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viernes, 19 de septiembre de 2014

¡PILOTAR LA PROPIA NAVE...!

                                                

                                                            "¡SOY CAPITÁN...!"


           
Cuando era niña, había una canción infantil que me gustaba en especial. “Soy Capitán”… Pasábamos los recreos jugando y cantando: “Soy Capitán, Soy Capitán, de un barco ingles, de un barco ingles…” Y te sentías de veras Capitán de tu barco, manejando el timón, con la brisa en la cara, sorteando las olas, bregando en alta mar, poniendo el rumbo hacia un puerto seguro, con esa libertad que se nos ha regalado…



                                  

      
En la vida ocurre algo parecido: somos el Capitán de nuestro barco. Queremos notar la libertad en nuestras acciones, explorar, poner rumbo a un puerto atrayente, disfrutar de la vida…

           



Para ello es importante saber cuál es nuestra misión en este planeta, qué rumbo tomar, como orientarnos. Localizar una estrella polar que nos ilumine. A veces, necesitamos hacer un alto en el camino para pensar y repensar. Necesitamos “islas de siencio”, para ver cuál es la verdad sobre mi, lo que estoy llamado a ser, mi mejor personalidad. Reflexionar sobre el modo que tengo de pensar, de ver las cosas, de actuar..., y cómo mejorarlo, qué cualidades singulares tengo, qué talentos, y cómo desarrollarlos y utilizarlos bien, ¡sacándoles partido!




            
Y esa verdad concreta sobre uno mismo es lo que nos hará más libres, lo que hace que disfrutemos del viento mientras navegamos hacia ese puerto que se nos ha confiado. Porque, cada uno hemos venido a este planeta con una misión, y con unas cualidades específicas que hemos de desarrollar, que las necesitamos para esa misión.

         
De esta forma, hacer la vida agradable a los que nos rodean, para mejorar el mundo mientras estemos aquí. Aprender a querer a nuestra familia, y enseñar a querer a nuestros hijos… Porque eso, al fin y al cabo, es lo que les hará más felices. Y a nosotros también.





            
Y, teniendo clara nuestra meta en la mente, podemos navegar, incluso contra corriente cuando haga falta, y no perdernos, no acabar a la deriva, alcanzar un puerto seguro. 



        
El conocimiento de nuestra misión nos da fuerza y energía para acometer la vida, con las iniciativas que soñamos y queremos, y superar los vientos del camino. 

            
Con integridad personal y fortaleza, entrenando a nuestros hijos, porque si no, serán un poco blandiblug... Darles muchas oportunidades de superarse, de pensar en los demás, y llevarlo a la acción. Si los acostumbramos a todo tipo de comodidades, si resolvemos sus problemas, si les damos todo hecho y pensado, si no les enseñamos a decidir por ellos mismos, y ser más autónomos, con pensamiento propio, ¡se los llevará la primera marejada!


            
Esa libertad la experimentamos al orientar nuestra vida hacia una meta valiosa. Al comprometernos con nuestro ideal, con nuestra verdad, con nuestra misión. Cuando se va perfilando nuestro cometido, y nos da seguridad, ilusión y fuerza para seguir bregando.


           
La vida es una aventura maravillosa. Hay que tener esperanza en llegar a puerto, y ganar “la ultima batalla”, como les sucede a Bilbo y Frodo en la preciosa obra de J. R. Tolkien



          
Con entrenamiento en la lucha, con optimismo y esperanza. Aprendiendo a amar a los demás, y sin miedo a sufrir por lo que podamos amar. Sabiendo descubrir las pequeñas “maravillas cotidianas”, la amistad, el amor a los que tenemos cerca, la delicadeza, los ideales nobles… Sorprendiéndonos de la belleza del mundo, en especial de las personas. 



           
Viendo las cosas con asombro, con una mirada “nueva”, como si fuéramos niños que lo descubren todo. Calando con hondura. Admirando los misterios que nos salen al encuentro: cada persona es uno de ellos, el amor es otro, la belleza de naturaleza..., también en la persona. Sonriendo, pues la sonrisa nace del corazón.


            
El único peligro que tenemos es salirnos de nuestro camino, de nuestra ruta, de nuestra verdad, de lo que estamos llamados a ser, de nuestra misión, e intentar recorrer el sendero de otros. Y ese sendero puede ser muy bonito, o muy creativo, o muy espontáneo, pero ¡no es el nuestro! Renunciar a la nuestra originalidad, a ser nosotros mismos, y confundirnos con los otros, enmascararnos..., masificarnos, igualarnos. 


O, dejarnos llevar por brillos y falsos oropeles, por luces que aparentan y atraen, pero que se desvanecen pronto: lo cómodo, lo que no requiere esfuerzo… Dejarse llevar es más fácil, pero se pierde el rumbo: ¡se acaba a la deriva!




            
Además, siempre tenemos un remanso de paz en nuestro hogar. El lugar al que deseamos volver una y otra vez, a respirar el oxígeno de la libertad. Donde se nos quiere, donde no existen leyes, donde se confía, y donde prima el amor a los demás. Ahí tenemos la libertad de ser nosotros mismos, podemos hacer lo que nos parezca oportuno, o incluso comer en el mismo suelo, ¡como de "pic-nic"…! 





           
Escribió Chesterton: “Dios no nos puso los colores en un lienzo, sino en una paleta”…, para elegir nuestras ideas, para ser originales y creativos, para configurar nuestra vida a nuestra manera, para ser libres, queriendo a los demás... Y responsables, porque la responsabilidad es la maduración de esa libertad. El mejor para qué de la libertad es poder amar: ahí se despliega su potencial.



             
Pero, en nuestro barco, necesitamos una luz que nos ilumine cuando oscurezca o no se vea claro. Es la luz de la conciencia. Un espacio íntimo personal donde nos descubrimos, y vemos lo que está bien o mal. Lo más secreto y sagrado de cada persona. Donde nadie puede penetrar, si no queremos. Estamos a solas con nuestros pensamientos y sentimientos; nadie nos puede obligar a nada. ¡Ahí somos realmente libres...!

          
Es como un conectar con la Verdad, la Bondad, el Amor, que rezuman Belleza. Incluso podemos conectar con Dios, que está en nuestros corazones. Por eso debemos formarnos, alimentarnos con la luz de la verdad, con la bondad, que son manifestaciones de una misma realidad. Ese “norte”, esa "estrella polar" que tratamos en otro post, que nos sirve de brújula cuando estamos navegando en alta mar. Un referente a la hora de actuar o decidir en alguna encrucijada, que nos ayude a hacer bien el bien que queremos hacer...





            
Así pues, somos “El Capitán" de nuestro navío, con una misión clara en la mente, con un rumbo hacia un puerto que tenemos que ir descubriendo. Con la ayuda de esa estrella... Al encaminarnos notamos seguridad y energía para luchar y apuntar a la meta esperada. Nuestro proyecto vital, nuestro proyecto familiar con las personas que más queremos. Y se va perfilando con pequeños planes de acción continuados en el tiempo. 

         





Además tenemos esa "luz" que siempre estará ahí, cuando las otras luces fallan, como dice la Dama Galadriel a Frodo en esa otra maravillosa obra legendaria de J. R. Tolkien: “El Señor de los Anillos”... Un despliegue de belleza que nace desde las palabras y lo que significan..., y las historias que transmiten con su sabiduría arcana que pasa de generación en generación. Y su aplicabilidad personal a nuestra vida, como refiere el propio Tolkien. Son como un faro que ilumina nuestro mundo poniendo esperanza.

Dejo un corte de la película de Peter Jackson, de la productora New Line Cinema.







      
Haremos una travesía por alta mar, conquistando sueños, superando dificultades, con espíritu de lucha, comenzando y recomenzando siempre que haga falta, con optimismo y esperanza. Con la esperanza del final feliz de los “cuentos de hadas” que dice Chesterton, que son tan reales. 


           
Y, con la “música del amor”, como una fiesta sin fin. Poniendo cariño en cada detalle, en cada conversación, en cada encargo, en el trabajo, con cada persona, con los amigos, en nuestra familia..., y ¡muy en especial, con nuestro esposo, esposa! Así llegar a nuestra meta, ¡ganar nuestro premio!





                                                                                  Mª José Calvo
                                                                    optimistas educando y amando
                                                                                  @Mariajoseopt



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Dejo enlaces relacionados:

                                                                               Mª José Calvo
                                                                   optimistaseducando.blogspot.com
                                                                               @Mariajoseopt



URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2014/09/soy-capitan.html


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