Lograr armonía familiar

TEMAS para el buscador

  • OPTIMISMO
  • FAMILIA
  • SENTIDO DE LA VIDA
  • AMISTAD
  • VALORES
  • LIDERAZGO
  • EDUCACIÓN
  • NEUROEDUCACIÓN
  • CRECIMIENTO PERSONAL
  • EDUCAR POR EDADES
  • MARCOS DEL DESARROLLO INFANTIL
  • PREADOLESCENTES
  • ADOLESCENTES
  • EDUCAR EL CORAZÓN
  • MUJER
  • AMOR EN PAREJA
  • EL PERDÓN
  • EL DOLOR
  • TECNOLOGÍA
  • PELÍCULAS

domingo, 4 de enero de 2015

LA CARTA DE LOS REYES MAGOS

                            

                   
                                      LA CARTA DE LOS REYES MAGOS


            
La carta a los Reyes Magos es algo importante no sólo para nuestros hijos, sino para todos, puesto que infunde alegría y esperanza en el corazón. Mantener la ilusión de los primeros años para vivir, y transmitirla a los hijos, sobrinos, nietos… Ilusionar con algo real, y construir nuestra propia cultura familiar.

               
Es como abrir el corazón a algo que ocurrió, que renovamos cada año. Los Magos de Oriente fueron a Belén siguiendo la Estrella para adorar al Niño Dios. Le llevaron presentes, y nosotros podemos seguir su legado y hacer otro tanto. 


Ellos representan la universalidad del mensaje del Niño a todos los hombres, de cualquier posición, raza y color. Desde la humildad de los pastores, hasta esos personajes sabios que tenían una inquietud interior por buscar al Niño Dios tan esperado.




               
Entre las figuras del Belén siempre están los Reyes Magos: no pueden faltar. También hay otras figurillas que nos son familiares. Nos podemos identificar con algunas de ellas: la lavandera, que va al río a lavar la ropa, cuidando a su familia, el pastor, que le lleva queso al Niño, otro, que le canta y le toca la zambomba… Otro, que les trae algo calentito en aquella noche fría… Una señora que les regala lo que tiene en ese momento: un poco de leche y miel. Eran gente sencilla pero generosa. Y eso es lo que cuenta.

                
También están los Ángeles, que anunciaron el gran Misterio a los pastores, para que acudieran a adorar al Niño. Fueron los primeros en llegar, y se pasmaron y alegraron ante tanta belleza, encarnada en un Niño pequeño que provoca tanta ternura...
                 
Siguiendo con las figuras del Belén, conozco una familia en la que el herrero tiene historia propia: allí está al pie del yunque para arreglar pequeñas cosas. Se levanta muy temprano y se gana la vida en la fragua a golpe de martillo. Siempre restaura todo lo que se estropea en Belén. Y muchas veces no le pueden pagar con dinero, y le dan a cambio algo de lo que tienen… Pero él lo hace igualmente, con mucha perfección, deja todo muy bien acabado, les facilita la vida, les es útil y alegra a todos con su trabajo y su buen humor.






                 
Volviendo a los Reyes Magos de Oriente, nosotros también podemos pensar qué podemos regalar al Niño, como hicieron ellos, y a María, y al bueno de José... 

                
Pueden ser cosas sencillas, no materiales, como un detalle, un agradecimiento, una mirada al Belén, una sonrisa que cuesta y que por eso vale más, un regalar nuestro tiempo, un dar alegría, un pensar en los demás antes que en uno mismo, un gesto de atención hacia la propia pareja, una oración por alguien que lo necesita, un esfuerzo por saber que las personas valen más que las cosas, un perdón a alguien que nos ha molestado, y un sinfín de ideas que podemos pensar para llevarlas a la acción. 


            
Se trata de soñar, de apuntar alto para movilizar energías, y luego luchar en ello poniendo el corazón. Siempre con ilusión renovada.




          
Por eso en familia, no sólo vamos a pedir regalos, sino que también podemos regalar algo a los demás. Vale cualquier edad: ¡también los niños pequeños! Así hacer regalos al Niño Jesús, a nuestros hijos, a nuestros padres…, aunque ya no seamos unos niños, pero es importante tener alma de niño.

            
Que nadie se quede al menos sin un bonito detalle de cariño. Además, muchas veces hay más ilusión en regalar que en recibir. Y la alegría no depende del valor material, sino de la sorpresa, de la generosidad, y de pensar en los seres queridos que hace que se sientan de veras entrañablemente queridos.




              
Aprovechando el Belén, podemos aprender a ver como lo hacen los niños; a amar como lo hacen los niños; a rezar como lo hacen los niños… y así llegaremos lejos. Porque son capaces de mirar el mundo "con ojos nuevos", sencillos e inocentes, sin prejuicios, con generosidad y empatía, sabiendo sorprenderse de los auténticos misterios. ¡Aprendamos de ellos!






         
Navidad es tiempo de pensar en todos, de adivinar el pensamiento de las personas cercanas, de alegrar la vida a los demás, sobre todo en familia. De romper la monotonía y sorprender, de poner ilusión, de dar intimidad y relieve a la vida ordinaria, de ser capaces de ver esa tercera dimensión que nos da un sentido más profundo y auténtico a la vida.





                
Sorprendernos y sorprender con esos detalles, esa mirada, esa sonrisa..., y esos regalos. Recuperar la ilusión de cuando éramos niños, porque la ilusión es motivadora: permite que salgan a la luz esas cualidades que llevamos dentro que a veces olvidamos, y descubrir las de los demás. Es concretar el cariño a los que tenemos cerca, en la propia familia.
              

No hace falta gastar mucho, sino poner imaginación y creatividad, pensar en lo que les gustaría, lo que necesitan, y también en las personas que pasan necesidades, con delicadeza.








¿Qué podemos pedir? y ¿qué podemos regalar? 

             
Por ejemplo, son entretenidos los juegos de mesa para reírse un rato en familia, para aprender a ganar y a perder, el respeto a los demás, las reglas… Tampoco deben faltar juegos al aire libre, sobre todo para desconectar de "pantallas". 

            
También son importantes y necesarios cuentos o libros de papel, con su textura y olor característico, cargados de valores humanos nobles. Así los más pequeños aprendan a valorar los buenos libros. 

                
Pensar qué libros son valiosos, según su contenido, y que alimenten el pensamiento de esa persona. Asimismo, que lleguen al corazón por su belleza, con valores que no pasen de moda, acordes nuestro ideario, y dependiendo de los intereses de cada hijo, amigo, hermano...
             
No puede ser cualquier libro: hay que pensarlo bien según los gustos del destinatario. En el post "días de familia" dejo muchas ideas a este respecto.




          
También los juegos didácticos o culturales que estimulen el aprendizaje, y los que ayudan a desarrollar algunas aptitudes, o simplemente a disfrutar en compañía de los amigos o la familia… 

              
Sin embargo es mejor regalar pocas cosas y acertadas, que demasiadas, porque si no cortamos la ilusión y la creatividad, la sorpresa, y no valoran las cosas. Además el niño establece un lazo afectivo con cada juguete. Si el número es elevado se saturan pronto. Tampoco les dejamos usar sus capacidades personales, su imaginación..., porque les damos todo hecho.


Y alternando con juegos que fomenten el deporte, las excursiones, salidas y paseos, senderismo..., según los gustos de cada uno.

              

              
La noche de Reyes se pueden dejar los regalos escondidos alrededor del Belén, o del Árbol, para ilusionar, para unir esas realidades, para que lo lleven en el corazón toda su vida. No quedarse solo en el capricho, o en el valor material de cada regalo… 

                  
De este modo con sensibilidad, dejar volar el corazón para conectar con algo trascendente. Es como abrir el armario de "Las Crónicas de Narnia" y descubrir algo maravilloso, inimaginable, que nos sorprende y sobrepasa. Conectar con esos personajes, ¡reales!, los del Misterio, y otros imaginarios, con historias que podemos inventar para los más pequeños de la casa. Dejo otro post con el cuento familiar de "Bartolo".
             
Pensando en los Magos o Sabios de Oriente, imaginar cómo serían, de dónde vendrían, lo generosos que eran, y lo arriesgado de emprender un viaje tan largo en aquellos tiempos… Y la prontitud de dejar lo que tuvieran entre manos para seguir la Estrella hasta Belen: hasta el Niño Dios, para adorarle.






            
También superando los periodos en los que la estrella desaparecía y se escondía, con paciencia y perseverancia hasta encontrar su destino: el Niño en una cueva, junto a su Madre María, y San José… 

Teniendo la idea clara en la mente, siguiendo esa estrella que les guiaba, preguntando cuando no sabían por dónde seguir… También son cualidades a imitar.


                   
Y podemos hablar con ellos: pedirles que hagan realidad nuestros sueños, que nos acompañen en nuestro caminar, que nos ayuden a estar pendientes de los demás en el día a día. 



                
Poner el corazón, usar la imaginación. Porque, como señala Antoine de Sant-Exupéry, "sólo se ve bien con el corazón: lo esencial es invisible a los ojos..."

Esto también es educar el corazón, educar para los misterios, para lo invisible e inmaterial, y para lo de veras trascendente. Porque en el fondo es lo que da más sentido a la vida, motiva, ilusiona, nos hace felices.





              
             
Espero que te haya gustado, y ¡gracias por compartir!


                                                      
* "Crear ambiente de hogar", el factor "invisible"


                                                                         







Y dejo un enlace al blog de Cristina Gil, con ideas: 






                                                                             Mª José Calvo
                                                                         optimistas educando
                                                                            @Mariajoseopt



                                                                                

URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2015/01/la-carta-de-los-reyes-magos.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El blog se nutre de los comentarios...: ¡gracias por comentar!