persona: a ser una persona más plena y singular. Y precisa del cariño de los padres para tornarse más y más real.

       
Desde la concepción se pone en marcha ese mecanismo natural de desarrollo, a nivel biológico, y también a nivel psicológico y afectivo, neurológico, y de sus facultades superiores.


     
Después, a lo largo de la vida, se despliegan esas capacidades y posibilidades innatas, desarrollando cada uno sus cualidades específicas, sus fortalezas, únicas y singulares. 







         
Lograr el desarrollo armónico de cada hijo, desde su nacimiento, precisa atender a todas sus facultades, como son la inteligencia, la voluntad libre, y la afectividad. Aunque, en estas etapas, la afectividad tiene gran relevancia, puesto que necesita sentirse de veras querido para desplegar todo ello. También tenemos que pensar en los distintos ámbitos personales...

            
Ahora nos vamos a referir a esos ámbitos, que los podemos encuadrar en los distintos “marcos del desarrollo"Todos son importantes y, para el desarrollo integral de cada persona, debemos atender todos, para que aporten una buena y sana personalidad. ¡Armoniosa!


           
Hemos visto el marco familiar: el poder del cariño, en el que se engloban todos ellos.







           
En este post vamos a ver el aprendizaje humano, y cómo desarrollarlo desde el punto de vista antropológico: de la persona humana. 

       
Desde el momento de su concepción, esa energía concentrada se despliega para desarrollar todas sus capacidades. No solo biológicas, con el crecimiento, diferenciación celular, y organización de tejidos y desarrollo del cuerpo, sino también psíquicas, afectivas, espirituales, con todas sus facultades, como la inteligencia y la voluntad libre, tan propias de una persona. Es un largo proceso que conlleva muchos años, debido a su complejidad.


         
Para ello es importante que se sienta valorado y querido. Y, la figura de apego, de la madre o del padre. Muy importante saber acoger al bebé, acariciarle, sonreírle, acunarle, quererle... Que se encuentre muy a gusto en casa. Atenderle en sus llantos, porque muchas veces lloran por algo, que no saben expresar, pero que les agobia..., a pesar de que podamos estar muy cansados. Necesitan la resonancia de la relaciones familiares en un ambiente rico afectivo. Tanto el padre, como la madre, somos imprescindibles e insustituibles para su buen desarrollo. Además necesarios para formar su identidad.





            
Los niños aprenden todo de las personas que les quieren: sus padres. Y lo hacen gracias al sentirse queridos. Además, la formación del sistema nervioso está en pleno desarrollo en esas edades tan tempranas. El primer año es vital para formar estructuras y sinapsis neuronales que usará toda su vida.




           
Ya decía Tomás de Aquino que la curiosidad y el asombro que sienten los niños es el principal motor del aprendizaje. Y es algo que nace desde su interior. En esa línea, señala G.K. Chesterton: ni los sabios han alcanzado a ver la gravedad que habita en los ojos de un bebé. Es la gravedad de asombro ante el Universo. "En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo, y el Universo se pone de nuevo a prueba."



           
Por eso es bueno dejar que los niños vean, admiren, toquen, huelan, oigan, observen... el mundo que les rodea, para que salga a la luz esa curiosidad, y les permita investigar, experimentar, pensar, comprender el mundo con ojos nuevos... Y es importante que vean la naturaleza, el campo, un amanecer, un bosque, las estrellas, las hojas en otoño, el crepitar de la nieve, una granja de animales... etc.






Lo divido en varios temas, por si quieres elegir:


1) Aprendizaje
2) Desarrollo cerebral
3) Cuatro hábitos básicos



                                  
1) APRENDIZAJE 

         
El aprendizaje humano va con la naturaleza de la persona, en la que existen unos "periodos ventana" en los que se aprende con suma facilidad unas funciones innatas, o unos valores, de forma que el niño disfruta cuando lo hace. La naturaleza es muy sabia.





          
No hay que confundirlo con el "aprendizaje precoz", en el que se intenta introducir estímulos constantes y repetidos para conseguir algo para lo que todavía no está preparado... Su cerebro no ha madurado. El desarrollo y el conocimiento siempre va de dentro hacia fuera, impulsado por la curiosidad y la admiración, los anhelos de conocer.

             
Decía la doctora Montessori: "La palabra educación no debe ser entendida en el sentido de enseñar, sino de asistir al desarrollo psicológico del niño".


           
El aprendizaje se realiza con los estímulos de la vida del niño, en un ambiente cálido de familia, rico y sereno, saturado de cariño. Y esa curiosidad innata, junto con el asombro, abren las "compuertas" de la atención, porque le atrae y disfruta con ello. Y así aprende.


     
Además, necesita un modelo adecuado para fijarse, y que pueda realizar esa acción hasta que la asimila. El modelo somos los padres: hay que ser conscientes que los niños están todo el día mirándonos, y nos copiarán. Y darles oportunidades de acción en familia para que aprendan ciertas destrezas y habilidades, poder ser autónomos, seguir sus gustos y anhelos..., adquirir buenos hábitos etc.






    
Existen esos periodos más sensibles, o periodos críticos del  desarrollo, que son periodos naturales con una predisposición al aprendizaje de determinadas funciones, que traslucen unas capacidades y valores humanos, con un esfuerzo mínimo, porque el niño -y su cerebro- están preparados para ello. 


Se nota que un niño está en esa fase concreta porque se concentra en algo y le gusta repetirlo hasta que lo hace suyo. Para ello crear un ambiente donde esté a gusto, con serenidad y libertad de movimiento para elegir y hacer lo que más le interese... dentro de un orden.

Conocer los ritmos habituales en los que desarrollan determinadas destrezas es vital para ayudarles a crecer. Sin perder de vista la singularidad de cada uno y sus cualidades.

Por ejemplo el movimiento y la deambulación, por el que aprenden un sinfin de cosas, desde el primer año hasta los 4, el orden, prácticamente desde que nacen hasta los 3-4 años, con los hábitos antropológicos de sueño, comidas, paseos, higiene... 

Más tarde el habla y el lenguaje, algo innato, de 0 a 5-6 años; la sensibilidad fina, entre 1 y 2 años; el control de esfínteres a los 2-4 años; la socialización y los buenos modales de 3 a 6 años; el conocimiento de la naturaleza siempre... etc. 

Estas edades son un poco orientativas, y pueden variar algo en cada niño. Hay otros no innatos, más culturales, como la lectura y escritura, que requieren aprendizaje y algo de capacidad de abstracción, que madura en cada niño según su ritmo: de 3 a 5 años...

     
     
Por otro lado, las acciones se pueden clasificar por su relación con las distintas facultades y capacidades en:

1- Motoras, como la marcha (entre los 10-15 meses), el equilibrio (3-5 años). También la psicomotricidad. Todo ello le ayuda a conocer, representar y expresar lo que quiere..., ensayar. Además, necesitan explorar y usar las manos, pues son "los instrumentos de la inteligencia".



2- Relacionado con la inteligencia: el habla, de 0 a 6 años, o el aprendizaje de nuevos idiomas (en los primeros años se hace por contagio, luego requerirá un aprendizaje mayor), la música (embarazo-4-6 años), las matemáticas (4-6-7 años )… Es preciso hablar con ellos, observarles, escucharles, y enseñarles lo importante de la vida a la luz del cariño. Lo aprenden todo por vía afectiva, de las personas que les quieren.

     
Respecto al habla, puede tener varias funciones: instrumental, para pedir objetos o demandar atención, interaccional, imaginativa... Hasta el año, solo suele emitir balbuceos... A los 18 meses ya dice unas palabras significativas. Las une en frases cortas como a los 2 años. A los 3 ya puede hacer preguntas, y a los 4 suele hablar comprensiblemente. Esto es un poco aproximado: cada niño ¡es único! y crece a su ritmo.



            
Por ejemplo, el conocimiento del “yo” se desarrolla más o menos de 2 a 4 años. Es cuando se dan cuenta de que son independientes y distintos de los demás. De ahí la importancia de interactuar con otras personas, y de la resonancia con los demás, puesto que somos seres sociales, diseñados para las relaciones. "Yo me hago gracias al tú" señala M. Buber. A los 3 años suele ser la edad del "no", porque quieren reafirmarse ante ellos mismos, y ante los demás.   

  

3- Con la voluntad: referentes al comportamiento, y para vivir algunos valores  humanos y hacer buenos hábitos que puedan consolidar en virtudes: 

           
*El orden, desde que nacen prácticamente hasta los 4 años, lo aprenden con mucha facilidad. Luego hay que seguir en ello. Además es lo que les da seguridad y estabilidad a la vida. Luego lo harán extenso a otros ámbitos de su vida.



           
*La sinceridad hay que trabajarla siempre, y antes de los 9 años: es la edad ideal para hacer atractiva esa virtud. Si somos buen modelo, si hay un ambiente en casa propicio, lo verán más claro y no les costará apenas. Y luego seguir con ello. Como señala Ortega, "la verdad es la única necesidad incondicional del hombre". Y, como vimos en otro post, resplandece belleza.




         
*La obediencia: el niño necesita que le guiemos. No es un capricho. Necesita sentirse seguro. Lo que les pedimos es por su bien, se lo explicamos a su nivel, les damos razones y motivos según la edad. También para enseñarles algunas cosas importantes como lo correcto o no, guiados por el buen amor. 

          
Por eso es necesario tener unas normas claras, pocas pero importantes, para que sepan lo que está bien o no, para aprender a ser autónomos, para comprender y ponerse en el lugar del otro, y ayudar... Todo razonado, para que actúen con inteligencia y criterio, pensando antes de hacer algo... La obediencia se debe ir conjugando con la libertad para que aprendan a pensar por cuenta propia, a ser autónomos, y a llevar el timón de su vida. Quien no es libre no podrá aprender a amar.


          
*Otras habilidades y cualidades como la generosidad, la gratitud, la empatía, la laboriosidad, el esfuerzo, la resiliencia, el agradecimiento, el trabajo en equipo... etc. Todo ello lo verán en nuestras actuaciones coherentes.



           
El juego, con sus diversas etapas y modos (mágico, simbólico, de reglas...) Es cuando realmente vive y disfruta el niño, y donde aprende lo importante de la vida. Para él la vida es juego, y la forma de aprender cualquier cosa. Todo se transforma en juego. Es capaz de entusiasmarse con muchas cosas, y es el modo en el que aprende de veras, disfrutando. Ensaya, se equivoca y no pasa nada... y mejora.




4- Con la afectividad y las nuevas sensaciones


      
El niño aprende al sentirse querido. Y todo lo asimila en función de ello, incluidas las nuevas sensaciones, como las salidas al campo, una puesta de sol, ver cómo llueve, pisar un charco, ver caer las hojas en otoño, pisarlas..., el crepitar..., los cantos de los pájaros, la corteza de los árboles, el colorido de la flores, el rocío...


   
También los aspectos espirituales de la persona, y la afectividad tierna, como mostrar empatía con sus hermanos y amigos, aceptar un problema o falta de salud de alguien..., el misterio de la muerte de un ser querido..., rezar a su Madre del cielo, hablar con el Niño Jesús, su Ángel de la guarda, y muchas más cosas que podemos enseñarles. Por ejemplo, la cortesía y los buenos modales, la música y la poesía, percepciones de los sentidos... Todo ello va configurando su afectividad, en especial el cariño que le damos y que nota en la familia, artífice de su buen desarrollo. Y de esta forma aprenderá a querer.
                          
                     
                    



       
            
2) APRENDIZAJE Y DESARROLLO CEREBRAL

             
Desde la gestación, la formación del cerebro es una consecuencia de crecimiento neuronal y de las conexiones o sinapsis que se efectúan entre las neuronas. Los genes determinan el patrón y funcionamiento básico de circuitos cerebrales, pero el ambiente e interacciones influyen de gran forma. Es la epigenética.





             
Desde el embarazo aparecen cambios según el entorno. Se llevan a cabo al recibir los estímulos adecuados. La relación con otras personas, su cariño, el vínculo de apego, y hasta las propias acciones y comportamiento van moldeando nuestro cerebro, gracias a la plasticidad neuronal sináptica que posee. También influyen las hormonas, muy en especial en la adolescencia. 


                                                      

           
Cuando están en la cuna, con los horarios de sueño, comidas, higiene, paseos… y cuando van creciendo, con horarios también, rutinas diarias, encargos…, a base de interiorizar las acciones, las neuronas se pueden multiplicar y sobre todo crear nuevas sinapsis neuronales, haciendo múltiples ramificaciones y conexiones. Éstas, se ven reforzadas con las acciones correspondientes, que dejan su impronta.


         
El periodo más importante en relación con las sinapsis neuronales es el primer año, y hasta los 3, y luego se extiende hasta los 6-8 años. Es un periodo de “explosión” o de formación de innumerables conexiones. No es bueno que haya un ambiente carencial con poca estimulación, ni que la haya en exceso, porque a veces los niños están sobreestimulados por pantallas, música, videojuegos… Y eso no es saludable para ellos. No les deja crecer desde su interior.

         
Es preciso respetar sus ritmos naturales de crecimiento, sus periodos más sensibles, la naturaleza del niño. Por algo la Academia de Pediatría desaconseja las pantallas en niños. Te lo cuento en "desarrollo cerebral, familia y pantallas".




          
El patrón de desarrollo y maduración neuronal se realiza hasta los 18 años aproximadamente, aunque hasta los 25-30, o más, no se completará por decirlo de algún modo. Lo primero en madurar son las zonas internas más primarias, y luego va ascendiendo hacia las corticales que coordinan el movimiento, y zonas sensoriales y percepciones por los sentidos. Es la etapa sensorio motora.


          
Más tarde, la zona cognitiva y emocional, con la corteza y el sistema límbico. Y lo último en completar la maduración es la corteza prefrontal, con las funciones superiores del ser humano: el pensamiento analítico y crítico, con la toma de decisiones, el autocontrol, funciones ejecutivas, el juicio y valoración de acciones... Lo más cualificado y propio de la persona. Esto se inicia desde pequeños, pero en la adolescencia, con el estímulo y elevación de hormonas sexuales en sangre, se dispara su maduración.

             




                        
3) LOS CUATRO HÁBITOS BÁSICOS ANTROPOLÓGICOS

             
Se refieren a la persona humana, con la grandeza y dignidad que conlleva. Cada persona es un mundo, tenga la edad que tenga. Es preciso prestar atención a lo importante: a la vida, al amor, a los valores humanos, a los sentimientos, al cariño de los padres… Valorar la familia, escuela del más rico humanismo, también emocional y afectivo.




 

             
Anoto un comentario del gran humanista Tomás Melendo, sobre el ambiente de familia para un recién nacido: "es una idea profundísima, ya expuesta por Tomás de Aquino, al menos de dos formas. Por un lado, sostiene que la misma causa que ha dado origen a una realidad, en este caso el amor mutuo de los padres, ha de ser también la causa de su desarrollo. En otro lugar, de manera más figurada: una vez que el niño deja el útero materno, necesita de otro líquido amniótico y de otro útero, que es el que forman sus padres, queriéndose entre sí". 

        
Necesita sentirse inmerso en el cariño de los padres para desarrollarse bien. No solo a nivel físico, sino emocional y psíquico. Incluso la maduración cerebral no se realiza en ambientes carenciales de afecto.




              
El recién nacido necesita todo nuestro cariño, toda nuestra atención, pero tenemos que darle seguridad a base de un horario más o menos establecido, que permita organizarnos y preveer situaciones.

              
Nos podemos apoyar en sus cuatro hábitos básicos. El cuidado de estos hábitos debe ser constante desde que nace el niño. Es lo que permite tener un mínimo de paz familiar, y podamos acogerle, quererle, y que se sienta realmente querido.


1.- COMIDAS 

              
Los recién nacidos pueden tener un horario algo flexible de tomas. Aunque al principio veamos más o menos cada cuánto tienen hambre, pero suele ser cada 3 horas. Así, van adquiriendo un sentido del tiempo, del orden, del día y de la noche. 

              
Además de comer, se establece una relación afectiva con la madre impresionante, que le va a dar seguridad y cariño durante su crecimiento. El contacto físico con ella es de primordial importancia para su buen desarrollo. También del padre. En esto consiste la figura de apego del principal cuidador, que le va dando seguridad y confianza según va creciendo... 

              
La lactancia materna, a ser posible, es lo que mejor le viene al niño. Además de contener todos los nutrieres necesarios, aporta inmunoglobulinas, en concreto la Ig A, que le ayuda contra las infecciones, y les fortalece su sistema inmune. También debe hacer tomas por la noche, porque no es bueno dejarle tanto tiempo sin el aporte de glucosa y nutrientes. Además, así se estimula la producción materna de leche. Dejo una infografía de la Clínica Universidad de Navarra que me ha gustado y lo resume muy bien: ¡gracias!






              
El niño un poco mayor debe aprender a comer a su hora, de todo, y en un tiempo concreto. La alimentación ha de ser completa y variada, no caprichosa. Sin tener que depender de pantallas para ello.

            
Así se establecen las bases de la nutrición futura. Una buena proporción de principios inmediatos, para una dieta equilibrada, cuando empiezan a comer, puede ser: 50% de hidratos de carbono, 35% de grasas, y 15% de proteínas, según la edad. Y no abusar de comida rápida, sino de la rica "dieta mediterránea". Consiste en una dieta a base de legumbres, verduras, pescados, frutas, y las frituras en aceite de oliva virgen. Así tenemos su poder antioxidante, rico en fibra, reductor del colesterol, y bajas grasas saturadas. Además el aceite de oliva virgen, es rico en ácidos grasos como el ácido oleico, que ayuda en el metabolismo de los lípidos. 




2.- SUEÑO 

              
Los bebés necesitan dormir prácticamente todo el tiempo, y más por la noche. Es bueno acostumbrarlos a tener el ambiente oscuro y en silencio por la noche, y claro por el día.

             
Los niños algo mayores deben tener sus horas fijas de acostarse, de levantarse, y de siesta. Incluso con pequeñas rutinas, como lavarse los dientes, leer un cuento y rezar antes de dormir.

              
También es importante tener su propia cama. El tiempo de sueño es vital: se interiorizan muchos aprendizajes vividos, se sintetizan neurotransmisores que se van a utilizar al día siguiente, y, cuando se secreta algunas hormonas como la GH.



3.- ORDEN 

            
El orden en los horarios es fundamental. Permite organizarse, y no dejar paso a la improvisación y al caos. Además es lo que da seguridad a los niños pequeños. En niños mayores, es necesario para que sepan qué tienen que hacer en cada momento.

Es importante en la comida, el sueño, en los paseos diarios por el parque... Hablarles, achucharles, jugar con ellos. 

También hay que enseñarles el respeto a las personas y a las cosas: por este orden. Que no deben hacer o decir lo que a ellos no les gustaría que les hicieran.





4.- HIGIENE

            
Mantenerlos limpios y secos: lo agradecen, lloran menos, y se acostumbran a ello. Empieza por el control de esfínteres, en el momento preciso, y continúa con el aseo personal, lavarse los dientes... etc. 

         
los niños mayores, que vayan aprendiendo a asearse, a ducharse, a lavarse los dientes solos, a comer saludable, a hacer ejercicio… Cuanto antes logren autonomía mejor.





              
Para conseguirlo cada familia tendrá su propio estilo, pero lo mejor es empezar pronto, aprovechando las oportunidades del día a día, y con buen humor. Contando con la ayuda de los hermanos "mayores".  



             
Y saber disfrutar de la alegría de contar con cada nuevo nacimiento: es lo más grande y el mayor regalo que podemos imaginar. Cualquier esfuerzo vale la pena. Además, cuando son varios hermanos es mucho más fácil educar, pues se educan entre ellos. Aprender a disfrutar, a dejar volar el corazón, sin descuidar nunca a la persona que más queremos del planeta.


Un vídeo de los primeros momentos de la vida, de la Universidad de Navarra:

https://youtu.be/YW0xWfnsez4


            
Espero que te haya gustado, y que lo compartas con amigos. ¡¡Muchas gracias!!



Dejo enlaces relacionados: 

Desarrollo cerebral y educación desde primeras edades

* Marco psicológico y marco pedagógico


                                                                           Mª José Calvo
                                                                 optimistas educando y amando
                                                                           @Mariajoseopt



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