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lunes, 17 de marzo de 2014

VI. QUÉ SIGNIFICA EL JUEGO PARA EL NIÑO


                                 

                                        MARCOS DE DESARROLLO INFANTIL 
                                                (de 0 a 6 años)

                                                 VI) EL JUEGO


       
                                                  
              La vida del niño se realiza entre el sueño y el juego, intercalada por las comidas..., que también se transforman en juego. 

              El juego es muy importante para nuestros hijos. Es lo que más les gusta, y de él depende su desarrollo, la adquisición de habilidades y destrezas, y la formación de una personalidad sana. Para él la vida es juego, y mediante él aprende todas las cosas… 


               El juego motiva y estimula emociones positivas que hacen todo más agradable. Por ejemplo la alegría, la sorpresa, que a su vez centra la atención, y los retos que ilusionan... Y la motivación es un aporte extra de glucosa, que es lo que necesita el cerebro para funcionar mejor. Así aprenden aptitudes y actitudes.








             Todo lo aprende por vía afectiva, a través de las emociones y sentimientos, mediante el juego. Para él todo se transforma en juego: aprende jugando, juega aprendiendo, juega con su madre, con su mirada, con su sonrisa… disfruta jugando. 

                El juego le motiva a aprender ¡porque disfruta! De esa forma ensaya movimientos, actitudes, aptitudes, pensamientos..., y ve lo que funciona bien o no, y va aprendiendo a moverse y relacionarse. Por eso es bueno que los niños tengan tiempo para jugar libremente, y vayan construyendo su aprendizaje, y desarrollen sus gustos y fortalezas.





Además en ese modo se estimula la formación de nuevas neuronas, y de conexiones entre ellas, debido al entusiasmo que fácilmente tiene el niño ante cualquier cosa que le atrae. Te lo cuento en el marco neurológico. Ese estado de disfrute total, llamado "flujo" o fluyendo, en el que la atención es enorme, y aprende emocionado.





Además los niños vienen a este planeta con ansias de desarrollar su talento, su creatividad, algo ya inscrito en los genes, como la comunicación y la cooperación, que refiere Carl Woese, un microbiólogo que estudiaba este tema. Los genes son capaces de ayudarnos a ser originales y creativos, a establecer lazos... Es el modo de actuar de la naturaleza humana. 




                   
I. EL PRIMER AÑO


               Para el bebé los ojos chispeantes de su madre y su sonrisa son el juguete más original del mundo. Jugando trata de imitarla y mediante la repetición, va aprendiendo todo. La figura de la madre tiene que rebosar cariño, alegría y serenidad, para que el bebé se sienta a gusto. Es la forma de transmitirle el cariño que le tenemos, de acogerle, de valorarle. Es la figura de apego con la que el bebé conecta rápidamente, y la que influirá en su desarrollo y autoestima. Porque, la autoesima depende del cariño recibido, y no de falsas expectativas.



               También se ha recalcado muchas veces, que la figura del padre es imprescindible, e influye mucho en él, porque se complementa a la forma de querer de la madre. Es como el contrapunto de uno y otro estilo. Ella aporta más ternura y comprensión, él más fortaleza y seguridad… Y ambos son necesarios para su buen desarrollo. Son las dos formas del ser humano.

                Además, los padres, y el cariño que se tienen entre sí, son su modelo para todo, y en especial para aprender a querer a los demás, que es lo más importante que tenemos que hacer en este planeta. Y de lo que dependerá su felicidad. El que ama más y mejor es ¡mucho más feliz!



                 
 JUGUETES

                El niño aprende imitando, en especial a los padres. Por eso tenemos que enseñarle a jugar, a hablar, sonriendo, porque está mirando todo lo que le rodea, y especialmente a nosotros. Lo que hacemos, cómo nos tratamos, cómo sonreímos... etc.

               Juega con sus padres, con su sonrisa, con su cuerpo, que intenta controlar... Antes del primer año necesita algún juguete. El típico sonajero ya existía en el antiguo Egipto, y le ayuda a afinar los movimientos de la mano, a oír sonidos armónicos...

                Es bueno intentar elegir los juguetes apropiados en esta etapa del desarrollo. Un buen consejo es ofrecer pocos juguetes, cambiándolos dos o tres veces al año. Al niño le gusta jugar, porque tiene que vencer dificultades, aprender cosas nuevas y perfeccionar sus movimientos.


               

               El niño se ha de acostumbrar a que los ratos de juego con sus padres, sean unos momentos concretos del día. Por ejemplo, por la tarde, antes del baño y de la cena... O después de ella, con algún cuento que le contamos... Así, le enseñaremos el orden en su vida, para que posteriormente lo asuma y lo use para todo: que tenga una vida ordenada.

               Antes del año, del “hambre visual”, pasa al “hambre manual”; su apetito es insaciable. Alcanzará, sentirá, percibirá, manipulará todo cuanto esté a su alcance; trabajará para oír sonidos, con sus manos, con su boca, o su saliva. La boca pasa a ser una  fuente de información inestimable.



                 A los seis meses, la dentición. Más tarde, se empieza a dar cuenta de la relación causa-efecto: aprende a asociar una acción con el efecto que produce. Lanza los juguetes repetidas veces para ver qué sonido hacen, o cómo caen, o si caen para abajo o para arriba... Está separando su mundo en partes, para unirlas luego otra vez. E intentar comprender la realidad, para poder manejarla.





                   
II. A PARTIR DEL PRIMER Y SEGUNDO AÑO

             Su interés se extiende fuera de los confines de su cuna y de su habitación, y empieza a conquistar todas las partes de la casa. La labor de los padres es ayudarle a realizar esta investigación, manteniendo su seguridad en todo momento: cables eléctricos, enchufes, cocina, baños, cerraduras, ventanas…, y concederle otras cosas más seguras.

                 Intentará andar, subirse a las sillas, a todo tipo de cosas… etc. Los padres debemos controlarle sin cortar sus ganas de investigar. Si al trepar se cae, no importa: ya se levantará y aprenderá que hay que ir con cuidado. No asustarnos más que él o ella.








                  
JUEGOS Y JUGUETES



              Imaginación y fantasía... Un simple cajón, o una caja, puede ser un gran juguete para el pequeño. Dentro puede haber una serie de utensilios de colores y tamaños diversos, que él pueda manipular y con los que juegue. También se puede entretener y adquirir habilidades jugando a abrirlo y cerrarlo, a llenarlo o vaciarlo. Es como un misterio para él. Mientras la madre o el padre esta haciendo alguna cosa, es bueno que oiga su voz, o que los vea para sentirse a gusto. También podemos proporcionarle telas, cajas de cartón, materiales, texturas, colores, formas, cubos o piezas de construcción... para que pueda experimentar con todo ello.


                   Los padres hemos de ser los primeros compañeros de juego de los pequeños. No solo la madre, sino también el padre, porque sus formas de jugar son diferentes, se complementan y enriquecen más a cada niño. Compartimos sentimientos y cariño. También con otros niños...


                Así, mediante el juego, podemos conocerles, ver su temperamento, ir formando su carácter. Pensar si toman la iniciativa en las relaciones, o si esperan a que se les hable…, si son alegres, si son muy emotivos o no, si son tranquilos, o por el contrario más activos…, para descubrir e ir desarrollando sus cualidades, puntos fuertes, y salvando sus puntos débiles. También nos sirve para motivarle, para disfrutar de su compañía, y para quererle, para enseñarle las cosas importantes de la vida…

                   Hay veces que nos quejamos del comportamiento de un pequeño, y con frecuencia es consecuencia de la falta de movimiento, pues necesita explorar y aprender, y tener posibilidad de moverse y explorar, y un desgaste físico constante. Además ese movimiento estimula la formación de circuitos con funciones concretas.



                 Una labor delicada de los padres es la de acompañarles y saber elegir los juegos y juguetes apropiados a cada etapa de la vida. Un juguete grande y de poco peso, para arrastrar, es un excelente juego, y ayudará al niño a caminar. Unos cubos de plástico o madera, y unos coches o muñecas sencillas, pueden ser el complemento ideal. No hace falta que sean caros, ni mucho menos que hagan todo tipo de cosas, para que beneficien a nuestro pequeño. Algunas botellas de plástico, envases de yogurt o tubos de cartón, pueden ser útiles a los niños de dos o tres años... Y cuantas menos cosas hagan más le gustará al niño, porque eso lo pondrá su imaginación y creatividad. 




                    
SE ESTÁN CREANDO SUS PROPIOS JUEGOS

               Para favorecer la imaginación y la creatividad es necesaria la curiosidad. Por eso es bueno no darles todo hecho, sino que lo descubran por sí mismos. Darles oportunidades de explorar, de investigar las cosas. Contacto con la naturaleza... También les podemos proporcionar grandes hojas de papel, con lápices de colores, retales de telas, lazos, disfraces sencillos, plastilina, o arcilla…, para que se explayen, pinten algo, modelen figuras...







                   Incluso se les puede enseñar a construir cometas por ejemplo, con palos y telas pintorescas, y luego enseñarles a volarlas. Pasaremos un rato agradable en compañía de nuestros hijos, les enseñaremos habilidades, también a afrontar la vida, a ser positivos, a perseverar, a tener ilusión, a poner cariño en los pequeños detalles, a pensar en los demás… y un largo etc.




                  Podemos potenciar la capacidad de observación y la admiración. Es ideal para ello, llevar a los niños al campo para que jueguen allí, y así se familiaricen con los distintos tipos de flores, árboles, pájaros, y otros animales… La naturaleza es una gran enciclopedia; es como un "catálogo" de la creación, y presenta una armonía sin igual, donde se puede captar la belleza sin igual de todo lo creado...  







                   En ella aumentará su capacidad de sorprenderse, de contemplar y admirar, de valorar su belleza. Porque la curiosidad y la sorpresa impulsan el conocimiento, estimulan desde el interior de la persona a aprender y conocer las cosas… Así les iremos enseñando a nombrar cada especie de animal o planta por su nombre, a conocer una granja, a ver animales, a ir al monte... y aumentará su vocabulario, su capacidad comprensiva, su observación, su percepción, experiencia y experimentación.







                   Su gran imaginación le hace ver las cosas de forma diferente a como nosotros las vemos. Hemos de tratar de comprender sus juegos, y no interrumpirlos en su mejor momento, porque tenemos “prisa” para no se sabe qué asunto importante que el niño no entiende… Adaptarnos a sus ritmos naturales de crecimiento.





                  Para motivarles, es preciso hacer todo con alegría y buen humor, pues es la base de la felicidad futura del niño. El poder sembrar un ambiente cálido de cariño, confianza, paz, y serenidad donde pueda estar a gusto, es imprescindible para su buen desarrollo, para que se forme su mejor personalidad. Y él, lo aprenderá rápidamente por "ósmosis", y lo imitará.



                  También es importante que se familiaricen con los libros desde bien pequeños. Buscar libros con dibujos bonitos, con mensajes constructivos. Contarle cuentos, leerle historias, que más tarde lo sabrá tan bien, que será capaz de contarlo él mismo a sus hermanos... 





               Para elegir un buen libro es preciso que tenga dibujos estéticamente bonitos y apropiados a su edad, porque ayudan a desarrollar su imaginación, el sentido de la belleza, y que contengan mensajes verdaderos, reales, referidos a lo que queramos enseñarle, bien sea un valor al que damos primacía en nuestra familia, u otro comportamiento a imitar. Orientarnos siempre por el trinomio Bien-Verdad-Belleza, que tratamos en otro post, para tener un referente que nos ilumine, y nos encamine hacia un rumbo... Por ejemplo, que alimenten el pensamiento y den luz y calor al corazón...







                  Por otra parte, hay juegos que desarrollan la inteligencia, y estimulan las capacidades mentales, como la concentración. Hay muchos. Uno de ellos es el ajedrez, que nació en la India hace cientos de años. En él, la estrategia y la anticipación son excelente entrenamiento para la inteligencia, la toma de decisiones y la capacidad ejecutiva... Está en la frontera entre juego-arte-ciencia. Un niño de tres o cuatro años ya es capaz de aprender cómo se mueve cada pieza. Luego, solo hay que practicar. Y es un medio de que aprendan reglas, a respetar a los demás, a imaginar alternativas... etc.




                  Respecto a las pantallashay que ser especialmente prudente. Ser respetuosos con los ritmos naturales pausados de los niños y con su aprendizaje lento. Las pantallas enganchan debido a su fuerte impacto de color, de movimiento, de sonido y luces, de cambios... Especialmente los niños pequeños, cuyo cerebro no está desarrollado ni apenas formado. Por ese motivo pueden retrasar el neurodesarrollo...

                
La Academia Americana de Pediatría aconsejaba no utilizar nunca pantallas en niños menores de 2 años. Y después lo ha prolongado más. Debemos ser muy cautelosos con esto. Es mucho mejor para ellos que se relacionen con otros niños, que jueguen al aire libre..., que miren a los ojos, que escuchen música, que experimenten, o que lean cosas interesantes según su edad.




           






                  
Entonces, para el buen desarrollo de nuestros hijos, se trata de integrar todos los aspectos de su educación, los distintos marcos del desarrollo infantil. El antropológico, referente a la persona, el neurológico y desarrollo del sistema nervioso, el psicológico y pedagógico..., y todo inmerso en cariño. Y de esta forma, teniendo en cuenta los cuatro hábitos básicos, y convirtiendo todo en juego, conseguimos que los niños disfruten y aprendan, sean alegres, confiados, optimistas, con gran imaginación. Y felices. Lo que más les entusiasma es estar con sus padres. 

               
De esta forma se sentirán queridos, con una sana autoestima, sabrán que son importantes para nosotros y podrán desarrollar bien su personalidad y acometer cualquier reto o sueño que se propongan.


             

                                                                          Mª José Calvo
                                                             optimistas educando y amando



 Espero que te haya sido útil, y lo puedes compartir con amigos. Gracias. 


 Dejo enlaces relacionados:
          


     Marco-antropologico: un-poco-de-medicina (hábitos básicos)

       

      * Marco neurológico 


      * Misión de la familia  

     
    
                                                  
     





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