CÓMO AFECTAN LAS PANTALLAS AL CEREBRO
Estamos en una época en la que la tecnología es un medio frecuente para la vida, pero hemos tenido ¡la suerte! de educarnos en un mundo analógico, y así poder descubrir sus posibilidades y también sus limitaciones y peligros. Nuestros hijos ya son "nativos digitales”, y si no les orientamos ellos no podrán hacerlo. Por eso hace falta guiarles en su desarrollo personal atendiendo a lo importante: a su cabeza y corazón.
La maduración cerebral es algo muy delicado que precisa un ambiente donde cada persona pueda desarrollarse bien y crecer, respetando sus ritmos naturales, sus ganas de experimentar y aprender, su curiosidad y asombro, en un ambiente afectivo propicio.
La formación del sistema nervioso se realiza desde la gestación, y es consecuencia de la multiplicación de neuronas y posteriormente de la formación de conexiones o sinapsis entre ellas. Su finalidad es ir logrando unas funciones concretas, cada vez más complejas, y desarrollar las facultades personales y capacidades superiores.
Todo esto requiere mucho tiempo y un ambiente rico en experiencias perceptivas, sensitivas, emocionales…, y movimiento, donde desarrollarse bien. Sobre todo en los primeros años. Es decir, un ambiente de cariño y afecto, donde puedan interactuar con otras personas, y sentirse queridos.
Por otro lado, aprender es establecer conexiones entre neuronas. Es necesario usar activamente el cerebro, y una persona que vaya guiando al niño, dirigiendo y estructurando ese aprendizaje. La figura de los padres, y del maestro, es muy relevante en su formación como persona, con esos periodos más sensibles de aprendizaje de habilidades innatas. Para luego, sobre esa base, ir aprendiendo cosas nuevas. También a reflexionar, a leer y hacer esquemas, anotar ideas, trabajar un tema con el profesor... Esto requiere un aprendizaje especial, y usar el cerebro en profundidad, en modo concentración. Te lo cuento en ese post.
Y las pantallas pueden interferir en este proceso, porque están diseñadas para captar la atención y enganchar. Hay toda una industria detrás de ello. Producen estímulos continuos que proporcionan un pequeño placer cada vez que se interactúa, mediado por neurotransmisores cerebrales como la dopamina. Lo cual hace que uno se sienta bien, se habitúe a ello, y busque más. Porque, cada vez se requiere un estímulo mayor para lograr el mismo efecto. De ese modo va creando tolerancia y dependencia.
La tecnología puede producir efectos negativos en el aprendizaje, además del retraso del desarrollo neurobiológico. Te lo cuento en "adolescentes y pantallas I" con diversos estudios al respecto.
El cerebro en edades tempranas es diferente cuando pasan tiempo frente a pantallas: aumentan las zonas que procesan estímulos visuales, pero disminuye entre otras la capacidad lógica y del lenguaje, de veras importante para todo.
Se pierde el contacto humano, donde se aprende a interactuar, a captar sentimientos y sentirse a gusto, incluso necesario para la formación de propia personalidad.
Se ha visto que también producen mayor impulsividad, porque estamos acostumbrados a tenerlo todo para "ya mismo", y de ese modo disminuye el autocontrol y la fuerza de voluntad, por la dependencia de esos estímulos tan inmediatos. Lo cual impide concentrarse y aprender, resta capacidades del propio pensamiento, analítico y crítico, de superación personal, y de afrontar los retos de la vida. Y si esto nos sucede a los adultos, a los niños y adolescentes, que están en pleno cambio estructural cerebral, mucho más.
Hace tiempo comentaba unas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría hacia gobiernos e instituciones, con unas ideas para proteger algo a los niños..., en especial a los más pequeños (dejo enlace abajo). Y los padres debemos ser más cautos que todo eso.
Los pediatras también alertan por la frecuencia de “calmar” a los niños con pantallas. Y no es bueno para ellos, puesto que interfiere con el buen desarrollo cerebral, impide las vivencias sensoriales perceptivas en las primeras etapas, la relación con otras personas, y además se habitúan y cada vez requieren mayores estímulos y más intensos. Al final, los niños, o no tan niños, se hacen pequeños "tiranos", blanditos, intolerantes a la frustración. Y esto ya lo estamos viendo.
Dejo unos puntos:
1* Mecanismos de la dependencia
2* ¿Uso saludable?
3* Aprendizaje emocional
4* Problemas con las pantallas
1* MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS DE LA DEPENDENCIA
Los estímulos sensoriales en general producen tolerancia, porque siguen la ley de los rendimientos decrecientes. Cada vez se necesita un estímulo mayor para lograr el mismo efecto. Y a su vez, va creando dependencia, muy relacionada con el pequeño placer que producen.
Esto se basa en la neurofisiología de algunos neurotransmisores, en especial la dopamina que se libera. Produce un placer momentáneo, que tiende a repetirse, porque deja un vacío o descenso, y exige una nueva interactuación. Como decía incluso cada vez mayor.
Y esa dependencia progresiva puede llegar a crear adicción, si se usan de forma indiscriminada, o si no protegemos a los niños. ¡Saber desconectar! Romper el círculo estímulo-dopamina-sentirse-bien. Suena fuerte, pero es como la conducta condicionada que se vio hace tiempo en los animales.
Por eso, como en todo, más vale prevenir que curar..., y su cerebro lo agradecerá.
Un dato de un experto en la materia: Jose Luis Orihuela, hace tiempo que aconseja no regalar un móvil a los hijos hasta cierta edad.
El que muchos lo puedan tener no es argumento pedagógico, ni en cuanto a su seguridad. Y eso sin mencionar los efectos de tolerancia y de adicción que pueden provocar, debido a la recompensa que producen en forma de pequeñas descargas de algunos neurotransmisores, en especial la dopamina, provocando un placer momentáneo. Es el mecanismo de la dependencia, que puede abocar a conductas adictivas. Y esto a cualquier edad...
Otro dato preocupante: Mandy Saligari, experta en adicciones y terapeuta en una clínica de rehabilitación, ha visto cómo en los últimos años le han llegado muchísimos casos de niños y adolescentes adictos a las tecnologías. Ella suele decir a los padres: "cuando le das a tu hijo una tableta o un móvil, realmente les estás dando una botella de vino o cocaína". Todo esto ¡nos tiene que hacer pensar…!
2* ¿UN USO SALUDABLE...?
Insisto: las pantallas están diseñadas para enganchar. Es necesario controlar el tiempo de conexión y las demás “coordenadas” como lugar, contenido, compañía...
Que sea la persona la que domina la pantalla, y no al revés. Tener autodominio personal, señorío sobre sí mismo y sobre el mundo digital es importante. Esto en las primeras edades es imposible..., pues el cerebro no ha madurado. Incluso en adolescentes tampoco está operativa la corteza prefrontal, que es la que pone pensamiento, control de impulsos..., planificación.
Por otro lado, las pantallas en general entorpecen las relaciones personales. Cada familia puede pensar qué valores son primordiales y está trabajando con sus hijos, dependiendo de su edad, gustos... Actuar desde bien pequeños para educarles y formarles con una buena base humana, y posteriormente ampliarla también en lo virtual.
Por ejemplo, la prudencia y la moderación, la fortaleza de voluntad, la sinceridad tan necesaria, base de la confianza, la responsabilidad, la empatía y comprensión para tratar a los demás, la justicia… etc.
Por tanto es vital cuidar el tiempo en familia para hacer de veras familia, para convivir y conversar. Por ejemplo, hacer un planning con actividades divertidas o culturales offline. Que se lo pasen tan bien que olviden las pantallas o tablets.
Es importante "bloquear” tiempos juntos, comidas, tertulias, un rato de ocio y diversión... para cuidar las relaciones con los que más queremos. También en pareja, que no estemos cada uno enfrascados en nuestro dispositivo. Juntos pero distantes.
Y son muy necesarias las actividades al aire libre: excursiones, paseos, senderismo, bicicleta, conversaciones y juegos en familia... Aprender música o tocar algún instrumento.
Por eso es bueno tener un parking de móviles para disfrutar y pasarlo bien todos juntos, que es lo que dará más comprensión, afecto y estabilidad a la familia, y nos hará más felices. Muy en especial a los hijos, que necesitan, y tienen todo el derecho a nuestra intimidad con ellos, a nuestro tiempo y cariño, a conversar acerca de sus intereses, a estar disponibles siempre para ellos.
Se trata de
"desconectar ¡para conectar!”
3* APRENDIZAJE EMOCIONAL Y RELACIONES PERSONALES
Además, las relaciones personales son mucho más enriquecedoras y fuente de adquisición de habilidades, aptitudes, creatividad, de formación de la afectividad, con el consiguiente aprendizaje emocional y empatía hacia los demás. La persona se forja en el trato con los demás. Necesitamos de la resonancia con un tú para una buena personalidad.
Pensar que al afecto se debe la mayor parte de la felicidad de la vida... La afectividad es como un refuerzo de nuestras capacidades, en forma de dicha por hacer algo bueno o correcto, aunque cueste, o todos hagan lo contrario. Lo cual tiende a expandirse: siembra alegría en los que tenemos cerca. Además cada vez se disfruta más con ese tipo de acciones, porque los buenos hábitos se hacen virtudes, muy relacionadas con la afectividad. Dichas virtudes son fuerza para esas acciones, y además disfrutando de veras de ello.
También aprender a disfrutar de la lectura de un buen libro, de los afectos y emociones de sus personajes, del pensamiento reflexivo... El trabajo intelectual profundo posibilita el buen desarrollo cerebral y la creación de nuevas sinapsis, circuitos y redes. Y la formación personal, cultural, aprendizaje emocional... etc. Así como el espíritu crítico, que precisa formación, y muchas veces falta ante la ingente cantidad de información que nos llega.
En este tipo de aprendizajes, en los que uno disfruta, y le entusiasman, se producen sustancias mensajeras neuroplásticas que nutren y remodelan el cerebro. Lo vemos en los niños cuando juegan y se sorprenden de cualquier pequeña cosa. En ese momento su cerebro está en "flow", secretando nutrientes y sustancias que dan nuevas posibilidades y capacidades. A los adultos nos sucede lo mismo, pero a veces olvidamos el entusiasmo en la vida, y eso no aporta beneficios, ni da vitalidad y alegría.
Esta secreción de sustancias, también sucede con las buenas relaciones personales. El cerebro está diseñado para la cooperación y comunicación con las personas, para las relaciones verdaderamente humanas, que suceden en el mundo real. Y tiene mucho que ver el sistema motivacional cerebral.
Además, en neurobiología hay una máxima: usa tu cerebro, o lo perderás. Lo que no se utiliza, por falta de pensamiento, o de uso de las propias capacidades, acabará por atrofiarse y desaparecer.
4* PROBLEMAS CON LAS PANTALLAS
La tecnología no es "gratis": intenta captar nuestra atención el mayor tiempo posible mediante esas descargas de dopamina que suceden ante todo lo nuevo, ante la información, ante los "like" de supuestos "amigos". Y a medio plazo va erosionando el propio pensamiento, como ya señalara N. Carr.
Debemos recuperar el "timón" de nuestra vida, no dejarnos seducir pasivamente por las pantallas, que pueden, y de hecho atrofian capacidades. De ahí el término de "demencia digital" que acuñó el científico y psiquiatra Manfred Spitzer del que te he hablado muchas veces.
Las pantallas responden de inmediato a lo que le pedimos, no hay que tratar con otra persona que puede opinar distinto..., poner mala cara o decir que no. No ofrecen ninguna resistencia. Por eso favorecen la impaciencia y la intolerancia en el mundo real. Y aumentan la impulsividad, por la dependencia de estímulos muy inmediatos, de corto plazo. Y por tanto, se debilita el autodominio y la fuerza de voluntad, la capacidad de esfuerzo y de luchar por retos, tan necesarios. Fomentan la huída del esfuerzo y del compromiso..., fundamentales para llevar las riendas de la propia vida, con auténtica libertad.
Con ellas uno se acostumbra a saltar de estímulo en estímulo, y se pierde capacidad de atención, de centrarse en algo valioso, que es la que va conformando nuestra vida. Nos "secuestran" la atención.
También dificultan la empatía y la regulación emocional: algo que se debe aprender y afinar en la vida cotidiana, desde pequeños, y en la etapa adolescente. Y es muy importante en las relaciones personales. Se pierden capacidades relacionales, y cuesta más ese trato personal, comprender, compartir, conversar cara a cara... Te lo cuento en el post genuinamente humanos I.
Y ¿qué decir del narcisismo?... Ponen más difícil el pensar en los demás, cosa tan propia de una persona, diseñada para amar y ser amada. Y en esto encuentra su mayor plenitud, y por tanto la felicidad. Si uno no es feliz en la vida real, va buscando "sustitutos", que no llenan..., se distrae con el placer, como apunta el doctor V. Frankl, y puede llegar a ser una trampa. Escribo algo sobre relaciones personales en "la afectividad construye relaciones".
Los teléfonos "inteligentes" nos hacen menos inteligentes, y nos alejan de las interacciones con las personas cercanas, del mirar a los ojos en una conversación y sentirse acogido, de la calidez de los afectos y la ternura..., del amor. Todo esto es lo que aporta sentido a la vida y nos hace sentir felices: valorados y queridos.
* Ante un problema de uso de pantallas:
Ser conscientes del tiempo en que se está conectado, y con qué fin concreto puede ayudar a pensar y replantearse algunas cosas.
Por otro lado, es importante fomentar el autocontrol con pequeñas metas a corto-medio plazo, alcanzables, para entrenar la voluntad. Y pensar antes de... , ser menos impulsivos.
Vencerse en pequeñas cosas da más señorío y libertad interior, y forma una buena personalidad capaz de llevar el timón de la vida. Los padres tenemos que ser coherentes y ayudar a los hijos. Primero, desde pequeños, protegiéndoles de las pantallas, y luego, cuanto más tarde mejor, guiándoles en su uso.
La voluntad es algo muy relacionado con la corteza prefrontal: lo desarrollo más en "adolescentes y maduración cerebral". Ese pequeño componente que debemos entrenar cada día para acometer metas y planes, para ser dueños de nuestra vida.
Sin embargo, cuando ya se ha establecido una dependencia o adicción a las pantallas, cambia el estrato cerebral, es muy difícil romper el círculo estímulo-dopamina-sentirse bien, y de nuevo lo mismo, pero cada vez con mayor dosis para el mismo efecto. Y se precisa la ayuda de un experto en adicciones, además de empeño, y un tratamiento semejante a otras adicciones como drogas.
Por tanto, de nuevo, más vale prevenir que curar...