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martes, 30 de junio de 2015

MIMAR EL AMOR Y DESCANSAR EN FAMILIA



      
                   “MIMAR” EL AMOR EN PAREJA Y DESCANSAR



             
La familia es el lugar por excelencia de la afectividad y de la creatividad, porque nace del amor. Y el amor es la experiencia más afectiva de todas, aunque no solo es afectiva, sino que necesita inteligencia y voluntad libre para querer…

                
Es la familia como un “cuento de hadas”, donde cobra sentido la afectividad de cada persona y su realización. El hacer las cosas, como dice Chesterton, con la mirada de un niño, con su asombro, con saber contemplar la realidad con esos ojos que saben sorprenderse de lo bello, y sobre todo de las personas…

            
Porque en familia intentamos que las personas sean lo más importante, y la relación con ellas también. Ponemos el corazón en ello. Surge de su núcleo, que es el amor de los esposos, que se desborda hacia los hijos. Y ese amor se concreta y se plasma en muchísimas cosas.

               
Por ejemplo, en hacer que la propia pareja sea lo más importante para nosotros. Porque lo llevamos en el corazón…, porque damos prioridad a la relación, a cuidarla y mimarla, a ¡custodiarla! De ella se alimentarán los hijos.





              
La mayoría de las veces, querer significa pensar en el otro, mirarle a los ojos…, encontrar tiempo para hablar, para divertirnos, para hacer cosas juntos y disfrutar… Para darle lo que necesita, lo que le alegra, sonriendo aunque no apetezca demasiado, poniéndole en el centro de nuestra vida y de nuestros afectos, sin "egocentrismos", teniendo un alma generosa, cediendo. Aprendiendo a contemplarlo o contemplarla. 


              
De esta forma, la otra persona nos importa, y ¡mucho…! E intentamos encontrar tiempo para hablar y conectar. Así, las conversaciones pueden ir ganando en calidad. Podremos comprenderle, sintonizar, compartir sentimientos, que es lo que más nos enriquece la vida. 

               
Porque todos necesitamos un espectador de nuestra vida, que nos escuche, que nos mire, que nos aconseje, que nos anime… que esté siempre a nuestro lado. Y el ser querido es ese amigo incondicional que nunca falla, con el que queremos compartir nuestra vida porque le queremos infinito… Y a él, a ella, le sucede lo mismo.




         
             
De esta forma, ya no concederemos tanta importancia a preguntas más triviales, como: ¿dónde has estado?, ¿qué has hecho?… sino que descenderemos a los detalles. Por ejemplo: ¿cómo estás?, ¿qué tal el trabajo?, ¿a quién has visto?, ¿qué te ha contado?, ¿como se encuentra?, ¿le has podido ayudar?… Descubrimos la importancia de las relaciones personales y de los detalles y delicadezas, que construyen. 



             
Esas conversaciones pueden ser un intercambio de intimidades, un diálogo de pensamientos y afectos. Y no salen solas, hay que poner intencionalidad, pensar qué tema es importante en ese momento, o se trata en cada ocasión... etc.



              
Es la forma en que nos descubrimos como personas, y descubrimos a los demás en sus mejores actuaciones. Nos quedamos con lo mejor de cada uno, porque es el modo de conocerlo de veras. Lo más “mediocre” sale solo con dejarse llevar, pero en lo valioso hay que poner inteligencia, esfuerzo, ilusión, y deja nuestra huella. 



              
Y aprender a perdonar lo que sea preciso, porque todos somos más vulnerables de lo que parece, y muchas veces necesitamos más cariño de lo que podemos merecer. Hay que liberar esos rencores, odios, culpas, prejuicios... Como dijera Walt Disney: “La vida es demasiado corta como para no perdonar.” 

   



               
Aprovechar el amor para hacer acopio de sentimientos y emociones en la dirección de quererse más y mejor... Por eso es tan importante la chispa de ilusión y la motivación por mostrar empatía con quienes más queremos, por conectar realmente los corazones.

               
Además, es importante el tiempo para compartir en familia y dedicarlo a lo importante… Y así "mimar" y custodiar la relación y por tanto la familia.








               
Una idea de Mercedes Salisach: “La verdad del amor es que no siempre se siente, sino que se practica”. Los sentimientos no acompañan siempre. A veces hay que poner voluntad en tener detalles y atenciones, en demostrar ese cariño… Y esto requiere entrenarse en las pequeñas cosas..., adquirir mayor libertad para amar. Así re-surgirán sentimientos positivos de admiración y ternura hacia el otro, la otra.


              
Y se descubre la dicha de estar juntos, de disfrutar en familia. Se trata de poner inteligencia, mostrar comprensión y empatía para "navegar" juntos, con la meta clara en la mente, como te contaba en el post dirección familiar.

                
Es necesario que todos se sientan queridos y noten ese amor, que es el artífice de su valoración, de su realización, de su autoestima, y el que les enseñará y dará libertad para querer en la vida. Somos su modelo y su referente. Necesitan sentirse queridos.






              
Aterrizando a las vacaciones, descansar es cambiar de actividad, sin descuidar lo importante en nuestras vidas. No hace falta pasar todo el día tumbados en una playa, sino pensar “que hacer con el tiempo que se nos ha dado…” Ver qué actividades nos descansan, o nos aportan algo que no podemos hacer el resto del año, según las necesidades de la familia, para aprovechar el tiempo y disfrutar juntos. Eso le dejará un huella en su corazón.




                
Así poder renovarnos descansando con los que más queremos. Tiempo para compartir, para conectar con ellos, incluso desconectando de pantallas. Y buscar un lugar adecuado, que nos permita hacer que la familia sea lo importante.



                                           

 ALGUNAS IDEAS PARA DESCANSAR CON LOS HIJOS





-Dormir en una tienda de campaña.

-Caminatas por el monte. Apreciar la naturaleza y el valor del esfuerzo...

                       




-Visitar unas cuevas o grutas. Explicarles la filtración del agua.


-Ver fuegos artificiales. La pólvora…

-Pintar un cuadro con acuarelas u otro tipo de pintura.

-Leer algún cuento bonito, o un libro con valores humanos nobles, por ejemplo los libros de Beatrix Potter son preciosos... o El libro de las virtudes, de W. Benett, o alguno clásico como Platero, El Principito, o los dibujos de Heidi... Para algo mayores, las aventuras de "Los cinco", Los Hollister, alguno de Cornelia Funque, como Corazón de tinta...





-Y para adolescentes: "Aquel verano" de Miguel Aranguren, o "Vigo es Vivaldi" de J. R. Ayllon... O también "La Reina sin nombre", de una amiga: María Gudín, que se puede leer a cualquier edad y siempre atrae por su belleza. 



                              
-Plantar semillas que crecen rápido, o un árbol… según la edad.



-Hacer un bizcocho, un helado, una comida…

-Enterrar los pies en la arena de la playa, hacer castillos…

-Ir en barca o en canoa, remando... o hacer rafting, o bajar los rápidos de un río... como el Sella, u otro más pequeño.



-Ver el cielo por la noche, las estrellas, la luna… Explicarles las constelaciones.


-Ir a un museo de ciencias, para experimentar con lo que tenga… Cuantos más sentidos empleen, mejor aprenderán.


-Dar forma a las nubes, usar la creatividad…


-Ver una tormenta, explicarles lo que pasa con los rayos y truenos.

-Una puesta de sol, o un amanecer. El movimiento de los planetas, el día y la noche, las estaciones…



                

-Bañarse en un río con piedras, musgo, peces, renacuajos… 




-Ir a una granja, ver animales… lo que aporta cada uno, coger los huevos, ordeñar vacas, darles comida, mancharse...


                                     



-Escribir una carta por correo postal tradicional… Hacer una redacción de un tema concreto…

-Ver mapas, planos… y enseñarles a situarse.

-Una vista desde un avión: con las ciudades, las nubes, montes y valles…



-Un campamento con valores humanos nobles, que nos dé confianza…




-Recorrer alguna etapa del Camino de Santiago. Descubrir el valor de la fortaleza, de la naturaleza, cultivar el espíritu...







-Para los mayores, hacer un voluntariado, ayudar en un campamento, echar una mano en un "campo de trabajo"… El pensar en los demás es fuente de satisfacción y de alegría. Además aprender un sinfín de cosas y hacen buenos amigos…




           
En cada familia, pensar y elegir lo que mejor parezca, según edades o gustos de cada uno, pero dejándoles pensar y colaborar.



          
Espero que te haya gustado el post, y lo puedes compartir con amigos, mediante los botones de redes, o, copiando la URL. ¡Muchas gracias!





         
Dejo enlaces relacionados, con libros para regalar y películas en familia. Después se pueden comentar distintos temas con los hijos, o en pareja.

Ambiente familiar 

* ¿conciliar?: "¡si-quieres-puedes!, ¡y logras sinergia!

* "Reforzar-el-cariño"

                                                                                                                                                                                     Mª José Calvo
                                                  optimistaseducando.blogspot.com

                                                               @Mariajoseopt




URL: 

https://optimistaseducando.blogspot.com/2015/06/mimar-el-amor-en-vacaciones-y-descansar.html

viernes, 19 de junio de 2015

LAS DECISIONES EN EL AMOR



                              LAS DECISIONES EN EL AMOR: PONER CABEZA

                                   "IF ONLY", "UN DÍA INESPERADO"



En el amor en pareja estamos acostumbrados a dejarnos llevar de los sentimientos. A poner poca cabeza en ocasiones, a no pensar qué hacer con el tiempo tan valioso que tenemos, enfocándonos en amar de veras a la otra persona, en mejorar la relación y hacerla más fuerte y duradera.

        Hay veces que tenemos que tomar decisiones, y podemos hacer que las cosas que queremos, sucedan. Transformarlas en reales. Por ejemplo, demostrar el cariño con detalles de atención, con gestos frecuentes, para que la otra persona se sienta querida realmente: poner intencionalidad en las pequeñas cosas de cada día…






Esto se ve muy bien en un film: “Un día inesperado”, de Gil Junger, con Jennifer Love Hewitt, de la productora Intermedia Films, Outlaw Productions, Love Spell Entertainment. 

Trata de la vida de una pareja muy joven: Ian y Samantha. Se quieren, o se quieren querer… Ella es americana y estudia en Londres. Le gusta la música: toca el violín, y está muy pendiente de él. Es muy detallista. Alegre, extrovertida, creativa y animante… Él, un joven ejecutivo, más centrado en su importante trabajo que en pensar en ella. Por eso a veces es descuidado con los detalles, con las fechas, con las cosas importantes para ella. Tampoco sabe expresar los sentimientos, y es poco empático.

Un día, paseando juntos, él ensaya un discurso… y dice que quiere cambiar el mundo. Ella le responde que todo esta fuera de control: lo único que controlamos son nuestras propias decisiones… Lo “deja caer”, sin saber la repercusión que tendrá en él, pero le hace pensar.



Posteriormente él tiene un encuentro “casual” con un taxista, que sabe mucho de asuntos del corazón, y misteriosamente también de él…  Le despide con un: “ámela mucho”, “¡dese prisa!, no le queda tiempo...”



Entonces le sucede algo totalmente inesperado, y le causa una conmoción interior. Eso le permite reflexionar sobre qué es lo importante en su vida. Le ayuda a mirar la realidad con otros ojos, a sorprenderse con las cosas valiosas, a valorar lo que tiene, en especial a ella, y a pensar en sus propias decisiones. E intenta demostrarle el cariño, con hechos muy concretos, para que ella lo perciba.






Sigue la vida, y se esfuerza en poner a ella en el centro de sus aspiraciones, de sus intereses, y de su corazón. Dedicarle su valioso tiempo.


Hacen una escapada de Londres, a un pueblecito de la montaña donde nació él, y ascienden a un monte lleno de recuerdos. Llueve torrencialmente, y encuentran un lugar donde refugiarse. Hablan de muchas cosas, de su pasado... Ella le ayuda a contar lo que lleva en su corazón pero que no se atreve ni a pensar...


            Más tarde le pregunta a ella qué le gustaría hacer si supiera que era su último día de vida... Quiere conocer sus gustos, intereses, anhelos, para complacerla.



Vuelven a la ciudad, y la lleva a su recital musical de graduación, que tantos años lleva esperando, con sorpresa incluida, muy bien pensada y planeada.


Van a celebrarlo, y ella le da las gracias por “un día inesperado”… Él le dice que le regala su corazón… 

Cuando intentan volver a casa, bajo una fuerte lluvia, y sin paraguas, hay una conversación preciosa. Él le quiere explicar por qué le ama:


“Hoy, gracias a ti, cada decisión que he tomado ha sido diferente, y mi vida ha cambiado por completo. Si lo haces así, vives al máximo. No importa si te quedan cinco minutos o cincuenta años…" "De no ser por ti, nunca hubiera sabido lo que es el amor. Gracias por ser la persona que me ha enseñado a amar y a ser amado…” 



         Esta película nos puede ayudar a pensar cómo vivimos el amor. Si somos conscientes de lo que significa de veras, si ponemos a la otra persona en primer término, y queremos su bien, o es el "yo", tan narcisista muchas veces, el que ocupa el corazón y el tiempo..., si fantasea y no demuestra el cariño a la otra persona.


              
Dejo un pequeño corte de la película:



                                                 



Se ve de forma muy gráfica que la libertad de la persona se construye a través de sus propios actos. Y es algo dinámico, que aumenta o disminuye según el uso que se hace de ella. Por un lado es un regalo que se nos ha dado, y por otro es una tarea por hacer y construir día a día que va perfilando nuestro camino.


          Cada decisión es vital, porque va conformando la vida, "a golpes de libertad" que diría Ortega, y va modelando la personalidad. La libertad alcanza su mayor despliegue cuando uno es capaz de amar de veras.






Por eso, quien ama se siente libre. El último fin de la libertad, el “paraqué”, es el amor. En él se hace más diáfano lo que de verdad somos y queremos.


Y es el amor el que nos libera de la mayor “cadena” que podemos tener: las ligaduras sutiles del propio "yo"… que a veces nos impiden pensar en el otro, querer al otro, y plasmarlo en mil gestos y detalles, y de mil formas y modos… El amor es creativo. Y como dice un refrán castellano, “obras son amores y no buenas razones”. 


          El sí inicial de la Boda ayuda a vivir "en-amor-dados". Es decir, a entregarnos, y descubrir y suscitar lo mejor de la otra persona, a la que queremos querer con un amor auténtico. Y ese descubrir y fomentar lo mejor de ella sólo se consigue a la luz del cariño. De ese modo, ayudarle a lograr su mejor versión, su plenitud como persona.


          
Por otro lado, amar también es "facilitar el amor", como expresa un gran humanista, Tomás Melendo. Si le amamos a la otra persona, debemos facilitarle el que nos ame..., ponérselo fácil, ser muy amables o "queribles", porque sólo amando podrá ser feliz.


         





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                                               ¡¡Muchas gracias!!




Dejo enlaces relacionados:





      
            

                                                                     Mª José Calvo
                                                          optimistas educando y amando
                                                                     @Mariajoseopt 


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