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viernes, 5 de diciembre de 2025

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ATISBAR EL SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD...

          
Se acercan días grandes y luminosos. Unos esposos buscan una posada en Belén..., un Niño nace en una cueva de pastores en una noche fría y estrellada..., unos Ángeles cantan y anuncian su llegada, unos pastores van a adorarlo y le llevan lo que tienen... Unos Magos de Oriente emprenden un largo viaje siguiendo una estrella muy singular... Y es reclinado en un pesebre... para nosotros.
        
No es algo que suceda con frecuencia. Podemos pararnos un momento para repensar la Navidad, para mirar con calma, con perspectiva y hondura, y sorprendernos de ese misterio. Con mirada "nueva", con ojos de niño que saben descubrir lo bello que nos sale al encuentro. ¿Qué nos querrá decir?

La Navidad, ese gran misterio del nacimiento del Niño Dios en un familias: la Familia de Nazaret...

  


                            
Queda poco tiempo para la Navidad, y lo propio de esta espera es ir preparando el corazón, como los niños, y montar el Belén. Podemos aprovechar esa fuerza para estar pendientes de los demás, para mejorar las relaciones familiares. Es un tiempo especial dedicado a pensar en los otros, para alegrarles la vida con detalles de cariño. No es necesario gastar mucho, sino tener ilusión, sorprender con imaginación y cariño, con pequeños detalles cotidianos, especialmente a los que más queremos. También con los que sufren en muchos sitios, o están solos, tristes, o carecen de lo más esencial...

                  
Pensar que siempre estamos formando: nuestros hijos nos están mirando todo el día. Vamos dejando una huella, y marcando la senda por donde ellos podrán pasar… Vamos a enseñarles algo trascendente y valioso que no pasa con las modas ni con los tiempos, y que siempre recordarán en su corazón y les dará fuerza y propósito en su vida. Y pasará de generación en generación.

          


Para empezar, podemos aprender de ellos a ver las cosas con asombro y entusiasmo, sabiendo sorprendernos de lo bonito y bello. Y podemos intentar poner el Belén entre toda la familia, contando con as ideas de nuestros hijos. Buscar un lugar importante de la casa, y hacerlo acogedor...

Es algo divertido, estimulante, enriquecedor y creativo. Traer unas piedrecitas, un poco de hierba, unas ramas, unas hojas secas, pajas, cortezas de árbol, o lo que se nos ocurra. Y unas figuritas, aunque también pueden ser de plastilina o de arcilla… Recortar estrellas de cartulina o de papel charol, ríos de plata, poner caminitos de serrín o arena… Así pasar un rato entrañable haciendo algo de veras cautivador.



Cuando ya esté montado, podemos hacer un “juego” de imaginación con nuestros hijos, y transformarnos en un personaje de aquella época. Escondernos en el Portal, ir con los pastores a ver al Niño, llevarle un queso, un tarro de miel, algo de ropita, o cantarle una canción. Imaginar que podemos estar con su Madre, María, o que hablamos con San José. ¿Cómo les miraríamos?, ¿qué nos transmitirían?..., ¿qué les diríamos?... Cada uno puede escuchar en su corazón.


Con nuestra inteligencia, imaginación y creatividad, podemos traspasar los límites del tiempo y del espacio, y acudir a su encuentro. Crear nuestra propia historia. Cada uno la nuestra, o ir toda la familia visitar al Niño y contemplar la mirada de nuestros hijos. Podemos hablar con el Niño, contarle nuestras ilusiones, alegrías, proyectos, preocupaciones... Y escucharle, pues habla directo a nuestro interior, si le hacemos sitio. Él está deseándolo...


Ver cómo se tratarían María y José, con qué cariño y detalles aunque no tuvieran apenas nada material... pero sí un espíritu entregado, enamorado, agradecido, generoso, alegre y animante. Con mucho cariño. ¡Con cuánto amor cuidarían a ese Niño, el Hijo de Dios hecho hombre! Le prepararían el lugar con mimo y cuidado, con paja una cunita confortable en ese pesebre frío y duro, le besarían, le mirarían, le sonreirían, le cantarían, le bailarían, y ¡no saldrían de su asombro! 


                   
Entonces, por un lado podemos hablar con ellos, en la imaginación, en la realidad, ¿qué diferencia hay? Para Dios todo es posible. El Belén nos enseña a rezar con sólo mirarlo, como una "máquina especial" que nos transporta a otro mundo, a otro tiempo..., y nos ayuda a meternos en el Portal, a inspirarnos con sus vidas llenas de humildad y sencillez, atentas a lo que Dios les iba diciendo...
                
Y aprendemos de ellos un sinfín de cosas: a valorar lo importante, a no ser caprichosos, a pensar en los demás, a regalar cariño y atención, a disfrutar de la alegría del Recién Nacido. ¡Cuán derroche de cariño supieron poner en ese pequeño lugar de la Tierra, donde las cosas se irán haciendo "nuevas"!
      

Podemos enseñar a nuestros hijos a esconderse en el Belén y hablar con esos Personajes... Ayudarles a cuidar al Niño, a tener detalles con Él, a ser muy amigos suyos, a decirle cosas cariñosas, a pedirle ayuda y darle las gracias, a cantar villancicos al Niño... Por vía afectiva, con el corazón, es como mejor se vive y ellos lo entienden de veras. 


Por otro lado, allí tenemos hecho hombre al mismo Dios. Toda la grandeza, todo el esplendor y la bondad, todo el Amor, hecho algo tan pequeño. Toda la belleza que nos podamos imaginar, condensada en un Niñito indefenso... con los brazos abiertos, esperando nuestra acogida y cariño.






             
La Sagrada Familia nos puede servir de modelo para intentar mejorar como personas, para parecernos un poco más a ellos, para aprender a amar y ser mejores esposos..., y buenos referentes de nuestros hijos. También para pedirles ayuda ante nuestra "poquedad", a su Madre, nuestra Madre, la Virgen, y a su padre, nuestro querido San José. El de la sonrisa permanente...

                    
Es el Belén que puso Dios, y también es el título de un maravilloso libro de Enrique Monasterio, de Ed. Palabra, que comienza con el Big-Bang..., y nos cuenta la historia viva de cada personaje del belén. Puede ser bonito para hacer ambiente en familia, y leer estos días. O para regalar a los abuelos..., que tanto les gustará. Dejo alguna cita...


"Al principio Dios quiso poner un belén y creó el universo para adornar la cuna. Y empezó su trabajo. Hizo mares y océanos de papel de plata, y grandes desiertos de arena dorada para los camellos de los Reyes Magos”.

Pensó dónde poner su belén. Y decidió que en Belén. Imaginó las figuras. Y como no tenía prisa les dio una estirpe. Cientos de vidas para crear cada vida; centenares de amores para conseguir el gesto, el tono de voz, la mano extendida en la postura exacta del belén de Dios".

Pensó en su Madre: toda la eternidad soñó con Ella. Añorando sus caricias fue dibujando en los antepasados de María esbozos de esa flor que había de brotar a su tiempo. Igual que un artista que persiguiera la pincelada perfecta, Dios pintó miles de sonrisas en otros labios".

Una maravilla...


Hacer que ese ambiente de espera al Niño sea creativo y le regalemos cada día detalles de cariño y agradecimiento... Y podremos disfrutar de la alegría inmensa de estar juntos en familia en estas fechas tan entrañables, donde Dios mismo quiere nacer. Olvidar las diferencias y los problemas entorno al belén, poner comprensión y un perdón, y ser más amables con quienes más queremos. Siempre merece la pena, y nos necesitan alegres. Así seremos más dichosos. Cuidemos la familia, cada familia: "el corazón" de la humanidad. 


Os deseamos de todo corazón una ¡MUY FELIZ NAVIDAD!

                                                                       
Mª José Calvo
                                                                              






noo

                                                                        
                          
                                                                           


                

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