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miércoles, 16 de abril de 2014

EL SENTIDO DEL AMOR Y DEL DOLOR

                                

                           EL SENTIDO DEL AMOR Y DEL DOLOR

            

La educación familiar es importante en función de que enseñemos a nuestros hijos el valor del amor. Que aprendan a querer, por inmersión, en un ambiente saturado de cariño.



            
Y eso lo captarán a través de nuestro comportamiento, porque somos sus modelos, su referente. También con lo que les decimos, pero el ejemplo arrastra más que las palabras. El amor es lo que les aportará mayor plenitud humana, lo que siempre será importante. Un amor bueno, auténtico, hermoso… Y se traduce en educar el corazón, como centro existencial de cada persona. Desde muy pequeños, aunque el periodo más sensible para ello es de 6 a 12 años. Y nunca es tarde...


                    
Enseñar a querer es enseñar a dar, y enseñar a recibir, con generosidad, porque la persona es un "ser de aportaciones”. Lo propio de ella es dar, dándose. Por eso debemos enseñar a nuestros hijos la alegría de pensar en los demás, de colaborar en la familia con sus encargos, con gestos y detalles según sus cualidades o sus puntos fuertes. Desde muy pequeños, que se acostumbren a dejar sus cosas a los demás, que vean la alegría del que lo recibe: que se pongan en su lugar, que aprendan a compartir, a comprender sentimientos, a ser generosos.





                    
Asimismo es necesario enseñarles a recibir, pero no tanto para quedarse en el capricho de lo recibido, sino en función de lo que necesiten, para mejorar como personas. Pensando que "toda ayuda innecesaria limita a quien la recibe". Y por otra parte, no hacer hijos "blanditos", que se los lleve el viento a la menor dificultad. Y enseñarles el valor del agradecimiento. 






                    
Cuando son algo mayores, que aprendan a hacer pequeños servicios a los demás, con delicadeza, sin que se note... Y a aceptarlos, con agradecimiento. Que no se acostumbren a tener de todo, a que les demos todo lo que pidan: que se lo ganen con esfuerzo. Y que aprendan a esperar, para poder aplazar una gratificación, y desarrollar el autocontrol personal y la voluntad a lo largo de su vida. Así aprenden a ser personas que reflexionan antes de reaccionar a las situaciones...


                     
Enseñarles a pensar en los demás, a tener empatía, por ejemplo, con el arte de las buenas preguntas: ¿cómo se sentirán con esto que acabo de hacer?, o ¿qué esperan los demás de mí? o, ¿qué puedo aportar a los demás? Y, ¿necesito realmente eso, o es un capricho innecesario...? Y luego ayudar en lo posible.




                   
Y, unido al amor, siempre está el dolor, porque la vida conlleva sufrimiento. Son las dos "caras" del amor, del binomio amor-dolor, como dice el profesor Oliveros F. Otero. No se puede amar verdaderamente sin sufrir, y por otra parte, el amor se hace más patente en el dolor. Pero, hay que saber unir el sufrimiento al amor, para que cobre sentido y no nos destruya. Para descubrir un sentido al dolor. Puesto que, no impide la felicidad, si lo unimos al amor.



                      
El dolor a veces nos permite hacer un alto en el camino, para dedicar tiempo y energía a reflexionar sobre lo importante de nuestra vida, y no tanto sobre lo inmediato o urgente que nos reclama la atención. Porque habitualmente llevamos una vida desenfrenada, y nos movemos más en la superficie. No prestamos mucha atención a los porqués, o para qués y sólo a los cómos. No vamos a las raíces de las cosas, nos dejamos llevar de las prisas y lo inmediato sin poner mucho pensamiento...


                  
El dolor es un misterio, y a veces nos pone en predisposición de pensar, de reflexionar. Estamos acostumbrados a pensar enfocados en la resolución de problemas, pero no tanto respecto a los misterios. Por ejemplo, la persona es un misterio, maravilloso. El amor también... 

Y el dolor, en parte, también lo es: no lo comprendemos fácilmente. Los griegos clásicos pusieron las bases de nuestra civilización, pero esto no lo entendían..., hasta Marco Aurelio, por ejemplo, que en su libro Meditaciones escribe sobre el sentido de la vida y el dolor. 

Así, lo trivial cede paso a lo importante, y nos pone en situación de pensar, y nos  ayuda.


               
Por eso es bueno enseñar a nuestros hijos las dos caras del amor, porque lo aprenderán, especialmente al ver cómo nos manejamos en esas circunstancias. Volvemos a la “senda de los exploradores”: ellos nos están mirando todo el día, y aprenderán a manejarse con nuestros referentes. Vamos marcando la senda por donde ellos caminarán, según nuestros valores, motivaciones, principios y prioridades. De aquí la gran responsabilidad que tenemos de ayudarles a lograr lo mejor de ellos.

              
Dejo un dibujo de un artista, Antonio Gervas, @dibupills, que además, transmite una gran enseñanza llena de humanidad. El corazón humano está diseñado para conmoverse... y querer a los demás.               







También es bueno pensar que no hay amor sin dolor, ni dolor que no se pueda sobrellevar si se ama de veras. Por otra parte, el dolor es la “piedra de toque del amor”: donde se consolida el amor. Porque, a veces, hasta que no se sufre no se sabe si está vivo o no... 

                 
Tenemos que aprender a transformar el dolor de los demás en condolencia y compasión, en un amor más sabroso. Saber comprender, sintonizar, mostrar empatía, porque eso puede aliviar mucho.


                   
Sin embargo, es bueno distinguir entre dolor y sufrimiento. Dolor es la respuesta objetiva ante la pérdida de un bien. Y sufrimiento es la resonancia subjetiva de la pérdida de dicho bien: lo que nos afecta a cada uno. Por eso, hay que aprender a poner el corazón en lo que vale la pena, en lo importante; no en nimiedades que no la merecen. Así evitaremos sufrir tontamente...


    ¡Cuánto sufrimiento podemos evitar 

alejando el corazó
de todo aquello que resulta superfluo!







                   
Y saber llenar el dolor con amor, para que cobre más sentido, y nos dé su fuerza para soportarlo primero, y luego sobrellevarlo por amor, hasta "quererlo" si es lo que nos toca




                 
                     
En familia nos encontraremos con el dolor. Va siempre unido al amor, porque éste requiere sacrificios, renuncias, ausenciasCuando el sufrimiento está asumido por el amor representa una ayuda para la superación personal, y nos estimula a madurar y lograr una mejor personalidad. 



                   
El dolor nos hace más humildes, aceptamos nuestras posibilidades y nos abrimos a la realidad de las cosas. Y el amor mitiga el dolor: le da su fuerza, y sentido. Alguien dijo que el dolor y el amor se unen en las fronteras de la misericordia… 

                 
Cuanto más amamos somos más vulnerables, nos exponemos a sufrir más por amor. Las personas más afectivas ponen mucho corazón en las relaciones familiares, en la amistad, en los demás… y suelen sufrir más. Pero siempre merece la pena amar, a pesar de lo que se pueda sufrir.

                      
Hay situaciones traumáticas que a veces provocan rupturas en la pareja; otras veces sirven para unir más a las personas. Depende de cómo las afrontemos. Si nos ayudamos y apoyamos en la familia haciendo acopio de generosidad, es una oportunidad para madurar y quererse más. El secreto está en compartirlo, en llevarlo juntos, en ayudarse mutuamente.




                      
Una muestra de amor incondicional, a pesar del sufrimiento, y en medio de él, se recoge en “Señora de rojo sobre fondo gris”, de Miguel Delibes. Es un canto agradecido a la figura de su mujer... Escribe: “Desde su delicada capacidad para iluminar las vidas de los demás, Ana supo contagiar alegría y plenitud, también en la enfermedad.” Se preocupaba de alegrar el día a los suyos: cada mañana, se preguntaba por los motivos de estar alegre…

Y El Quijote, obra maestra castellana de Cervantes, que esclarece con gracia y simpatía estas cuestiones... y hace disfrutar con las pequeñas historias de esos Caballeros con mayúsculas que amplían horizontes y resuelven todo por "elevación"....


                 
El gran Juan Pablo II decía a los enfermos de un hospital, que el sufrimiento es un modo peculiar de amar. Consolaba a los que sufrían. Que para amar de veras hay que desprenderse de cosas, pero sobre todo de uno mismo: dar gratuitamente, amar hasta el final. Es el secreto de la felicidad. Y una expresión muy suya: ¡No tengáis miedo! ¡El amor siempre vence! 



              
Porque, el cometido y la misión de la familia es "construir" a cada persona, custodiar y acrecentar el amor. Cuidar lo humano. Y para ello hay que aprender a querer, y enseñar a nuestros hijos ese "secreto". Es lo que los hará más felices. Además, cuando hay sintonía afectiva las alegrías compartidas se hacen mayores, y las penas disminuyen. Decía el profesor Oliveros F. Otero:


       "Educar para el amor, con amor, 

sin miedo a lo que puedan sufrir 

si saben amar de veras"



            
Es la tarea más importante y emocionante que tenemos entre manos, y la que más felicidad puede aportar. Por otra parte, lo estamos enseñando sin querer: somos sus modelos, y nos copiarán. ¿Sabremos ser buenos referentes? Por lo menos debemos luchar por ello, ¡con optimismo y esperanza!, porque también lo verán…

              
En este tiempo de Semana Santa nos podemos ayudar de alguna buena película para reflexionar. Por ejemplo, para los niños: “El hombre que hacía milagros” dirigida por Mel Gibson. Tiene unos dibujos preciosos, una música ideal, y nos puede enseñar algo sobre el sentido del sufrimiento…, y a valorar tantas cosas.

                                  
             
Con adolescentes se puede ver “La Pasión”, de Icon Production, también dirigida por Mel Gibson, con Jim Caviezel, pero desde la perspectiva de un amor sin medida, más que desde el sufrimiento, que salta a la vista. Como él dice, ¡es la mayor historia de amor y de perdón de todos los tiempos...!






                                                                    Mª José Calvo
                                                                     optimistas educando y amando
                                                                      @Mariajoseopt



Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir con amigos. ¡Gracias!



     
Dejo enlaces relacionados:

* ¿Cómo-enfocar-el-dolor?, con ideas de Lewis



Alegria-y-buen-humor, con ideas de Lewis



            
 * 7-tips-para-cuidar-el-amor 

 * Los 4 pilares del amor 
                                               
                                         


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