AUTOCONTROL EMOCIONAL EN PAREJA
Los afectos son necesarios e importantes para vivir como auténticas personas… Nos caldean interiormente, y nos colorean la vida. La nuestra, y la de los demás. Expresar los sentimientos, conocerse, compartir estados de ánimo, conectar con la persona querida. Algo que nos hace dichosos.
Sin embargo, es necesario pasar ese mundo emocional por el filtro del pensamiento y la razón, para crear de veras "lazos" con quienes tenemos cerca. Especialmente en pareja, origen y fuente de la familia.
Controlar no significa reprimir, sino disfrutar y estimular los sentimientos y afectos que vayan en la dirección de quererse más y mejor.
Hemos visto en otras entradas la base fisiológica de las respuestas emocionales en cualquier relación humana. Dejo enlace abajo. Este conocimiento nos es de inestimable ayuda para intentar poner cabeza y autocontrol personal, con una perspectiva acorde con la grandeza de la persona. Que "el director de la orquesta" sea la cabeza. Sobre todo, para cuidar la relación con quienes más queremos, con quien más queremos.
Cuidando las relaciones familiares se construye un ambiente cálido, reconfortante, humano, donde cada persona puede crecer, y dar lo mejor de ella, en ese entorno de confianza y libertad. La confianza y el cariño se amalgaman con la libertad personal, base esencial para la formación de cada persona. Donde se aprende a querer a los demás... Algo necesario para tener una vida lograda, y por tanto ser feliz, haciendo felices a los demás.
En las relaciones familiares, y en especial en pareja, que tratamos aquí, es necesario hacer énfasis en lo bueno y positivo. Cambiar el chip, si no se está acostumbrado. Lo negativo salta a la vista, y no requiere mucho esfuerzo; pero lo bueno necesita intencionalidad para realizarlo, y autodominio y voluntad para acometerlo. También es importante ser optimista de óptimos, como ya te he contado muchas veces, aprender a percibir todo lo bueno para estimularlo, hacer ambiente positivo de confianza, y apuntar a metas valiosas, poniendo el corazón
Ponerse unas “gafas tintadas”, si hiciera falta, para descubrir todo lo bueno de la persona querida, y agradecerlo. Es la forma de fomentarlo y de ayudarle a desarrollar.
Cuando resaltamos lo mejor de los demás les descubrimos como personas. Lo malo sale solo con dejarse llevar…, y no es específico de ella. No la singulariza. En lo bueno se conoce mejor a cada una. Y en especial a la propia pareja, cuyas cualidades y puntos luminosos advertimos con nitidez al enamorarnos, y se redescubren con una mirada de cariño en la convivencia. Y sirven de guía, a la hora de ayudarle a desarrollar su mejor personalidad. Además, con ellas nos alegra la existencia.
Para alimentar el amor recíproco, además de tener gestos y detalles concretos que construyan, alimenten y reaviven ese amor, es necesario manejar y seleccionar sentimientos. Fomentar los positivos, como alegrías, satisfacciones, celebraciones, dificultades superadas, logros y esfuerzo… y, controlar los que no merecen la pena, dañan al amor, o nos empeoran como personas. Que suelen coincidir... Y aquí es de inestimable ayuda la voluntad entrenada y el autocontrol personal.
En el arte de construir una relación es fundamental saber expresar los sentimientos, porque es la forma en que nos conocemos mejor, compartimos afectos, estados de ánimo y emociones, y conectamos con el otro, con los otros. Los afectos nos enriquecen la vida, pero hay que saber manejarlos.
Y es bueno conocer las diferencias emocionales entre el hombre y la mujer, para no malinterpretar algunas cosas del otro. La mujer necesita hablar de sentimientos, y también recibir muestras sensibles de cariño: para ella son vitales. En cambio, al varón le gusta más manejar ideas o hechos más “neutrales”, y necesita saberse admirado. Y, a veces, también desconectar. Por eso hay que ver con los ojos del otro, y cuidar esos aspectos en las relaciones humanas, y mucho más en pareja.
Y es bueno conocer las diferencias emocionales entre el hombre y la mujer, para no malinterpretar algunas cosas del otro. La mujer necesita hablar de sentimientos, y también recibir muestras sensibles de cariño: para ella son vitales. En cambio, al varón le gusta más manejar ideas o hechos más “neutrales”, y necesita saberse admirado. Y, a veces, también desconectar. Por eso hay que ver con los ojos del otro, y cuidar esos aspectos en las relaciones humanas, y mucho más en pareja.
Respecto a la emotividad en pareja, un punto importante es evitar discusiones innecesarias. La crítica, el desprecio, la murmuración, las caras encendidas... se contagian al otro y empeoran la situación. Hay sentimientos negativos que destruyen la relación: son como “virus letales”, que invaden todo, lesionando los corazones y anidando en el interior. Van erosionando y corroyendo la relación.
2- Controlar respuestas emocionales
Por eso es necesario pensar cómo es nuestra respuesta emocional ante un encuentro, conversación..., en familia, o en otros ámbitos. Enlace abajo. Vimos que, lo más específico de la persona es la respuesta emocional compleja (REC), en la que el pensamiento precede al sentimiento y guía su respuesta. De esta forma, entre un estímulo y su respuesta tenemos un momento para pensar cómo responder.
En eso consiste la libertad interior: en la capacidad y posibilidad de responder de forma inteligente y pensada, de no de dejarse llevar de un impulso sin más…, como sucede en los animales. De pensar cómo queremos responder, y cómo queremos tratar a la otra persona.
Pero, hay momentos tensos, en los que se da una respuesta emocional rápida o simple (RES), impulsados, y como “engullidos”, por una emoción. Es como un arrebato sentimental, un "cortocircuito" límbico que se salta la corteza cerebral. Entonces no se piensa previamente, sino que uno se deja llevar automáticamente de ese impulso que no llega al cortex, donde se pasaría por el filtro de la razón y del autocontrol.
En eso consiste la libertad interior: en la capacidad y posibilidad de responder de forma inteligente y pensada, de no de dejarse llevar de un impulso sin más…, como sucede en los animales. De pensar cómo queremos responder, y cómo queremos tratar a la otra persona.
Pero, hay momentos tensos, en los que se da una respuesta emocional rápida o simple (RES), impulsados, y como “engullidos”, por una emoción. Es como un arrebato sentimental, un "cortocircuito" límbico que se salta la corteza cerebral. Entonces no se piensa previamente, sino que uno se deja llevar automáticamente de ese impulso que no llega al cortex, donde se pasaría por el filtro de la razón y del autocontrol.
3- ¡Con libertad interior!
Es la posibilidad y capacidad de poner pensamiento y razón ante cualquier circunstancia que nos toque vivir, para responder proactivamente, de forma reflexiva y ¡personal!, en el sentido más hondo de la palabra.
Siempre podemos “detener el tiempo” un instante, descubrir el sentido de nuestra vida, los porqués de nuestras actuaciones, y tener la libertad interior de elegir cómo responder a esas circunstancias. Por eso señala que, cuando se tiene un “porqué” se puede soportar cualquier “cómo”.
Por tanto, es importante racionalizar y controlar cada respuesta, que es lo propio de una persona. Es preciso aprender a comunicar lo que llevamos en la cabeza y el corazón, con delicadeza y diplomacia, con respeto y cariño, y expresar los sentimientos con serenidad. Fomentando y haciendo énfasis en todo lo bueno, e intentando suavizar descontentos. Y si no es el momento o ambiente adecuado, mejor guardar silencio. Para todo ello es fundamental el autocontrol personal, que, por otra parte, nos posibilita esa libertad interior.
4- El orgullo...
El mayor enemigo de la relación en pareja es el propio “yo” más egótico, y el orgullo… Hay situaciones en las que la disparidad de opiniones suscita emociones encontradas y, si uno se deja llevar de esos sentimientos encrespados se desemboca en una “espiral emotiva". Así se anula el pensamiento y se interpretan todos los intentos del otro en negativo.
Los sentimientos negativos, y más las emociones negativas, nublan la razón y debilitan la voluntad y el autocontrol. ¡Hay que mantenerlas a raya!
Si prosigue esa dinámica se puede desembocar en un “secuestro emocional”, por circuitos reverberantes límbicos. Con la consiguiente pérdida de la razón, y también del contacto con la realidad. De ahí a la clínica, a los trastornos de personalidad, y a la patología, solo hay un paso… Y muchas veces todo por orgullo, por no saber mostrar comprensión y humildad. Por no ceder... Ser conscientes de que, siempre vale más la unidad de los dos que el "llevar la razón".
Por ejemplo, señala Ugo Borghello en uno de sus libros: “Para que él vea los hondos sufrimientos de su mujer, que ve insatisfechas sus expectativas, tienen que producirse señales atronadoras”. Y, un defecto en la mujer es que, cuando no se siente escuchada, le resulta fácil criticar o “atacar” a la persona del marido…
Por eso es necesario aprender a calmarse, y calmar al otro. Tener en cuenta su forma de ser. Cuando uno está más irascible, o más cansado, es necesario que el otro tengan más control, ponga un detalle de serenidad y acercamiento, y tienda un “puente”. ¡Mostrar empatía rápidamente! Saber mirar a los ojos y comprender a esa persona.
Y tener autodominio personal para hablar sin atacar, con cariño, o por lo menos con respeto, hasta que vuelvan a serenarse los ánimos y retornen sentimientos positivos al corazón. Incluso cambiar de escenario si fuera preciso, para calmarse. Es una de las habilidades que se desarrollan con la llamada "inteligencia emocional", que ya Platón y Aristóteles descubrieran: esa sinergia entre la cabeza y el corazón.
En otra entrada 5 "tips" para mejorar el autocontrol emocional. Espero que te haya gustado, y ¡¡gracias por compartir!!
Dejo enlaces relacionados sobre:
* "Comenzar y recomenzar"...
Mª José Calvo
optimistaseducando.blogspot.com
@Mariajoseopt
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URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2020/07/control-emocional-en-pareja.html
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