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viernes, 3 de noviembre de 2017

IMAGINACIÓN Y CREATIVIDAD I


                          

                                           CULTIVAR LA IMAGINACIÓN I/II



La imaginación es una capacidad innata propia de la persona que le permite soñar, pensar metas atrayentes, resolver situaciones..., y crear algo único como una obra de arte, según los talentos personales. Conecta con los anhelos del corazón humano... Y se puede potenciar y desarrollar. Todas las características personales que nos han sido dadas son a la vez don y tarea: es un regalo, gratuito, que podemos agradecer, desarrollar y hacerla crecer.

       


La grandeza de la persona hace de ella algo singular y muy valioso. Por naturaleza es creatividad, abundancia, exceso de ser, fecundidad, generosidad. Es tan grande que puede mirar más allá de ella misma y pensar en los demás. Y en ello encuentra su mejor versión, su plenitud, y también su felicidad más auténtica.




        
La persona se construye como tal gracias a unas facultades como son la inteligencia, la voluntad libre y la afectividad, que requieren su cuidado y educación desde bien pequeños. 

Ya lo decía Aristóteles: es importante tener en cuenta los sentimientos, el corazón, no sólo la inteligencia, para vivir como personas. También Pascal lo recuerda en ese sentido. La afectividad lo es todo, más en las personas muy emotivas o sensibles. Toda la realidad la percibimos a través de la afectividad y llega al corazón, entendido como centro y raíz de cada persona. Algo esencial que nos permite querer a los demás y sentirnos queridos.




       
Cultivar la imaginación es vital para desarrollarla, para que no esté en estado "salvaje" y poder usarla en nuestra vida en función de nuestro proyecto vital, integrada en el pensamiento y la voluntad libre, en armonía con otros aspectos como es la afectividad, tan relacionada, y los anhelos del corazón. De esta forma se alimentan y complementan entre sí. 

       
Por ejemplo, no se puede pensar sin palabras o sin imágenes: ambas están relacionadas en el proceso cerebral del pensamiento. Hay personas más “visuales” en las que  esta capacidad es mayor, y está muy desarrollada. Otras, conceden más relevancia a las palabras y su significado. 

Tampoco se puede tener memoria vital sin pensamientos e imágenes, que además, están teñidos de sentimientos. (Su estrato anatómico cerebral es el sistema límbico, y más en concreto el hipocampo y la amígdala).

         
La memoria no es un almacén polvoriento de recuerdos, sino algo vivo en continuo cambio, modificada por el pensamiento, el estado afectivo, o por la voluntad, cuando queremos fomentar algunos recuerdos positivos, incluso con nuevas connotaciones, o intentamos cortar los que no merecen la pena... Todo en continuo cambio.

       
Por otra parte, el uso inteligente de la imaginación está muy relacionado con la creatividad, tan propia de una persona. Pero también hay que aprender a desarrollarla, a relacionar ideas, conceptos, imágenes bellas.







       
Cultivar la imaginación, como expresa el profesor Oliveros F. Otero, y reza el título e ese libro suyo, significa transformarla en una imaginación inteligente”, en cooperación con la voluntad librepara desplegarla en un sentido que queramos. También poniendo el corazón, que añade una connotación cálida, coherente con la dignidad de la persona, creada para amar. 





          
Usarla cordialmente, puesto que la imaginación está en el núcleo de la persona, en lo más íntimo de ella: en el corazón. Además, el corazón es su lugar propio: donde se puede desarrollar del mejor modo, logrando el máximo de sus posibilidades. Siempre apuntando a lo bello y hermoso, en el afecto y cariño a otras personas. Nos ayuda a construir relaciones personales y familiares entrañables, de calidad, donde se desarrolla el ser humano como tal.

Ya lo decía J.H. Newman... "el corazón habla al corazón"..., y se llega mediante la imaginación.



          
Por eso, a la vez que tenemos un proyecto personal para cada hijo respecto a la inteligencia, la voluntad, o la afectividad, podemos también pensar cómo hacer para cultivar su imaginación, en cooperación con esas facultades. 

          
Una forma es ayudándoles a pensar por cuenta propia, haciendo buenas preguntas, imaginando cómo resolveríamos una situación urgente, un problema…, y encauzando acontecimientos que les hagan crecer como personas.

También asesorando con buenas lecturas, con armonía y belleza interior, apropiadas no sólo a su edad, sino a su forma de ser, teniendo en cuenta sus cualidades personales, a los valores que queremos fomentar, y que sean alimento para el corazón.

       
Otra forma de cultivarla es ayudándoles a practicar “el trinomio leer-pensar-escribir”, para lo cual hay que poner imaginación y pensamiento creativo, y plasmarlo en palabras, dibujos, detalles… 






           
Y es bueno apoyarse en imágenes atrayentes, bonitas, en buenas películas, cargadas de valores humanos nobles, en novelas o biografías que ayuden a entender algunos conceptos y valores plasmados, y a ejemplificarlos, para que los hijos lo puedan captar del mejor modo. También con nuestro ejemplo y coherencia de vida. Así ayudar a los demás, demostrar el cariño, y convivir gratamente en la propia familia.


En las primeras edades, la curiosidad nata del niño, el asombro, la ilusión por conocer, hacen que le entusiasme todo. Sus ganas de explorar y experimentar alimentan ese entusiasmo… Entonces su cerebro va secretando sustancias neuroplásticas que lo nutren y modelan. 


Además los niños vienen a este planeta con ansias de desarrollar su talento, su creatividad, algo ya inscrito en los genes, como la comunicación y la cooperación. Los genes son capaces de ayudarnos a ser originales y creativos, a establecer lazos... Es el modo de actuar de la naturaleza humana.

 


Estas capacidades se despliegan cuando el niño disfruta, y permiten un estado mental emocionante, de “flow”, al estar inmerso en una actividad que le apasiona, desconectado del resto. Está feliz descubriendo eso tan increíble para él, disfrutando al máximo.


          




La imagen va muy unida a la creatividad. Es decir, saber relacionar las distintas cosas, y que el resultado sea algo original, nuevo y bello. Y aquí cobra significado la fantasía, tan propia de los niños, que puede seguir creciendo, en cuya mejor acepción significa imaginación creativa. Algo que ilusiona y reconforta.

Aquí me gustaría destacar el Legendarium de J.R.R. Tolkien, una creación maravillosa para su querida Inglaterra... que ha llegado hasta los confines del mundo. Te lo cuento en algunas pinceladas sobre Tolkien. Como él decía, ayuda a recuperar la belleza inicial del mundo creado. Y es "un derecho legítimo del ser humano, pues a través de ella se logra una completa libertad y satisfacción.

Y "derecho" significa tener la posibilidad de desarrollar la propia personalidad, haciendo crecer esa capacidad que se nos ha dado del pensamiento, y de la imaginación. 

Porque, inventar significa más bien descubrir algo que ya estaba en posibilidad, pero todavía no "revelado" o "desvelado". Cada artista, con su obra de arte, desvela algún aspecto de la realidad, y hace disfrutar por su belleza. A través de la imaginación podemos crear algo nuevo, inédito, hermoso, con los propios talentos y cualidades. Con ella podemos acceder al ser de las cosas, a su belleza y significado, y soñar los anhelos de cada uno...




Escribe Tolkien en su libro "Sobre los Cuentos de Hadas": "La mente humana, dotada de los poderes de generalización y abstracción, no sólo ve hierba verde, diferenciándola de otras cosas (y hallándola agradable a la vista), sino que ve que es verde, además de verla como hierba. Qué poderosa, qué estimulante para la misma facultad que lo produjo fue la invención del adjetivo: no hay en fantasía hechizo ni encantamiento más poderoso".

En Tolkien encontramos pinceladas espléndidas de la naturaleza, y hasta de lo espiritual, aunque no explícitamente, y apunta a los deseos y anhelos del corazón humano de belleza y búsqueda de armonía.

                            

Como muestra, una cita de El Señor de los Anillos, Las Dos Torres: "Alrededor, fluía el hilo plateado de un arrollo que salía del valle; sobre la cumbre, todavía muy lejos, vieron un reflejo del sol naciente, un resplandor de oro." Casi se puede percibir esos matices y frescura del arrollo..., del sol...





Lo característico de la imaginación de una persona, como apunta Oliveros, es que está penetrada de inteligencia, si la cultivamos, y en armonía con la voluntad y la afectividad.

          
Tenemos el poder en nuestras manos de dirigirla hacia algo que nos ayude a desarrollarnos y mejorar como personas. Por eso, fomentar cualidades, sentimientos nobles, por ejemplo en las relaciones personales, y en especial en pareja, origen y fuente de las demás relaciones.





        
Podemos ir desgranando su relación con las facultades personales, aunque todo ello está intrínsecamente unido y entrelazado en la persona, en su corazón, tan íntimamente conectado con los anhelos de belleza que posee el ser humano.



1) La inteligencia y el pensamiento

        
El uso de la imaginación de forma inteligente conecta con la verdad de las cosas, porque la verdad es la adecuación con la realidad. De ahí la importancia de ajustarnos a la realidad, ahora que hay tantas "fugas" y tanto aparentar... Estamos en una sociedad del “postureo” donde importa más poner una foto para que todos vean lo feliz que se es, aunque la realidad sea otra bien distinta. La verdad es luz que ilumina el sendero. 

               
Las capacidades cognitivas que podemos fomentar son muchas. Por ejemplo la curiosidad y el asombro por el mundo que nos rodea..., lleno de sentido y significado. 

Dejo una infografía con algunas de ellas, que siempre podemos desarrollar, porque, especialmente en el cerebro, lo que no se usa se atrofia, y las sinapsis o conexiones neuronales desaparecen. De ahí la máxima neurobiológica: "Usa tu cerebro o lo perderás". Y siempre estamos a tiempo de aprender cosas nuevas con ilusión y entusiasmo, que es como el estimulante del cerebro.





              
Otra de ellas es la lectura, así como el pensamiento crítico y la capacidad de relacionar ideas. Quizá no es más "inteligente" el que sabe más, sino el que lo relaciona y sabe usarlo. El que aprende a filtrar la información que le llega, el que capta la importancia de determinadas cosas, y de otras no, el que sabe priorizar y relacionar cuestiones que, a otra persona le pasan desapercibidas... 

              
Por eso, cada uno es singular, con sus capacidades recibidas, únicas y singulares, que puede desarrollar, enfocándose en cualidades y fortalezas, "esculpiendo" su propio cerebro, como señalara el gran neurólogo y pionero Santiago Ramón y Cajal...





Dejo para otra entrada la relación con la voluntad y el corazón.


También un libro precioso que te recomiendo, de Oliveros F. Otero: "Cultivar la imaginación", y "el mago de las palabras" de E. Segura, fantástico.


2) La voluntad

3) El corazón




Espero que te haya gustado. Lo puedes compartir con amigos, o copiando la URL. ¡Muchas gracias!




Dejo enlaces variados relacionados: 


La imaginación y los sueños II (relación con el corazón)


                                                                                 Mª José Calvo
                                                                 optimistaseducando.blogspot.com
                                                                                 @Mariajoseopt 




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