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viernes, 24 de marzo de 2017

MADURACIÓN CEREBRAL Y ADOLESCENTES II



                            MADURACIÓN CEREBRAL Y ADOLESCENTES



          El desarrollo y maduración del sistema nervioso se realiza desde la concepción y gestación, y se prolonga hasta los 20-25 años, o incluso hasta los 30, con la adquisición de las funciones superiores, personalidad y la propia identidad. 

         Todo el desarrollo neurológico se hace de forma armónica y progresiva, pero en cada etapa es más específico algo concreto. Y esa maduración neurológica posibilita unas funciones determinadas desde cada edad.

       Por ejemplo, desde la concepción y gestación se va formando el estrato anatómico del cerebro. Las capas más profundas y primarias, con funciones vitales. Luego otras áreas más especializadas, como zonas sensoriales, motoras, emocionales, de asociación y memoria... Otras de control postural y equilibrio, y más tarde cognitivas... etc. Apareciendo redes de conexión entre ellas, que son vitales para procesar y manejar la información.


    La corteza cerebral, que es muy extensa y recubre todo, adquiere capacidades más específicas de la persona humana, como el sentido consciente de las percepciones, el conocimiento, junto con la capacidad de pensamiento, de integrar percepciones y sensaciones con movimiento, con capacidad afectiva... etc. Y finalmente, el pensamiento analítico para poder decidir, el juicio, el pensamiento crítico, control de impulsos, empatía, planificación y organización, gracias a la corteza frontal y especialmente la zona prefrontal.









          Lo primero en madurar a nivel cerebral son las zonas más profundas y primarias, con funciones básicas pero vitales. Por ejemplo el hipotálamo con la regulación de la frecuencia cardíaca, respiratoria, control de la ingesta, el sistema simpático y parasimpático, el sueño... En muy primeras etapas se desarrollan las zonas 
sensoriales somáticas, y su relación con otras áreas como la auditiva, la visual, la gustativa y olfatoria, la motora y premotora. También capacidades motoras, con la coordinación del movimiento a todos los niveles. Es la etapa de la deambulación y el movimiento. 

        Más tarde se desarrolla la capacidad del habla y el lenguaje que le permite relacionarse, como a los 3-4 años, con su parte motora, en la corteza frontal, y su parte sensitiva, en la zona temporoparietal. Y se extiende hasta los 6 años. También le ayuda al pensamiento.


      Esto, unido a la comprensión del mundo que rodea al niño, y la adquisición progresiva de conocimientos..., hasta los 10-12 años. Y con ello la comunicación y relación con otras personas ayudado de la formación de la zona emocional y cognitiva, con el sistema límbico, en especial la amígdala y el hipocampo, sedes de lo emocional y de la memoria, y 
la corteza cerebral.



* ¿Cómo se procesan las percepciones y la información...?


       A grandes rasgos, los estímulos del exterior llegan al cerebro por vías aferentes, pasan hacia el tálamo, centro sensitivo primario, van hacia el sistema límbico (limbus). En él se captan con una tonalidad positiva o negativa, agradable o desagradable. En eso consiste básicamente la afectividad de cada persona: la forma específica de ser afectado por los acontecimientos. El tálamo y las amígdalas están relacionados con la atención y la motivaciónPor eso, los sentimientos y emociones son muy importantes: nos personifican, nos hacen singulares y también más humanos. Cada uno percibe a su forma.

           De ahí -el sistema límbico- hay conexiones con zonas superiores corticales más específicas, como corteza motora, sensitiva, premotora, propioceptivas, de asociación, y la corteza prefrontal. Esa información se procesa, se valoran sentimientos y pensamiento, se pondera, y se puede emitir una respuesta adecuada.







         
* Modulación de respuestas

    Posteriormente, cuando la corteza prefrontal y sus conexiones con otras áreas hayan madurado y sean operativas, modulan esa respuesta poniendo pensamiento y autoregulación a las emociones (s. límbico). Pero esto sucede, debido a su complejidad, en las etapas más tardías de la maduración cerebral.


     Así se logra 
el control de impulsos, el autogobierno personal, la adquisición de pensamiento analítico y poder de decisión, la actitud crítica, el criterio, la resolución de problemas, la planificación, la voluntad libre… Lo más específico y característico de la persona: las funciones superiores.


          Abajo dejo un enlace sobre cómo aprovechar este conocimiento en la educación de los hijos, en esas edades tan importantes, ayudándoles en su desarrollo y maduración.

         Ahora dos puntos para profundizar: cómo es el cerebro adolescente, y "tips" para aprovechar en su educación.



             
1) CÓMO ES EL CEREBRO ADOLESCENTE


           En la etapa de la adolescencia el cerebro es muy inestable por los cambios tan drásticos que se producen. Todo está reestructurándose y madurando. Antes, en la etapa infantil, los circuitos eran más sencillos, porque lo que necesitaba era adquirir habilidades, movimiento coordinado, integrar percepciones de los sentidos, el habla, la comunicación... etc.


         Pero ahora es preciso que además, adquieran un pensamiento analítico con todos los datos a su alcance, una capacidad de decisión, 
un espíritu críticoun autodominio personal... etc. Y eso requiere un sustrato nuevo, una reorganización cerebral y creación de redes, y unas conexiones más amplias y eficaces entre distintas zonas, incluida la emocional, que está muy exaltada por el gran estímulo hormonal que se pone en marcha en la pubertad.


       En su afectividad, con el sistema límbico madurando e hiperexaltado, hay grandes cambios: pasan por fases muy alegres y alterados y otras muy abatidos en un lapso de tiempo muy corto... No saben si están tristes o contentos, si son capaces de hacer determinada cosa o no... Y muchas veces se ven tan distintos que ni se reconocen. Todo es debido a los cambios emocionales. Porque el sistema límbico es el encargado de valorar las emociones y las recompensas por las actuaciones o situaciones. Y en este momento de la adolescencia hiperreacciona a cualquier estímulo. Por eso les gusta tanto el riesgo, pues valoran mucho la recompensa... No perciben tanto los peligros, sobre todo los chicos, ni se saben autocontrolar eficazmente

         Hay que hacerles ver que muchas veces les falta pensamiento, y animarles a entrenarse en poner un poco de ponderación y autocontrol. Es necesario guiarles desde un segundo plano. Ayudarles a pensar antes de...

     En esta fase tienen memoria biográfica, también influenciada por el sistema límbico y el hipocampo, que ayuda a perfilar su propia identidad y su personalidad.







       Es este momento necesitan espacios de silencio, de pensamiento, de reflexionar las cosas, de estar consigo mismos, de música y sueño reparador... que ayudan a estabilizar todo ese sistema alterado.


     Y el gusto por las relaciones sociales y la amistad, sobre todo en las chicas. También según las cualidades y preferencias personales. Porque la persona es un ser relacional, y necesita la interactuación con otras personas para construirse a sí misma. Por eso, amplían amistades y les gusta relacionarse con la pandilla. A los chicos les gusta más el deporte, y no tanto las relaciones sociales.







      Lo último en madurar será la corteza prefrontal y sus conexiones con otras áreas, con la adquisición de funciones superiores, control de impulsos, toma de decisiones, funciones ejecutivas, la voluntad... etc. 


          Es lo más característico de una persona, y no se logra quizá hasta los 30 años. Una vez madurado, se integra pensamiento y emociones... Porque las emociones y la empatía son necesarias para tomar decisiones, para relacionarse, para preveer un comportamiento de los demás, o visualizar el impacto que tienen nuestras propias actuaciones... 

    Es lo que determina ser emocionalmente inteligentes, aprovechando las emociones para guiar un esfuerzo, un aprendizaje, una relación... Tenerlas en cuenta a la hora de tomar un rumbo, ayudar a alguien, planificar una estrategia, o querer a una persona, con voluntad libre y entrenada, con perseverancia...





         Se podría decir que la maduración cerebral sucede como en una onda, desde atrás hacia adelante y hacia arriba. Desde las capas más básicas o “primarias”, -hipotálamo, tálamo-, pasando por otras intermedias, -sistema límbico-, hacia las más complejas y propias del ser humano, -corteza cerebral- y  especialmente el cortex prefrontal con esa libertad constitutiva del ser humano.



          Además, todas las células cerebrales tienen la dotación genética de XY, o XX, según se trate de un varón o una mujer. Por eso, cualquier estímulo hormonal, en concreto de los estrógenos, o la testosterona, influye de manera específica en ello. De hecho, desde el embarazo, a nivel fetal ya aparecen cambios cerebrales según el sexo de esa persona. Y en la adolescencia se hacen más patentes por el mayor influjo hormonal y desarrollo de los caracteres sexuales, primarios y secundarios, (internos y externos), estimulados a su vez por ese ascenso de niveles hormonales en sangre.


               
* Diferencias por sexo

      El nivel de hormonas asciende de forma distinta en chicas y chicos. En ellas el ascenso es más precoz y de carácter cíclico. En ellos sucede más tarde, y es más constante. Esto influye mucho en la maduración diferente entre ambos.


       Una característica especial dependiendo del sexo es que en las chicas se suele desarrollar y madurar antes la zona cerebral del lenguaje con sus dos zonas, motora y sensitiva, con frecuencia en el hemisferio izquierdo. Y en los chicos cobra más relevancia la zona visuoespacial, situada en lóbulo temporoparietal, generalmente del hemisferio derecho. Aunque puede haber excepciones.



     Otra característica: en las chicas los estrógenos estimulan neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, además de los opiáceos endógenos, que aportan bienestar y confianza. Esto está relacionado con su gusto por la amistad, la empatía, las relaciones sociales. 






            En cambio, en los chicos la testosterona estimula la serotonina, que regulan la agresividad y hacen que les guste la competitividad y la independencia, y no tanto las relaciones sociales. También les atrae el riesgo, porque conceden mucha importancia a la recompensa emocional. Y ellos suelen tener una predisposición especial visuoespacial... 






           
2) LOS ADOLESCENTES Y SU FORMACIÓN

     De todas formas, el cerebro adolescente no ha terminado de madurar. El sistema límbico está hiperreactivo, pero la corteza prefrontal no ha madurado. Son todo emociones, vividas al máximo, sin el necesario pensamiento y autodominio. Porque, el control de emociones y la toma de decisiones son todavía más "infantiles", sin la maduración del estrato neuronal con la formación de nuevos circuitos, sinapsis adecuadas,
 redes neuronales que conecta con otras zonas, vainas de mielina recubriendo axones... etc.


         No podemos pedirles que se comporten como un adulto, que puede integrar emociones con pensamiento. Y por otra parte no podemos dejarles solos frente a situaciones que les desborden. Debemos seguir acompañándoles, aunque en un segundo plano, en algunos momentos, y ser el "freno" que necesitan. Saber decir "no" a determinados comportamientos o pretensiones que les dañan. 


          Necesitan nuestra guía, aunque no lo reconozcan o crean ser "mayores" o maduros... Más tarde lo agradecerán. Que vayamos encauzando oportunidades para que crezcan en libertad en un ambiente adecuado que les permita aprender a ser responsables, e ir pilotando su propia vida.








       
       Por eso es bueno pensar cómo somos, cómo queremos ser, y cómo queremos que sean nuestros hijos..., porque nos miran con actitud crítica muchas veces. Se están planteando las mismas preguntas esenciales de la vida. Y debemos mostrar un referente claro que les guíe y ayude a madurar y pilotar su vida.


      Las acciones van dejando una huella, establecen sinapsis, se hacen hábitos, y reestructuran el cerebro. Así se va forjando el carácter de cada uno. Y los hijos tienden a imitarnos sin darse cuenta: debemos ser ese buen referente para ellos.





     
        Además de estimular y fomentar comportamientos adecuados, el tratarles un poco mejor de lo que son en ese momento, como decía Goethe, les ayuda a madurar y a conseguir lo mejor de ellos mismos. Porque les presentamos ese ideal para que lo puedan lograr. 

      Si no, es como si no confiáramos, como si no los creyéramos capaces de colaborar, de tener iniciativa, de pensar, de ayudar o darse a los demás. Hay que saber motivarles con ilusión, apuntando a lo mejor, para estimular sus cualidades y  personalidad, y luego confiar en ellos. Es como darles "alas" para volar alto... con libertad para que lo desarrollen. Y eso es lo que les capacitará para pensar en los demás, para poner el corazón, y los hará más felices.



        Sin olvidar eoptimismo, "resello" de este blog, tan importante para descubrir y apuntar a lo óptimo, que da fuerza, ánimo y motivación para luchar por metas altas y nobles. Y ¡cambia nuestro cerebro!: estimula sustancias neuroplásticas, aumenta el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal, cambia la epigenética o expresión de los genes… Pone ilusión y entusiasmo en la vida. Te lo cuento en ese post.








Dejo algunos enlaces relacionados:


* Aprovechar el conocimiento el desarrollo cerebral en la educación de los hijos...














                                                  

                                                     
     
Espero que te haya sido útil, y lo puedes compartir. ¡Muchas gracias!




                                                                             Mª José Calvo
                                                                                                                                                                       optimistaseducando.blogspot.com
                                                                             @Mariajoseopt




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https://optimistaseducando.blogspot.com/2017/03/proceso-de-maduracion-cerebral-ii.html

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