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viernes, 24 de marzo de 2017

MADURACIÓN CEREBRAL Y ADOLESCENTES II



                            MADURACIÓN CEREBRAL Y ADOLESCENTES



          El desarrollo y maduración del sistema nervioso se realiza desde la concepción y gestación, y se prolonga hasta los 20-25 años, o incluso hasta los 30, con la adquisición de las funciones superiores, personalidad y la propia identidad. 

         Todo el desarrollo neurológico se hace de forma armónica y progresiva, pero en cada etapa es más específico algo concreto. Y esa maduración neurológica posibilita unas funciones determinadas desde cada edad.

       Por ejemplo, desde la concepción y gestación se va formando el estrato anatómico del cerebro. Las capas más profundas y primarias, con funciones vitales. Luego otras áreas más especializadas, como zonas sensoriales, motoras, emocionales, de asociación y memoria... Otras de control postural y equilibrio, y más tarde cognitivas... etc. Apareciendo redes de conexión entre ellas, que son vitales para procesar y manejar la información.


    La corteza cerebral, que es muy extensa y recubre todo, adquiere capacidades más específicas de la persona humana, como el sentido consciente de las percepciones, el conocimiento, junto con la capacidad de pensamiento, de integrar percepciones y sensaciones con movimiento, con capacidad afectiva... etc. Y finalmente, el pensamiento analítico para poder decidir, el juicio, el pensamiento crítico, control de impulsos, empatía, planificación y organización, gracias a la corteza frontal y especialmente la zona prefrontal.









          Lo primero en madurar a nivel cerebral son las zonas más profundas y primarias, con funciones básicas pero vitales. Por ejemplo el hipotálamo con la regulación de la frecuencia cardíaca, respiratoria, control de la ingesta, el sistema simpático y parasimpático, el sueño... En muy primeras etapas se desarrollan las zonas 
sensoriales somáticas, y su relación con otras áreas como la auditiva, la visual, la gustativa y olfatoria, la motora y premotora. También capacidades motoras, con la coordinación del movimiento a todos los niveles. Es la etapa de la deambulación y el movimiento. 

        Más tarde se desarrolla la capacidad del habla y el lenguaje que le permite relacionarse, como a los 3-4 años, con su parte motora, en la corteza frontal, y su parte sensitiva, en la zona temporoparietal. Y se extiende hasta los 6 años. También le ayuda al pensamiento.


      Esto, unido a la comprensión del mundo que rodea al niño, y la adquisición progresiva de conocimientos..., hasta los 10-12 años. Y con ello la comunicación y relación con otras personas ayudado de la formación de la zona emocional y cognitiva, con el sistema límbico, en especial la amígdala y el hipocampo, sedes de lo emocional y de la memoria, y 
la corteza cerebral.



* ¿Cómo se procesan las percepciones y la información...?


       A grandes rasgos, los estímulos del exterior llegan al cerebro por vías aferentes, pasan hacia el tálamo, centro sensitivo primario, van hacia el sistema límbico (limbus). En él se captan con una tonalidad positiva o negativa, agradable o desagradable. En eso consiste básicamente la afectividad de cada persona: la forma específica de ser afectado por los acontecimientos. El tálamo y las amígdalas están relacionados con la atención y la motivaciónPor eso, los sentimientos y emociones son muy importantes: nos personifican, nos hacen singulares y también más humanos. Cada uno percibe a su forma.

           De ahí -el sistema límbico- hay conexiones con zonas superiores corticales más específicas, como corteza motora, sensitiva, premotora, propioceptivas, de asociación, y la corteza prefrontal. Esa información se procesa, se valoran sentimientos y pensamiento, se pondera, y se puede emitir una respuesta adecuada.







         
* Modulación de respuestas

    Posteriormente, cuando la corteza prefrontal y sus conexiones con otras áreas hayan madurado y sean operativas, modulan esa respuesta poniendo pensamiento y autoregulación a las emociones (s. límbico). Pero esto sucede, debido a su complejidad, en las etapas más tardías de la maduración cerebral.


     Así se logra 
el control de impulsos, el autogobierno personal, la adquisición de pensamiento analítico y poder de decisión, la actitud crítica, el criterio, la resolución de problemas, la planificación, la voluntad libre… Lo más específico y característico de la persona: las funciones superiores.


          Abajo dejo un enlace sobre cómo aprovechar este conocimiento en la educación de los hijos, en esas edades tan importantes, ayudándoles en su desarrollo y maduración.

         Ahora dos puntos para profundizar: cómo es el cerebro adolescente, y "tips" para aprovechar en su educación.



             
1) CÓMO ES EL CEREBRO ADOLESCENTE


           En la etapa de la adolescencia el cerebro es muy inestable por los cambios tan drásticos que se producen. Todo está reestructurándose y madurando. Antes, en la etapa infantil, los circuitos eran más sencillos, porque lo que necesitaba era adquirir habilidades, movimiento coordinado, integrar percepciones de los sentidos, el habla, la comunicación... etc.


         Pero ahora es preciso que además, adquieran un pensamiento analítico con todos los datos a su alcance, una capacidad de decisión, 
un espíritu críticoun autodominio personal... etc. Y eso requiere un sustrato nuevo, una reorganización cerebral y creación de redes, y unas conexiones más amplias y eficaces entre distintas zonas, incluida la emocional, que está muy exaltada por el gran estímulo hormonal que se pone en marcha en la pubertad.


       En su afectividad, con el sistema límbico madurando e hiperexaltado, hay grandes cambios: pasan por fases muy alegres y alterados y otras muy abatidos en un lapso de tiempo muy corto... No saben si están tristes o contentos, si son capaces de hacer determinada cosa o no... Y muchas veces se ven tan distintos que ni se reconocen. Todo es debido a los cambios emocionales. Porque el sistema límbico es el encargado de valorar las emociones y las recompensas por las actuaciones o situaciones. Y en este momento de la adolescencia hiperreacciona a cualquier estímulo. Por eso les gusta tanto el riesgo, pues valoran mucho la recompensa... No perciben tanto los peligros, sobre todo los chicos, ni se saben autocontrolar eficazmente

         Hay que hacerles ver que muchas veces les falta pensamiento, y animarles a entrenarse en poner un poco de ponderación y autocontrol. Es necesario guiarles desde un segundo plano. Ayudarles a pensar antes de...

     En esta fase tienen memoria biográfica, también influenciada por el sistema límbico y el hipocampo, que ayuda a perfilar su propia identidad y su personalidad.







       Es este momento necesitan espacios de silencio, de pensamiento, de reflexionar las cosas, de estar consigo mismos, de música y sueño reparador... que ayudan a estabilizar todo ese sistema alterado.


     Y el gusto por las relaciones sociales y la amistad, sobre todo en las chicas. También según las cualidades y preferencias personales. Porque la persona es un ser relacional, y necesita la interactuación con otras personas para construirse a sí misma. Por eso, amplían amistades y les gusta relacionarse con la pandilla. A los chicos les gusta más el deporte, y no tanto las relaciones sociales.







      Lo último en madurar será la corteza prefrontal y sus conexiones con otras áreas, con la adquisición de funciones superiores, control de impulsos, toma de decisiones, funciones ejecutivas, la voluntad... etc. 


          Es lo más característico de una persona, y no se logra quizá hasta los 30 años. Una vez madurado, se integra pensamiento y emociones... Porque las emociones y la empatía son necesarias para tomar decisiones, para relacionarse, para preveer un comportamiento de los demás, o visualizar el impacto que tienen nuestras propias actuaciones... 

    Es lo que determina ser emocionalmente inteligentes, aprovechando las emociones para guiar un esfuerzo, un aprendizaje, una relación... Tenerlas en cuenta a la hora de tomar un rumbo, ayudar a alguien, planificar una estrategia, o querer a una persona, con voluntad libre y entrenada, con perseverancia...





         Se podría decir que la maduración cerebral sucede como en una onda, desde atrás hacia adelante y hacia arriba. Desde las capas más básicas o “primarias”, -hipotálamo, tálamo-, pasando por otras intermedias, -sistema límbico-, hacia las más complejas y propias del ser humano, -corteza cerebral- y  especialmente el cortex prefrontal con esa libertad constitutiva del ser humano.



          Además, todas las células cerebrales tienen la dotación genética de XY, o XX, según se trate de un varón o una mujer. Por eso, cualquier estímulo hormonal, en concreto de los estrógenos, o la testosterona, influye de manera específica en ello. De hecho, desde el embarazo, a nivel fetal ya aparecen cambios cerebrales según el sexo de esa persona. Y en la adolescencia se hacen más patentes por el mayor influjo hormonal y desarrollo de los caracteres sexuales, primarios y secundarios, (internos y externos), estimulados a su vez por ese ascenso de niveles hormonales en sangre.


               
* Diferencias por sexo

      El nivel de hormonas asciende de forma distinta en chicas y chicos. En ellas el ascenso es más precoz y de carácter cíclico. En ellos sucede más tarde, y es más constante. Esto influye mucho en la maduración diferente entre ambos.


       Una característica especial dependiendo del sexo es que en las chicas se suele desarrollar y madurar antes la zona cerebral del lenguaje con sus dos zonas, motora y sensitiva, con frecuencia en el hemisferio izquierdo. Y en los chicos cobra más relevancia la zona visuoespacial, situada en lóbulo temporoparietal, generalmente del hemisferio derecho. Aunque puede haber excepciones.



     Otra característica: en las chicas los estrógenos estimulan neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, además de los opiáceos endógenos, que aportan bienestar y confianza. Esto está relacionado con su gusto por la amistad, la empatía, las relaciones sociales. 






            En cambio, en los chicos la testosterona estimula la serotonina, que regulan la agresividad y hacen que les guste la competitividad y la independencia, y no tanto las relaciones sociales. También les atrae el riesgo, porque conceden mucha importancia a la recompensa emocional. Y ellos suelen tener una predisposición especial visuoespacial... 






           
2) LOS ADOLESCENTES Y SU FORMACIÓN

     De todas formas, el cerebro adolescente no ha terminado de madurar. El sistema límbico está hiperreactivo, pero la corteza prefrontal no ha madurado. Son todo emociones, vividas al máximo, sin el necesario pensamiento y autodominio. Porque, el control de emociones y la toma de decisiones son todavía más "infantiles", sin la maduración del estrato neuronal con la formación de nuevos circuitos, sinapsis adecuadas,
 redes neuronales que conecta con otras zonas, vainas de mielina recubriendo axones... etc.


         No podemos pedirles que se comporten como un adulto, que puede integrar emociones con pensamiento. Y por otra parte no podemos dejarles solos frente a situaciones que les desborden. Debemos seguir acompañándoles, aunque en un segundo plano, en algunos momentos, y ser el "freno" que necesitan. Saber decir "no" a determinados comportamientos o pretensiones que les dañan. 


          Necesitan nuestra guía, aunque no lo reconozcan o crean ser "mayores" o maduros... Más tarde lo agradecerán. Que vayamos encauzando oportunidades para que crezcan en libertad en un ambiente adecuado que les permita aprender a ser responsables, e ir pilotando su propia vida.








       
       Por eso es bueno pensar cómo somos, cómo queremos ser, y cómo queremos que sean nuestros hijos..., porque nos miran con actitud crítica muchas veces. Se están planteando las mismas preguntas esenciales de la vida. Y debemos mostrar un referente claro que les guíe y ayude a madurar y pilotar su vida.


      Las acciones van dejando una huella, establecen sinapsis, se hacen hábitos, y reestructuran el cerebro. Así se va forjando el carácter de cada uno. Y los hijos tienden a imitarnos sin darse cuenta: debemos ser ese buen referente para ellos.





     
        Además de estimular y fomentar comportamientos adecuados, el tratarles un poco mejor de lo que son en ese momento, como decía Goethe, les ayuda a madurar y a conseguir lo mejor de ellos mismos. Porque les presentamos ese ideal para que lo puedan lograr. 

      Si no, es como si no confiáramos, como si no los creyéramos capaces de colaborar, de tener iniciativa, de pensar, de ayudar o darse a los demás. Hay que saber motivarles con ilusión, apuntando a lo mejor, para estimular sus cualidades y  personalidad, y luego confiar en ellos. Es como darles "alas" para volar alto... con libertad para que lo desarrollen. Y eso es lo que les capacitará para pensar en los demás, para poner el corazón, y los hará más felices.



        Sin olvidar eoptimismo, "resello" de este blog, tan importante para descubrir y apuntar a lo óptimo, que da fuerza, ánimo y motivación para luchar por metas altas y nobles. Y ¡cambia nuestro cerebro!: estimula sustancias neuroplásticas, aumenta el flujo sanguíneo en la corteza prefrontal, cambia la epigenética o expresión de los genes… Pone ilusión y entusiasmo en la vida. Te lo cuento en ese post.








Dejo algunos enlaces relacionados:


* Aprovechar el conocimiento el desarrollo cerebral en la educación de los hijos...














                                                  

                                                     
     
Espero que te haya sido útil, y lo puedes compartir. ¡Muchas gracias!




                                                                             Mª José Calvo
                                                                                                                                                                       optimistaseducando.blogspot.com
                                                                             @Mariajoseopt




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2017/03/proceso-de-maduracion-cerebral-ii.html

viernes, 17 de marzo de 2017

DESARROLLO CEREBRAL Y EDUCACIÓN I/III

  

           
                            DESARROLLO CEREBRAL Y EDUCACIÓN I

                                              NEURO-EDUCACIÓN
                                                  

           El conocimiento de la maduración cerebral nos puede ayudar en la formación de nuestros hijos, puesto que es el sustrato anatómico para el aprendizaje, y por tanto para ir construyendo su carácter y personalidad, partiendo de sus cualidades singulares y temperamento. El cerebro es un órgano que no está "acabado" en el nacimiento, sino que tarda muchos años en "formarse" y madurar, y siempre está adaptándose, remodelándose, aprendiendo. 




     Desde la gestación, el desarrollo del cerebro es consecuencia de la formación de tejido nervioso, sobre todo de neuronas y células gliales. Y posteriormente, también de conexiones o sinapsis entre las neuronas. Se formarán muy especialmente en el primer año de vida, y en años sucesivos. En la adolescencia hay un aumento muy notable de nuevas sinapsis, junto con una reestructuración del cerebro para albergar unas funciones superiores de una persona adulta. 




      En las primeras etapas el cerebro aumenta de forma anatómica, en especial el tamaño y el grosor de la corteza cerebral. Más adelante se siguen formando muchas sinapsis, aunque de forma menos notable, y hay muchas conexiones formando redes neuronales. Las mayores posibilidades del aprendizaje se realizan gracias a estas conexiones. 


     A partir de la pubertad hay una reestructuración de circuitos neuronales, y crece el número de sinapsis y redes neuronales que permitirán unas funciones superiores, como son el pensamiento analítico, la toma de decisiones, el autocontrol, el juicio, la empatía... etc.



        Los genes determinan el patrón y funcionamiento básico de circuitos cerebrales. También influyen las hormonas, sobre todo en la adolescencia, debido al súbito ascenso estimulado por la adenohipófisis. Pero el entorno y el ambiente de cariño en familia tienen mucha influencia en el desarrollo de cada persona, en especial en estas fases tan tempranas. E interactúa con la base genética, pudiendo reforzar la maduración o retrasarla...





         Desde el embarazo aparecen cambios según el ambiente, 
el cariño de los padres, su sonrisa, su amabilidad, el vínculo de apego, la relación con los demás... Y posteriormente por las propias acciones, con un componente sensitivo, experiencial, perceptivo, motor, propioceptivo... etc., que van moldeando el cerebro gracias a la plasticidad neuronal que posee.

        Esta plasticidad es la base de todo aprendizaje, y máxima en las primeras etapas. Luego va disminuyendo con la edad, excepto en la adolescencia, que se hace mucho más notable, y posibilita la maduración cerebral, el aprendizaje tan grande que poseen, y la formación de la identidad de cada persona, con su singularidad tan característica. Cada cerebro es único, como la persona.




*Aprendizaje

         El aprendizaje humano se realiza especialmente en las primeras etapas de la vida, mediante la curiosidad y el asombro del niño, que, como dijera Tomás de Aquino, son su principal "motor" de aprendizaje. También, como señala Aristóteles, con la capacidad de admiración, base para el conocimiento. Y, con los estímulos de la vida cotidiana, en un ambiente entrañable y afectuoso, sereno y rico, como es la familia. Esa admiración es como la "chispa" que enciende la atención, para enfocarse en lo que le atrae, y puede así aprender. También es vital para descubrir y comprender conocimientos en fases posteriores, y para aprender.
       
     







* Desarrollo

     Lo primero que se desarrolla es la percepción de los sentidos: la vista, que todavía tiene que madurar, el oído, el gusto, los olores, en especial el de su madre... Junto con la capacidad de motora, que irá perfeccionando poco a poco, mediante la repetición de movimientos, experimentos, como tirar un juguete para ver qué pasa, mover una silla, coger un objeto, jugar con la boca para hacer "sonidos"... etc.

           Desde que nace, el niño nos observa atentamente, y aprende intentando imitarnos en todo. Además, le gusta repetir una acción hasta asimilarla y hacerla suya. 

         Por eso es necesario que tenga un buen modelo en quien fijarse. En estas etapas necesita mucho cariño: sentirse querido de veras... Ese sentirse querido lo es todo: su desarrollo depende de ello. Se ha visto que en ambientes carenciales no se puede desarrollar, ni siquiera físicamente. También es importante seducir con la belleza de los valores auténticos, hechos vida. 

         



Sinapsis

      Cuando está en la cuna, con los tiempos de sueño, comidas, higiene, paseos…, y cuando va creciendo, con horarios, rutinas diarias, encargos, tareas..., a base de ejecutar unas acciones, se forman múltiples ramificaciones en las neuronas, creando sinapsis entre ellas a una gran velocidad... Y éstas se ven reforzadas con los estímulos adecuados, según sus ritmos naturales, y con sus propios movimientos motores, con las percepciones sensoriales, la capacidad de comunicarse y el lenguaje, y con la relación con los demás..., especialmente guiada por el cariño y la afectividad.






          1) Primeros años

        El periodo más importante en relación con las sinapsis neuronales es desde el nacimiento a los primeros 3 años. Y luego hasta los 7-8 años. Es un periodo de “explosión” o de formación de innumerables sinapsis.


       Más tarde, también se forman más sinapsis, dependiendo de lo que el niño ve, experimenta, percibe, hace, y aprende, especialmente en su familia y entorno. Luego también en el colegio.

       Es el momento de desarrollar unas habilidades innatas, en esos periodos críticos, como la percepción sensorial, la deambulación, el habla, y otras más culturales, como buenos hábitos, gracias a vivir en familia unos valores humanos nobles, como el orden, la empatía, el cariño, la alegría, la sinceridad, el esfuerzo, la responsabilidad..., el pensar en los demás. Algo tan específico de las personas.





           También ayuda a la maduración la envoltura de las fibras nerviosas, en concreto de los axones, con vainas de mielina, que aíslan esas terminaciones. De esta manera, el impulso nervioso se transmite con mucha más eficacia. Y la sustancia gris inicial pasa a ser sustancia blanca, mucho más  rápida en conducir los impulsos nerviosos, y por tanto la información, de una zonas a otras.


       En estos primeros años es vital dejarle desarrollar esa capacidad de la curiosidad y la admiración por la vida, y un ambiente de familia sereno y rico en afectividad, con estímulos adecuados, aunque no en exceso... N
o querer adelantar etapas, pues su cerebro no estará preparado para ello. 

   
   Hace falta respetar sus ritmos naturales de maduración y crecimiento, esas ventanas o periodos más sensibles en los que se aprende algo de forma natural, porque el cerebro está preparado... Apoyarnos en el cariño, en la belleza de la familia, de las personas, en la amistad..., en la naturaleza. 

     Por eso es importante en edades tempranas cuidar el uso de pantallas..., porque los tiempos atenciones del niño son muy lentos, y su cerebro debe desarrollarse desde su interior, no al revés. En la tecnología suele haber un exceso movimiento, de sonido y luces, que desconcierta a los pequeños, atrapando su atención y anulando su capacidad de pensar y conocer desde su interior y poder interactuar con las personas descubriendo afectos y emociones. El cerebro emocional en los niños es muy relevante, captan todo inmerso en afecto.

         




También es fundamental que vaya aprendiendo a ser autónomo cuanto antes, adquiriendo habilidades y destrezas, teniendo en cuenta sus intereses, dejándole elegir, tomar pequeñas decisiones, y relacionándose con los demás. 

            "El primer instinto del niño es actuar por sí solo, sin ayuda de
adie y su primer acto de independencia es defenderse de los
que intentan ayudarlo", dice la doctora M. Montessori.






          2) Etapa infantil

         Se van formando nuevas sinapsis, y se refuerzan las que más se usan. La edad de oro para el aprendizaje sucede antes de los 6-8 años. Lo que más le gusta a un niño es moverse libremente, ver, tocar, sentir. Cuantas más oportunidades de movimiento, vivencias y conocimiento experiencial tenga, mejor. Cuantos más sentidos emplee, mejor conocerá el mundo que le rodea y mejor desarrollará sus capacidades, gracias a la fase sensitiva y motora de la maduración cerebral. 

           Algo necesario e imprescindible es el juego. Mediante él puede ensayar cosas, ver lo que funciona, aprender y percibir sensaciones, ver cómo se mueven los objetos, cuánto pesan, cómo trepar y moverse... Dirigir su aprendizaje en cosas que le gustan más, en sus fortalezas, que es lo más específico suyo, y lo que le motiva a seguir aprendiendo otras cosa nuevas. También actitudes y aptitudes..., no solo conocimientos. 

         Además del ejercicio físico, y las salidas a la naturaleza, la música también favorece el buen desarrollo de las distintas zonas cerebrales.



















          Dejo un pensamiento de Santiago Ramón y Cajal, padre de la neurociencia, muy motivador.






        


        Más tarde, gracias a la adquisición del lenguaje, hasta los 4-6 años, puede relacionarse mejor con los demás y conocer el ambiente que le rodea.

        Porque captamos la realidad por los sentidos, pero cada uno la percibe de una forma, según su afectividad, cuya base anatómica es el sistema límbico y sus conexiones. Éste recibe la información desde vías aferentes de los sentidos externos, o internos, y procesa esa información. También conecta con otras áreas sensoriales, de asociación, premotoras y motoras de la corteza, para dar una respuesta, bien de aprendizaje o motora.



       
     *Un inciso: procesamiento de percepciones, base del conocimiento


     Los estímulos que recibimos del exterior llegan al cerebro por vías aferentes, se procesan, y pasan por el tálamo, centro sensitivo primario, hacia el sistema límbico (limbus), donde se captan con una tonalidad positiva o negativa; agradable o desagradable. Se tiñe de sentimientos.

        En esto consiste la afectividad de cada persona: la forma específica de ser afectado por los acontecimientos. Por eso, los sentimientos y emociones son muy importantes: nos personifican, nos hacen singulares y también más humanos.

       De ahí, se forman conexiones sinápicas con zonas superiores corticales más específicas, como motoras y premotoras, sensitivas, propioceptivas, de asociación, de pensamiento... etc. Esto permite procesar la información para elaborar respuestas personales adaptadas a cada circunstancia. 

        Posteriormente, a partir de esas experiencias perceptivas, se van formando las ideas y conceptos. Y, al engarzarlos, se va construyendo el pensamiento y el razonamiento. De ahí la importancia de las percepciones y de la imaginación en el propio pensamiento y aprendizaje.




       3) Pubertad y adolescencia

     Posteriormente se produce una poda selectiva y un remodelado de la estructura cerebral, con una reorganización de circuitos y redes neuronales. Puesto en marcha por el súbito ascenso de las hormonas sexuales en sangre, por estímulo de la adenohipófisis. Todo este proceso estimula la maduración cerebral, que es muy prolongada, y comprende hasta los 25-30 años.


       Es típica de esta edad la gran variabilidad afectiva y emocional. Eso significa que el sistema límbico, y en concreto la amígdala, están en pleno desarrollo y muy activos. Los adolescentes son muy impresionables, y ven las emociones con gran fuerza y con miles de matices. Y tienen que aprender a estabilizarse cuando vaya madurando la corteza prefrontal. Para ello es bueno hablar con ellos, sobre todo escucharles, comprenderles, estimular y fomentar conductas exploradoras y comportamientos adecuados para que vayan aprendiendo a pensar, a controlarse, a reflexionar. A visulizar su posible comportamiento en situaciones que se les puedan plantear por ejemplo.

          Lo más característico de la adolescencia es lpoda selectiva de ramificaciones que no se utilizan, y el reforzamiento de algunos circuitos y sinapsis ya establecidos, que se usan con frecuencia, resultando mucho más eficaces. En ello ayuda el recubrimiento de los axones con esas bandas de mielina. 


        Y la creación de nuevos circuitos para asentar unas funciones superiores, como el pensamiento analítico, el control de impulsos, las funciones ejecutivas..., la comprensión y empatía. Y dependiendo de las cualidades y gustos personales, de la afectividad y emociones, que guían el aprendizaje, de los intereses y motivaciones… En definitiva, según la libertad y características de cada persona.


         Una gran ventaja de esta etapa es que poseen gran plasticidad sináptica, que es lo que posibilita todo tipo de aprendizaje. Y hay que aprovecharla. Nunca tendrán esa capacidad tan grande, aunque siempre se pueden aprender cosas nuevas con ilusión renovada y entusiasmo. Te lo cuento en ese post.

       Todos esos circuitos límbicos y corticales, junto con su experiencia, su capacidad analítica y de decisión, memoria biográfica, emociones, intervienen en la formación de su identidad personal.

       







            
         4) Marudez

         El mayor desarrollo y maduración neuronal se realiza en estas etapas, acabando con el cortex prefrontal, y las funciones específicas que hemos comentado, que en el adolescente todavía están sin madurar.

      Dejo una infografía sobre las distintas zonas, a grandes rasgos, con sus respectivas funciones. Teniendo en cuenta que la maduración sucede como en una onda, desde zonas posteriores a anteriores, y desde abajo hacia arriba..., acabando en la corteza prefrontal.







Sin embargo, además de las cualidades y fortalezas de cada uno,
 todos necesitamos madurar:


 Pensar con claridad, 
 armonizar cabeza con corazón, 
y aprender a querer a los demás.




Madurar es forjar una buena personalidad. En la infancia hay mucha afectividad, todo está sumergido en cariño, pero, según van creciendo los hijos hay que potenciar el propio pensamiento, sin olvidar nunca el corazón. Desarrollar la razón y la voluntad, que nos distinguen como personas, para hacer lo de veras razonable y correcto. Y luego en esta etapa adolescente integrar cabeza y corazón, pensamiento y emociones. Que sea el pensamiento quien guíe al corazón y a las emociones, y sea un referente en el actuar de cada uno.








             
                                                           

                                                                         

                                                                              Mª José Calvo
                                                               Optimistas Educando y Amando
                                                                             @Mariajoseopt




URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2017/03/desarrollo-y-maduracion-cerebral.html