UN NUEVO CURSO Y DOS RETOS
Comienza un nuevo curso y estamos con la batería recargada para acometer y disfrutar de un nuevo año. Cuesta, pero en realidad nuestra vida ordinaria y nuestro trabajo, sea el que sea, es lo que da estabilidad y cohesión en la vida. Lo que hace que podamos levantarnos animosos, y comenzar cada día con ilusión y perseverancia. Teniendo nuestra meta clara. Con más motivo si formamos una familia, pues todo esfuerzo es por ellos.
Aunque tengamos siempre el mismo horario, siempre cabe hacer las cosas “nuevas” cada día con actitud positiva, sabiendo descubrir lo bueno de las situaciones, dejándonos sorprender por tantas cosas bellas que nos salen al encuentro. Desde un nuevo amanecer, la brisa en el rostro, la cara simpática de nuestros hijos, el detalle y cariño de nuestro esposo/a, a la sonrisa de una persona que ni siquiera conocemos... etc.
Y cuando digo trabajo, me refiero no sólo a un trabajo remunerado, sino a cualquier actividad que conlleve una responsabilidad. Y puede ser el trabajo del estudiante, de un opositor, y el de una madre o padre que se quedan en casa cuidando a sus hijos, organizando tareas y dirigiendo y cuidando su familia… ejerciendo un buen liderazgo, con servicio atento, por amor, poniendo en juego todos sus talentos...
Todos ellos pueden ser ocasión de desarrollo personal, de “realizarse” maravillosamente como persona, y vínculo de unión y relación con los demás. Muy enriquecedor el que se dedica a cuidar a sus hijos, aunque a veces sea poco valorado en la sociedad actual…, que a veces solo presta atención a la utilidad material. Asimismo, fuente de multitud de habilidades personales, incluida la empatía, la comprensión, el buen liderazgo, el trabajo en equipo y la sinergia, el saber priorizar, la resolución de problemas, la resiliencia, etc. Por eso, ser madre, o padre, ¡es un trabajo importante!, realmente importante cabría decir, y además es un "plus"... Hay que descubrir la belleza de lo que no es tan cuantificable, sino que rebosa humanismo y trascendencia. Y hace felices a todos.
Por tanto, unos retos entrañables en familia:
1.- Aprender a querer
En la propia familia es donde aprendemos a querer. Necesitamos la experiencia de ser amados sin condiciones para aprender a querer a los demás. Por eso es tan importante el cariño que recibimos de nuestros padres en los primeros años de la vida, base de nuestra personalidad.
Este es nuestro primer reto a lo largo del año. Demostrar el cariño, ser generosos a la hora de regalar detalles y delicadezas, de plasmar ese amor. Y se resume en tiempo y cariño al fin y al cabo, y nuestra propia persona, dedicada a los seres queridos. Por otra parte, y además, es el principal derecho de los hijos: al cariño recíproco de sus padres, origen de ellos, del cual se "nutren" para crecer como personas.
Esforzarse cada día en amar más y mejor, concretándolo en gestos y detalles, empezando por nuestra pareja, origen y fuente de toda la familia, y siguiendo con nuestros hijos, amigos..., etc. Y todo ello genera felicidad.
Además, somos sus modelos. También de amor. Según cómo nos tratemos y queramos, qué gestos y delicadezas tengamos a lo largo del día con la otra persona, qué importancia y prioridad demos al ser querido, así lo aprenderán… Somos su referente, y son como esponjas: lo absorben todo, y ¡nos copiarán!
Por eso, en el amor de los padres es necesaria esa actitud positiva de lucha por dar lo mejor de cada uno. Cuidar el amor mutuo cada día, estando pendientes de tener detalles concretos con el otro, para que se sienta de veras querido.
Es la única forma de ayudarle a sacar a la luz todo su potencial, que a veces, ni siquiera lo percibe muy conscientemente... Pero ahí estamos para hacérselo notar, porque el cariño permite descubrir toda la maravilla que es, sus cualidades y talentos ocultos, y demostrarlo con obras.
Dejo 7 "tips" para cuidar ese amor, desarrollados en un post con ese título. Puedes pensar otros que os gusten más y os ayuden.
En familia es donde amamos incondicionalmente, y para eso es necesario separar la persona de su conducta. Es decir, no se va a querer menos porque hayan hecho algo mal, sino que les haremos notar ese gesto que no ha estado a su altura. Y precisamente porque han fallado, debemos demostrar el cariño de forma incondicional. Así, sintiéndose muy queridos, podrán hacer un esfuerzo extra para remontar, e intentarlo de nuevo con más brío y lucha optimista.
2.- Segundo reto: cómo somos y cómo queremos ser
Nuestros hijos también se fijan en cómo somos, qué personalidad y cualidades tenemos, cómo nos relacionamos y cómo tratamos a los demás. Si somos comprensivos y generosos, empáticos, trabajadores, si sabemos sonreír, o si nos quejamos por todo... Por el esfuerzo, por el mal tiempo, por el trabajo… También si somos amables, o si vamos "a lo nuestro"... Y de nuevo, ¡nos copiarán!
Por eso, luchar por ser mejores personas cada día. Cada uno a su modo, con sus características específicas y singulares. De ahí la importancia de acoger a todos con cariño, con esa singularidad propia de cada uno.
Para ello se puede concretar un pequeño objetivo, optimista a la par que realista. Incluso anotarlo y hacer un plan concreto para poder llevarlo a la acción, con empeño y perseverancia. Mejor, con detalles que hacen la vida más agradable a los que tenemos cerca, así se sentirán más valorados y queridos.
Muchas veces no lo conseguiremos. Las prisas, el trabajo, cosas pendientes, lo urgente, las tareas de la casa... Parece imposible llegar a todo y estar en todo. Pero, precisamente cuando tenemos más ocupaciones es cuando hay que organizarse mejor para dejar espacios y tiempos con las personas que más queremos. El resto "solo" son tareas... ¡Debemos construir una familia!, que es lo más importante que tenemos entre manos, y lo que nos hará más felices. También a nuestros hijos. Porque les dará una base sólida y coherente donde construir su vida, compuesta de una amalgama de cariño, confianza y optimismo, donde los imposibles se hacen posibles. Como decía aquel brindis...
Por eso, aunque no lo logremos a la primera, siempre podemos comenzar y recomenzar las veces que haga falta. Siempre dispuestos a una lucha alegre por mejorar, por quienes queremos infinito.
Y aquí enlazamos con otro reto que engloba a los dos.
3.- Una actitud optimista de lucha, de comenzar y recomenzar, porque siempre hay algo que se puede hacer en cualquier situación. Además, el dar lo mejor de cada uno facilita las relaciones personales y la convivencia en familia y en la propia pareja.
La actitud, como dice E. Lukas, continuadora de V. Frankl, es fundamental para disfrutar de la vida y no inventar problemas donde no los hay...
De esa forma, descubrir esos brillos en las circunstancias más comunes y cotidianas de la vida. Hay que saber mirar con asombro, con ojos “nuevos”, como lo hacen los niños…, para descubrir la belleza que encierra cada situación.
A veces, si es necesario, usar unas “gafas tintadas” para ver lo bueno de los demás, esas cualidades singulares de cada uno, sus buenas actitudes y virtudes, y no tanto los fallos que saltan a la vista...
Y así, hacerlo notar, agradecerlo, y poder apoyarse en ello a la hora de hacer un esfuerzo por cultivar un hábito o virtud que se quiera desarrollar. Siempre es mucho más eficaz ser "buscadores de tesoros”, que "cazadores de defectos"… Y es la forma de fomentar todo lo bueno de cada persona.
Por ello la necesidad del optimismo en la propia familia, porque el ambiente de confianza y cariño hacia cada uno, es lo que da seguridad ante la vida, a cualquier edad, y ayuda a crecer como persona. También con exigencia comprensiva ante sus encargos y responsabilidades, desde bien pequeños.
Si unimos el optimismo con esa actitud positiva de lucha, podremos "volar" mas alto... Y todo ello nos torna alegres, puesto que la alegría y la paz son la resultante de esa lucha esforzada.
Si intentamos dar lo mejor de cada uno seremos mejores, y buenos líderes de nuestros hijos, porque les motivaremos con nuestro cariño y coherencia. Haremos una llamada a lo mejor de ellos. Daremos importancia a lo realmente importante... Y, como consecuencia, tendremos una vida más plena, iluminando un sendero, y enseñándoles a volar alto. Y haremos felices a todos los que nos rodean.
Por eso, como le gustara decir a un gran sabio y humanista..., “¡siempre alegres, para alegrar la vida a los que nos rodean!", muy especialmente en pareja, en familia.
Espero que te haya gustado el artículo. Muchas veces sabemos lo que tenemos que hacer, pero no lo concretamos en hechos. Por eso es bueno coger un papel y anotar objetivos con un plan de acción para "hacerlo vida"... Cabeza, corazón y acción.
Mª José Calvo
Optimistas Educando y Amando
Dejo algunos enlaces relacionados con el tema:
URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2018/09/dos-retos-ante-un-nuevo-curso.html