DESARROLLAR LA LIBERTAD
La libertad personal es una facultad que posibilita actuar de tal modo. Y no consiste en dejarse llevar por el primer impulso que se presente, sino todo lo contrario: la capacidad de poseerse, de ser dueño de sí, para acometer algo valioso. Y se traduce en tomar las decisiones adecuadas en cada momento para orientar la vida hacia una meta valiosa, que se quiera alcanzar.
El ámbito propio de la libertad es el interior de cada persona. Aunque las circunstancias fueran terribles, siempre hay un reducto interior que nadie puede soslayar. Ahí somos libres para pensar y decidir.
En la entrada anterior sobre educar en la libertad vimos cómo salir del castillo... Había que elegir bien en cada ocasión. Pongo enlace abajo.
Para respetar y además fomentar la libertad de nuestros hijos debemos enseñarles a vivir según su dignidad, a tomar decisiones y a sentirse responsables de las propias acciones. Porque, la libertad debe ir unida a la responsabilidad. La persona siempre responde con sus acciones... Debe ser una "libertad-responsable". Como señalara el gran pedagogo Oliveros F. Otero, la responsabilidad será "la maduración de esa libertad".
Educar la libertad supone primero ayudar a los hijos a distinguir lo que es bueno en sí, para uno mismo y para los demás, y animar a realizar las elecciones correspondientes en ese sentido. La libertad se construye, como diría Ortega, a golpes de libertad. Hay que reconquistarla día a día. Y siempre por amor.
Me explico. La persona es un ser libre: es algo constitutivo de ella. Desde pequeño ya puede decidir muchas cosas. Y se hace más relevante entorno a los 6-7 años, con el pensamiento más razonado… El niño, a esta edad, por su desarrollo cognitivo y afectivo, ya puede entender como bueno, lo que es bueno, y como malo lo que no lo es… Pero, luego hay que procurar hacer el bien, y evitar el mal, y cuesta esfuerzo: no sale solo. Necesitan nuestra guía, y nuestro ejemplo y coherencia de vida. Y ayudarles con buenos hábitos y virtudes.
Esa libertad incipiente le permite ir entrenándose y ser responsable de sus acciones. Luego, según la va usando en la dirección correcta, va aumentando y desplegándose. Y depende del uso que haya hecho de ella… Cada elección influye, y va encaminando hacia una dirección o meta. Así va logrando ser más libre, o al contrario. Ese es el riesgo que conlleva. De ahí la importancia de poner pensamiento, y tener voluntad entrenada para acometerlo, por amor. Lo cual da un mayor sentido a la vida.
Educar la libertad está muy relacionado con formar su conciencia desde pequeños. Que hagan propios los criterios sobre lo bueno y malo. Y que quieran hacer lo bueno libremente. Que sean personas de criterio.
Para aprender a ser libre, entrenarse en pequeñas cosas, decidir en distintos temas y actuaciones. Así aprende cada uno a conducirse en la vida, con autocontrol personal.
Todas las acciones tienen sus consecuencias, buenas o malas. El asumirlas nos ayuda a pensar mejor y a tenerlo en cuenta a la hora de actuar con responsabilidad. Si se falla, se pide perdón, y se vuelve a intentar. Perdonamos porque les queremos más de lo que puedan fallar.
Confiando en los hijos, aunque alguna vez no estén a la altura, o nos puedan "engañar"… El cariño comprende, confía y exige. Es necesario descubrir sus fortalezas y cualidades para fomentarlas. Y darles espacios para que vayan aprendiendo a obrar en libertad, según su edad y madurez.
Y siempre educar en positivo, confiando, pues lo bueno es lo más específico de esa persona. y en base a ello podrá crecer y mejorar. A veces hay que corregir…, pero que sean las menos, y que nos duela tener que hacerlo. Que no sea por "desahogo", sino buscando su bien, como dijera Aristóteles. Y dando las razones concretas, hablando con ellos.
En estas circunstancias, el cariño verdadero se traduce en fortaleza para no ceder por comodidad, y estar dispuesto a "sufrir" con ese hijo que necesita esa ayuda, repleta de cariño… Y luego volver a confiar, las veces que sea preciso. Hay que aprender a reprender de manera concisa y concreta, acabando con un ¡ánimo, confío en ti!, y cambiando de tema. Sin machacar todo el día...
Sin confianza no tendrá libertad..., ni podrá ser responsable;
la confianza pone alas para su mejor personalidad.
El gran neurólogo y psiquiatra Viktor Frankl, con su trayectoria vital llena de dificultades y dolor, pero plena de sentido, señala que la libertad, más que una “libertad-de”, debe ser una “libertad-para”… Comprometida, enfocada en algo valioso y noble. Es lo que aporta un sentido más profundo a cada persona. Y siempre estará relacionada con los demás, pues la persona se trasciende a sí misma.
* ENTONCES, ¿QUÉ ES LIBERTAD...?
Libertad no es tanto hacer lo que apetece...
Por ejemplo, no es libertad depender de lo que me apetece en cada momento, de lo que opinen otros, o estar enganchado a una serie o a las redes sociales, que no dejan pensar por cuenta propia, ni decidir qué hacer con el tiempo que tenemos…
Entonces se es más “esclavo” de esas cosas, que atrapan la atención, pero no nos dejan hacer lo que realmente queremos o debemos hacer. Y ¡nos quitan libertad!
En cambio, es auténtica libertad elegir de acuerdo a lo que es bueno y noble, o lo que nos permite ayudar a los demás, y por tanto nos mejora como personas, aunque muchas veces cueste esfuerzo. Por eso, la alegría tiene sus raíces en forma de sacrificio gustoso por quienes amamos. Especialmente lo sabemos en familia.
A este respecto, dejo un comentario del profesor Melendo, de Edufamilia, web que te recomiendo:
"Hemos venido a este mundo para aprender a amar. ¡Todos! ¡Y sólo para eso! Al atardecer se te examinará en el amor, decía san Juan de la Cruz. Lo demás, al final, no cuenta. La felicidad es directa y exclusivamente proporcional al desarrollo de nuestra capacidad de amar, expresada en hechos, en detalles. Y nuestros hijos, desde muy pequeños, lo aprenden de nosotros, de sus padres. ¡El amor que vean que nos tenemos será nuestra mejor herencia para toda su vida!"
La persona querida, y cada hijo, necesitan no sólo amor, sino cariño, afecto, detalles, gestos de ternura. Haz un pequeño esfuerzo por mostrar el cariño que llevas dentro, poner buena cara, ser amable y sonreír habitualmente... Comprobarás la mejora de la vida en tu hogar y en tu familia.
* CON LOS HIJOS
Resumiendo, cariño, libertad, confianza. Siempre comprender y apoyarles. Buscar tiempo para estar con ellos, conversar, que no es soltar un discurso, sino saber escuchar. Necesitan de nosotros, de nuestra persona y cariño para crecer y madurar. Saber acompañarles dando libertad de acción, y ayudándoles a administrarla bien. Orientándoles, guiándoles. Confiando en ellos, incluso en esa faceta que más les cuesta, y con ese hijo que lo hace más complicado… Así aprenden a ser responsables, se hacen cargo de sus actuaciones, y se crecen como personas singulares.
a) Primero obedecer
Los niños pequeños, para que aprendan a usar la libertad, tienen que aprender a obedecer a los padres, que quieren a cada uno, y quieren su bien: lo mejor para ellos. De este modo aprenden e interiorizan lo que está bien o mal, y a reflexionar, adquiriendo habilidades y autonomía, pensando en los demás.
Desde pequeños necesitan obedecer, sabiendo los motivos y razones según su edad, para aprender a usar su libertad. Es preciso que sea una obediencia inteligente, pensada. Y a mayor edad, mayor libertad..., incluso que sean capaces de tomar la iniciativa.
Se necesita un mínimo de libertad para ir aprendiendo a actuar de ese modo, con cabeza y sentido común, según edades. Desde pequeños es necesario enseñarles a hacerlo, y es el modo de irla desarrollando.
Quien obedece puede sentirse libre cuando lo hace suyo, y esas acciones lo encaminan a mejorar como persona. Así se aprende también a usar esa libertad.
b) Dar más libertad
Cuando van siendo un poco mayores, es necesario menos autoridad, y más autonomía y libertad, para que vayan tomando las riendas de su vida. A los 7 años, más o menos, ya entienden bien lo que significa, y pueden hacer las cosas porque ellos quieren, que es la mejor razón para hacerlas en libertad. Ayudados de buenos hábitos y virtudes...
De ahí en adelante han de ejercitar y mejorar su libertad en las múltiples ocasiones que les brinda el día a día, poniendo cabeza, con voluntad entrenada para hacer lo correcto, y por amor. Y a mayor libertad, mayor responsabilidad.
A esa edad, los hábitos que van adquiriendo los interiorizan y se transforman en virtudes, al hacerlo con libertad personal y por amor. Así van construyendo su carácter y formando el "edificio" de su personalidad.
También es bueno tener pequeños retos para aprender a ser responsables. Por ejemplo los encargos, preocuparse de los demás, ayudar en casa, a los abuelos, en el colegio… etc. Hasta con un plan de acción.
c) Como consecuencia, ¡responsabilidad!
La libertad y la responsabilidad forman un binomio: son como las dos caras de “una moneda”, que van estrechamente unidas. Y hay que aprenderlo. Cuando se actúa en libertad, se asumen las consecuencias de los actos y se potencia la responsabilidad. Si uno falla, especialmente los hijos, que están aprendiendo, se vuelve a intentar, como en todo.
Una libertad bien enfocada tiende a ser responsable. Por eso, la maduración de la libertad desemboca en la responsabilidad. Hay que ir dando libertad a los hijos en ese aprendizaje, la que puedan manejar en ese momento, donde no tengan un accidente mortal si caen...
Una persona que actúa con libertad, en la dirección correcta, buscando el bien, es responsable de sus acciones, y éstas le hacen mejor persona. Y la mejor forma de ser responsable es hacer las cosas por amor… Poniendo ese detalle de cariño pensando en los demás.
Y aquí cobran relieve esas virtudes que van adquiriendo, que hacen más real el querer responsable.
* LA LIBERTAD PARA...
Resumiendo, la libertad es un medio para lograr algo más importante... La persona está hecha para los demás. Por eso, “el para qué” de la libertad está orientado hacia los otros. Hemos sido creados libres para que podamos conquistar cimas, y en especial para amar. Y luego concretarlo y hacerlo más real. La libertad nos hace capaces de amar, que en el fondo es el fin de una vida personal: querer a los otros, sobre todo a la propia familia. También a los amigos. El resto de aprendizajes y tareas es bueno que estén al servicio de esa capacidad de amar de cada uno.
Es necesario tener esta mira presente a la hora de educar a nuestros hijos, para no desviarnos de la ruta, o poder realinear la trayectoria cuando sea necesario. Porque, al final de la vida sólo quedará el cariño que hayamos puesto, y lo que hayamos amado a los demás, empezando por los más cercanos...
Dejamos para otro artículo un "plan de acción" para estrenar libertad en niños más pequeños, y para desarrollarla cuando son algo mayores.
* Estimular la fortaleza
* Entrenar-la-voluntad I (el mapa y la brújula)
* La-voluntad-y el control remoto II
Espero que te haya gustado, y puedes compartir con amigos. ¡Muchas gracias!
Dejo enlaces relacionados:
* Estimular la fortaleza
* Entrenar-la-voluntad I (el mapa y la brújula)
* La-voluntad-y el control remoto II
Dejo un vídeo que me ha gustado sobre el sentido de la vida, y la libertad interior, a pesar de los malos momentos, incluso en circunstancias muy adversas... Nos lo dice el Doctor Viktor Frankl. ¡Merece la pena!
Mª José Calvo
optimistaseducando.blogspot.com
@Mariajoseopt
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URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2019/02/desarrollar-la-libertad-ii.html






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