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domingo, 28 de abril de 2013

PLANES DE ACCIÓN Y OBJETIVOS


                  
                          CÓMO CONSEGUIR OBJETIVOS EN FAMILIA: 
                                        PLANES DE ACCIÓN



            
Para dirigir y liderar una familia debemos actuar de forma que nuestros hijos participen, que se involucren, que nos ayuden a construir la familia, a “tirar del carro”..., enseñándoles a hacer unos encargos, y con pequeñas responsabilidades.

          
Cuando  los padres nos proponemos algún objetivo con ellos, lo podemos llevar a cabo mediante "planes de acción". Es una forma de concretar lo que esperamos de ellos. Así les ayudamos a adquirir hábitos, destrezas, diversos conocimientos, y les estimulamos en el proceso de su creciente autonomía y consiguiente responsabilización desde pequeños.


                  
Para ello podemos pensar, entre los dos, un pequeño objetivo muy concreto, para avanzar poco a poco, pero con paso seguro. Y es bueno hacerlo bastantes días, para que se transforme en un hábito estable. 





                  
El "plan de acción" se puede componer de varios elementos:


      1.  OBJETIVO. Puede ser la adquisición de un buen hábito, encargarse de algo, o de alguien, ducharse solo/a, hacer algunas tareas de la casa, estudiar un tiempo, pasar la aspiradora, poner el lavaplatos, atender el teléfono de casa, cuidar el jardín, lavar el coche, comprar en el super, llamar a los abuelos... etc. , dependiendo de cada edad. Ir dando pequeñas responsabilidades para que sean autónomos cuanto antes, y puedan crecer en libertad, adecuándolo a su edad.







       2.  MEDIOS. Son como las "ruedas" del plan para que avance. Cuanto más concretos, mejor. Por ejemplo, si se quiere actuar en un capricho de un niño, se puede hacer en varios campos: en las comidas, (que coma de todo), en las "chuches", (sólo los domingos), y en la ropa, (que no se queje con lo que tiene...), o que lo prepare él. Otro ejemplo: si se quiere que aprenda a estudiar, organizar un horario, animarle con alguna buena pregunta, estar cerca por si nos necesita, enseñarle a usar libros para consultar, o webs de confianza.



      3.  MOTIVACIÓN. Como es algo costoso, la motivación facilita la lucha y ayuda a cada hijo en el objetivo que se persigue. Lo mejor es hablar con ellos, transmitiéndoles lo que queremos para que lo entiendan bien, mirándoles a los ojos, a su altura, adaptándonos  a sus intereses, y, con una sonrisa, ¡mayor cuanto más costoso sea...!




       El tipo de motivación depende de la edad y los intereses del niño. Por ejemplo le podemos decir: “nos haría muy felices que recogieras los juguetes” o, “nos encantaría que pudieras estudiar un tema de la semana para que veas qué bonito es, y lo que aprendes” o, “cuando acabes de estudiar, podrías pasar la aspiradora para que yo pueda descansar, o hacer un postre, o invitar a tus amigos”… También, ¿podrías llamar a los abuelos y ver cómo se encuentran....?, para que se alegren con tus palabras... Descentrarlos de ellos mismos: que aprendan a pensar en los demás. Eso los hará más felices.


        4.  DESARROLLO. Lo importante es que los padres hablemos de nuestros hijos, sobre cómo queremos que sean, con qué cualidades, y de cómo ayudarles a cada uno..., y qué exigirles, según su carácter, intereses, fortalezas, cualidades singulares...          
          También para hacer un poco de autoexamen, ver si cumplimos nuestra parte, porque somos su modelo: debemos presentarles unos valores hechos vida..., seducirles con su belleza. Y animarles para que hagan lo que les corresponde.

          A veces, estos planes pueden durar semanas, o un mes como mucho. Es bueno ir anotando si sale bien, o regular, haciendo énfasis en lo positivo, creando un ambiente optimista y alegre en la lucha por dar lo mejor de cada uno. 

     Cuando se tienen “X” positivos, se hace un plan familiar estupendo que les ilusione, en el que lo pasemos bien juntos. Puede ser una excursión, una salida al campo, al monte, una tertulia animada, una película comentada, una merienda con amigos… etc.






        5.  RESULTADOS. A veces no se ve una mejora muy notable, pero poco a poco van adquiriendo hábitos, habilidades, aprenden a pensar en los demás, a ser más agradecidos, generosos, amables, resilientes..., menos quejicas, o lo que nos hayamos propuesto en concreto.




         Los buenos hábitos van marcando el camino de su autonomía, forjando su carácter y personalidad, y les ayudan a ser más responsables... Dejan una huella en su cerebro, y se reafirman esas sinapsis o conexiones que facilitan esas acciones. Y, sobre todo, aumenta el cariño en la familia, porque pensamos y nos preocupamos de los que más queremos. 




         
Es importante alegrarnos con cada intento, más si es positivo, valorando el esfuerzo, y no solo los resultados. Tratándoles un poquito mejor de lo que son en ese momento, para animarles en la lucha por conseguirlo.






         Incluso se puede marcar en un mural o cartulina, en un tablón en la cocina... atractivo, hecho con un tema que le guste, desplegando creatividad, con colores animados… según las edades de los hijos, también participando ellos en su elaboración.




           
El conjunto de planes que vamos haciendo, van marcando un proyecto personal para cada hijo. O familiar, de pareja... etc., según los objetivos que queramos, y a quiénes los dirijamos.



         
Por ejemplo, dejo un plan concreto para ser más ordenados. También se puede hacer para ayudarles a pensar en los demás, y desarrollar empatía y comprensión, para ser más responsables..., para adquirir un hábito de estudio, etc. O, con preadolescentes, para cuidar el amor en pareja..., para luchar por un objetivo o adquirir una virtud... etc.




                    
PLAN DE ACCIÓN PARA SER MÁS ORDENADOS


       OBJETIVO:  Ser más ordenados, tener todo organizado, cada cosa en su sitio, y que la casa resulte acogedora. Pero, especialmente, para hacer la vida agradable a los que más queremos. No tanto por ser muy "cuadriculados"... También se puede hacer en clase, en un club juvenil... etc.


          MEDIOS:

        * Cuando se acaba de jugar, se recogen los juegos en su sitio, y antes de sacar otro se recoge el anterior.




        *  Recogemos la ropa cada vez que nos cambiamos, o nos duchamos. Por la noche se prepara lo que se va a poner al día siguiente, y se deja bien la habitación.


       *  Empezaremos a estudiar a la hora prevista, antes de ver "pantallas". Aprovechamos el tiempo hasta el final, sin levantarse antes de tiempo...






       MOTIVACIÓN: 

      Es lo más importante del plan. Para eso hay que transmitirles las ventajas de ser ordenado y organizado. También por que nos vean ser de ese modo...


     Por ejemplo, al estar todo en su sitio, resulta más acogedor y estaremos más contentos. Además no se pierde tiempo en buscar las cosas y se puede invitar a los amigos para pasar un rato con ellos... Además mamá estará feliz, y disfrutaremos más.

    También se aprende a ser ordenados, primero en las cosas materiales, luego en las tareas, y después en la vida personal, en nuestros pensamientos, etc. 



    El orden va configurando el carácter y la personalidad de cada uno para aprender a dar importancia a lo realmente importante. También es la forma de aprender a priorizar.




      DESARROLLO: 

     Cada vez que se hace algo bien, se pinta una estrella en uno de los dibujos del plan, de la cartulina..., o se colorea un dibujo.

       Y, cuando se tienen 10 estrellas, o soles, o flores... se hace un plan divertido en casa, como una sesión de cine con palomitas, una tertulia familiar, leer un capítulo de un cuento, algún chiste que alegre a papá, o, una novela en voz alta... U otro plan que nos interese o que nos ayude a disfrutar juntos…







       
Espero que te haya gustado este post tan práctico, y lo lleves a la acción, según las edades de los hijos, o en pareja, con otros objetivos, como detalles  a tener con la persona querida... etc. Lo puedes compartir con amigos... ¡Muchas gracias!



        
Dejo algún enlace relacionado:

 * plan-de-accion-relaciones-familiares

                                                                              Mª José Calvo
                                                                  optimistas educando y amando
                                                                            @Mariajoseopt 



URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/04/consiguiendo-objetivos.html

domingo, 21 de abril de 2013

LIDERAR LA FAMILIA CON UNA META CLARA... I



DIRIGIR LA FAMILIA: UNA FAMILIA EXCELENTE




           
¿Qué podemos pensar y hacer los padres para dirigir este proyecto maravilloso de nuestra propia familia...?

         
Podemos comenzar profundizando un poco en lo que es una familia. Una buena definición del profesor P. J.  Viladrich: "El lugar natural privilegiado en el que es posible nacer, vivir, y morir como persona", con la inefable dignidad que supone. En ella se nos quiere tal cual, como somos y por lo que somos. No por lo que tenemos o "valemos" en esta sociedad tan materialista a veces..., sino por ser personas. Seres relacionales y creativos, de aportaciones, capaces de amar a los demás.





         
La familia no es un agrupación sin más de personas de diferentes edades, emparentadas entre sí, sino "una estructura social muy peculiar y específicamente humana", como señala Elisabet Lukas, continuadora del legado de Viktor Frankl, que resulta insustituible. 


            
Como decía, los padres nos preocupamos de querer, y dar formación personal a cada uno. Y, como directores, fomentamos la mejora personal y familiar. También la armonía entre todos los miembros, mediante esas conversaciones distendidas de persona a persona, que crean un ambiente atractivo y confiado, con libertad personal, donde es más fácil educar a los hijos. Es el modo de que la familia esté bien unida, forme "una piña", y pueda ser optimista y alegre. Y en ese ambiente de alegría y libertad, lograr lo mejor de cada uno.

          
Optimista, también, en el sentido de óptimos, de excelencia, porque solo lo mejor es lo más propio de la persona... De este modo, buscaremos ser "optimistas" en las relaciones familiares, y especialmente en el cariño en pareja…, origen y fuente de los demás amores familiares.




            
Dirigir la familia es atender a lo importante: a cada persona, y a sus relaciones verdaderamente humanas, que se fraguan en ella. También cuidar los detalles que entretejen la convivencia diaria.

            
En cada hogar hay gran diversidad, pero también debe haber unidad. Diversidad, por los caracteres de cada persona, edades de los hijos, intereses, gustos..., etc. Y la unidad se ve en la convivencia gracias al cariño que hay entre todos, que unifica todo. Y gracias a una manifestación de ese cariño, que es la autoridad de los padres. Sirve para guiar el crecimiento y maduración de cada hijo, para orientar su creciente autonomía, y luego darles "alas" para que puedan volar alto... Confiando en ellos. Así, con esa libertad tan propia de la persona, aprendan a amar a los demás. 

             
Al conjugar la unidad y la diversidad en familia, se logra y se muestra la armonía familiar. También armonía de amores familiares, que surgen del amor principal: el de la propia pareja.



         
La familia es creativa y original en todo. Su primera originalidad es que tiene dos "jefes" o "líderes" al mismo nivel.

        
Dos personas, él y ella, unidos el día del "sí quiero", para quererse y vivir el proyecto vital conjunto. Para ayudarse a lograr lo mejor de cada una a la luz del cariño. De esa manera se forma una "nueva unidad" de dos: un equipo de dos. Aunque a veces no se esté de acuerdo, se puede hablar y hacer un frente único, sobre todo ante los hijos. Que tengan un referente claro. Es decir, hay que "hacer equipo". La gran ventaja de ello es que se logra una sinergia creciente. Esas cualidades y puntos fuertes, esas ideas y modos de hacer, al ponerlas al servicio del amor, no solo se suman, sino que se multiplican...




            
La madre, que puede ser la "directora del hogar", y el padre, que podríamos llamarle "el líder" de la familia, forman un solo equipo y cada uno aporta su forma de dirigir, de relacionarse, de querer, de ser... Y entre ambos se logra algo mucho mejor, sabiendo unificar criterios, sin quedarse en las diferencias inherentes y enriquecedoras.

        
El hombre está diseñado para la mujer, y la mujer para el hombre. En esto consiste la reciprocidad. Los dos se complementan, por las diferencias intrínsecas entre sí, por esa reciprocidad constitutiva, y porque cada uno tiene unas capacidades y cualidades distintas, que las pone al servicio del otro, y del amor. Así se obtiene una sinergia, cada vez de mayor alcance. 

       
Y esto en todas las facetas: pensamientos e ilusiones, planes y proyectos, acciones... Cada uno valora al otro, apoya la iniciativa del otro, o su modo de hacer, para fomentar las diferencias y transformarlas en fortalezas.


          
Por eso, uno, según su forma de ser, se puede encargar más de poner de moda unos valores centrados en principios, importantes, que no pasan de moda... Y el otro, o la otra generalmente, se puede encargar más de crear ambiente de hogar, de estar en los detalles, de manejar sentimientos y emociones, de reducir tensiones. Esto a la mujer se le da bien, pues su ser es en esta línea. Aunque ambos unifican y complementan todo. ¡Y se apoyan y prestigian mutuamente! Te cuento más ideas en el post armonía familiar.




           
Para hacerlo más gráfico, podemos usar una metáfora: la familia la podemos comparar a una "nave espacial", con rumbo a una meta valiosa, a un puerto. Todos a bordo, con un plan de vuelo, una misión conjunta, y unos objetivos a corto-medio y largo plazo que vamos poniendo, según las edades de los hijos y las etapas de la vida... Y con la mirada en el horizonte al que anhelamos llegar.

        





            
También con retroalimentación para no desviarnos mucho del rumbo..., porque las tormentas y turbulencias nos sacarán del camino muchas veces. Pero, si mantenemos el norte claro, esa "estrella polar" que te cuento en otros post, podemos "realinear" la trayectoria cuando sea preciso. Lo importante es tener un punto fijo en el espacio para orientarse y volver a la ruta. Por ejemplo, un "enunciado de misión familiar", aquello muy relevannte en nuestra familia por lo que luchamos cada día. 







         
La dirección familiar, como señala el profesor Oliveros F. Otero, es bueno que sea participativa, y con objetivos claros, para que todos contribuyan y la hagan "suya". Vamos por partes: 


          
1º Dirección participativa. Por dos motivos: uno, por tener dos directores, o mejor, dos líderes, que han de trabajar en equipo sinérgico. De esta forma, las capacidades y cualidades específicas de cada uno, se ponen al servicio del otro, y del amor mutuo, así entre los dos se logra esa sinergia positiva creciente.






          
Para ello podemos: 

*Valorar las diferencias, para tener más posibilidades a la hora de actuar.

*Construir sobre los puntos fuertes de cada persona de la familia: de nuestra pareja, y de los hijos...

*Trabajar en los momentos mejores de cada uno.

                 
         
También participativa por otro motivo: en cuanto que no se trata tanto de hacer, sino de enseñar a hacer. Nuestros hijos aprenden todo, nos están mirando todo el día: somos sus modelos porque se sienten queridos. Y tenemos que enseñarles con el ejemplo y el cariño sobre todo, y explicándoles las cosas según su edad. Que sepan cómo comportarse y tratar a las personas, y lo que esperamos de ellos. Enseñarles cómo hacer las cosas, y luego animarles a hacerlo por ellos mismos. Y lo aprenden viendo cómo nos tratamos el uno al otro.


         
Los hijos tienen el derecho y el deber de participar en el desarrolllo y progreso familiar. Y así van adquiriendo capacidades, habilidades, aptitudes y responsabilidad. La familia la sacamos adelante entre todos, no solo entre los padres, que lo haríamos más rápido y mejor. Pero, es preciso que aprendan, que se integren y puedan volar alto... Sabiendo que, "toda ayuda innecesaria es una limitación para quien la recibe".








       
2º  Por objetivos. La dirección de una familia también debe tener unos objetivos y metas nobles, ya que los padres necesitamos tener clara esa meta de la familia, esa misión insustituible, para saber hacia dónde encaminarnos. Y luego planear objetivos y hacer partícipes a los hijos en el logro de todo ello. Esto no es algo que salga solo, sino que hay que poner nuestras mejores ideas y recursos en ello, hablarlo, usar la imaginación y la creatividad, y luego intentar llevarlo a la acción entre los dos. 





          
Para ello hay que dedicar tiempo a pensar qué tipo de familia queremos ser, hacia dónde la queremos orientar, cómo nos queremos tratar, cómo queremos que sean nuestros hijos, qué valores podemos transmitir… Es decir, cuál va a ser nuestro "norte", nuestra misión, para orientarnos. Y pensar, no solo en lo inmediato, sino también a medio o largo plazo. Esto se puede concretar en un lema familiar, en el que cada uno contribuye con sus ideas o preferencias..., incluso cuando los hijos son pequeños.


      
Estas ideas y objetivos se pueden concretar en "planes de acción", para tratar de llevarlos a la práctica y hacerlos realidad. Que no queden en sueños bonitos pero irreales. Así, el conjunto de planes va perfilando un proyecto personal, familiar, o de pareja..., y va marcando el camino: la ruta a seguir.



       
Por tanto, dirigir una familia quiere decir que cada hijo se siente de veras querido, y sabe lo que se espera de él. Con una buena explicación de los porqués, de los criterios de actuación correctos, y una motivación para lograrlo. Así en cada momento sabe qué está haciendo bien, o no, con todo nuestro cariño.


       
Para ello nos podemos apoyar en las situaciones de cada día, en los encargos que les ponemos, incluso desde bien pequeños. Desde traer los pañales para el hermanito, hasta cuidarle o leerle cuentos, poner la mesa, regar las plantas, cuidar el coche, atender a los abuelos, arreglos de la casa, o planear las vacaciones... Según la edad que tengan. Con adolescentes apoyarse más en ellos: darles más responsabilidades y no tratarlos como niños, como si no fueran capaces de grandes ideales por los demás... Son los segundos responsables de la familia. Confiar.




       
Cuando son pequeños, primero habrá que hacer las cosas con ellos para enseñarles. Luego lo van haciendo solos hasta adquirir un hábito, y así van aprendiendo diversas habilidades, y se van haciendo responsables de sus pequeños encargos, y de pensar en los demás. Además aprenden a poner cariño en cada tarea, a cuidar los detalles, y a preocuparse de los que tienen cerca, para hacerles la vida más agradable. 




         Por eso, 

¡¡siempre alegres para alegrar a los que más queremos...!!

  
                         






                                                                          Mª José Calvo
                                                                optimistas educando y amando
                                                                          @Mariajoseopt


       
Espero que te haya sido útil el post y lo puedes compartir con amigos. ¡Gracias!



Dejo enlaces relacionados con el tema: 

¿Sabemos ejercer bien la autoridad...?

* Los encargos"




* ¿Conciliar...?: "si-quieres-¡puedes!", y además logras sinergia



 * Crear ambiente de hogar


URL:
https://optimistaseducando.blogspot.com/2013/04/direccion-de-la-familia-los-padres.html