SUMERGIDOS EN RUIDO Y DISTRACCIÓN
Hace años organizamos un Congreso en IPAO sobre la familia, nuestro tema favorito, y la fragmentación del conocimiento que se veía venir...
En ese momento me pareció un poco excesivo, pero ahora, volviendo la vista hacia atrás, se está produciendo ese fenómeno sin apenas darnos cuenta. La realidad la percibimos fragmentada, a golpe de estimulo..., así como muchos saberes.
Estamos sumergidos en ruido. Ruido de todo tipo: de las redes sociales presentes por doquier..., de las series, que a veces devoramos, de la calle... Todos gritan para suscitar la atención. Un escenario de postureo y un aparentar casi sin límites que se pierde las "raíces" que sustentan una vida.
Somos presas de los mil estímulos de luz, sonido y movimiento que suceden a nuestro alrededor, y nos "persiguen", pues los algoritmos saben qué nos gusta y cómo engancharnos en "un sinfín de scroll"... intentando encontrar algo que nos sorprenda. Y eso aumenta el estrés y la ansiedad. Hasta el sueño se ve alterado.
Con ruido constante no se puede pensar con claridad. Y todo esto engancha, porque es más fácil sentirse seducido por cosas que nos atraen..., cual imán, que atreverse a pensar por cuenta propia, ver qué debo hacer, y luego planearlo y usar la voluntad para hacerlo real.
El cerebro y la corteza prefrontal, que te comento en otras entradas, se ve afectada... Cambian las conexiones, y se fragmenta la atención. Disminuyen los circuitos y sinapsis neuronales, el pensamiento se va debilitando, y se hace más superficial. La voluntad no se ejerce..., el autocontrol falla, y lo que no se usa se acaba por perder. Cada pensamiento profundo, o cada vez que nos dejamos seducir, cuenta.
De este modo, "vendiendo" nuestra atención al mejor "postor": a los algoritmos que están detrás de todo lo virtual, y perdiendo capacidad de pensamiento hondo, reflexivo, de discernimiento analítico y crítico, tan necesarios para llevar el timón de la vida.
Asimismo, disminuye la creatividad, tan característica de la persona. Viene en los genes... Nos lo dan todo hecho, y no hay que esforzarse.
Nuestro ámbito de percepción se va reduciendo al consumo de estímulos atrayentes, redes, series, scroll, vídeos a velocidad aumentada, cortos insulsos que entretienen, pero crean adicción, especialmente en los más jóvenes..., cuyo cerebro está por madurar. Y acaban saturados de todo esto, vacíos tantas veces, aislados, sin un sentido hondo de la vida. Secuestrada su atención, sus intereses.
Puesto que, la tecnología, con palabras de Daniel Goleman, "adueñándose de nuestra atención, entorpece las relaciones personales".
Porque, lo inmediato "vacía" el pensamiento. La rapidez e inmediatez de las pantallas no deja calma para pensar, para conocerse, para reflexionar o planear objetivos relevantes.
Lo exterior atrapa, pero el interior construye y da mayor libertad para pensar y poder luchar por algo valioso. Al salir de lo inmediato, que nos absorbe, recuperamos visión de fondo, atisbamos el horizonte, y entrevemos sentido. Es cuestión de salud hacer una pausa para repensar las cosas, para coger un buen libro que alimente el pensamiento y el corazón, o disfrutar de un rato con amigos, de una excursión, un café, un paseo, o una comida en familia...
Centrar la atención en lo que ayuda en algún sentido concreto en nuestra vida. Usar las capacidades humanas con las personas que tenemos cerca, mirar a los ojos y escuchar... Intentar comprender y ayudar. Sonreír.
También espacios de silencio para estar con uno mismo, contemplar algo..., y para usar la imaginación y desarrollar la creatividad. Sólo quien sabe admirar disfruta y agradece tanta maravilla "real" que se nos ha regalado, puesta ahí para nuestro deleite.
Y esa contemplación de cosas hermosas nos da paz y sosiego. En nuestro interior somos dueños de nuestra propia persona. Libres para poder pensar, actuar, conversar, querer..., para ser nosotros mismos. Tejer nuestro propio estilo de vida. Con un propósito. Y el tiempo es corto... para amar. Por eso, ¡párate y piensa!
Con la tecnología uno se acostumbra a tener todo disponible, y al momento. Corta el proceso del deseo, del anhelo, del proyecto... No deja lugar a la espera, al medio-largo plazo. Todo es instantáneo, fútil, a golpe de click...
Nos torna adictos a lo instantáneo, a lo que "se lleva", a lo irrelevante, y muchas veces se instaura el relativismo y la falsedad. Se concede más valor a la velocidad, a expensas de los valores en los que se basa una vida.
Pero las cosas importantes, como el amor, la amistad, la empatía, el trabajo, la reflexión, el servicio a los que tenemos cerca... no son precipitadas. Se cuecen "a fuego lento", con intención y esfuerzo. Con ilusión renovada. Y son las que nos hacen de veras felices.

Para no llenarnos de negatividades, un recuerdo del carácter alegre de Chesterton cuando supo recuperar el asombro agradecido ante tanta belleza que hay en el mundo. Como en su infancia... Disfrutar de lo bueno y bien hecho, de tanta belleza, de las relaciones de amistad auténtica, del amor de pareja, origen de la familia que construimos: la prueba mayor de libertad que tenemos los seres humanos.
Como señalara un gran pensador, G. Thibon, es necesario estar en contacto con las grandes realidades con las que ningún artificio interfiere: la naturaleza, obra de Dios, y Dios mismo.
Pongo algunos enlaces relacionados:
URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2025/09/sumergidos-en-ruido-y-distraccion.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El blog se nutre de los comentarios...: ¡gracias por comentar!