AMBIENTE DE NAVIDAD, AMBIENTE DE HOGAR
El ambiente que creamos, poniendo ilusión, cabeza e imaginación, además de creatividad, puede ayudar a unir más a toda la familia. La disposición de los muebles, la mesa del comedor, las luces acogedoras, las actividades diarias, las tradiciones, la cultura e historias familiares, los abuelos, los recuerdos…, todo ayuda a crear ambiente.
La casa no es solo eso, sino el espacio para la familia, donde cada persona se puede construir como tal. Es donde se acoge a los demás, se ofrece consuelo y cariño, donde se quiere de veras a esas personas. Es un espacio para custodiar lo esencial y valioso, y el lugar de las auténticas relaciones familiares.
También la decoración es importante. Es preciso crear espacios para hablar, para soñar, para leer, para hacer tertulias, poner unas flores, unas velas, un aroma, música en ocasiones…, algún rincón apetecible para leer tranquilamente, para pensar, para descansar, para imaginar, para crear, para rezar… Y, es bueno que todos plasmen alguna idea en la decoración, que dejen una firma con su dibujo, su detalle, sus ideas, alguna foto… etc.
Que se haga más “real” esa idea de G. K. Chesterton: “El hogar es es una paradoja, porque es más grande por dentro que por fuera”.
Porque, es en la familia donde se aprende a tener en cuenta los sentimientos de los demás, el valor del encuentro con las otras personas, a mirar a los ojos, a sonreír, a estar disponibles, y el lugar propio del servicio atento a quienes amamos. Es decir, el lugar de los valores auténticamente humanos, donde se puede cultivar la imaginación y la creatividad, poniendo el corazón en esas personas tan queridas.
Y donde se aprenden muchas cosas, como habilidades y capacidades, encargos, hábitos y virtudes, a acabar bien las tareas, a poner cariño en cada trabajo, a ayudar al que lo necesite… poniendo el corazón.
Es el ambiente propio de las relaciones de veras humanas, del trabajo en equipo, de la comprensión y la empatía, el buen liderazgo…, y de adquirir unos buenos hábitos que consoliden en virtudes, y forjen el carácter y la personalidad de cada uno.
Y todo ello forma un marco de referencia que queda grabado en el corazón, muy en especial en los hijos. También en familias amigas...
De ahí la importancia de hacer ambiente de hogar cálido, comprensivo, acogedor, motivador para todos. Porque, como expresara Víctor García Hoz, es "el factor invisible” que da cobijo y une a toda la familia.
Por eso es necesario pasar ratos juntos, hacer comidas reposadas, tertulias donde todos lo pasen genial, donde se sienten muy queridos, y donde se aprende lo importante de la vida con el enfoque adecuado, de las personas queridas. También aprendiendo a fijarse en lo mejor de los otros, alegrándoles el día con mil gestos y detalles, y, en definitiva, a ser felices pensando en los demás.
De esta forma, ese ambiente de cariño, optimista y alegre, permite a cada uno sentirse aceptado y querido, y de esta forma lograr su mejor personalidad. En estos días podemos cuidar las relaciones personales en cada familia, hacer que sean una prioridad, y regalar más tiempo y cariño a los seres queridos. "Desconectar un poco de pantallas, para conectar con las personas queridas".
Y, cómo no, podemos poner el Belén, con la ayuda de los más pequeños, en un lugar bonito de la casa.
Para empezar, podemos aprender de ellos a ver las cosas con ilusión, sabiendo sorprendernos de lo importante y bello. Podemos intentar ponerlo entre todos. Es algo divertido, estimulante, enriquecedor, y creativo: hace falta traer unas piedrecitas, un poco de hierba, unas ramas, unas hojas secas, pajas, cortezas de árbol, o lo que se nos ocurra. Y unas figuritas, aunque también pueden ser de plastilina, o de arcilla… Podemos recortar estrellas de cartulina, o de papel charol, ríos de plata, poner caminitos de serrín… Así pasar un rato entrañable y original, haciendo algo importante.
El Belén es como una “app" que nos enseña a rezar sólo con mirarlo, o una "máquina del tiempo" que nos transporta a otro mundo..., que nos ayuda a meternos en el portal, en sus vidas reales.
Y aprendemos de ellos un sinfín de cosas: a valorar lo importante, a no ser caprichosos, a pensar primero en los demás, a disfrutar de la alegría del Recién Nacido, en medio de la pobreza material.
Podemos enseñar a nuestros hijos a esconderse en el Belén y hablar con esos personajes. También, ayudarles a querer al Niño, a tener detalles con Él, a ser muy amigos suyos, a decirle frases cariñosas, a cantarle... y pedirle cosas, a darle las gracias. Por vía afectiva, que es como mejor lo entienden.
Por eso, aprovechar la fuerza del Belén para estar pendientes de los demás, para mejorar las relaciones familiares. Es un tiempo especial dedicado a pensar en los otros, alegrarles la vida, tener detalles de cariño con todos.
Desde aquí te deseamos, de todo corazón, una muy
¡¡Feliz Navidad!!
¡¡Feliz Navidad!!
Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir con amigos. ¡Gracias!
Dejo enlaces de otros post navideños:
URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2017/12/ambiente-de-navidad.html
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