HISTORIA DE UN BELEN...
Queda poco para la Navidad. La Navidad es el "nacimiento" del Niño Dios. Algo inimaginable, y entrañable. Y lo propio de esta espera es ir poniendo el Belén... Disfrutar con el montaje, poniendo imaginación y creatividad para plasmar el lugar, los detalles, la sorpresa de los pastores, la generosidad del que lleva un poco de miel... Mirando con ojos de niño, que saben asombrarse de todo lo bello, y poniendo el corazón.
Es un tiempo especial dedicado a ello, para pensar en los demás y alegrarles la vida, preparando el corazón para algo maravilloso. Y para tener detalles de cariño con todos. No hace falta gastar mucho, sino poner ilusión y cariño, sorprender a los que más queremos. Podemos aprovechar la fuerza del belén para estar pendientes de los demás, para mejorar las relaciones familiares.
Os dejo este Belén, y algo sobre cómo se hizo, con una historia bonita y entrañable..., especialmente para nuestros amigos galleguiños...
Siempre estamos educando y formando a nuestros hijos: nos están mirando todo el día. Vamos dejando una huella y marcando la senda por donde ellos podrán caminar… Podemos enseñarles algo trascendente y valioso, que no pasará con las modas ni con los tiempos, y que siempre recordarán en su corazón. La tradición de generación en generación.
Podemos aprender de ellos a ver las cosas con ilusión, con mirada nueva, sabiendo sorprendernos de algo tan hermoso.
Por eso es bueno poner el Belén entre toda la familia: es algo divertido, estimulante, enriquecedor y creativo, que suscita ilusión, y se aprende miles de cosas. Hace falta traer unas piedrecitas, un poco de hierba, unas ramas, unas hojas secas, pajas, corteza de árbol, o lo que se te ocurra. Y unas figuritas. O hacerlas de plastilina o arcilla… Podemos recortar estrellas de cartulina, o de papel charol, ríos de plata, caminos con serrín o arena… Así pasar un rato a gusto haciendo algo que dejará poso en el alma de los más pequeños.
Luego, una vez montado, se puede hacer un “juego” con los hijos: transformarnos en un personaje de aquella época. Escondernos en el Portal, ir con los pastores a ver al Niño, llevarle un queso, un tarro de miel, algo de ropita, o cantarle una canción. Imaginarnos que podemos estar con la Virgen, o que hablamos con San José… ¿Cómo serían...?, ¿qué les diríamos?, ¿cómo los miraríamos...?
Con nuestra inteligencia, y nuestra creatividad e imaginación, podemos traspasar los límites del tiempo y del espacio y crear nuestra propia historia. Cada uno la nuestra, o ir toda la familia visitar al Niño. Podemos hablar con él, contarle nuestras preocupaciones, alegrías, darle gracias por hacerse uno de nosotros, tan chiquito y entrañable... Hasta podemos acunarle... Ver cómo vino al mundo, para valorar lo que tenemos y ayudar a quienes lo pasan mal.
Pensar cómo se tratarían María y José, con qué cariño, con cuantos detalles y atenciones, aunque no tuvieran apenas medios materiales... Pero sí un espíritu alegre y entregado, generoso y animante. Con cuánto amor cuidarían al Hijo de Dios hecho hombre… Le prepararían una cuna confortable, calentita, le besarían, le mirarían, le sonreirían, le cantarían y le bailarían, y ¡no saldrían de su asombro…!
Por un lado, podemos hablar con ellos. En la imaginación, en la realidad, ¿qué diferencia hay? Para Dios todo es posible. El Belén es como una “app" que nos enseña a rezar con sólo mirarlo. Como una "máquina del tiempo" que nos transporta a otro mundo..., que ayuda a meterse en el Portal de Belén con la Sagrada Familia.
Y aprendemos de ellos un sinfín de cosas: a valorar lo importante, a no ser caprichosos, a pensar en los que tenemos cerca, a disfrutar de la alegría del Recién Nacido... ¡A ser felices pensando en los demás!
Podemos enseñar a nuestros hijos a esconderse en el Belén, y hablar con esos personajes. Por vía afectiva es como mejor lo entienden: enseñarles a querer al Niño, a ser sus amigos, a pedirle algo y darle gracias por tantísimas cosas, a echarle piropos, a cantarle..., ¡a ser sus amigos!
Por otro lado, allí tenemos hecho hombre al mismo Dios. Toda la grandeza que podamos imaginar, hecha algo tan pequeño: un niño indefenso arropado en un pesebre, pero con todo el cariño del mundo. Toda la belleza y esplendor que nos podamos imaginar son poco.
Ese ambiente nos puede servir de modelo, y de espejo, para mejorar como personas, para intentar parecernos a ellos, para aprender a amar, a ser buenos esposos y procurar ser unos modelos adecuados para nuestros hijos. También para pedirle su ayuda. Y a su Madre, y a su padre San José.
También es el título de un fantástico libro: “El belén que puso Dios”, de Enrique Monasterio. Ed. Palabra. ¡Precioso! Comienza con el Big-bang, y narra la historia de los personajes del Belén. Porque cada uno tiene su historia...
“Al principio Dios quiso poner un belén y creó el universo para adornar la cuna. Y empezó su trabajo. Hizo mares y océanos de papel de plata, y grandes desiertos de arena dorada para los camellos de los Reyes Magos”.
“Pensó dónde poner su belén. Y decidió que en Belén. Imaginó las figuras. Y como no tenía prisa les dio una estirpe. Cientos de vidas para crear cada vida; centenares de amores para conseguir el gesto, el tono de voz, la mano extendida en la postura exacta del belén de Dios".
“Pensó en su Madre: toda la eternidad soñó con Ella. Añorando sus caricias fue dibujando en los antepasados de María esbozos de esa flor que había de brotar a su tiempo. Igual que un artista que persiguiera la pincelada perfecta, Dios pintó miles de sonrisas en otros labios".
Además, aprender a disfrutar de la alegría inmensa de estar todos juntos en familia en estos días tan entrañables. Hacer las paces y olvidar problemas y diferencias... Unidos por un mismo cariño.
Os deseamos con todo cariño… ¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Espero que te haya gustado, y lo puedes compartir. ¡Muchas gracias!
Dejo enlaces relacionados:
* Un corazón grande..., para amar
* Días de familia: ideas para disfrutar en familia, libros y películas entrañables
* Un corazón grande..., para amar
Mª José Calvo
optimistas educando
@Mariajoseopt
URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2018/12/el-belen.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El blog se nutre de los comentarios...: ¡gracias por comentar!