Lograr armonía familiar

TEMAS para el buscador

  • OPTIMISMO
  • FAMILIA
  • SENTIDO DE LA VIDA
  • AMISTAD
  • VALORES
  • LIDERAZGO
  • EDUCACIÓN
  • NEUROEDUCACIÓN
  • CRECIMIENTO PERSONAL
  • EDUCAR POR EDADES
  • MARCOS DEL DESARROLLO INFANTIL
  • PREADOLESCENTES
  • ADOLESCENTES
  • EDUCAR EL CORAZÓN
  • MUJER
  • AMOR EN PAREJA
  • EL PERDÓN
  • EL DOLOR
  • TECNOLOGÍA
  • PELÍCULAS

domingo, 6 de julio de 2025

EL CORAZÓN HABLA AL CORAZÓN I

 

                              "EL CORAZÓN HABLA AL CORAZÓN" I


El ser humano está diseñado con un corazón para amar, con afecto puro y limpio, ¡noble! Tiene anhelos de infinito... con unas directrices inscritas en su corazón. 

"El hombre es una criatura con un misterio en su corazón que es más grande que él mismo", apunta Hans Urs Von Balthasar.


Lo que más nos llena son las buenas relaciones personales: que nos comprendan y escuchen, que nos tengan en cuenta, el trato amable con otras personas, los detalles de cariño y afecto... etc. Cada persona necesita sentirse querida: es su necesidad básica.

Es necesario poner el corazón, además de la cabeza, en el encuentro con los demás. Que todos notemos y sintamos ese cariño, artífice del buen desarrollo personal. 





Una persona posee una capacidad de amar y de alegrar enorme, que debemos poner "en marcha" a nuestro alrededor. Aprendemos a amar en el seno de la propia familia, desde bien pequeños, gracias al amor recíproco de nuestros padres: origen de la vida de cada uno y fuente de desarrollo y crecimiento personal a lo largo del tiempo. 

En el hogar, mediante las conversaciones familiares, se aprende a escuchar, a comprender, a sentir empatía, construyendo relaciones verdaderamente humanas. Teniendo en cuenta sentimientos y afectos, para ayudarse mejor entre todos.


Se trata de hacer acopio de cariño y momentos compartidos para poder concretar y regalar ese amor, y darlo a manos llenas a quienes elegimos querer, en las distintas circunstancias de la vida. 

Para ello es imprescindible la confianza y escucha atenta con quienes conversamos en cualquier ámbito, espacios de silencio, centrar la atención en los otros, percibir sus estados afectivos y emocionales... Colocarse en su lugar, ver con los ojos del alma.

Y ser delicados, atender sus necesidades, incluso antes de que lo expresen... De ese modo se desarrolla más plenamente esa sensibilidad y comprensión, a la par que la personalidad, y se aprende a querer mejor, con un corazón grande donde caben todos.


Cuando uno se siente de veras querido, se fortalece y se "ilumina" por dentro, y es capaz de actuar de forma excelente, darlo todo y rubricar su mejor versión.


El corazón es importante: es el centro y raíz de la persona. Su núcleo más íntimo. El soporte de la personalidad, expresa Ortega. Venimos con unas preferencias y anhelos del corazón de bondad y bellezaY cada uno "vale" lo que vale su corazón, pues en él se ponderan las cosas, da armonía a las diversas facetas de la personalidad, y uno "pesa" lo que ama.






Un gran pensador, que ha dejado un inmenso legado, J.H. Newman, daba mucha relevancia a la imaginación y al corazón, y acuñó: "el corazón habla al corazón”. Hay que saber escuchar, comprender, empatizar y conectar con las personas. Mucho más en familia, primera y principal “escuela” emocional. 


Y la importancia de la imaginación: un medio para el conocimiento de la realidad. Newman decía que la imaginación es capaz de alzar la realidad, de levantarla: la "real-iza" para poder contemplarla. También es una capacidad imprescindible para comprender realidades inmateriales, lo que no vemos, tocamos, pero atisbamos... 



La imaginación conecta con la afectividad y el corazónLos afectos están en nuestra vida, impregnan la realidad, y hablan al corazón. Y éste es el nexo de unión con la imaginación. Apunta este autor: "al corazón se llega habitualmente, no a través de la razón, sino de la imaginación".  Por eso, si queremos llegar al corazón de una persona, usar la imaginación, pensar cómo se encuentra, qué anhelos tiene..., cómo atenderle y ayudarle.





El corazón habla directo al corazón. Se activa y resuena con otro corazón: empatiza y se conmueve. Las personas mejoramos con el trato personal, al pensar en los otros, y ofrecer ese cariño que tenemos. Las fronteras del corazón son inexpugnables..., con el amor se dilatan, crecen, y embellecen a esa persona.






Un pensamiento del gran Charles Dickens, que supo transformar una sociedad masificada y poco comprensiva en algo mucho mejor... : "El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el que lo conoce las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico". 


Qué importante conocer y tener en cuenta todos estos aspectos de lo más íntimo del ser, de forma armónica, y hacerlos vibrar. Con cada uno, "a su estilo". Adivinar el lenguaje que más le "llega".



Es más, Pascal nos advierte que el corazón tiene sus razones que la razón no entiende... Es otro mundo valioso, genuinamente humano, por explorar, preservar y cultivar.


Cultivarlo es aprender a valorarlo y ponerlo en lo que de veras vale la pena, con afectos tiernos y nobles que nos engrandecen y mejoran. Porque, esta potencia humana anhela infinito y belleza, que es el esplendor de lo verdadero, de lo bueno; lo que nos atrae e ilumina la vida entera. Y hacia donde miramos...


La sabiduría innata del corazón nos ayuda a pensar en los otros, a ser mejores, con mayor plenitud personal, y como consecuencia más felices.








* ¿Y el papel de la afectividad?

"La amabilidad es el lenguaje que el sordo puede oír, y el ciego puede ver", apunta Mark Twain.


La afectividad es propia de la persona: los sentimientos y afectos nos "llenan" y conmueven, y ayudan a querer: aumentan la capacidad de amar, pues hacen experimentar la dicha de hacer felices a los demás. ¡Esa es la clave!




Para ello es necesario
entrenarse en pequeñas cosas, gestos y detalles, atenciones y delicadezas, hábitos y virtudes, muy relacionadas, que dan facilidad para obrar en esa dirección..., y además disfrutando cada vez más. Ya lo decía Aristóteles.

Por ejemplo la amabilidad y delicadeza, tan necesarias, la confianza, la escucha atenta, la sinceridad, base de todo lo demás, la honradez e integridad personal, la lealtad, la generosidad, la compasión, la gratitud, la sencillez de corazón y el perdón, imprescindible en cualquier relación, el servicio a los demás... llegando al corazón.




Es preciso cuidar las relaciones interpersonales. Tenemos un cerebro empático y social: estamos creados para relacionarnos, y todos necesitamos sentirnos acogidos, y acoger a los demás. Así construir un ambiente cálido, alegre, de relaciones llenas de gentileza y resonancia afectiva, donde crecen las personas, pues así estamos diseñadas.





Continuará....



La afectividad nos ayuda a amar. 

Querer a una persona es ayudarle a desarrollar lo mejor de sí,
lo que está llamada a ser,
 procurando su bien, su mejor versión.

 Consiste más en dar que en recibir,
 y tiene mucho que ver con la generosidad y la empatía,
con un corazón grande que sabe trascenderse
 y por eso rebosa alegría.








¡Descubramos el sentido y la alegría del amor a los otros!

De este modo nos descubrimos como personas,
 y también descubrimos a los demás en sus mejores actuaciones.





Para acabar, una idea de Jane Austen: "Mira en tu propio corazón, porque quien mira afuera, sueña, pero quien mira adentro se despierta".


Espero que te haya gustado, y puedes comentar y compartir con amigos. ¡Muchas gracias!


  
Dejo algunos enlaces relacionados:


 
 










                                                                                       
 



                                               

                                                              Mª José Calvo
                                                              @Mariajoseopt
                                                  optimistaseducando.blogspot.com


URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2025/07/el-corazon-habla-al-corazon.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El blog se nutre de los comentarios...: ¡gracias por comentar!