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miércoles, 26 de febrero de 2014

V- MARCO PEDAGÓGICO. AUTOESTIMA, VALORES, CORAZÓN

                                           

                           
                DESARROLLO INFANTIL                                                                                              (de 0 a 6 años)



                                      V) MARCO PEDAGÓGICO 


              La pedagogía es como el arte de saber formar a una persona, teniendo en cuenta sus características personales y temperamento. Así, partiendo de su singularidad y cualidades, ayudarle a construir el "edificio" de su personalidad. Enseñándole desde bien pequeño lo que está bien o mal, seduciendo con la belleza de unos valores, basados en principios, que intentamos vivir. Confiando, y motivándole con cariño.


  







            Hemos visto el marco familiar, en el que se engloban todos los distintos aspectos, incluido el pedagógico. También el marco psicológico, y el neurológico: sustrato anatómico de ese aprendizaje, con su plasticidad neuronal característica.







            


           Desde el punto de vista pedagógico, es bueno educar en positivo, con optimismo, buscando la excelencia personal, así como en la propia familia. Sin pedirles más de lo que puedan dar, y, sin centrarse en lo negativo: hay que cambiar el "chip" si no se está acostumbrado, porque es mucho más eficaz y gratificante. Ver todo lo bueno que tienen y hacen..., sus cualidades personales, para fomentarlo. Con exigencia comprensiva, o comprensión exigente, según los casos y circunstancias.



         Crear un ambiente de hogar, alegre y confiado, donde cada persona es importante, que prepara un clima de libertad para dar lo mejor de cada uno, pensando en los demás. 






        Sabiendo que, "toda ayuda innecesaria limita a quien la recibe."






              Tener en el punto de mira que, lo más importante para ellos es el cariño que les mostramos. Necesitan sentirse queridos de forma incondicional, como todas las personas, independiente de su edad. Es decir, quererlos no por lo que hagan, o por cómo se comporten, ni siquiera por lo ordenados o responsables que sean… Quererles por quienes son. Es el amor como regalo esencial, el "gratis total", sin esperar nada a cambio. Lo cual les da seguridad para ser ellos mismos, y "construirse" como personas singulares que son, con sus cualidades y fortalezas.

        Es como si nos dijera: "Sintiéndome querido, llegaré lejos. Y sintiéndome útil, progreso."







           Los padres educamos, en especial, con el amor que les tenemos, y por nuestro amor recíproco. Cuando sean mayores sabrán querer en la medida en que hayan recibido amor en familia. Si han tenido un buen modelo de amor en los padres, todo será mucho más fácil. Se desbordará eficaz hacia ellos. Les dejamos un sendero luminoso transitable, y un buen referente.
         


         Respecto a la importancia de educar en positivo, recordamos a Goethe: "Si tratas a una persona como es, seguirá siendo así; si la tratas un poco mejor de lo que es, se convertirá en lo que debe ser..."  Se trata de sacar a la luz toda la belleza que encierra cada persona.


               Si estamos todo el día recordando lo que hace mal, le reafirmamos en su mala conducta, e inundamos el ambiente de pesimismo. Es mejor y más eficaz, centrarse en lo positivo, en sus cualidades y esfuerzo por pensar en los demás, por mejorar. Tratarle un poco mejor de lo que es en ese momento para presentarle ese ideal, y que pueda luchar por lograrlo.



Dejo varios puntos a modo de índice por si quieres elegir:


1) Algunas ideas clave
2) Confianza y autoestima 
3) Hábitos, virtudes y afectividad





               
1) ALGUNAS IDEAS CLAVE


      1- Lo mejor para el bebé, o un niño pequeño, es comunicarse amorosamente con él, mirarle, acariciarle, sonreírle... para que se sienta acogido. Que el ambiente esté impregnado de alegría, cariño, serenidad, delicadeza y buen humor.



          2- Aprovechad el tiempo: pasadlo bien con los niños, prestándoles atención, pensando juegos o actividades divertidas. Es una forma de decirles que son importantes para nosotros, que los queremos de veras. 





       3- Sed firmes en los  hábitos básicos del marco antropológico. El horario claro le encanta al niño, porque le da seguridad. Los cambios le desorientan. Tampoco rigideces, saber romper la rutina por algún motivo importante. Te lo cuento en otro post: "marco antropológico".

     

        4- Presentad las cosas de forma interesante, porque recordará lo que le guste, o le resulte atractivo. Lo que esté inmerso en cariño. La emoción y la afectividad estimulan el aprendizaje. Es necesario que le dejemos sentir curiosidad y admiración por lo que le rodea... Así enfocará la atención, comprenderá muchas cosas, y disfrutará. El aprendizaje surge desde el interior de cada persona. 


         Decía la doctora Montessori: "La palabra educación no debe ser entendida en el sentido de enseñar, sino de asistir al desarrollo psicológico del niño".



         En este sentido, es importante el juego al aire libre, usando la imaginación y creatividad, en contacto con la naturaleza, es esencial y valioso. Es un ambiente donde se percibe su belleza y armonía, su colorido, sonidos, aromas... Y es la forma de conocer la realidad, percibiendo sensaciones y experimentando con lo que ven. Dejo abajo enlace más amplio sobre el juego. 







 
        5- Hablad con él/ella con un vocabulario adecuado, aunque todavía no sepa hablar bien: lo importante es que lo vaya comprendiendo. Enseñadle poesías, canciones... desde que comienza a hablar. 


          6- Estableced unas normas en puntos importantes, pocas, claras, que les muestre un camino seguro, para que tenga un referente a la hora de actuar, y les ayude a tener buen criterio. En el resto de cosas, dar mucha libertad.




        7- Ayudadle a desarrollar buenos hábitos, que posteriormente se conviertan en virtudes, al realizarlos con más consciencia, con libertad personal: ¡porque ellos quieren! Es lo que le va a dar más autodominio y mayor libertad para hacer lo correcto. Algo muy necesario, sobre todo en esa etapa de la adolescencia, en la que se perfila su carácter e identidad. 

          Es necesario interiorizar unos valores, basados en principios, que se plasmen en el comportamiento, y dan un sentido más profundo a la vida. Son como los "ladrillos" del edificio de su personalidad.


 

          8- Contar con el ejemplo y el modelo de ambos. El padre suele aportar más seguridad y fortaleza a los hijos, y la madre, por ser más afectiva, más ternura, y mejor manejo de sentimientos. Pero, ambos son importantes porque se complementan, y esa alteridad ayuda a crear la identidad de los hijos. Cada uno es el contrapunto del otro. Te lo cuento en "familia armónica".


            9- Estad disponibles para lo que necesiten. Saber mirar a los ojos, y escuchar, aunque nos parezca algo insignificante. Que sepan que pueden contar con vosotros. Cuidado con las pantallas, son muy cómodas para entretenerlos, pero no son buenas para ellos. Te lo cuento en otro post.



              Para todo ello hace falta tiempo. Tiempo para demostrarles que les queremos, que nos importan más que las tareas que tenemos que realizar... Así, conseguir un ambiente de hogar saturado de alegría, tranquilidad, serenidad y delicadeza, cariño y confianza. Sin estresarnos, sin agobios, respetando los ritmos naturales de crecimiento de los niños. ¡Disfrutando!







                   Una cita genial de G. K. Chesterton: “En cada niño todas las cosas del mundo son hechas de nuevo, y el Universo se pone de nuevo a prueba.” Para un niño todo es maravilloso, increíble..., porque lo ve con ojos "nuevos".




              
Aprendamos de ellos, que no nos pueda el estrés o el aburrimiento, el estar de vuelta de las cosas… Tener ilusiones, ser agradecidos, descubrir la belleza que nos rodea, muy en especial en las personas queridas.




                    
2) CONFIANZA Y AUTOESTIMA


          Algo importante en estas edades es la autoestima que se va delineando, que debe estar basada, sobre todo, en el cariño que les tenemos, y no en falsas expectativas.




                   Ya vimos que los padres somos el espejo donde se miran: ven lo que reflejamos, y no lo cuestionan. De ahí la responsabilidad para mostrar una imagen real, pero positiva, que les aliente a ser lo mejor de sus capacidades.


              Hay que aprender a conocer a nuestros hijos, 
su temperamento, ver sus cualidades y fortalezas específicas, para apoyarse en ellas, y suplir debilidades. Por eso es importante saber elogiar algunas cosas buenas cada día; no centrarnos en lo negativo, sino percibir todo lo bueno que haga.


                  Es como si dijeran: 



“Dime cómo soy, 
muéstrame una imagen real, pero positiva de mi persona”. 

             
                  Y por otra parte: 


“Dame ejemplo de lo que quieres que sea, 
y el resto déjamelo a mí”…




               Siempre con confianza, en sus intenciones, capacidades..., hasta en aquel punto que sabemos que más le cuesta. 


"Sin confianza no podrá ser libre, 
y no aprenderá a ser responsable. 
Ni tendré una autoestima sana."


                Porque, el cariño y la confianza son como el "horno" donde se cuece la mejor personalidad de cada uno. Hay que darle confianza, y grandes espacios vitales, para que pueda realizarse; si no, es como si no le dejáramos en libertad. 





                ¿Y, si fracasa? Pues no pasa nada: le ayudamos a volver a intentarlo, apoyándole, animándole. Con una sonrisa mayor... Los fracasos nos ayudan a madurar, porque nos brindan una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor. 


                 La confianza permite que se vaya construyendo como persona, 
en un ambiente de  libertad, 
para que pueda elegir una meta valiosa, 
y orientar su vida hacia ella. 





            Tenemos a nuestro favor la plasticidad neuronal, base de todo aprendizaje. El cerebro siempre está formándose y en constante cambio y movimiento. Y en edades tempranas se asientan muchas funciones, programas premotores, habilidades y hábitos que van a utilizar toda la vida. Podemos ayudar a desarrollar su personalidad, apoyándonos en sus gustos y cualidades singulares, apuntando a lo que les gusta, con una buena brújula que oriente. Que sepan desde bien pequeños lo que está bien o mal, para ir formándoles, sin olvidar que, deben aprender a pensar por cuenta propia, a ser críticos con la información que les pueda llegar.



         Para todo ello es necesario exigirles en unos puntos clave, que les ayuden a crecer como personas, y facilitar el hacer equipo en casa, por ejemplo, mediante los encargos. 
Así, van adquiriendo habilidades, destrezas, y se sienten útiles, aprenden a poner cariño en ellos y se preocupan de los demás. De esta forma, tendrán una sana autoestimaaprenderán a ser libres y responsables, y a pensar en los demás. 


          Aprender a sonreír, sobre todo al pedirles algo más costoso, porque les anima y estimula a acometerlo. Y saber reconocer, no solo los logros, sino también el esfuerzo, las intenciones, la participación, el trabajo bien hecho... 



                   Algo muy edificante y necesario, que siempre compensa, es lograr en familia un ambiente estable emocionalmente: que se note el cariño entre los padres, que es como el "generador" de amor de la familia. Lo que nos va a dar su luz y calor, su amabilidad y ternura, su paz y serenidad… en todas las circunstancias de la vida. Y es la base necesaria para el crecimiento y buen desarrollo de cada persona, tanto afectiva, como psicológicamente, y de la personalidad naciente. 




                Una virtud imprescindible en los padres es la coherencia. Los niños toleran muy mal las incoherencias: que sepamos vivir de acuerdo a lo que pensamos, decimos, queremos..., y luego hacemos. Para mostrarles algo que de veras les ayude a hacerlo suyo, a través de los distintos lenguajes que tenemos. También coherencia con el ideario del colegio: que no les enseñemos una cosa en casa, y vean otra muy distinta en el colegio… Hay que trabajar en la misma dirección.




                
3) HÁBITOS, VOLUNTAD, CORAZÓN


           Para ser capaces de acometer cosas valiosas hace falta tener voluntad. A la hora de educarla nos podemos apoyar en:



1) Unos buenos hábitos adquiridos, que ayuden de veras en la vida:


          
Relacionados con el orden: respecto a sus actividades, sus juguetes, su ropa… Que sepan lo que tienen que hacer en cada momento y no estén al capricho de los adultos... Luego le servirá para hacerlo extenso a su vida.



          
Con la sinceridad: decir siempre la verdad, aunque cueste. Es el mejor ejemplo que podemos darles. Es imprescindible para construir relaciones humanas.

       
Con la obediencia, explicándoles los motivos, razonándolo. Cuando son un poco mayores, hacia a los 5 años, apoyarnos más en la inteligencia, con esa libertad que van adquiriendo. A los 6-7 con más motivo, pues empiezan a razonar y pensar por cuenta propia.

      
Enseñándoles la alegría de dar, de ser generosos, asociar el regalar algo con la alegría del que lo recibe… etc. Hace falta pensar en los demás, tener en cuenta sus sentimientos, y ayudarles en lo que necesiten.


           
El esfuerzo: en sus tareas, juegos... Que no se rindan a la primera. Que aprendan a luchar.


       
La amabilidad, dando ejemplo, la responsabilidad en sus pequeños encargos.... etc.

    
Enseñarles a ser agradecidos con las personas. Y, el valor del perdónsiempre que nos equivocamos, o molestamos a los demás, porque, tiene el poder de sanar las heridas.





Además de los hábitos, también tenemos otros apoyos más a la hora de educar la voluntad:

2) La obra bien hecha y la belleza que encierra. Que se acostumbren a acabar bien lo que han empezado: nada de chapuzas. Descubrir la belleza de las cosas bien hechas.


3) Los detalles: poner cariño en ellos, en el trabajo, en los encargos, en las relaciones personales, en pequeños regalos, en sonreír... Además, los pequeños detalles hacen ambiente de hogar, donde las personas se desarrollan al sentirse queridas.


4) El placer de ayudar, y la alegría que conlleva. Sentir la dicha de plantearse metas valiosas, de hacer lo correcto. Muy relacionado con educar su afectividad desde edades tempranas. 






Es necesario "descentrar" a los hijos de ellos mismos: que no los hagamos el centro del universo. Es preciso enseñarles a pensar en los demás, a quererles. Además, como consecuencia, serán más felices, haciendo felices a los que les rodean. Siempre cabeza y corazón...











     E
spero que te haya sido útil, y lo puedes compartir con amigos. ¡Gracias!


                                                                                Mª José Calvo
                                                                  optimistaseducando.blogspot.com
                                                                                @Mariajoseopt





Dejo enlaces relacionados: 


       Marco-antropologico: un-poco-de-medicina (hábitos básicos)

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