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domingo, 22 de septiembre de 2013

DIRECCIÓN FAMILIAR Y LIDERAZGO... III


                            LIDERAZGO EN LA FAMILIA:
                               AQUÍ, LIDERAR ES COSA DE DOS



Hemos visto que una originalidad de la familia es que tiene dos líderes al mismo nivel ("Dirección familiar I"). La madre, que puede ser la directora del hogar, y el padre, que podríamos llamarle el líder de esta institución natural. Mientras uno, principalmente, pone de “moda” unos valores, personificándolos, el otro, o la otra generalmente, se encarga más de crear ambiente de hogar confiado y alegre, atender a los sentimientos y manejar tensiones.

Citando a Chesterton: “Si en otros siglos los aventureros conquistaban un pedazo de tierra para reyes, hoy, el descubrimiento consiste en cerrar la puerta del hogar, y con zapatillas o sin ellas, como a uno le de la real gana, poner la bandera en la sala de estar o en la cocina, y quedarse dentro”. “¿Quién me impide a mí convertir mi hogar en un lugar delicioso, donde se está deseando volver para respirar el oxígeno de la libertad?"



Otra originalidad de esa institución natural, la más amable y antigua del mundo, es que se puede poner creatividad en su dirección ("Dirección familiar II"), puesto que la familia es creadora de por sí. Lo vimos en post anteriores.



Ahora vamos con la tercera originalidad: ser buenos líderes de nuestros hijos. 




       Dirigimos la familia mediante nuestro buen liderazgo, hacia la participación de todos en el proyecto familiar. Gracias a lo que somos, a nuestra personalidad coherente, motivamos y seducimos con valores humanos hechos vida, y elevamos la mirada de todos a metas nobles... 



     Porque, más que un "mandar", aunque sea razonado, es un seducir con la belleza de los valores: de nuestra vida íntegra, de ser alegre, generoso, trabajador, responsable, saber pedir perdón..., cuidando la amistad y el cariño, porque lo hacemos muy gráfico: lo plasmamos en nuestra conducta. Y eso atrae enormemente porque se ve concretado en hechos, y es lo que imitarán casi sin darse cuenta.





        

          No sólo somos sus modelos, puesto que nos miran en todo momento, sino que tenemos que esforzarnos en ser sus líderes. Veamos unas características del buen líder:


        *El líder está atento a lo importante, sin descuidar los detalles. Lo importante, que no suele ser lo más urgente... Respecto a los detalles, la mujer es especial: le gusta estar en ellos, es su forma de ser. A ellos les gusta más atender a los ideales y grandes cosas.







      *Se mueve por valores, basados en principios, que dan coherencia e integridad a su persona. Sabe crear ambiente acogedor y optimista, donde es más fácil luchar por dar lo mejor de cada uno.

        *Se caracteriza por su optimismo, que ha de ser contagioso. Que nuestro hogar sea alegre, que sepamos ver siempre lo positivo y bueno de las circunstancias y de las personas..., que demos confianza a todos. Y la confianza tiene mucho que ver con la buena comunicación. Si no, cuesta abrir el corazón y se hace difícil la empatía.



        *El padre o la madre líder tiene algo vital que hacer: poner atención a lo importante, a cada persona, a cada hijo, y prestarle la ayuda que necesite. Pero sólo la necesaria, teniendo en cuenta que "toda ayuda innecesaria limita a quien la recibe..." No evitéis las dificultades a los hijos, más bien enseñadles a afrontarlas, decía el gran doctor Pasteur.





       *También hace una llamada a lo mejor de cada uno, y confía en él, en ella, para que lo pueda realizar con libertad.






           La confianza y el amor son como el "horno" donde se “cuece” la mejor personalidad de cada uno, y preparan un ambiente en libertad donde está a gusto y puede luchar por dar lo mejor de sí. Donde tiene grandes espacios vitales y puede moverse sin ser juzgado. De esta forma lograr lo mejor de sus capacidades.




"TIPS" PARA MEJORAR EL LIDERAZGO

Unas características más para mejorar el liderazgo en la propia familia. Para ser, no solo líderes, sino líderes transformadores, con motivos trascendentes, que son los que de veras dan sentido a la vida. Porque, no solo manejamos unos recursos, sino que innovamos, creamos otros nuevos, hacemos una vida y una educación basada en la creatividad y el cariño... En definitiva, un buen líder seduce con valores auténticos hechos vida, es decir, con hábitos y virtudes, que son refuerzos de nuestras capacidades. Crea optimismo y confianza, y buen hacer... Da confianza y libertad para que cada hijo tome el timón de su vida.


1- La familia es lo primero: debemos hacer que así suceda. No poner el trabajo profesional o los hobbies en primer lugar. Además, ningún éxito en la vida justifica un fracaso familiar.



2- Ambos hacen “equipo” con un fin en la mente, con una meta clara, una misión. Es decir, saber qué tipo de familia y de personas queremos ser, con qué cualidades y valores, con objetivos claros concretos que luchar en el día a día.



3- Escuchar y comprender, antes que hablar. Valorar las diferencias en cada persona de la familia, lo específico de cada uno, lo singular, y contar con ello para crear sinergia.

4- Estar disponible: tiempo e intimidad con cada uno: pareja, hijos... Abrir el corazón, contar lo que puedan entender.

5- Confíar en cada persona, en sus capacidades, intenciones, habilidades... Confiar es dar alas para volar alto.



6- Actuar por valores, basados en principios, que dan solidez a la vida, y al vivirlos facilitan actuar en esa línea, además disfrutando.



7- Enfrentarse a los problemas y ayudar en su resolución. Enfocarse en lo que se puede hacer, y no tanto en preocupaciones.

8- Delegar trabajos importantes: les dejamos participar en la marcha de la familia, pues también son responsables según la edad. 

9- Descubrir cualidades y talentos, reconocer y estimular el buen hacer de los demás, ayudarles a pensar y querer a los otros.


10- Ayudar. En casa nadie es “esclavo” de nadie: todos tenemos atenciones, gestos y detalles de servicio, poniendo cariño en ellos. Los hijos, cuanto mayores, más responsabilidad familiar, y mayor ayuda para sacarla adelante.


11- Ser auténticos, íntegros, coherentes, entre lo que pensamos y lo que decimos; entre lo que decimos y lo que hacemos… Luchar por intentar que así sea. No pedir lo que no vivimos, o al menos intentamos luchar por ello.


12- Admitir las propias faltas y pedir perdón, porque perdonar es amar más de lo que se pueda fallar. El perdón restaura lo dividido, sana heridas. Acostumbrarse a pedir perdón y perdonar pronto.




13- Considerar los errores como posibilidades de aprender o mejorar, como oportunidades para convivir, hablar, ayudarse y quererse.

14- Ilusionar. Mantener las promesas.

15- Saber motivar, no sólo a uno mismo, sino también a los demás. El cariño es un gran motivador, y el optimismo también. Crear ambiente de hogar optimista y alegre donde crecen las personas, y es más fácil luchar por lo mejor. Te lo cuento en el post "motivar en familia".




              
Aquí tenemos unos puntos en los que podemos mejorar a la hora de ejercer nuestro liderazgo en la familia. No vamos a luchar en todos a la vez, pero sí en alguno en concreto que nos pueda ayudar a hacer ambiente de familia acogedor, donde crecen las personas al sentirse queridas. Y donde se puede "devolver" con creces ese cariño, logrando plenitud personal, una vida lograda y con sentido.


          
Está por delante todo el curso para mejorar en lo que nos hayamos planteado, por las edades de los hijos, o porque nos hayan parecido importantes. Cada uno se marca sus propios objetivos con la ayuda de su esposo, esposa. 

Tenemos "una misión", y nos va a ayudar la persona que más nos quiere y más queremos del planeta: es una misión para dos, y ¡no es misión imposible!




               
Así promovemos una cultura familiar optimista y alegre. Vemos primero lo bueno de los demás, y elevamos la mirada de nuestros hijos de “bien” a “mejor”. Con optimismo de óptimos... Y los “arrastramos” con la fuerza del cariño y del buen liderazgo, porque sabemos motivar con nuestra coherencia, alegría y cariño.






*UNA FORMA DE LIDERAZGO: LA AUTORIDAD DE LOS PADRES

        
El liderazgo de los padres es importante, sobre todo a la hora de guiar a los hijos en su creciente autonomía y maduración. Y se ejerce por medio de la autoridad, que es una ayuda, y una guía, en su crecimiento como personas. 





       Pero debe ser una autoridad-servicio (dejo enlace), y no una "autoridad-comodidad", o una "autoridad-porque-sí". Es decir, el objeto de su ejercicio es el servicio a los demás, en concreto a los hijos. Y es necesaria para orientar su creciente formación. Lo que les exijamos será por su bien, y no por dejar claro quién manda, por comodidad, o porque estemos enfadados con ellos, o no nos controlemos... Solo debemos buscar ¡el bien para ellos!


 Solamente la autoridad-servicio nace del amor, y cumple con la misión de educar, de ayudar a crecer, a crecerse como personas, porque se basa en el auténtico cariño y logra sacar a la luz lo mejor de ellos.


    Y se concreta en contar con ellos, en darles pequeños encargos (enlace) desde que saben andar prácticamente, para que vayan adquiriendo habilidades, destrezas y responsabilidades. Y siempre explicándoles los motivos de lo que tienen que hacer, y cómo hacerlo... Cuando son un poco mayores, hacia los 7 años, que ya pueden pensar más razonadamente, y que lo hagan con libertad, porque ellos quieran hacerlo, razonando y queriendo lograrlo.


      Y, para poder ejercer bien la autoridad se necesita tener unas reglas o normas previamente establecidas, que les muestren un sendero, y les hagan sentir seguros. No muchas, pero sí, que sean importantes, claras, y se respeten. Son necesarias para que sepan lo que está bien o mal, para dar importancia a lo importante..., para señalar un camino por donde transitar y crecer como personas. Y luego, confiar y dar libertad en todo lo demás.





      De esta forma podrán tener una autoestima saludable, porque estará basada en el cariño y no en falsas expectativas.




*UN PROYECTO DE LIDERAZGO FAMILIAR

La autoridad se ejercita dirigiendo algo: un proyecto de participación familiar. Por ejemplo, con pequeños objetivos, según las cualidades y edades de los hijos, concretados en planes de acción... Así, no se limitarán a hacer a regañadientes sus encargos, sino que se sentirán protagonistas, participando en la marcha de su familia, e integrados en el “equipo” familiar, donde además se lo pasarán “pipa”...





        Hay que intentar que sea divertido convivir y trabajar en cada familia. Y esto actuará de vacuna y antídoto contra la falta de valores del ambiente... Así, aprenderán a hacer ambiente allí donde vayan.



Espero que te haya gustado el post, y que lo compartas con amigos. ¡Gracias!


Dejo enlaces relacionados:
   
         * Un-poco-de-liderazgo




                                                                   Mª José Calvo
                                                      optimistaseducando.blogspot.com
                                                                  @Mariajoseopt


URL:
 https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/09/direccion-de-la-familia-iiiiii.html

3 comentarios:

  1. Muchas gracias!!. Me aportan mucho estos artículos!. Estamos organizando en Moscú seminarios sobre la familia. A ver si conseguimos traducirlos al ruso... Igual la próxima vez lo puedes escribir también en ruso... :) un abrazo.

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  2. ¡Muchas gracias por tu ayuda María José!
    Un abrazo

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