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sábado, 6 de marzo de 2021

¡PÁRATE Y PIENSA...!

   

                                    ¡PÁRATE Y PIENSA...!


Hay circunstancias en la vida en las que es necesario detenerse un momento y pensar qué ruta llevamos, hacia dónde nos dirigimos. Ver qué estrellas nos guían en el firmamento... Qué referentes tenemos que admiramos, cuáles las metas que queremos conquistar. 

Ver en qué lugar ponemos a los seres queridos: pareja, familia, amigos... Qué visión trascendente tenemos o queremos adquirir. Y muchas cosas que se pueden concretar en el día a día. Pero sobre todo, trazar las grandes líneas maestras de nuestra vida.





Toda la vida es un aprendizaje y una lucha continua. Y el motor de ese aprendizaje es la ilusión, el asombro, el agradecimiento. Ante la vida, ante las personas que tenemos cerca, ante la maravilla de lo que somos, aunque siempre se puede mejorar con empeño. Y, en esa lucha por dar lo mejor de cada uno está la plenitud personal, enfocada hacia los demás, y por tanto la felicidad.



Por eso, "¡párate y piensa!" 
No te dejes arrastrar por la "corriente"...





Me viene a la cabeza esta expresión acuñada por Hannah Arendt. Estaba investigando los horrores del nazismo, y a uno de sus ejecutores, en concreto Eichmann, en Jerusalén. Pensaba que se encontraría ante un "monstruo", pero, lo que vio le sorprendió. Vio un hombrecillo incapaz de mirar a los ojos, que sólo repetía "cumplía una orden"... No podía entender cómo una persona había sido capaz de provocar tantas atrocidades.

Más tarde lo recogió en un escrito: "La banalidad del mal". Le llamaba la atención que esa persona hubiera sido incapaz de pararse a pensar por cuenta propia ante esas disyuntivas. De ahí la expresión que repetía en toda ocasión: ¡¡párate y piensa!! Ella confiaba en el poder del pensamiento y en la humanidad. Concluyó que era un mal banal, no sádico, ni planeado, precisamente por no ser pensado, por dejarse llevar. Pero mal real, y eso no le eximía de culpas.


Sin pensamiento no seremos capaces de acometer algo que merezca la pena, de ser proactivos y hacer que lo que queremos suceda, como señala S. Covey.

Es bueno pensar de vez en cuando qué plan de vuelo tengo en la vida, qué "estrella polar" me guía, cómo quiero a los que me rodean... Así poder realinear la trayectoria cuando las tormentas y turbulencias de la vida nos saquen del camino. Porque eso es lo importante, lo que da sentido a la vida. Ya lo decía el doctor Viktor Frankl a pesar del sufrimiento vivido.





Entre un estímulo y su respuesta tenemos la libertad interior de elegir actuar bien. Por eso, pararse, pensar, y elegir entre dos o más caminos, entre dos actitudes... 



1- Elegir...

*1ª) Elegir el bien para los que queremos, elegir ayudar y servir en familia, ser generoso, agradecido, tener un corazón bondadoso, saber perdonar cualquier cosa, más a las personas cercanas, y mucho más en pareja. Elegir la vida, la belleza, saber ayudar, trabajar bien, por los demás, sin protestar por todo tipo de cosas... y tener sentido del humor.

El trabajo es algo tan valioso, necesario por la grandeza y dignidad de la persona, que, como señala Nicolás Grimaldi, es "el incógnito del amor". Lograr bienes para las demás personas, pensando en la propia familia, por quienes se hace, es un acto de amor que trasciende la realidad. Es elegir el bien.




*2ª) Podemos elegir el otro camino: el del rencor, el orgullo, la ira, la indiferencia, la mentira y el odio, la tacañería, el individualismo, el narcisismo, y egoísmo del "yo-me-mi" al fin y al cabo... Estas actitudes son un "veneno" que lesiona los corazones, y las relaciones personales.

A este respecto, apuntaba Juan Cardona Pescador: "Es posible que el egocéntrico consiga éxitos y prestigio, al polarizar todos sus esfuerzos en construirse su propio pedestal, pero al fin se cumplirá en él lo que Nietzsche hace decir a Zaratrusta: "Ya arriba siempre me encuentro solo. Nadie me habla; el frío de la soledad me hace tiritar". 







Elegir el bien, gracias a la libertad que se nos ha dado, es clave para llegar a "buen puerto..." De ahí la lucha cotidiana por conquistar lo mejor de cada uno, eso que anhelamos y estamos "llamados a ser". La libertad nos posibilita, en el campo del ser, "construirnos" como la persona singular que somos, con cualidades únicas. Te lo cuento en "ser quienes somos".

Necesitamos remansos de paz y silencio para escuchar la voz del corazón, para reflexionar y pensar cómo queremos ser, cómo actuar. Y contar con el perdón...







Cuando hablamos de una buena persona, siempre imaginamos a alguien que se ocupa de los demás, que es amable, generosa..., comprende, perdona, y no tanto centrada en sí misma. Por ahí va el camino de la plenitud personal.
 
Por tanto, pararse y pensar si nos enfocamos en los demás, o en el propio "yo", tan pequeño y egótico muchas veces... Ver si pensamos en los amigos, familia, conocidos... o damos vueltas una y otra vez al propio yo como un "yo-yo".


El acto por excelencia de la libertad es el amor: donde se ejercita de la mejor forma. En los tiempos que corren, como dicen unos amigos, "el cariño nos protege". Debemos inventar formas de demostrar ese cariño, puesto que cada persona necesita sentirse querida para ser ella misma. Y a su vez poder querer a los demás, mejorando como persona. 

Lo propio y específico de cada una de ellas es amar: para eso ha sido creada. Por eso, elegir la generosidad, la amistad leal, la empatía, la compasión, el servicio atento a los demás, los detalles de cariño..., el perdón.





Necesitamos esa actitud de lucha, de comenzar y recomenzar para dar lo mejor de cada uno. También en cualquier situación, por muy mala que parezca... Convertir imposibles en posibles. Y el optimismo es nuestro aliado, nos anima y estimula a lo mejor. Tener el punto de mira alto, y poner todo el empeño por subir a una meta que merezca la pena...




Por eso, hacer buen ambiente, querer a los demás, en círculos concéntricos, desde los más cercanos a cuantos más lleguemos. Incluso con visión trascendente. Como apunta Gustave Thibon, todo lo que no tenga ecos de eternidad es tiempo perdido... Sentirse queridos, y querer a los demás, lo es todo en la vida. Poner amor en cada momento, en cada detalle, en cada conversación..., y en todas las circunstancias, aunque a veces duela.




2- Ser y hacer...

Por otro lado, volviendo al campo del ser, mis acciones influyen en lo que voy siendo. Nada es indiferente. Podemos elegir algo bueno, que nos hace mejores personas, más amables, más generosas, más alegres y trabajadoras... etc. o, dejarnos seducir por lo cómodo, el "me apetece" y la horizontal. Reflexiono sobre esto en el post "ética razonada"


Gracias a nuestras elecciones libres nos vamos formando como personas: somos artífices de nuestra personalidad, hecha "a golpes de libertad", que diría Ortega. Para luego concretar en el campo del hacer, que refleja el del ser.


Saber ver lo bueno esponja el alma y facilita las relaciones personales. Anima a lo mejor, especialmente en familia, fuente y origen de todas las demás relaciones personales.


   
3- Concretando: cabeza y corazón

Y, después de trazar las líneas maestras, ver qué objetivos concretos podemos pensar, alcanzables, que nos animen en la lucha, y vayan dando pequeños pasos hacia la meta. Con buen ánimo, poniendo el corazón, con la calidez y fuerza de los sentimientos en esa dirección. Disfrutar de la empatía con las personas que tratamos. Ser amables y derramar afecto por donde pasemos. Escuchar, acompañar, animar, alentar, decir palabras esperanzadoras... 

En resumidas cuentas, querer el bien para el otro, los otros, que en eso consiste propiamente la libertad de amar. Porque, el mejor para qué de la libertad es el amor: donde alcanza su mayor despliegue. Incluso disfrutando: ya lo decía Aristóteles. 






Desde lo que somos, hasta lo que podemos llegar a ser, con nuestra singularidad, y partiendo de nuestras cualidades, transcurre nuestra vida. 

Por tanto, pelear por algo valioso que perdure en el tiempo nos anima. Descubrir la trascendencia de las acciones, que siempre repercuten en los demás. Dejar una huella amable, de buen hacer, en los que nos rodean. Decía el doctor Frankl, la persona es un ser responsable, puesto que responde con sus decisiones y su comportamiento a lo que piensa, a lo que cree, a lo que ama... etc. Pensemos cómo queremos responder...

                 




Por eso, ¡párate y piensa!, sé amable, sé proactivo, ten ilusión, ayuda, comprende, regala optimismo y cariño, ¡no te rindas...!

           


Además, no estás solo, tienes muchas personas que te quieren y esperan lo mejor de ti. Te lo contaba en otro post que enlazo abajo: "No te rindas".


Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir con amigos, o copiando la URL. 


                 Gracias por difundir, ¡párate y piensa!😉✌💫💚



                                                      Mª José Calvo
                                           Optimistas Educando y Amando
                                                      @Mariajoseopt




Dejo algunos enlaces relacionados:


URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2021/03/parate-y-piensa.html                                                             

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